996 resultados para Teatro Barroco
Resumo:
La teoría se ocupado en los últimos tiempos de pensar el teatro como arte ligado con la conservación del pasado de una comunidad. Eso está muy bien y tiene el mérito de responder a la corrección política que se ha instalado en los más diversos sectores de la acción discursiva durante la cultura actual de la memoria. El objetivo de mi ponencia será ingresar en esa problemática, pero acotando el campo de observación al fenómeno que llamaremos memoria del teatro. El propósito de mi trabajo no será, pues, examinar la memoria en el teatro, entendida como los distintos modos (la transtextualidad, por ejemplo) en que la actividad de la memoria colectiva o individual puede activarse en la práctica del teatro a semejanza de otras prácticas artísticas. Se intentará, más bien, pensar al teatro mismo en relación con la memoria de la cultura; abordar las consecuencias que tenga, para la memoria cultural, el hecho de que se defina al teatro de diferentes maneras atendiendo a sus posibles modos de producción y circulación. Así entendida, la indagación del tema, que se hará acudiendo -intéticamente- a teorías de investigadores y a teorías de creadores, requiere tener en cuenta un contexto que resulta fundamental para entender casi toda teoría y casi toda práctica del teatro desde el siglo XX porque afecta a la consolidación misma de la autonomía del campo teatral, pero también a los vínculos entre teatro y literatura. Me refiero, lógicamente, a los debates en torno de la condición performativa o literaria del teatro. A partir del examen de ese contexto, se describirá el teatro en tanto un dispositivo de memoria que pone en juego complejas relaciones entre preservación del pasado y olvido, escritura y performance
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La comedia del Barroco español tiene como rasgo característico una dialéctica que va del ciclo de Lope de Vega, reconocible por su costumbrismo y lances de capa y espada, al ciclo de Calderón de la Barca, con su típico costumbrismo de hidalgos y caballeros. Tal es el marco, en sus trazos más gruesos, en el que Rojas Zorrilla, en su intento por hacerse un lugar en el teatro español, consigue una reconocible diferenciación a partir de sus comedias de figurón, en las que, además de definir un género y personaje arquetípico, expone una lograda parodia de las ya por entonces previsibles tramas y desenlaces de las comedias de capa y espada, así como del canónico amor, honor y poder calderoniano. Sirviéndole, también, para eludir las trampas del acendrado costumbrismo de su época, le permiten -poética mediante- mostrar vívidamente el cínico sensualismo urbano que, sin distinción de género, iguala a damas, caballeros y plebeyos. Rojas exhibe su obra ante una audiencia calificada ?la corte? a la que su sensibilidad estética y sentido de la realidad le permiten apreciarla y autorreconocerse. Para sostener sus enredos, parodias y bufonadas, nuestro autor despliega con arte y conocimiento una variada gama de procedimientos metateatrales. El trabajo se basa en el análisis de las comedias: Donde hay agravios no hay celos; Obligados y ofendidos; Lo que son mujeres; Entre bobos anda el juego; y Abre el ojo, seleccionadas en razón de su género y contenido metateatral.
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Fil: Fernández, Clarisa Inés. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET); Argentina.
