928 resultados para el olvido
Resumo:
La propuesta que se plantea en este trabajo pretende contribuir a generar un cambio ideológico que se concrete en una estructura procesal alternativa a la tradicional, comprensiva del hombre, que posibilite la introducción de instrumentos que permitan la intervención activa y protagónica de las víctimas, y alcanzar una solución efectiva del conflicto que subyace al delito. Se formula como los sistemas penales de hoy han despojado de su conflicto a las víctimas del delito siendo usurpada su posición por un Estado vindicativo que dirige toda su atención a la persecución y sanción del autor del delito olvidando que el fenómeno criminal es incomprensible sin la presencia de las víctimas. El Derecho Penal moderno ha estado marcado por el olvido del otro, por los derechos pendientes de los vencidos, por la indiferencia ante el sufrimiento. Las coordenadas que se formulan desde la Filosofía, el Derecho Penal, la Criminología y la Victimología, imponen la necesidad de repensar el Proceso Penal en función del ser humano (víctimas y victimarios), de su protección, de sus necesidades y expectativas, como un mecanismo potencial para la transformación de los conflictos. Al hablar de una nueva dimensión del Proceso Penal se realiza un recorrido por los conceptos básicos sobre el proceso, teniendo como punto de referencia las víctimas del delito, a través de una lectura que permita buscar contenidos que lleven a la construcción del Proceso Penal desde una nueva dimensión, para entenderlo como un escenario en el que se desarrolla un encuentro interhumano, afectante y conflictivo, entre las víctimas, la sociedad por y con sus representantes y los victimarios, el cual se orienta a la recreación de nuevas formas de convivencia futura. Referente al Proceso Penal desde y hacia las víctimas, donde se concreta la propuesta de esta investigación, se trata de una invitación a un cambio de la estructura procesal penal, con el fin de establecer un enfoque alternativo tradicional, determinado por tres características fundamentales: comunicativo, resolutivo y re-creador. De igual manera se hace posible la introducción de un instrumento humanizador como es el principio de oportunidad, que garantice la intervención activa de las víctimas en orden a la humanización del proceso, constituyendo un espacio procesal adecuado para la reparación a las víctimas y la resolución consensuada del conflicto.
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El presente ensayo es un trabajo de la memoria social sobre el movimiento Alfaro Vive Carajo (AVC) que trascendió durante la década de los 80 en la escena política nacional a partir de acciones armadas poco o nada usuales. El documento reflexiona sobre el olvido intencionado que se ha hecho, tanto desde la historiografía como desde el estudio de la política del país, respecto a este actor social. Al recordarlo, se contextualiza el panorama de las insurgencias en América Latina y el Ecuador, lo que deja ver su protagonismo e incidencia en el presente, ya que el AVC construyó una identidad que se irradia en diversos escenarios, incluso en el de sus oponentes más visibles, como el del Partido Social Cristiano, pues fue durante el gobierno de León Febres Cordero, su máximo líder hasta hoy, que se instauró una política de terror desde el Estado para controlar a la oposición, a nombre de “combatir a la subversión”. Este aspecto, influyó en lo que posteriormente sería la emergencia indígena en el Ecuador, específicamente, porque aquel escenario canalizó un ambiente social dispuesto al diálogo entre la sociedad civil y el Estado. La transición que vivió el país durante la década de los 80 hace del AVC un actor político que incidió en el protagonismo de los movimientos sociales con un interés democrático, antes que de lucha de clases, como el movimiento de mujeres, de derechos humanos e indígena. No se trata de un antecedente cronológico que evolucionó de una forma a otra, sino de un referente que de manera paralela y desde diferentes políticas se cruzaron. El ensayo además introduce reflexiones relacionadas a la manera de narrar la memoria colectiva, ya que hace del testimonio la voz del documento, es decir, resalta la subjetividad de quien relata, no sólo por la proximidad con la experiencia referida, sino también por su agenda política implícita. Es una voz que camina en los trayectos paralelos de la ficción que transforma en lenguaje aspectos, cualidades y valores de la realidad que la ciencia describe, argumenta y demuestra. Por otro lado, el hablar del pasado se lo hace desde la cárcel, porque fue allí donde se develaron, en parte, las identidades clandestinas de los “subversivos”. La cárcel interpeló de forma imperativa y esto permitió poner al descubierto la manera de actuar de la organización clandestina, sobre todo, de ciertos liderazgos que se configuraron y dieron a conocer sus mejores performatividades. Trabajo de la memoria colectiva que deja abierto la articulación de otras voces.
