981 resultados para SOIL WATER RETENTION CURVE
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En un área de aprox. 2 000 000 ha del sur de Córdoba (Argentina) se evaluaron los equipos de riego con el fin de conocer su funcionamiento, el grado de uniformidad con que trabajan y la eficiencia de riego lograda por los productores. Se realizaron 21 evaluaciones sobre equipos operando de acuerdo con la programación establecida por sus usuarios; 14 sobre pivote, una sobre avance lateral, 4 sobre enrolladores (3 de cañón y uno de baja presión) y 2 sobre side roll. Los parámetros de calidad de riego brindaron coeficiente medio de uniformidad = 81,4 %, con uniformidad de distribución = 73,23 %. En el 80 % de los casos, la lámina aplicada fluctuó entre 10 y 20 mm siendo su promedio = 17 mm. De los resultados se puede inferir que -en general- la superficie asignada a cada equipo es siempre mayor que su capacidad para realizar oportunamente una óptima reposición del agua al suelo y que, si bien los coeficientes de uniformidad y distribución del agua pueden considerarse aceptables, la programación del riego es mala en todos los establecimientos evaluados poniéndose de manifiesto en la baja eficiencia de almacenamiento y repercutiendo directamente sobre la producción de los cultivos regados.
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En cerezos plantas con excesivo vigor son poco precoces, a menudo poco productivas y de difícil manejo en el cultivo. El exceso de vigor puede ser controlado con el uso de estrategias de riego deficitario controlado (RDC). Para contribuir a la racionalización del uso del recurso hídrico, controlar el crecimiento vegetativo vigoroso y estimular la producción precoz en plantaciones jóvenes de cerezo, se estableció un ensayo de RDC en un monte frutal comercial de la variedad Bing regado por goteo en la localidad de Agua Amarga, Mendoza, Argentina, Se evaluó la respuesta a distintos regímenes de riego poscosecha sobre parámetros de crecimiento vegetativo (crecimiento de brotes y tronco, área y peso seco foliar), reproductivo (densidad de floración, rendimiento y calidad de frutos) y estado nutricional (nutrimentos foliares y reservas de carbohidratos no estructurales). Los tratamientos de riego poscosecha fueron: riego a demanda plena (T1= Etc 100 %) y RDC reponiendo el 75 % (T2= Etc 75 %) y 50 % (T3= Etc 50 %) respecto de T1. Se midió el estado hídrico de la planta a través del potencial agua del tallo a mediodía y del suelo con sonda de capacitancia y gravimetría. En T3 disminuyó la longitud de brotes, número y longitud de entrenudos, número de hojas, área foliar y peso seco foliar, y área de tronco. En T2 disminuyó la longitud de brotes y de entrenudos. En T3 la intensidad del déficit hídrico impuesta aumentó la calidad de los ramilletes y la producción de yemas de flor, flores y frutos en el ciclo vegetativo siguiente. La calidad y madurez de frutos no fue afectada por los tratamientos de RDC, aunque en T3 aumentó levemente la proporción de frutos dobles. Luego del primer año de RDC en las plantas del T3 hubo una disminución significativa, aunque leve, del contenido de Ky P foliares y de almidón en raíces, El potencial hídrico del tallo a mediodía resultó un buen indicador del estado hídrico de las plantas. En cerezos un ajuste preciso del nivel de restricción hidrica poscosecha puede ser una estrategia de manejo para controlar el vigor y estimular la producción precoz, Al mismo tiempo se ahorran importantes cantidades de agua.
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En cerezo, plantas con excesivo vigor son poco precoces, poco productivas y de difícil manejo. El exceso de vigor podría ser controlado con estrategias de riego deficitario controlado (RDC). Durante dos años se realizó un ensayo de RDC en un monte frutal comercial joven y de alto vigor de cerezos Bing, plantado en suelo árido poco profundo y regado por goteo. Se evaluó la respuesta a distintos regímenes de riego sobre el crecimiento de brotes terminales y vigorosos, área y peso seco foliar, y crecimiento de tronco. Los tratamientos de riego fueron: T1 = 100%, T2 = 75% y T3 = 50% de la evapotranspiración máxima (ETc full), respectivamente. Se midió periódicamente el estado hídrico de la planta a través del potencial agua del tallo a mediodía y el estado hídrico del suelo mediante gravimetría. En T3 disminuyó la longitud de brotes, número y longitud de entrenudos, número de hojas, área foliar y peso seco foliar, y área de tronco. En T2 disminuyó la longitud de brotes y entrenudos y el área de sección de tronco. El potencial hídrico del tallo a mediodía fue un buen indicador del estado hídrico de las plantas. En cerezos, un ajuste preciso del nivel de restricción hídrica puede ser una estrategia de manejo para controlar vigor y para ahorrar importantes cantidades de agua.
