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Resumo:
Se estudió la dieta del guanay y el piquero peruano a partir de 4.425 bolos residuales y 1.220 regúrgitos respectivamente, en cinco áreas guaneras de la costa, con el objeto de conocer sus variaciones. La anchoveta Engraulis ringens fue la presa predominante, 42,30º;0 en guanay y 76.23º/o en piquero, encontrándose diferencias altamente significativas en el consumo de esta presa entre zonas y entre meses muestreados. Las variaciones latitudinales mostraron tendencias similares a los patrones de distribución conocidos de este recurso: gran disponibilidad en la zona norte-centro, escasez en la zona de San Juan y poca disponibilidad en la zona sur. Estacionalmente la dieta del guanay no presentó ninguna tendencia, sin embargo, los cambios en el consumo de anchoveta en la dieta del piquero mostraron mayor disponibilidad de esta presa en meses de verano respecto a los meses de invierno. Estas fluctuaciones en las dietas muestran que la oferta de alimento en el sistema de afloramiento peruano, fue bastante variable durante el período de estudio y que la disponibilidad de anchoveta presenta grandes variaciones tanto en el espacio como en el tiempo. La continuación de estos estudios permitirá monitorear permanentemente los cambios en la distribución y abundancia de los stocks de peces que forman parte de su alimento.
Resumo:
Los guanayes Leucocarbo (Phalacrocorax) bougainvillii y piqueros Sula variegata, a pesar de alimentarse de una amplia gama de peces, consumen principalmente la anchoveta Engraulis ringens. Se han encontrado fuertes correlaciones entre la biomasa de anchoveta estimada por métodos hidroacústicos y la proporción de anchoveta encontrada en los regúrgitos de ambas especies de aves. Asimismo, las variaciones latitudinales en el consumo de anchoveta por guanayes refleja la disponibilidad de este recurso en el litoral. La dieta del piquero no muestra claramente la disponibilidad de anchoveta en la costa, debido probablemente a la estrategia de forrajeo de la especie. Estacionalmente, los guanayes presentan ligeras tendencias en el consumo de anchoveta, observándose mayor consumo en invierno y primavera, época cuando consumirían un mayor número de ejemplares de menor tamaño. En piqueros, en cambio se observa que el consumo de anchoveta es mayor en meses de verano, meses en los cuales el recurso se concentra cerca a la costa. La utilización oportuna de la información proporcionada a partir del monitoreo de la dieta de estas aves en las islas y puntas del litoral permitiría conocer, periódicamente y a un muy bajo costo, los cambios en abundancia y distribución del stock de anchoveta, complementando así la información que anualmente se obtiene mediante los cruceros de evaluación acústica y las estadísticas que periódicamente se obtienen de las pesquerías.
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Se encontraron adultos reproductivos durante todo el año; sin embargo, se identificaron dos picos reproductivos. El primero, más sincrónico, ocurre en los meses de verano entre diciembre y marzo; el segundo, menos marcado, ocurre en invierno entre mayo y setiembre. La duración del período de incubación se ha estimado en 50 a 60 días. Los pichones que nacen requieren de 70 a 80 días para completar el desarrollo. Se observaron tasas de crecimiento mayores durante los meses de invierno, debido probablemente, a la calidad diferencial en el alimento. En invierno, los potoyuncos consumen un porcentaje elevado de larvas de peces, en tanto que en verano se presenta un alto consumo de crustáceos planctónicos. Durante 1997, año anormal donde se inició un evento El Niño de fuerte intensidad, el primer pico reproductivo se realizó de manera normal, observándose una clara disminución en lo que respecta al segundo pico reproductivo. La proporción de adultos con huevo en mayo de 1997, bajó de 45,25% a 17,5% en julio y la proporción de pichones disminuyó de 15% en mayo y julio a menos del 5% en setiembre, sugiriendo un bajo éxito de eclosión en los huevos y una elevada mortalidad de pichones. Un censo realizado en noviembre de 1997 permitió estimar una población de 12.800 parejas y no difiere de las estimaciones de años anteriores. Durante el desarrollo de este censo el 38,41% de los nidos monitoreados contenían adultos con huevos, de los cuales el 66,27% eran adultos previamente anillados.