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El presente trabajo académico analiza, desde la teoría de la heterogeneidad de Antonio Cornejo Polar, las obras Los Sangurimas, “Mama Pacha” y “El nuevo san Jorge”, de José de la Cuadra y Jorge Icaza, respectivamente. En el análisis de estas obras literarias se busca la construcción de universos literarios y narrativos ficcionales sumamente complejos, contradictorios, heterogéneos, fraccionados, y cargados de un relato de los diferentes espacios culturales que chocan, se repelen y se encuentran en la sociedad ecuatoriana. Siendo así, pretendemos en la lectura de las creaciones literarias de los mencionados autores evidenciar la heterogeneidad cultural como premisa fundamental de construcción literaria, heterogeneidad que en la narración conduce directamente a un fraccionamiento subjetivo de los personajes, a una esquisis cultural que orienta a los habitantes de estos universos literarios, que en ocasiones los potencia y en ocasiones los destruye. Construcción y destrucción subjetiva de los habitantes de estas ficcionalizaciones simbólicas, que es planteada como propuesta política, social y cultural ante una sociedad marcada por la colonización, la negación, el olvido y el rechazo de la pertenencia cultural heterogénea andina, que evita precisamente que, esa heterogeneidad estructure una construcción de varias culturas, de varias voces, de varias lenguas, potente y creadora, capaz de abarcar y dialogar con los mundos de vida que conviven en su seno.
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A través del estudio del ensayo latinoamericano, me pregunté por la ausencia de las mujeres en el canon tradicional. Este cuestionamiento se amplió a toda la producción literaria de las mujeres en América Latina. Descubrí que, gracias a una interrogante similar y un camino recorrido por varias mujeres, su aporte a la literatura, su producción intelectual, la historia de las ideas ha sufrido de brutal negligencia rayana en el abandono total y casi en el olvido. Sin embargo, a partir de la década de 1980, una campaña para buscar y descubrir a las autoras y sus textos ha tenido lugar desde las academias latinoamericanas y norteamericanas. Personalmente me distancio de este término.
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[ES] El presente estudio se realiza con la intención de difundir, conservar y rescatar el significado de la iconografía e iconología de la memoria histórica representada en los retablos de los templos cristianos, los cuales forman parte del patrimonio histórico material y que son producto de la fusión de dos culturas, la Ibérica y la indígena, dando como resultado un sincretísmo característico, el cual se puede ver plasmado en sus obras, que por el paso del tiempo se ha ido perdiendo en el olvido el significado y su función dentro de los espacios religiosos.
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Los girasoles ciegos de Alberto Méndez se inscribe en el gran conjunto de obras literarias españolas contemporáneas que abordan la Guerra Civil y la posguerra, y la recuperación de la memoria histórica, traumática y mutilada. Algunas están atravesadas por cierto ánimo conciliatorio; otras, como Los girasoles ciegos, ponen de relieve el conflicto, lo exteriorizan en toda su magnitud. Ponerle palabras al silencio, darle un nombre a la ausencia, hacer público el vacío, nos acerca a la verdad, al conocimiento, a la comprensión. En la obra de Méndez, voz y silencio marcan dos ámbitos irreconciliables: el afuera y el adentro, los otros y 'nosotros', lo anónimo y lo oficial, la luz y la oscuridad, la memoria y el olvido, la vida y la muerte. Sin embargo, estos términos no son absolutos: pueden invertirse e, incluso, convertirse en una unidad contradictoria o paradójica. La película de Cuerda y Azcona retomará esta serie de dicotomías y también la contradicción. Proponemos analizar, a partir de la idea de la inversión de opuestos y de la paradoja, el 'diálogo' que entablan la palabra y el silencio en la obra de Méndez y en la de Cuerda y Azcona, en un espacio simbólico