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La inundación repentina en áreas urbanas por sobrecarga de las redes de drenaje es un problema recurrente con impactos negativos de importancia creciente. Las cubiertas vegetadas ("naturadas") retienen parte de la lámina de agua precipitada, reduciendo el escurrimiento superficial y generando hidrogramas de escorrentía directa con caudales pico menores y más retardados. Dichas propiedades hacen que esta tecnología pueda contribuir a reducir la sobrecarga de cauces urbanos. En esta comunicación se presentan los primeros resultados (parciales) de la determinación de la eficiencia de retención hídrica (en forma indirecta a partir de la cantidad de agua percolada), en parcelas de ensayo que simulen "cubiertas naturadas", con dos profundidades de sustrato y con dos situaciones respecto a la cobertura (con y sin vegetación). Los mismos muestran una tendencia positiva de las "cubiertas naturadas" en la contribución a la reducción del escurrimiento, siendo mayor la retención en las parcelas vegetadas y sustrato de mayor espesor.
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El transporte del agua en las plantas es impulsado por diferencias de energía libre entre el suelo y la atmósfera, y está regulado por mecanismos biológicos evitadores, como el cierre estomático. La hidratación y la turgencia foliares resultan del equilibrio entre ΨL del apoplasto, el potencial osmótico del simplasto y la elasticidad de los tejidos. Sobre esta base se conjeturó que las interacciones de los mecanismos evitadores del estrés hídrico de la planta tienen un rol clave en la definición de su resistencia a déficit hídrico. Para probar esta hipótesis se construyó un modelo mecanístico basado en las leyes del flujo de savia de Van de Honert, de difusión de Fick, de elasticidad de Hooke, la ecuación de Gardner para el flujo del agua en la rizósfera y el modelo de conductancia estomática (gs) de Buckley. Mediante el modelo se demostró teóricamente que la hidratación y la turgencia foliares dependen de la oferta de agua edáfica (representada por el potencial hídrico del suelo) y de la demanda evaporativa de la atmósfera (representada por la radiación absorbida, la temperatura del aire, la velocidad del viento y el déficit de presión de vapor de la atmósfera). También que los mecanismos evitadores del estrés hídrico -i.e., conductancia hidráulica de la planta, conductancia estomática, elasticidad del tejido y potencial osmótico a turgencia máxima- son todos necesarios para determinar la hidratación y la turgencia foliares. El modelo también demostró que la conductancia hidráulica suelo-hoja (kL) depende de la fracción de agua edáfica transpirable (FTSW) con un patrón de decaimiento sigmoide, a medida que el suelo se seca. Esto implica que las variables que dependen en parte de kL (i.e., gs, transpiración, fotosíntesis y superficie foliar) también dependen de FTSW con el mismo patrón. El modelo se probó experimentalmente a distintos niveles de humedad edáfica (desde déficit hídrico nulo, hasta severo) en cinco variedades de vid y mostró un poder predictivo superior al 90%. En todas las variedades las gs se asociaron linealmente con las kL observadas, al considerar todas las situaciones de déficit hídrico en conjunto, si bien la pendiente de estas relaciones fueron distintas en cada variedad. La contrastación experimental mostró que, en una escala de tiempo de varios meses, las variedades más evitadoras -i.e., Grenache y Cereza- mantuvieron mayor kL, ajuste osmótico y rigidez de los tejidos y una menor pendiente de la relación de gs vs. kL, que las variedades menos evitadoras -i.e., Malbec y Syrah-. La menor pendiente de la relación entre gs y kL, en las variedades más evitadoras, estuvo asociada a una mayor cantidad de estomas, en relación con la cantidad de células epidérmicas. Los variedades más evitadoras bajo déficit hídrico moderado -i.e., con una fracción de agua edáfica transpirable entre 0,6 y 0,4- tuvieron mayor superficie foliar y produjeron más biomasa, favoreciendo raíces profundas y densas, y ahorrando agua. Chardonnay mantuvo una alta hidratación y turgencia a expensas de un alto gasto de agua debido a que privilegiaba una alta kL por sobre el ajuste estomático, por lo que no podría considerarse en forma estricta como muy evitadora.
