813 resultados para DOLOR - DIAGNOSTICO - INVESTIGACIONES
Resumo:
Con el objetivo de comparar la analgesia y efectos secundarios entre morfina y morfina + diclofenac sódico, como alternativa para el control del dolor portoperatorio agudo en pacientes sometidos a prostatectomía e histerectomía, bajo anestesia raquídea, administramos estos dos esquemas analgésicos a 100 pacientes en el hospital José Carrasco y en la Clínica Santa Ana. No hubieron diferencias estadísticamente significativas entre las variables, edad, sexo, ocupación, intervención, tiempo quirúrgico y hemodinamia. Los requerimientos analgésicos en las primeras ocho horas de postoperatorio, medidos con el uso de una Escala Análoga Visual, fueron más morfina (p=0.0007). La incidencia de náusea fue mayor para el grupo que recibió morfina únicamente (p=0.026) y aunque la incidencia de vomito también fue mayor para el mismo grupo la diferencia no fue significativa (p=0.277). La asociación morfina + diclofenaro sódigo debe ser considerada de utilidad para el tratamiento del dolor postoperatorio agudo najo la consideración de que disminuye los requerimientos analgésicos y la incidencia de náusea y v omito, proporcionando a la vez un mejor control del dolor
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Bogotá (Colombia): Universidad de La Salle. Facultad de Ciencias Administrativas y Contables. Programa de Administración de Empresas
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Deportista de 15 años que acude a Urgencias por presentar durante un entrenamiento dolor torácico opresivo irradiado a brazo izquierdo de una hora de evolución, acompañado de náuseas y mareo. Pruebas complementarias: ECG: elevación del segmento ST en la cara diafragmática y infradesnivelación en cara lateral; CK 3312 UI/l, troponina T 9,12 µg/l, GOT 408 UI/l. Ecocardiograma y radiografía de tórax normales. Ante la sospecha de isquemia es derivada a un centro especializado. El diagnóstico final fue de miocarditis aguda, con serología positiva para Mycoplasma pneumoniae. Se detallan los datos clínicos y evolución. Se permite el deporte de competición, aconsejándose controles cardiológicos semestrales, permaneciendo la paciente asintomática hasta la fecha.
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Bogotá (Colombia) : Universidad de La Salle. Facultad de Ciencias Administrativas y Contables. Programa de Contaduría Pública
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El investigador y director de CENSALUD Saúl Díaz, las investigadoras Amy Morán y Karla Castillo hablan de las investigaciones realizadas por el Centro de Investigaciones y Desarrollo en Salud, CENSALUD, sobre la enfermedad del Chagas y la inocuidad en los alimentos.
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Objetivos: Determinar la frecuencia de uso de analgésicos en pacientes terminales atendidos en domicilio, analizando factores que pudieran intervenir en la percepción del dolor, además de las actuaciones llevadas a cabo. Material y métodos: Estudio analítico prospectivo e intervencional con pacientes derivados al Equipo de Soporte para Atención Domiciliaria (ESAD) de Barbastro. Variables estudiadas: edad, sexo, número de visitas, tiempo de seguimiento, presencia de dolor y de otros síntomas concomitantes, Escala Visual Analógica (EVA), diagnóstico, analgésicos previos y post-intervención, dosis media previa de analgésicos y post-intervención. Estudio estadístico con SPSS 15.0. Resultados: n = 638, 53,9 % hombres (n = 344), edad media 79,64 ± 10,8 años, 56 % oncológicos (n = 357), seguimiento medio 56 ± 56,56 días, media de 2,68 ± 2,5 visitas por proceso. Dolor en primera visita 43,3 % (n = 276), EVA media 6,54 ± 1,87, dolor 47,1 % de hombres (n = 162) y 38,8 % de mujeres (n = 114) (p < 0,05), dolor en 56,6 % de oncológicos (n = 202) y en 26,3 % de crónico-dependientes (n = 74) (p < 0,001). No diferencias en EVA entre grupos. Entre analgésicos pautados en pacientes con dolor controlado y sin controlar previa intervención del ESAD encontramos diferencias estadísticamente significativas (p < 0,005) en morfina y tramadol, y con mayor significación (p < 0,001) en fentanilo transdérmico y transmucosa, paracetamol, metamizol