Resumo:
Se actualizaron las series de tiempo sobre las poblaciones de guanay Leucocarbo bougainvillii, piquero peruano Sula variegata y pelícano peruano Pelecanus thagus entre 1953 y 1999. El desarrollo de la pesquería industrial de anchoveta a inicios de los años 50, significó un cambio en la dinámica poblacional de las aves guaneras. A partir de El Niño 1965, que causó una mortandad del 76%, reduciendo 17 millones de aves guaneras a sólo alrededor de 4, ellas no han recuperado sus más altos valores poblacionales, alcanzados antes del desarrollo de la pesquería industrial. Sin embargo, la tendencia a un paulatino crecimiento de la población de las aves guaneras, registrado a partir de 1983, fue afectado drásticamente por El Niño 1997-98. Hacia finales de 1999, se ha observado una progresiva recuperación de las colonias de estas especies en todas las islas y puntas, pero permanecen muy por debajo de los tamaños alcanzados antes de El Niño 1997-98. Se ha sugerido que el alimento es la principal causa de la regulación poblacional de las aves marinas, y estudios recientes muestran que la disponibilidad de presas actúa como un factor limitante en el tamaño de las poblaciones reproductoras. La reducción de áreas adecuadas para la reproducción de las aves guaneras, debido a una creciente perturbación humana, podría también restringir el crecimiento de sus poblaciones.
Resumo:
Se hipotetiza que la mortalidad por pesca ocasiona efectos ecosistémicos, no sólo sobre la anchoveta, sino también sobre otros componentes del ecosistema, tales como los depredadores tope. El objetivo es realizar simulaciones con un modelo ecotrófico multiespecífico cubriendo el decenio de los años 2000, cambiando la mortalidad por pesca y analizando las variaciones en la biomasa de anchoveta, aves guaneras y lobos marinos. Se usó el Índice de Oscilación Peruano (IOP) para incluir una mediación que afecte la vulnerabilidad de las presas de la anchoveta. Se comparó el ajuste de los datos observados, usando dos tipos de dieta para anchoveta (fitoplanctófaga y zooplanctófaga). Se realizaron proyecciones de la biomasa, cambiando la mortalidad por pesca de 0,0 a 1,4 año-1. Las simulaciones con la dieta zooplanctófaga, que eleva el nivel trófico de la anchoveta de 2,35 a 3,36, produjo un menor ajuste entre los datos observados y simulados. La relación inversa entre la mortalidad por pesca y la biomasa desovante de la anchoveta, mostró que mortalidades por pesca entre 0,8 y 1,4 año-1 estarían asociadas a una biomasa desovante mínima de anchoveta, tomando en consideración sus relaciones multiespecíficas. También se encontró una relación inversa entre la mortalidad por pesca y las poblaciones de aves guaneras y lobos marinos.
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Con el examen conjunto de datos de seguimiento satelital de la flota pesquera y de marcaje electrónico de aves marinas, se analizan las interacciones entre la actividad pesquera y el forrajeo de las aves en periodo de reproducción. Se evidencia que las aves pueden mitigar la competencia con la pesca hasta cierto punto, forrajeando más lejos o quedándose más tiempo en el mar. Sin embargo, las aves en reproducción enfrentan a la vez un alto requerimiento energético para alimentar los pichones, y viajes de forrajeo limitados en distancia y tiempo por la necesidad de atender el nido. Para optimizar el éxito reproductivo de las aves marinas se recomienda: (1) Estimar, con la ayuda de modelos ecotróficos, qué cantidad de anchoveta sería conveniente ‘reservar’ para la alimentación de las aves; (2) Establecer zonas temporalmente cerradas a la pesca, alrededor de las principales colonias en los meses de reproducción de las aves. Los rangos máximos de forrajeo observados en guanayes y piqueros sugieren un radio de 50 a 100 km alrededor de las colonias, lo cual permitiría asegurar el forrajeo de estas especies en periodo de reproducción y así favorecer la sostenibilidad de sus poblaciones.
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Se realizaron observaciones de aves marinas en 1177 millas en el Estrecho de Bransfield y alrededores de la Isla Elefante en enero de 1998. Durante el recorrido se observó un total de 21.624 aves. Se identificaron 18 especies pertenecientes a 7 familias. Los avistamientos de aves marinas se analizaron en relación a la abundancia y distribución relativa promedio del total de aves (aves/milla) fue 3,4 veces mayor que la observada en millas donde no se registró krill. Para todas las especies en estudio, excepto las especies de Pygoscelis, la probabilidad de encontrar este recurso se incrementó a una mayor abundancia de aves.