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Siempre me interesaron las relaciones entre la Primera Parte de El Eternauta, de Héctor Oesterheld y Solano López (1957), y sus "malogradas" continuaciones. Por su carácter fantástico, el argumento de la historieta admite laposibilidad de múltiples continuaciones y derivaciones; sin embargo -y la Segunda Parte de la obra (escrita por el mismo Oesterheld en 1976) es una buena prueba al respecto-, la realización efectiva de una continuación planteó y plantea innumerables dificultades. En este punto, creo que la clave para pensar el problema pasa por la cuestión de la "memoria" y el lugar del "futuro" en la ficción. Muchos olvidan que, en el final de esa Primera Parte, la intriga se hace circular: para recuperar vida y hogar, el héroe olvida o anula su experiencia aventurera. La recuperación del pasado está basada en el olvido del futuro, que necesaria y trágicamente va a ser catastrófico. En cambio, y este es el gran acierto poético, junto al héroe está su autor, el "guionista", cuya escritura sí se orienta hacia el futuro (¿podrá evitar la catástrofe publicando todo lo que el héroe le contó: "será posible"?). Para continuar su historia, Juan Salvo tiene que recuperar la memoria de su experiencia, y en ese trance no podrá evitar dejar de ser quien es: ¿cómo continuar, entonces, la historia de un sujeto que ha dejado irremisiblemente de ser lo que era? ¿Transformándolo en un "super-hombre"? En todo caso, queda claro que El Eternauta es un texto diferente aun dentro de la producción de Oesterheld; casi no es un buen ejemplo de esa producción: contra los supuestos y protocolos de la "literatura de masas", dicha historieta obliga al lector, empuja a la ficción (y a sus continuadores), a preguntarse por el estatuto de la memoria y su relación con el futuro
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La literatura no se ha mantenido indiferente respecto de sucesos que han dejado marcas en la historia de las sociedades, particularmente aquellos concebidos como traumáticos. Tradicionalmente, las narraciones suscitadas por ellos se sustentan en el trabajo con la memoria y delinean un sujeto que asume el estatuto de testigo narrador. En este marco, ¿resulta factible pensar relatos que se funden en el olvido? Si así lo fuera, ¿qué tipo de sujeto propondrían? Tales cuestiones invitan a pensar y discutir una estética del olvido. Esta estética torna evidentes las limitaciones del lenguaje para abordarlo como objeto y confieren a quien narra una subjetividad diferenciada del sujeto de la memoria, por la cual no intenta superar aquellas dificultades sino que las asume, las expone y las explora. La estética del olvido propone una lectura alternativa a la que lo opone, sin mayores contemplaciones, a la memoria -antinomia en la que el primero de los términos se reviste una valoración negativa-. De mismo modo que autores como Huyssen (2001) y Ric?ur (2004) rescatan las dimensiones políticas y éticas del olvido como elemento constitutivo de la memoria, es posible distinguir en él cierta fertilidad estética que posibilite el surgimiento de un ars oblivionalis
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La hipótesis que sostendré en este trabajo es que el relato testimonial es intertextual, que recupera el discurso factual y deconstruye los sentidos institucionalizados produciendo un nuevo conocimiento. Con esos presupuestos, afirmo que el sujeto se configura en la relación intersubjetiva a la que abre el relato a partir de la memoria materializada en la escritura. Estas ideas se apoyan sobre la lectura del sistema literario de la Argentina de fin de siglo, operación que me permite recuperar ciertos textos que considero pertenecientes a una clase discursiva a la que he identificado como 'relato testimonial'. El corpus está constituido por un conjunto de textos que han sido seleccionados con los siguientes criterios: 1°) Presentan una diferencia de grado en cuanto a la ubicación del relato testimonial en la discusión teórica de lo ficcional-no ficcional. Esta gradación permite localizar en un extremo textos como Nunca más (Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas); El flaco perdón de Dios, de Juan Gelman y Mara La Madrid; La otra historia, de Roberto Perdía; José, de Matilde Herrera; y en el otro extremo, El fin de la historia, de Liliana Heker; La ciudad ausente, de Ricardo Piglia; Cola de lagartija y Novela negra con argentinos, de Luisa Valenzuela. Dentro del marco que diseñan estos textos ubico obras que entiendo representan un crescendo hacia la actualización de la convención de ficcionalidad. Ellas son: Recuerdo de la muerte y La memoria en donde ardía, de Miguel Bonasso, y Herederos del silencio, de Gabriela Cerrutti. 2°) Este espectro de textos está organizado también en torno de un núcleo temático: la memoria de la violencia de la década del setenta en la Argentina. 3°) La configuración de este campo de trabajo está sustentada sobre la idea de que existe una subrayada fluidez entre los textos, marcada por un imperativo: la necesidad de articularlos en un diálogo para que el testimonio trascienda lo privado y subjetivo y aporte nuevos sentidos que abarquen lo colectivo y social. 4°) Otro aspecto sustantivo, y sobre el cual argumentaré, es que existen instituciones que en su relación con la literatura justifican la producción, circulación y recepción de estos textos, especialmente el periodismo. Todo ello tiene un principio históricamente dado y conflictivo en la literatura argentina: los vínculos entre literatura y política
