504 resultados para Salones de belleza
Resumo:
Rosa Chacel empieza su novela Teresa 'biografía ficcionalizada de Teresa Mancha, la amante de Espronceda' evocando una de las pocas anécdotas que se conocen de ella, aparte del 'Canto a Teresa': el poeta y sus amigos ven, en un hotel parisino, un par de zapatos diminutos a la puerta de una habitación, y comentan que solo pueden pertenecer a una española. Ya desde el principio de la novela, entonces, se subraya la relación entre la identidad nacional de una mujer y la vestimenta que le cubre el cuerpo. De hecho, la ropa de Teresa funcionará por un lado para ensalzar su belleza española y ayudarla a triunfar en los salones parisinos, y por el otro la marcará como extranjera en Madrid al regresar del exilio. Teresa, producto del cruce entre la cultura española y la sofisticación extranjera, provoca recelo entre los burgueses madrileños que se mantienen a distancia y la aíslan. Al resistir la disciplina normalizadora 'en términos foucaultianos', su indumentaria es, de hecho, signo de su rebeldía moral y, al mismo tiempo, recuerdo del retraso cultural del país, y por ende, amenazadora del orden social
Resumo:
Fil: Gugliotta, Marisa. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Resumo:
Fil: Suñol, Viviana. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
Resumo:
Fil: Cueto Rúa, Santiago. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET); Argentina.
Resumo:
Este trabajo aborda dos textos de Mario Bellatin, Efecto Invernadero y su pre-texto Y si la belleza corrompe la muerte, a partir de dos declaraciones del autor, referidas al proceso creativo y de producción. El autor habla de su propia obra y su palabra no se esfuma, trabaja sobre sus textos todo el tiempo. De este modo, la propuesta es hacer funcionar sus declaraciones en conjunto; porque sirven, porque fueron dichas y están ahí y, al mismo tiempo, complejizar por qué, en qué medida y cómo se relacionan con la comprensión crítico-genética de la obra. Estos interrogantes quizás empiecen a despejar un camino que entienda al escritor, a su archivo y a lo que dice y desdice de él, como un propósito poético y artístico. No se trata de una configuración de imagen de autor que entra en tensión con la obra, sino más bien de pensar qué sucede cuando un escritor nos impide deslindar la obra, los escritos; el escritor y lo dicho
Resumo:
Muy discutida en su momento, la producción de Belleza y Felicidad, y especialmente los debates que generó en torno suyo, permite iluminar retrospectivamente los conceptos y valoraciones subyacentes en las discusiones sobre arte y poesía de fines de los noventa y principios de la década del dos mil. Este artículo recorre, desde esta premisa, tres textos críticos publicados en el período por Martín Prieto y Daniel García Helder, César Aira y Mario Ortiz, en los que a propósito de la lectura crítica de Belleza y Felicidad, se ordenan ciertos modos posibles de la vinculación entre poesía y política.