y AINE, todos más frecuentes en dolor no controlado. Las dosis medias previas de todos estos fármacos no mostraron diferencias significativas entre los grupos, aunque eran mayores en el grupo de dolor no controlado. En estos, se pautan o modifican analgésicos, encontrándose diferencias estadísticamente significativas pre-post intervención (p < 0,001) en fentanilo transdérmico y transmucosa, tramadol, paracetamol, metamizol, AINE, pregabalina y con p < 0,05 en gabapentina. Se obtiene diferencias (p < 0,05) únicamente en las dosis posteriores a la actuación del ESAD en fentanilo transdérmico y codeína. Obtenemos correlaciones positivas entre dolor y anorexia, ansiedad, depresión e insomnio; en pacientes oncológicos entre dolor y ansiedad e insomnio, y en pacientes crónico-dependientes entre dolor, náuseas y depresión. No diferencias entre grupos en uso previo de benzodiacepinas, antidepresivos y otros tratamientos, aunque sí en clínica de depresión, ansiedad e insomnio. Tras intervención, diferencias significativas en uso de estos tratamientos y de sedación. Conclusiones: Tras la actuación del ESAD se puede apreciar el aumento progresivo de todas las medicaciones analgésicas; se debería realizar una valoración completa de la sintomatología del paciente y un tratamiento de síntomas multifactorial, además de interrogar al paciente de forma adecuada acerca de la presencia de síntomas asociados, dada la elevada correlación de los mismos.
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Objetivo: Conocer la opinión de los profesionales de enfermería sobre la utilidad del registro y valoración del dolor agudo como quinta constante clínica; así como, determinar la correlación de la escala visual analógica (EVA) con la verbal simple (EVS) y la verbal numérica (EVN). Material y métodos: Estudio observacional descriptivo. Cuestionario de opinión "ad hoc" y correlación lineal entre escalas. Análisis estadístico descriptivo e inferencial mediante el coeficiente de correlación intraclase y el método de Bland-Altman. Resultados: muestra de 102 profesionales (58% mujeres). El 90,2% cree importante que se mida el dolor agudo; el 65,7% ven la escala EVA poco práctica; el 80,4% no sabe cuándo se debe reevaluar el dolor (p<0,05). La concordancia entre escalas fue baja-moderada, siendo la EVN la mejor alternativa a la EVA. Conclusiones: el procedimiento de registro y medición del dolor fue muy bien valorado por los profesionales, pero su implementación presentó baja adherencia. La concordancia obtenida no fue significativa para sustituir con garantías a la EVA.
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Introducción y objetivo: La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad neurodegenerativa, la segunda con mayor prevalencia, después de la enfermedad de Alzheimer (EA). La enfermedad presenta tanto síntomas motores como “no motores”, entre los que se encuentra disfunción autonómica, dolor, deterioro cognitivo, ansiedad, depresión, entre otros. El dolor en la EP, a pesar de su frecuencia, sigue siendo un síntoma infravalorado, infradiagnosticado e infratratado. Nuestro objetivo principal es evaluar la frecuencia y configuración del dolor en la EP y sus implicaciones afectivas y autonómicas. Pacientes, material y métodos: Estudio multicéntrico, transversal, de carácter retrospectivo y prospectivo. Se incluyeron 407 pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) de los que un 70% estaban en una situación leve-moderada (estadios 2 o 3 de Hoehn y Yahr), con edad media de 65,01 años y 7,07 años de duración de la EP. Se administraron las escalas SCOPA-Motor, SCOPA-Autonómica, SCOPA-Cog, Parkinson’s Psychosis Rating Scale modificada, Hoehn & Yarh, las Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión, Dolor (EVA frecuencia), EQ-5D y estudios neurofisiológicos específicos de Sistema Nervioso Autónomo (SNA). El análisis estadístico se ha realizado con el programa de cálculo estadístico SPSS versión 22. Resultados: En nuestro estudio encontramos una prevalencia del dolor elevada (72%) y los pacientes afirman mayoritariamente (79,2%) que su dolor tiene relación con la EP. La duración de la enfermedad se correlaciona con la intensidad