974 resultados para Canyon Ferry
Resumo:
En las últimas décadas el plural adoptado para nombrar las disciplinas que estudian los fenómenos educativos es muy significativo. El paso de la ciencia de la educación en singular al de Las Ciencias de la Educación en plural, ha producido entre otros efectos, una reagrupación de los conocimientos sobre la educación y de la educación y una confusión acerca de la posición de la Pedagogía y las otras disciplinas de las Ciencias de la Educación. En este sentido, ubicar y reposicionar con todo rigor la palabra y el significado de la Pedagogía resulta fundamental para avanzar en la especificidad de cada una de las disciplinas. El campo pedagógico es diferente del campo de la educación y del campo de las ciencias de la educación. Acotar y especificar el campo pedagógico, es necesario para seguir promoviendo la investigación sobre la acción educativa y su orientación. Siguiendo a Avanzini, tomamos los tres momentos que él distingue para proponer nosotros un cuarto momento que refiere a los nuevos desafíos: En un primer momento la filosofía domina a la pedagogía y esta parece estar subsumida por aquella. Un segundo momento lo caracteriza marcado por el enfoque positivista. El tercero refiere al paso en plural de Las Ciencias de la Educación. En este marco comienza lo que Ferry denomina la ?muerte de la pedagogía?. Se configura una ?despedagogización? de las instituciones y de las propias Ciencias de la Educación. El cuarto momento: En nuestra opinión hoy más que nunca es necesario una disciplina "Pedagogía", que articule el conjunto de los conocimientos de y sobre la educación. Saberes globalizados, capaces de aportar al estudio de los fenómenos de la educación en situaciones concretas, en especial las instituciones educativas. En este momento, caracterizado por la crítica de la crítica, interesa pasar de una clasificación tipológica de la educación a una topológica en donde lo fundamental sean los lugares como espacios simbólicos (topos). En este sentido proponemos la dimensión pedagógica de las instituciones como el lugar de articulación de los saberes educativos y a la escuela como sede de lucha por el capital cultural simbólico. El desarrollo de esta dimensión como lugar simbólico puede contribuir a la construcción de una nueva especificidad pedagógica. ¿Es inútil querer restituirla?
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La historia de la formación de profesores ha estado siempre marcada por la peculiaridad de ser, al decir de Ferry (1990) una formación doble. Es decir, una formación que incluye aspectos científicos, literarios o artísticos base de los contenidos que los profesores van a enseñar y aspectos profesionales ligados específicamente a la tarea de enseñar. Como parte de los aspectos profesionales, la Pedagogía es una disciplina que tradicionalmente ha integrado el grupo de materias de tipo teórico de la formación, en contraste con las de carácter más práctico o instrumental, y en tanto tal ha recibido muchos de las críticas que se hacen a la formación docente en su conjunto, centralmente los de ser excesivamente abstracta y estar alejada de las necesidades que las prácticas plantean a los docentes de hoy. Los recurrentes cuestionamientos exigen de todos los que nos dedicamos a la formación de profesores y en particular a la enseñanza de la Pedagogía una permanente revisión del lugar y la relevancia de esta disciplina para la formación de docentes. En esta ponencia se presenta la perspectiva que tiene la cátedra de Fundamentos de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata acerca de por qué y para qué estudiar Pedagogía. La materia se construye desde una concepción que implica asignarle una doble tarea formativa, por un lado la de introducir a los estudiantes en un campo académico que les brinde herramientas intelectuales para comprender el campo de la educación y, por otro, la de colaborar en el proceso de conformación de las identidades docentes de los estudiantes. Si bien ambos aspectos están entrelazados y no pueden escindirse, la ponencia se concentra sobre la segunda tarea analizando la importancia que tiene el desarrollo de la identidad docente y el papel que le cabe a la formación de profesores, y a una materia de contenido pedagógico como Fundamentos de la Educación en ese proceso.
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Sediments collected from three continental slope sites of Leg 67 have been examined for total organic carbon content and amount of the sterols beta-sitosterol and stigmasterol. The amount of beta-sitosterol relative to stigmasterol is found to increase landward in the sediment, despite differing ages of the samples studied. The ratio of beta-sitosterol to stigmasterol in near-shore sediments is proposed as a source proximity indicator.
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At marine seeps, methane is microbially oxidized resulting in the precipitation of carbonates close to the seafloor. Methane oxidation leads to sulfate depletion in sediment pore water, which induces a change in redox conditions. Rare earth element (REE) patterns of authigenic carbonate phases collected from modern seeps of the Gulf of Mexico, the Black Sea, and the Congo Fan were analyzed. Different carbonate minerals including aragonite and calcite with different crystal habits have been selected for analysis. Total REE content (SumREE) of seep carbonates varies widely, from 0.1 ppm to 42.5 ppm, but a common trend is that the SumREE in microcrystalline phases is higher than that of the associated later phases including micospar, sparite and blocky cement, suggesting that SumREE may be a function of diagenesis. The shale-normalized REE patterns of the seep carbonates often show different Ce anomalies even in samples from a specific site, suggesting that the formation conditions of seep carbonates are variable and complex. Overall, our results show that apart from anoxic, oxic conditions are at least temporarily common in seep environments.