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En la EEA INTA Alto Valle se determinaron coeficientes de cultivos (Kc) de manzano 'Cripp´s Pink', en su segunda temporada de crecimiento, mediante la utilización de tres lisímetros de drenaje. Dentro de cada lisímetro se colocó un manzano, en la misma fecha en la cual se realizó la plantación del monte frutal. El cultivo fue regado diariamente, mediante un lateral, con goteros integrales de 4 l h-1 distanciados cada 0,50 m. Durante la temporada de crecimiento del cultivo se realizaron determinaciones de: volumen de agua aplicada y drenada, tensión del agua en el suelo, área seccional de tronco, intercepción de radiación y porcentaje de superficie sombreada. La mayor evapotranspiración del cultivo (ETc) mensual correspondió a enero con 2,5 mm día-1 lo que equivale a 20 litros planta-1 día-1 teniendo en cuenta el marco de plantación del cultivo. Los Kc incrementaron sus valores desde un valor inicial de 0,26 en plena floración (04/10/09) hasta 0,47 a finales de noviembre, y desde entonces permanecieron casi constantes hasta finales de abril. El valor calculado de la evapotranspiración anual del manzano 'Cripp's Pink', en su segunda temporada de crecimiento fue de 401 mm.
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En la provincia de Catamarca existe una gran superficie cultivada con alfalfa bajo riego. La falta de conocimiento de los requerimientos hídricos del cultivo en esta zona es un grave inconveniente. Con el objeto de subsanar este problema, se realizó en el Valle Central un ensayo de riego con un diseño en bloques completamente al azar, con cuatro tratamientos y cuatro repeticiones. Los tratamientos consistieron en la reposición de humedad al suelo a distintos umbrales: 75, 50, 25 y 0% de la capacidad de almacenamiento total de agua del suelo. Se evaluó la producción de materia seca en cada tratamiento durante siete cortes. Los resultados mostraron que al regar con un umbral del 75 o del 50% se obtienen rendimientos promedio similares de materia seca: 25.674,4 kg.ha-1.año-1 y 24.215,4 kg.ha-1.año-1 respectivamente. El trabajo muestra que hay diferencias significativas (p < 0,0001) entre las medias de estos tratamientos con respecto a los otros dos, que tienen rendimientos inferiores: 16.366,7 kg.ha-1.año-1 para el umbral de riego del 25% y de 9.970,9 kg.ha-1.año-1 para un umbral del 0%. Se concluyó que la producción del cultivo disminuye considerablemente con intervalos de riego muy prolongados.
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La inundación en áreas urbanas por sobrecarga de las redes de drenaje es un problema recurrente de importancia creciente. Las cubiertas vegetadas (naturadas) retienen parte de la lámina de agua precipitada, reduciendo el escurrimiento superficial y generando hidrogramas de escorrentía directa con caudales pico menores y más retardados. Estas propiedades hacen que esta tecnología pueda contribuir a reducir la sobrecarga de cauces urbanos. Los resultados obtenidos a lo largo de casi dos años de estudio permitieron estimar una capacidad de retención de las cubiertas ensayadas (en la Ciudad de Buenos Aires), que ha sido variable en función de la precipitación, del grado de cobertura y profundidad del sustrato. Es así que el porcentaje retenido ha sido alto (73% a 100%) con precipitaciones menores o iguales a los 20 mm, alrededor del 60% con lluvias de 35 a 40 mm, y con precipitaciones cercanas a 100 mm los porcentajes de retención se redujeron notablemente, alcanzando valores cercanos al 30%. Estos resultados posicionan las cubiertas vegetadas, para las condiciones y sitio del ensayo, como una alternativa dentro del manejo hídrico integrado en cuencas urbanas.