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Se observó la distribución, estructura por tamaños, estado reproductivo y niveles de biomasa de los principales recursos pelágicos
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BACKGROUND: Hyperzincemia and hypercalprotectinemia (Hz/Hc) is a distinct autoinflammatory entity involving extremely high serum concentrations of the proinflammatory alarmin myeloid-related protein (MRP) 8/14 (S100A8/S100A9 and calprotectin). OBJECTIVE: We sought to characterize the genetic cause and clinical spectrum of Hz/Hc. METHODS: Proline-serine-threonine phosphatase-interacting protein 1 (PSTPIP1) gene sequencing was performed in 14 patients with Hz/Hc, and their clinical phenotype was compared with that of 11 patients with pyogenic arthritis, pyoderma gangrenosum, and acne (PAPA) syndrome. PSTPIP1-pyrin interactions were analyzed by means of immunoprecipitation and Western blotting. A structural model of the PSTPIP1 dimer was generated. Cytokine profiles were analyzed by using the multiplex immunoassay, and MRP8/14 serum concentrations were analyzed by using an ELISA. RESULTS: Thirteen patients were heterozygous for a missense mutation in the PSTPIP1 gene, resulting in a p.E250K mutation, and 1 carried a mutation resulting in p.E257K. Both mutations substantially alter the electrostatic potential of the PSTPIP1 dimer model in a region critical for protein-protein interaction. Patients with Hz/Hc have extremely high MRP8/14 concentrations (2045 ± 1300 μg/mL) compared with those with PAPA syndrome (116 ± 74 μg/mL) and have a distinct clinical phenotype. A specific cytokine profile is associated with Hz/Hc. Hz/Hc mutations altered protein binding of PSTPIP1, increasing interaction with pyrin through phosphorylation of PSTPIP1. CONCLUSION: Mutations resulting in charge reversal in the y-domain of PSTPIP1 (E→K) and increased interaction with pyrin cause a distinct autoinflammatory disorder defined by clinical and biochemical features not found in patients with PAPA syndrome, indicating a unique genotype-phenotype correlation for mutations in the PSTPIP1 gene. This is the first inborn autoinflammatory syndrome in which inflammation is driven by uncontrolled release of members of the alarmin family.
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Differences in parasite transmission intensity influence the process of acquisition of host immunity to Plasmodium falciparum malaria and ultimately, the rate of malaria related morbidity and mortality. Potential vaccines being designed to complement current intervention efforts therefore need to be evaluated against different malaria endemicity backgrounds. The associations between antibody responses to the chimeric merozoite surface protein 1 block 2 hybrid (MSP1 hybrid), glutamate-rich protein region 2 (GLURP R2) and the peptide AS202.11, and the risk of malaria were assessed in children living in malaria hyperendemic (Burkina Faso, n = 354) and hypo-endemic (Ghana, n = 209) areas. Using the same reagent lots and standardized protocols for both study sites, immunoglobulin (Ig) M, IgG and IgG sub-class levels to each antigen were measured by ELISA in plasma from the children (aged 6-72 months). Associations between antibody levels and risk of malaria were assessed using Cox regression models adjusting for covariates. There was a significant association between GLURP R2 IgG3 and reduced risk of malaria after adjusting age of children in both the Burkinabe (hazard ratio 0.82; 95 % CI 0.74-0.91, p < 0.0001) and the Ghanaian (HR 0.48; 95 % CI 0.25-0.91, p = 0.02) cohorts. MSP1 hybrid IgM was associated (HR 0.85; 95 % CI 0.73-0.98, p = 0.02) with reduced risk of malaria in Burkina Faso cohort while IgG against AS202.11 in the Ghanaian children was associated with increased risk of malaria (HR 1.29; 95 % CI 1.01-1.65, p = 0.04). These findings support further development of GLURP R2 and MSP1 block 2 hybrid, perhaps as a fusion vaccine antigen targeting malaria blood stage that can be deployed in areas of varying transmission intensity.
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Objective: The adventitia has been recognized to play important roles in vascular oxidative stress, remodelling and contraction. We recently demonstrated that adventitial fibroblasts are able to express endothelin-1 (ET-1) in response to angiotensin II (ANG II). However, the mechanisms by which ANG II induces ET-1 expression are unknown. It is also unclear whether the ET-1 receptors are expressed in the adventitia. We therefore examined the role of oxidative stress in the regulation of ET-1. We also investigated the expression of both the ETA and ETB receptors and the roles of these two types of receptors in collagen synthesis and ET-1 clearance in adventitial fibroblasts. Methods and Results: Adventitial fibroblasts were isolated and cultured from the thoracic mouse aorta. Cells were treated with ANG II (lOOnM), ET-1 (lOpM), NADPH oxidase inhibitor apocynin (lOOfiM), the superoxide anion scavenger tempol (lOOfiM), the ANG II receptor antagonists (100[aM), losartan (AT| receptor) and PD 1233 19 (AT2 receptor), the ET-1 receptor antagonists (lOOuM), BQ123 (ETA receptor) and BQ788 (ETB receptor), and the ETB receptor agonist (lOOnM) Sarafotoxin 6C. ET-1 peptide levels were determined by ELISA, while ETA ,ETB and collagen levels were determined by Western blot. ANG II increased ET-1 peptide levels in a time-dependent manner reaching significance when incubated for 24 hours. NAD(P)H oxidase inhibitor, apocynin, as well as the superoxide scanverger, tempol, significantly reduced ANG Il-induced ET-1 peptide levels while over-expression of SOD1 (endogenous antioxidant enzyme) significantly decreased ANG Il-induced collagen I expression, therefore implicating reactive oxygen species in the mediation of ET-1. ANG II increased ETA receptor protein as well as collagen in a similar fashion, reaching significance after 4, 6, and 24 hours treatment. ANG II induced collagen was reduced while in the presence of the ETA receptor antagonist suggesting the role of the ETa receptor in the regulation of the extracellular matrix. ANG II treatment also increased ETB receptor protein levels in a time-dependent manner. ANG II treatment in the presence of the ETB receptor antagonist significantly increased ET-1 peptide levels. On another hand, the ETB receptor agonist, Sarafotoxin 6C, significantly decreased ET-1 peptide levels. These data implicate the role of the ETb receptor in the clearance of the ET-1 peptide. Conclusion: ANG II-induced increases of ET-1 peptide appears to be mediated by reactive oxygen species derived from NAD(P)H oxidase. Both the ETA and ETB receptors are expressed in adventitial fibroblasts. The ETA receptor subtype mediates collagen I expression, while the ETB receptor may play a protective role through increasing the clearance of the ET- 1 peptide.