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The taxonomy and stratigraphy of pelagic Paleocene diatoms from ODP Sites 698, 700, and 702 and DSDP Site 524 in the South Atlantic and DSDP Site 214 in the Indian Ocean are presented, as well as paleogeographic and paleoecologic implications. Eleven new species and one new variety are described and one new combination is proposed: Coscinodiscus cruxii sp. nov. Grunowiella palaeocaenica var. alternans var. nov. Hemiaulusl beatus sp. nov. Hemiaulusl ciesielskii sp. nov. Hemiaulusl conicus sp. nov. Hemiaulus kristoffersenii sp. nov. Hemiaulus nocchiae sp. nov. Hemiaulusl oonkii sp. nov. Hemiaulusl velatus sp. nov. Triceratium gombosii sp. nov. Trochosira gracillima comb. nov. Trochosira marginata sp. nov. Trochosira radiata sp. nov. Hole 700B provides one of the most continuous diatomaceous Paleocene profiles known. Stratigraphic ranges of diatom species from this and other Southern Hemisphere sites are calibrated against calcareous microfossil zones. The first-appearance datums of Triceratium gombosii, Hemiaulus incurvus, and Triceratium mirabile in Paleocene deep-sea sediments are useful for regional stratigraphic correlations. Quantitative analysis of the biosiliceous microfossil groups (diatoms, silicoflagellates, radiolarians, and archaeomonadaceae) shows that preservation of diatoms is confined primarily to the upper Paleocene (planktonic foraminifer Zones P3 and P4 and calcareous nannofossil Zones upper NP5 to lower NP9). In the lower Paleocene only short intervals in Hole 700B are diatomaceous. A correlation between the degree of silica diagenesis and the calcium carbonate content of the sediment is not obvious. Diatom species analysis reflects changes in the paleoenvironment between island-related upwelling conditions with highly diverse and well-preserved diatom assemblages and less productive periods resulting in less wellpreserved diatom assemblages with a higher content of robust neritic diatoms.
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The main objective of DSDP Leg 73 was to obtain high-quality records of major paleooceanographic events in the South Atlantic. This was achieved by coring six sites on the African plate. The sediments thus recovered span the Cenozoic and five of the six sites proved ideally suited for magnetostratigraphic analysis. The results presented in this paper and elsewhere in this volume constitute the first opportunity to extend the direct correlation of the magnetostratigraphic and biostratigraphic time-scales into the Paleogene in deep-sea cores. The magnetostratigraphic analyses from DSDP Leg 73 sediments are presented in this paper. The correlation of the magnetostratigraphy to the magnetic polarity time-scale provides tight age-depth control for the five sites analyzed, allowing the accurate calculation of sediment accumulation rates. The data presented here represent a remarkable record of the fine-scale polarity history of the Earth's magnetic field. These data place constraints on the interpretation of smallscale marine magnetic anomalies which are modelled equally effectively by field intensity fluctuations as polarity reversals. At least some of the "tiny wiggles" correspond to very short polarity units in the magnetostratigraphic record. By assuming an axial geocentric dipole, the inclination of the time-averaged magnetic field recorded in the sediments can be used to calculate the paleolatitude at which the sediments were deposited. Combining the age and average inclination information available from the magnetostratigraphy, we present paleolatitudes versus time for the Leg 73 drill sites.
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Gas hydrates were recovered from eight sites on the Louisiana slope of the Gulf of Mexico. The gas hydrate discoveries ranged in water depths from 530 to 2400 m occurring as small to medium sized (0.5-50 mm) nodules, interspersed layers (1-10 mm thick) or as solid masses (> 150 mm thick). The hydrates have gas:fluid ratios as high as 170:1 at STP, C1/(C2 + C3) ratios ranging from 1.9 to > 1000 and d13C ratios from -43 to -71 per mil. Thermogenic gas hydrates are associated with oil-stained cores containing up to 7% extractable oil exhibiting moderate to severe biodegradation. Biogenic gas hydrates are also associated with elevated bitumen levels (10-700 ppm). All gas hydrate associated cores contain high percentages (up to 65%) of authigenic, isotopically light carbonate. The hydrate-containing cores are associated with seismic "wipeout" zones indicative of gassy sediments. Collapsed structures, diapiric crests, or deep faults on the flanks of diapirs appear to be the sites of the shallow hydrates.