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El objetivo general de la tesis es contribuir al conocimiento de la vegetación sammófila del centro-oeste de la Argentina mediante el análisis geosinfitosociológico (florístico y sinecológico) (paisaje vegetal) de la vegetación de los Médanos Grandes–San Juan, uno de los sistemas eólicos más importantes de Argentina. El análisis realizado permite definir en el sistema dos subambientes, el dominado por procesos eólicos, con megadunas, y el dominado por procesos fluvio-eólicos, sin megadunas. El sistema, en general estabilizado y fijo, tiene actividad sólo en las crestas con escasa cobertura vegetal. La vegetación juega un papel determinante en la dinámica de la arena y en el modelado de este sistema, estando estrechamente relacionada con la disponibilidad de agua que se ajusta a tres modelos: -el de escurrimiento superficial y subsuperficial desde la bajada pedemontana de la sierra de Pie de Palo al norte, -el de la freática relacionada con los ríos San Juan, al oeste, y Bermejo, al este, y – el del agua de lluvia que en las megadunas determina un bulbo húmedo con contenidos de 1,21-2,4 g de agua/100 g de arena, entre los 15-35 m de profundidad, aprovechada por las raíces de los arbustos. Cuatro comunidades vegetales dominan en el sistema:-el pastizal de Panicum urvilleanum en las crestas, el -matorral de Tricomaria usillo-Bulnesia retama en las laderas de las dunas e intermédanos a más de 690 m, el -matorral de Atriplex lampa en los sectores marginales con suelos salinos y el -bosque de Prosopis flexuosa en los intermédanos bajos. Sintaxonómicamente la vegetación pertenece a tres Clases, la Panico urvilleani-Sporoboletea rigentis Esk., 1992 en ambientes sammófilos, la Suaedetea divaricatae Alonso et Conticello ex Martinez Carretero, 2001 en ambientes halófilos y la Larreetea divaricato-cuneifoliae Roig, 89 en la estepa arbustiva del Monte. La relación entre las comunidades vegetales y las asociaciones geomorfológicas permite establecer dos paisajes: el Paisaje I o de Sistema eólico que incluye el 55 % de la superficie y el Paisaje II o de Sistema fluvio-eólico. Palabras claves: eólico, megadunas, comunidades vegetales, dinamismo, bioclima, paisaje vegetal.
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Los residuos del sector avícola, principalmente guano (aves ponedoras) y cama de parrilleros (aves de engorde), pueden generar un impacto negativo en el ambiente contribuyendo a la contaminación de suelo, agua y aire. La estabilización aeróbica a través del compostaje es una alternativa de tratamiento para reducir la contaminación. El objetivo de este trabajo fue evaluar el proceso de compostaje en dos mezclas con diferentes porcentajes de residuos avícolas (guano de aves ponedoras y cama de pollos parrilleros). Se compostaron dos mezclas que contenían 81% y 70% de residuos avícolas durante 16 semanas. Las variables analizadas fueron: temperatura (T°), pH, conductividad eléctrica (CE), humedad (H), capacidad de intercambio catiónico (CIC), carbono orgánico total (COT), amonio (NH4+), nitrato (NO3 - ), nitrógeno total (NT ) y carbono soluble (CS). Las características finales de los compost A y B fueron: pH 7,1 - 6,8, CE 3,3 - 2,9 (mS. cm- 1), COT 14,8 - 17,9 %, NT 0,97 - 0,88 %, NH4 + 501 - 144,9 mg kg-1, NO3-552,3 - 543,0 mg kg-1 respectivamente. El proceso de compostaje podría ser una herramienta para estabilizar los residuos avícolas minimizando su impacto en el ambiente.
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We present high-resolution (2-3 kyr) benthic foraminiferal stable isotopes in a continuous, well-preserved sedimentary archive from the West Pacific Ocean (Ocean Drilling Program Site 1146), which track climate evolution in unprecedented resolution over the period 12.9 to 8.4 Ma. We developed an astronomically tuned chronology over this interval and integrated our new records with published isotope data from the same location to reconstruct long-term climate and ocean circulation development between 16.4 and 8.4 Ma. This extended perspective reveals that the long eccentricity (400 kyr) cycle is prominently encoded in the d13C signal over most of the record, reflecting long-term fluctuations in the carbon cycle. The d18O signal closely follows variations in short eccentricity (100 kyr) and obliquity (41 kyr). In particular, the obliquity cycle is prominent from ~14.6 to 14.1 Ma and from ~9.8 to 9.2 Ma, when high-amplitude variability in obliquity is congruent with low-amplitude variability in short eccentricity. The d18O curve is additionally characterized by a series of incremental steps at ~14.6, 13.9, 13.1, 10.6, 9.9, and 9.0 Ma, which we attribute to progressive deep water cooling and/or glaciation episodes following the end of the Miocene climatic optimum. On the basis of d18O amplitudes, we find that climate variability decreased substantially after ~13 Ma, except for a remarkable warming episode at ~10.8-10.7 Ma at peak insolation during eccentricity maxima (100 and 400 kyr). This transient warming, associated with a massive negative carbon isotope shift, is reminiscent of intense global warming events at eccentricity maxima during the Miocene climatic optimum.