y frecuencia del dolor (dolor intensidad: r: 0,138; p< 0,01; dolor frecuencia: r: 0,168; p< 0,01 ). A mayor evolución de la EP mayor es la percepción del dolor. El 60% de los pacientes de EP manifiestan sentir dolor cuando aparecen episodios de rigidez y tirantez en alguno de los miembros superiores o inferiores frente a un 40% que no. Curiosamente un número mayor (el 76% de los pacientes) siente dolor durante los episodios de discinesias frente a un 24% que no lo percibe. Sin embargo, en la EP el dolor se relaciona más con la situación afectiva que con la motora, como hemos podido demostrar la relación entre el Dolor Total y la HADS (Depresión) Total y la Escala Hoehn & Yahr. El coeficiente de contingencia es mayor en la depresión (C: 0,894; N=403) que en la situación motora (C: 0,637; N=401). El dolor evoluciona y se percibe de forma paralela a otros síntomas no motores (ánimo, nicturia, alteración del control vesical, estreñimiento, etc.) pero con lo que se relaciona más es con la situación afectiva del paciente parkinsoniano (ansiedad (r: 0,40; p < 0,01), depresión (r: 0.28; p < 0,01). La mayor asociación se encuentra entre la ansiedad y el dolor, seguida de la depresión y en menor grado nicturia y sialorrea. Existe una correlación positiva entre las dos subescalas de la HADS (depresión y ansiedad). Existe una alta prevalencia de alteración de la memoria inmediata como síntoma “no motor” (SNM) en nuestra serie (96,5%). En base a nuestros resultados el sexo femenino se asocia al dolor en la EP. Con respecto a la fenomenología el dolor en la EP es muy variable. Se percibe con mayor frecuencia como una corriente eléctrica (64%), calor (60%), frialdad (60%), punzante (52%), difuso (52%), interno (40%), acorchamiento u hormigueo (40%), La frecuencia de la cantidad de tipos de dolor es la siguiente: un tipo de dolor (12%), dos tipos de dolores (16%) y tres tipos de dolores (72%). La media de tipos de dolor en nuestro estudio es superior a 2 tipos (x ̅: 2,60 ± 0,63; rango: 1-3). En los casos que toman levodopa les sigue unas tres cuartas partes que lo perciben como palpitante, tirante, punzante. En los casos que toman agonista dopaminérgico lo perciben en un 75% como adormecimiento, interno, descarga eléctrica, frialdad y calor. El dolor en la EP respecto a su configuración es multimodal. Los parámetros neurofisiológicos están relacionados con los umbrales de dolor. La actividad simpática y la sensibilidad nociceptiva están disminuidas en la EP. Los enfermos con EP tienen un umbral menor para el frío según los datos del estudio del Cold-Ice. En lo referente a la terapéutica el tratamiento dopaminérgico es eficaz para el control del dolor en el 48% de los pacientes mientras que el tratamiento analgésico estándar prescrito mejora el dolor en un 78,8%. Por último, casi la mitad de la población de nuestro estudio (47,52%) evaluada con la EQ-5D tiene problemas en alguna de las dimensiones de la calidad de vida. Hay una relación positiva entre la escala analógica visual del dolor (EVA) y la EQ-5D que evalúa la CVRS y entre la intensidad de dolor y la CVRS (r:-0,298; p < 0,01). Es decir, una mayor vivencia de dolor empeora la CVRS del paciente con EP. Conclusiones: En la enfermedad de Parkinson el dolor es un síntoma no motor de elevada prevalencia, íntimamente relacionado con la afectación de los sistemas afectivos y autonómicos medido con test neuro-vegetativos específicos. El presente estudio confirma su relación con el lado más afecto de la enfermedad, las fluctuaciones motoras, el tiempo de evolución, con la situación anímica (depresión y ansiedad) y con el sexo femenino, así como su carácter multimodal y gran variedad de expresión sintomática. Es muy llamativa su asociación con el déficit mnésico. Por último esta vivencia repercute en forma llamativa en la calidad de vida relacionada con la salud por lo que sería importante conocer y manejar mejor estos aspectos de la enfermedad de Parkinson.
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Fondo Margaritainés Restrepo
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Diseño, elaboración y procesado de vídeos en los que se incluye la metodología empleada en una investigación avanzada.