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Obesity is a condition associated with a wide variety of health problems including hypertension, dyslipidemia, diabetes mellitus, certain forms of cancer, cardiovascular disease, and gallstones (157). TTiere is growing evidence that obesity may also be related to compromised immune function due to altered metabolic, psychological, and physical attributes (93). The aim of this study was to compare: a) immunity-related variables such as frequency of upper respiratory tract infections (URTI) and salivary secretory immunoglobulin A (sIgA) levels between overweight/obese (OB) and normal weight (NW) early-pubertal and late-pubertal girls, and b) stress-related variables such as Cortisol, melatonin, the melatonin/cortisol ratio, testosterone and the testosterone/cortisol ratio. Physical activity levels, stress indicators, and fatigue were used to explain potential differences in the dependent variables. It was hypothesized that the OB females would have lower melatonin (M) and higher Cortisol (C) and testosterone (T) levels compared with NW girls, regardless of maturity status. The altered levels of melatonin, Cortisol, and testosterone, would result in decreased M/C and T/C ratios, despite the increase in testosterone in OB females. It was hypothesized that this altered hormonal status results in a compromised immunity marked by higher frequency of upper respiratory tract infections (URTI) and decreased levels of secretory immunoglobulin A (sIgA). It was also hypothesized that OB girls would participate in less hours of physical activity than their NW counterparts and that this would relate to their stress and immunity levels. Forty (16 early- and 24 late-pubertal) overweight and obese females were compared to fifty-three (27 eariy- and 26 late-pubertal) age-matched normal-weight control subjects. Participants were categorized as early-pubertal (EP) or late-pubertal (LP) using Tanner self-staging of secondary sex characteristics. Subjects were classified into the two adiposity groups according to relative body fat (%BF), where normal weight (NW) subjects had a %BF less than 25%, and overweight and obese (OB) subjects had a %BF greater than 27.5%. Participants completed a number of questionnaires and information was collected on menstrual history, smoking history, alcohol and caffeine consumption, and medical history. Following the determination of maturity status, a complete anthropometric assessment was made including height, body mass, and body composition. All questionnaires and measurements were completed during a one-hour visit between 1 500 and 1900 hours Relative body fat was assessed using bioelectrical impedance analysis. Resting saliva samples were obtained and assayed (ELISA) for testosterone, Cortisol, melatonin and secretory immunoglobulin A. Physical activity was self-reported using the Godin- Shephard Leisure time questionnaire, and quantified using Actigraph GTIM accelerometers, which participants wore for seven consecutive days from the time they woke up in the morning, until the time they went to bed. Late-pubertal girls also completed questionnaires on their perceived stress and fatigue. Finally, all participants also filled out a one-month health log to record frequency of symptoms of upper respiratory tract infections (URTI). Significant age effects were found for testosterone, Cortisol, incidence of sickness, and sIgA when controlling for physical activity, however there were no significant effects of adiposity on any of the variables. There was a trend which neared-significance for an effect of adiposity on sIgA (p=0.01). There were no significant differences between the groups on the total selfreported leisure-time physical activity in METs per week, however EP girls recorded significantly greater levels of moderate, hard, and very hard physical activity from accelerometers. Results of the perceived stress and fatigue questionnaires in late-pubertal girls demonstrated that contrary to what was hypothesized, NW girls reported more stress and more fatigue than OB girls. Results of the present study suggest that excess adiposity in early- and latepubescent girls may not have a negative impact on immunity as hypothesized.