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Soil-forming processes and soil development rates are compared and contrasted on glacial deposits in two adjacent and coeval valleys of the Quartermain Mountains, which are important because they display Miocene glacial stratigraphy and some of the oldest landforms in the McMurdo Dry Valleys. More than 100 soil profiles were examined on seven drift sheets ranging from 115 000 to greater than 11.3 million years in age in Beacon Valley and Arena Valley. Although the two valleys contain drifts of similar age, they differ markedly in ice content of the substrate. Whereas Arena Valley generally has 'dry-frozen' permafrost in the upper 1 m and minimal patterned ground, Beacon Valley contains massive ice buried by glacial drift and ice-cored rock glaciers and has ice-cemented permafrost in the upper 1 m and considerable associated patterned ground. Arena Valley soils have twice the rate of profile salt accumulation than Beacon Valley soils, because of lower available soil water and minimal cryoturbation. The following soil properties increase with age in both valleys: weathering stage, morphogenetic salt stage, thickness of the salt pan, the quantity of profile salts, electrical conductivity of the horizon of maximum salt enrichment, and depth of staining. Whereas soils less than 200 000 years and older soils derived from sandstone-rich ground moraine are Typic Anhyorthels and Anhyturbels, soils of early Quaternary and older age, particularly on dolerite-rich drifts, are Petronitric Anhyorthels. Arena Valley has the highest pedodiversity recorded in the McMurdo Dry Valleys. The soils of the Quartermain Mountains are the only soils in the McMurdo Dry Valleys known to contain abundant nitrates.
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From 0 to 277 m at Site 530 are found Holocene to Miocene diatom ooze, nannofossil ooze, marl, clay, and debrisflow deposits; from 277 to 467 m are Miocene to Oligocene mud; from 467 to 1103 m are Eocene to late Albian Cenomanian interbedded mudstone, marlstone, chalk, clastic limestone, sandstone, and black shale in the lower portion; from 1103 to 1121 m are basalts. In the interval from 0 to 467 m, in Holocene to Oligocene pelagic oozes, marl, clay, debris flows, and mud, velocities are 1.5 to 1.8 km/s; below 200 m velocities increase irregularly with increasing depth. From 0 to 100 m, in Holocene to Pleistocene diatom and nannofossil oozes (excluding debris flows), velocities are approximately equivalent to that of the interstitial seawater, and thus acoustic reflections in the upper 100 m are primarily caused by variations in density and porosity. Below 100 or 200 m, acoustic reflections are caused by variations in both velocity and density. From 100 to 467 m, in Miocene-Oligocene nannofossil ooze, clay, marl, debris flows, and mud, acoustic anisotropy irregularly increases to 10%, with 2 to 5% being typical. From 467 to 1103 m in Paleocene to late Albian Cenomanian interbedded mudstone, marlstone, chalk, clastic limestone, and black shale in the lower portion of the hole, velocities range from 1.6 to 5.48 km/s, and acoustic anisotropies are as great as 47% (1.0 km/s) faster horizontally. Mudstone and uncemented sandstone have anisotropies which irregularly increase with increasing depth from 5 to 10% (0.2 km/s). Calcareous mudstones have the greatest anisotropies, typically 35% (0.6 km/s). Below 1103 m, basalt velocities ranged from 4.68 to 4.98 km/s. A typical value is about 4.8 km/s. In situ velocities are calculated from velocity data obtained in the laboratory. These are corrected for in situ temperature, hydrostatic pressure, and porosity rebound (expansion when the overburden pressure is released). These corrections do not include rigidity variations caused by overburden pressures. These corrections affect semiconsolidated sedimentary rocks the most (up to 0.25 km/s faster). These laboratory velocities appear to be greater than the velocities from the sonic log. Reflection coefficients derived from the laboratory data, in general, agree with the major features on the seismic profiles. These indicate more potential reflectors than indicated from the reflection coefficients derived using the Gearhart-Owen Sonic Log from 625 to 940 m, because the Sonic Log data average thin beds. Porosity-density data versus depth for mud, mudstone, and pelagic oozes agree with data for similar sediments as summarized in Hamilton (1976). At depths of about 400 m and about 850 m are zones of relatively higher