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La pérdida de habilidades de comunicación y la capacidad de cuantificar la experiencia del dolor en el anciano con demencia avanzada representa un serio obstáculo para la gestión efectiva del dolor y posiciona a esta población en alto riesgo de no detectarlo ni aplicar tratamientos adecuados. En este trabajo se describe la gravedad de este problema definiendo las poblaciones en riesgo, las estrategias y recursos para la gestión adecuada del dolor y las funciones de las enfermeras como gestoras de su manejo. Material y método: se realizó una revisión bibliográfica en PubMed (Medline), Cochrane Library Plus, Dialnet y ScienceDirect® (Elsevier) entre enero de 2000 y diciembre de 2014 de la literatura reciente y relevante sobre la gestión del dolor en los ancianos con demencia avanzada. Resultados: los últimos estudios neurológicos nos guían en la diferente vivencia del dolor que presenta la persona mayor, según el tipo de demencia. La gestión del dolor es un proceso complejo y dinámico. La valoración y diagnóstico del tipo de dolor, la intensidad y el efecto que tiene sobre la persona son necesarios para poder planificar una intervención o tratamiento adecuado, un correcto registro y una reevaluación sistemática. El éxito para una correcta gestión y manejo del dolor es la formación al personal enfermero responsable del cuidado de la persona mayor y la utilización de logaritmos de actuación definidos. Conclusiones: la gestión eficaz del dolor requiere evaluación minuciosa, intervención adecuada, reevaluación sistemática y registro constante.
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Las enfermedades uterinas en el período posparto comprometen seriamente la eficiencia reproductiva. La clasificación hecha hace pocos años por Sheldon et al. (2006) permite diagnosticarlas con mayor facilidad de acuerdo al tiempo transcurrido desde el parto a su detección y diagnóstico. De acuerdo con esta clasificación ha sido posible utilizar las denominaciones de metritis puerperal a la que transcurre entre los días 4 a 10 posparto; a la endometritis clínica y la piómetra, que se observan a partir del día 14 posparto y la endometritis subclínica que ocurre en cualquier momento posterior a la culminación histológica de la involución uterina (en general más allá de las 5 a 6 semanas del posparto). En esta revisión se realiza un análisis de cada una de estas presentaciones y sus características. Finalmente se describen los tratamientos posibles que en su conjunto aún no han permitido una solución total quedando claro que es un control precoz y sobre todo durante el período de transición lo que permite disminuir el impacto de estas patologías sobre el tracto reproductivo y así mejorar la eficiencia reproductiva de la vaca lechera.
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Introducción. El dolor es una sensación subjetiva, modulada por la experiencia previa y estado emocional del afectado, compleja de evaluar objetivamente, por lo que se utilizan diferentes escalas y herramientas. Es objetivo de este trabajo valorar la prevalencia e intensidad del dolor en población laboral, cuantificándola y estableciendo la repercusión que suponen variables como la edad, el sexo y el puesto de trabajo. Material y Métodos. Se realiza un estudio observacional transversal en 1.080 trabajadores, con edades entre 18-65 años, durante los reconocimientos periódicos de vigilancia de la salud en empresas del sector servicios en España. Para su valoración se utiliza el cuestionario breve autoadministrado para la detección del dolor (BPI reducido) validado para España. Se empleó para el cálculo de las diferentes pruebas el paquete estadístico SPSS 20.0. Resultados. La prevalencia del dolor es superior en las mujeres que en los hombres. También la intensidad del dolor es superior en mujeres en todos los grados de dolor y va aumentando paralelamente a la edad, aunque el dolor de mayor intensidad aparece entre los trabajadores más jóvenes (20-25 a) y a partir de los 45 años. La relación del dolor con el trabajo muestra resultados irregulares y no significativos, con valores en general superiores en los hombres con trabajos no manuales y mayor intensidad en las mujeres con trabajos manuales. Conclusiones. Los resultados de este trabajo apoyan la influencia del sexo, la edad y el tipo de trabajo en el dolor y su intensidad y podrían servir de apoyo en la planificación asistencial y preventiva, dentro de un concepto selectivo que contemple estas variaciones en función de factores sociolaborales.