79 resultados para Monasterios


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El huerto-jardín en el Alto Medioevo manifiesta la capacidad humana para domesticar una naturaleza salvaje y hostil y para transformarla en un lugar apacible, acogedor. Tanto en el ámbito citadino en las casas privadas, como en el ámbito rural en los monasterios, en estos recintos se cultivaban variados vegetales, legumbres, árboles frutales y también flores, ya sea para el consumo como para la delectación. Ahora bien, nuestra propuesta se centrará en los huertos-jardines que integraban la estructura monástica en cuanto espacios privilegiados en donde se pone en acto la consigna que sustenta la Regla de san Benito, el ora et labora. Para ello analizaremos un plano realizado en el período carolingio, conservado en la abadía benedictina de Saint-Gall. Este documento icónico nos permitirá acercarnos virtualmente a los espacios abaciales ya que el paso del tiempo y los sucesivos actos de vandalismo y de pillaje destruyeron total o parcialmente la arquitectura monacal alto medieval. Plano "ideal" que da cuenta de los conocimientos teórico-prácticos sobre la agricultura y la horticultura pero que además nos acerca la concepción filosófica-teológica de la época

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El huerto-jardín en el Alto Medioevo manifiesta la capacidad humana para domesticar una naturaleza salvaje y hostil y para transformarla en un lugar apacible, acogedor. Tanto en el ámbito citadino en las casas privadas, como en el ámbito rural en los monasterios, en estos recintos se cultivaban variados vegetales, legumbres, árboles frutales y también flores, ya sea para el consumo como para la delectación. Ahora bien, nuestra propuesta se centrará en los huertos-jardines que integraban la estructura monástica en cuanto espacios privilegiados en donde se pone en acto la consigna que sustenta la Regla de san Benito, el ora et labora. Para ello analizaremos un plano realizado en el período carolingio, conservado en la abadía benedictina de Saint-Gall. Este documento icónico nos permitirá acercarnos virtualmente a los espacios abaciales ya que el paso del tiempo y los sucesivos actos de vandalismo y de pillaje destruyeron total o parcialmente la arquitectura monacal alto medieval. Plano "ideal" que da cuenta de los conocimientos teórico-prácticos sobre la agricultura y la horticultura pero que además nos acerca la concepción filosófica-teológica de la época

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En el budismo existen dos tipos de meditación: analítica y de concentración. Teniendo en cuenta que la mente es la causa de todas las creaciones artísticas, y que la pintura es considerada por el budismo una práctica más de meditación, se analizarán los procesos que llevan a la realización de una pintura, pudiendo hacerse una división en dos grandes grupos y denominarlas “pinturas meditativas” de concentración, que siguen la escuela Chan, y “pinturas meditativas” analíticas, que siguen el resto de las escuelas Chinas. . Las pinturas de meditación de concentración suelen ser completadas en una sola sesión y con una sola tinta. De composiciones muy sencillas, libres y espontáneas son realizadas en la intimidad e igualmente contempladas en soledad. Analizaremos sus características, el proceso y la motivación con que fueron realizadas estas pinturas defendiendo la hipótesis de que eran para los monjes budistas, un ejercicio de meditación individual de atención plena cuyo medio y resultado es una creación artística. Las pinturas de meditación analítica son imágenes más complejas, que se realizan en varias sesiones y con la incorporación de más elementos y colores. Las hemos clasificado en: figurativas, ilustrativas y devocionales. Las figurativas se centran solo en la representación de las imágenes de manera individual y se realizan en su gran mayoría, sobre papel o seda. Las ilustrativas sirven para mostrar todo el universo budista, y se representan en diferentes soportes, incluidas las pinturas murales de templos, santuarios y monasterios. Y las devocionales, realizadas para infundir devoción a los fieles y utilizadas para ceremonias y rituales o realizadas por encargo de devotos que se hacen retratar junto a las deidades; también como muestra de respeto y devoción a los Maestros del Dharma. Básicamente, la diferencia entre las pinturas meditativas de concentración y las analíticas es el propósito de la práctica, el tiempo de realización y la técnica utilizada; y para demostrar esta hipótesis, se ha realizado un estudio comparativo de obras pictóricas que se han seleccionado cuidadosamente para este efecto. Desde el punto de vista budista, la contemplación puede ser introvertida (la mente que se contempla a sí misma) o extrovertida (la mente contempla el mundo exterior que nos rodea). Analizando las imágenes seleccionadas, podemos apreciar que la finalidad de las pinturas budistas es dar a conocer estos procesos que muestran los dos aspectos de la contemplación. Hablaremos de la percepción visual desde el punto de vista budista, que trata de analizar la naturaleza de la mente y los factores mentales que crean el universo pictórico; primero observando la realidad externa a través de las ventanas de los sentidos, luego interiorizando las formas que percibimos para finalmente pintarlas, utilizando las diferentes técnicas de representación. Presentamos una visión histórica de cómo el budismo se fue adaptando y sincretizando con las diferentes culturas que encuentra a su paso a través de la Ruta de la Seda hasta llegar a China. Se comentará el largo proceso de la traducción de los textos y de la creación de las escuelas budistas de origen Indio y Chino. Y se abordarán los periodos de auge, consolidación y declive del budismo a lo largo de la historia. En los últimos capítulos de la tesis detallaremos algunos de los santuarios budistas más importantes de la Ruta de la Seda, y finalmente hablaremos de los pintores chinos, entre los que encontramos monjes budistas o artistas profesionales .

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En la baja edad media, los monasterios, al igual que todas las instituciones, se vieron obligados por la legislación vigente a recurrir a notarios públicos, en algunas ocasiones nombrados por autoridades laicas y en otras de nombramiento eclesiástico. No existen estudios en los que se analice con detenimiento cual es el comportamiento de la relación entre las instituciones monásticas y el notariado. Por consiguiente, considero interesante estudiar la figura de Suero Peláez, notario apostólico que trabajó para los diversos monasterios ovetenses pero que mantuvo una relación especial con San Pelayo para quienes expidió unos 51 documentos entre 1429 y 1461, y para quienes sirvió también como procurador. Unos servicios que le hicieron ascender en la jerarquía eclesiástica, entrando en el cabildo como clérigo del coro y posteriormente fue promocionado como compañero, por lo que también trabajará en la escribanía capitular como escusador; y que le dieron el capital suficiente para tener una frenética actividad de compra-venta de rentas, alejándose progresivamente de la escrituración de los documentos que signa