porosity mudstones, which may suggest anomalously high pore pressure; however, they are more probably caused by variations in grain-size distribution and lithology. Electrical resistivity (horizontal) from 625 to 950 m ranged from about 1.0 to 4.0 ohm-m, in Maestrichtian to Santonian- Coniacian mudstone, marlstone, chalk, clastic limestone, and sandstone. An interstitial-water resistivity curve did not indicate any unexpected lithology or unusual fluid or gas in the pores of the rock. These logs were above the black shale beds. From 0 to 100 m at Sites 530 and 532, the vane shear strength on undisturbed samples of Holocene-Pleistocene diatom and nannofossil ooze uniformly increases from about 80 g/cm**2 to about 800 g/cm**2. From 100 to 300 m, vane shear strength of Pleistocene-Miocene nannofossil ooze, clay, and marl are irregular versus depth with a range of 500 to 2300 g/cm**2; and at Site 532 the vane shear strength appears to decrease irregularly and slightly with increasing depth (gassy zone). Vane shear strength values of gassy samples may not be valid, for the samples may be disturbed as gas evolves, and the sediments may not be gassy at in situ depths.
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We present a first combined environmental magnetic and geochemical investigation of a loess-paleosol sequence (<55 ka) from the Chuanxi Plateau on the eastern margin of the Tibetan Plateau. Detailed comparison between the Ganzi section and the Luochuan section from the Chinese Loess Plateau (CLP) allows quantification of the effects of provenance and climate on pedogenic magnetic enhancement in Chinese loess. Rare earth element patterns and clay mineral compositions indicate that the Ganzi loess originates from the interior of the Tibetan Plateau. The different Ganzi and CLP loess provenances add complexity to interpretation of magnetic parameters in terms of the concentration and grain size of eolian magnetic minerals. Enhanced paleosol magnetism via pedogenic formation of ferrimagnetic nanoparticles is observed in both sections, but weaker ferrimagnetic contributions, finer superparamagnetic (SP) particles and stronger chemical weathering are found in the Ganzi loess, which indicates the action of multiple pedogenic processes that are dominated by the combined effects of mean annual precipitation (MAP), potential evapotranspiration (PET), organic matter and aluminium content. Under relatively high MAP and low PET conditions, high soil moisture favours transformation of ferrimagnetic minerals to hematite, which results in a relatively higher concentration of hematite but weaker ferrimagnetism of Ganzi loess. Initial growth of superparamagnetic (SP) particles is also documented in the incipient loess at Ganzi, which directly reflects the dynamic formation of nano-sized pedogenic ferrimagnets. A humid pedogenic environment with more organic matter and higher Al content also helps to form finer SP particles. We therefore propose that soil water balance, rather than solely rainfall, dominates the type, concentration and grain size of secondary ferrimagnetic minerals produced by pedogenesis.
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Despite its extreme aridity the Badain Jaran Desert is rich in groundwater. In the southeastern part of this desert it is characterized by coexistence of high megadunes and a great number of lakes. Deuterium and oxygen 18 isotope compositions as well as hydrochemistry of groundwater, lake water, soil water and river water were investigated in detail to gain an insight into their relationships and the origin of the groundwater. The results show that the groundwater and the lake water are genetically related, but unrelated to local precipitation and the leakage of Heine River at the northern slope of the Qilian mountain. dD and d18O values of deep soil water (deeper than 40 cm) and groundwater plot on the same evaporation line E11, which shows that they have the same recharge source. The point of intersection between E11 and LMWL suggests that the groundwater originates from a water resource, which has a weighted mean value that is lighter by some 6 per mil d18O than local precipitation in Badain Jaran Desert. 3H data of water samples show that the groundwater in the Badain Jaran Desert originates from water recharged after the nuclear test. The deep fault zone underground maybe a water circulation channel based on helium analysis of groundwater. The result has guiding significance to rational exploitation and utilization of the local groundwater.