Resumo:
El encomio del trágico Agatón es un intermedio musical, una canción que detiene la avanzada conceptual del Banquete, pero con gravísimo poder proléptico. Se recupera todo lo dicho hasta allí, pero tergiversado por su enfoque de marcada impronta gorgiana. Cada comensal conlleva la concepción compuesta Amor-Belleza, donde todo amor es amor de cierta belleza. Distinguiendo el éros presentado por Agatón (erótica narcisista) intentaremos mostrar qué tipo de belleza nos presenta este comensal, y cuál es la poesía que le corresponde. Entonces se dará un agón paratextual, una referencia al gran combate que Platón sostuvo toda su vida: el conflicto entre filosofía y poesía. Mostraremos que Agatón, a la vez Narciso, poeta mimético, inspirado, poseso y cosmético, es la imagen del poeta que el filósofo ateniense detesta, que, como paradigma construido para este diálogo, tiene todos los defectos criticados a lo largo de la obra platónica y sirve para tematizar este enfrentamiento
Resumo:
Max Bill es un artista lógico. Quince variaciones sobre el mismo tema 1938, podría ser el epítome de la lógica de Bill: la obra como resultado de la aplicación de leyes distintas sobre una estructura de orden. La gran diversidad formal de la obra de Max Bill –entre sus diseños de objetos, su tipografía, su pintura, su escultura o su arquitectura no parece haber líneas formales evidentes- se debe a que, para él, cada tarea es diferente y depende de medios y leyes propios. Una diversidad que podría ser erróneamente interpretada como un tipo de eclecticismo. Su conferencia en el Werkbund suizo de 1948 “belleza de la función, belleza como función”, se aleja del discurso funcionalista al proponer la belleza como una igual al resto de funciones. Cada obra ha de satisfacer la finalidad para la que ha sido construida y cumplir todas las funciones que en ella intervienen pero, además, ha de ser bella. La particularidad de Bill estriba en que, reconociéndose a sí mismo como un artista lógico, incluye la belleza como una más de las funciones a cumplir por cualquier objeto. Su famoso aforismo en relación a la configuración del entorno, desde la cuchara a la ciudad, incluiría la arquitectura en el ámbito de los objetos que han de cumplir esta nueva función. La búsqueda de la belleza será una constante en su obra. No una belleza generalizable y determinada a priori, sino una belleza entendida como predicado singular, individualizada para cada tarea. De este modo, podemos analizar, alternativamente, la belleza lógica de sus construcciones geométricas y la belleza simbólica de sus monumentos; la belleza del espacio sin fin en las superficies de una sola cara y la belleza prefabricada en sus más austeras realizaciones; la belleza elemental de sus esculturas y la belleza corriente con que sus arquitecturas se integran en la ciudad. Podemos plantearnos la posibilidad de una belleza de la estructura y entender simultáneamente la belleza cruda de su obra maestra, los edificios de la Escuela de Ulm. La búsqueda de la belleza nos ayudará a entender que, en la obra de Bill, la razón intuitiva -como modo de conocimiento- toma mayor importancia de la que parece. La forma como suma de todas las funciones en unidad armónica, será el resultado de un adecuado equilibrio entre razón lógica y razón intuitiva. ABSTRACT Max Bill is a logical artist. We could consider “Fitfteen variations on the same theme”, 1938, as the Bill’s logic epitome: the work as a result of the application of different tectonic laws on the order structure. The variety of the form in Bill’s work –his designed objects, his typography, his painting, his sculpture, or his architecture do not seem to have, between them, a direct line connecting the form- is due to the fact that, for him, each task is different and it depends on the own means and tectonic laws. A kind of diversity that could be misinterpreted like certain type of eclecticism. His lecture at the Suisse Werkbund (1948) “beauty from function and as function” is far from the functionalist speech, when proposing beauty as an equal to the rest of functions. In his own words, each work has to satisfy the purpose it was built for and fulfill all functions, and furthermore it has to be beautiful. Seeing himself as a logical artist, Bill however introduces beauty as one more of the functions that any object has to fulfill. His famous aphorism related to the environment management, from the spoon to the city, would include architecture as one more of the objects that have to satisfy this new function. The pursuit of beauty is a constant in his work. It won’t be a general beauty determined in advance, but a singular predicate, individualized for each task. That way, we can analyze, alternatively, the logical beauty of his geometric constructions and the symbolical beauty of his monuments; the beauty of the endless space in the single-sided surfaces and the prefabricated beauty in his most stricts constructions; the elemental beauty of his sculptures and the ordinary beauty with which some of his architectures are integrated in the city. We can also try the possibility of a beauty from the structure and understand, at the same time, the raw beauty of his architectural masterpiece, the buildings of the Ulm School of Design. The pursuit of beauty in Bill’s work will help us to understand that intuitive reason, as a way of knowledge, takes more importance than it seems. Form, as the harmonious expression of the sum of all functions, will be the result of an appropriate balance between logical and intuitive reason.