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El Barroco Contemporáneo es una categoría que tiene límites difusos. Para acotarla, se han propuesto dos enfoques: por un lado, se sostiene que el Barroco retorna desde el 1900; por el otro, que constituye un relato largo, que comienza en el 1600 y continúa hasta la actualidad. En este trabajo propongo un camino alternativo, donde el Barroco Contemporáneo es el resultado de un desplazamiento conceptual, elaborado por las lecturas que se hicieron desde el siglo XVIII. En la primera parte reconstruyo mínimamente esta historia. En la segunda, establezco dos períodos para comprender el Barroco hispano-americano durante el siglo XX
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De carácter ensayístico, el siguiente trabajo busca pensar cierta lógica de construcción estética que aparece, nítidamente, en el siglo XVII y bajo el diseño (dinámico) del plano en asterisco. Cierta configuración política del Estado-nación, así como la creciente extensión de un dominio imperial-colonial de la economía, ponen en primer plano el problema del espacio (y del control de su infinitud). Este fenómeno, entre otros, lleva a retrazar la antigua ciudad medieval y a reconfigurar no sólo la imagen sino la concepción de lo que una ciudad debía ser. La ciudad barroca, moderna y multitudinaria, adquiere entonces la forma de un asterisco: una plaza central y rectas avenidas irradiadas. Pero al mismo tiempo (o poco antes), el asterisco se vuelve el modo que adopta el mundo para conjurar o contener el infinito que amenaza cada plano de la vida: sea el cielo heliocéntrico de Copérnico y Galileo, la barroca fuga de puntos (y el no punto de fuga renacentista) de Bach o de Velásquez, el "mapa" imperial de una Nación, o la dispersión multitudinaria y digresiva de un narrador-lector como el del Quijote, entre otros. Este plano en asterisco, será también el dibujo más ajustado de otros problemas o invenciones barrocas, como son el punto de vista y el famoso concepto de Baltasar Gracián. A partir de allí, conceptos e ideas-forma como el pliegue (Deleuze), la hidra vocal (Egido) o la estructura radial (Carreter), configurarán cierta historia teórica del barroco, de sus procedimientos ético-estéticos, y de su obsesión por la formación y transformación de formas formadas
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En el año 1973, en acto de repudio a la dictadura denominada "Revolución Argentina", y en vista a las elecciones ganadas por el frente encabezado por Héctor J. Cámpora y Solano Lima, que puso fin por medio de elecciones a la misma, los estudiantes de la Universidad Nacional de Cuyo, así como muchos trabajadores de empresas e instituciones estatales, realizaron tomas prolongadas de las instituciones como una forma de romper con el continuismo de la dictadura intentando nombrar ellos mismos sus propios Decanos de las facultades. La dictadura que comenzó en 1966 derrocando al presidente Arturo Illia - presidente electo bajo el amparo de la constitución, pero en un marco democrático restringido ya que el partido Justicialista, que era mayoritario, se encontraba proscripto desde la denominada Revolución Libertadora - había intervenido las universidades públicas. En esos momentos se comienza a establecer la Doctrina de Seguridad Nacional, lo que significaría que las fuerzas coercitivas del Estado actuarían en función de salvaguardar una idea de Nación que responde a intereses conservadores. Por otro lado, tras el Cordobazo, comienza un proceso que se había iniciado con la resistencia peronista pero en mucho menor escala en aquel entonces. Lo que va a emerger ahora es el pueblo, concepto que engloba a obreros, trabajadores, estudiantes y gente en general que se van a movilizar en contra de esta dictadura
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Fil: Saravia de Grossi, María Inés. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET); Argentina.
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Tirso se mostró interesado por las circunstancias sociales y políticas de su época que le atrajeron con especial interés y, como ávido observador de la realidad española, se reflejan en sus obras algunas circunstancias de su tiempo. De la copiosa producción de Tirso, nosotros solo nos detenemos en una comedia palatina El castigo del penseque (1614-15) y nos preguntamos qué relaciones de poder se entablan entre los personajes y con qué estrategias se llevan a cabo para observar que detrás del juego amoroso, de las escenas de confusiones y del humor verbal del gracioso se re-presentan las redes del poder instaladas en la sociedad del primer cuarto del siglo XVII.
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Rubén Darío es el primer escritor en lengua castellana que reivindica sin matices y de manera plena la obra de Luis de Góngora. Su propuesta se encuentra plasmada en Cantos de vida y esperanza a través del tríptico de sonetos "Trébol" y el poema que abre el poemario ("Yo soy aquel que ayer no más decía"), en el cual confiesa que dos de sus grandes influencias son Góngora y Paul Verlaine. A partir de este diálogo inicial que establece Darío, la crítica ha insistido desde muy temprano sobre las afinidades que se encuentran entre el Modernismo y el Barroco. Pero debajo de las afinidades existen desde luego diferencias cruciales, que en este trabajo desarrollo a partir de tres ejes comparativos: la política, la religión y el lenguaje. Tras esta comparación, sostengo que el Modernismo, a través de Darío, arranca el Barroco de su suelo histórico y lo coloca en los dilemas y las contradicciones modernas del artista con la sociedad. Con esto, sienta las bases de lo que más tarde será el Neobarroco.
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Fil: Chicote, Gloria Beatriz. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.