Resumo:
La lucha por la memoria es una lucha contra el olvido y puede convertirse en una lucha contra la impunidad, es decir; en una lucha por la justicia. Tal es el caso del accionar político del colectivo H.I.J.O.S. México (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) frente a los casos de desaparición forzada en este país durante la llamada Guerra Sucia (de las décadas de los sesenta a los ochenta), que tienen que ver con un problema de olvido e impunidad sistemáticos aún vigentes. Este artículo pretende reflexionar en torno a lo que se entiende por memoria histórica, así como poner en contexto el periodo de la Guerra Sucia en México y, finalmente, centrar la atención en el quehacer de H.I.J.O.S. México
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En el presente artículo, se analiza la novela La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, enfatizando la representación de la memoria y el olvido (o la represión de la memoria, en su caso). Se muestra que la escritura sobre la memoria no es unidimensional y que Llamazares no solamente la representa, sino que refleja el propio proceso de memoria y olvido y su complejidad. Lo que a primera vista se puede percibir como una novela fatalista y neorromántica, es en realidad una reflexión sobre la memoria oral desde la perspectiva de los hombres y las regiones marginados del campo tanto en la época franquista como durante la transición modernizadora
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La instalación de los estudios culturales como práctica dominante en diversas zonas del mundo universitario ha traído como consecuencia la suspensión o incluso el olvido de proyectos que en los años 70 y 80 constituyeron una ruptura epistemológica respecto de la tradición de la crítica literaria latinoamericana. Tendencias del culturalismo actual -la crítica genealógica, los estudios subalternos- han cuestionado de tal modo la literatura como objeto de estudio que propician su desaparición de las nuevas agendas críticas. La revisión de algunos problemas que surgen de tal deseo se hará a partir de un par de textos de Alberto Moreiras y John Beverley.
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En el presente artículo, se analiza la novela La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, enfatizando la representación de la memoria y el olvido (o la represión de la memoria, en su caso). Se muestra que la escritura sobre la memoria no es unidimensional y que Llamazares no solamente la representa, sino que refleja el propio proceso de memoria y olvido y su complejidad. Lo que a primera vista se puede percibir como una novela fatalista y neorromántica, es en realidad una reflexión sobre la memoria oral desde la perspectiva de los hombres y las regiones marginados del campo tanto en la época franquista como durante la transición modernizadora
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La hipótesis que sostendré en este trabajo es que el relato testimonial es intertextual, que recupera el discurso factual y deconstruye los sentidos institucionalizados produciendo un nuevo conocimiento. Con esos presupuestos, afirmo que el sujeto se configura en la relación intersubjetiva a la que abre el relato a partir de la memoria materializada en la escritura. Estas ideas se apoyan sobre la lectura del sistema literario de la Argentina de fin de siglo, operación que me permite recuperar ciertos textos que considero pertenecientes a una clase discursiva a la que he identificado como 'relato testimonial'. El corpus está constituido por un conjunto de textos que han sido seleccionados con los siguientes criterios: 1°) Presentan una diferencia de grado en cuanto a la ubicación del relato testimonial en la discusión teórica de lo ficcional-no ficcional. Esta gradación permite localizar en un extremo textos como Nunca más (Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas); El flaco perdón de Dios, de Juan Gelman y Mara La Madrid; La otra historia, de Roberto Perdía; José, de Matilde Herrera; y en el otro extremo, El fin de la historia, de Liliana Heker; La ciudad ausente, de Ricardo Piglia; Cola de lagartija y Novela negra con argentinos, de Luisa Valenzuela. Dentro del marco que diseñan estos textos ubico obras que entiendo representan un crescendo hacia la actualización de la convención de ficcionalidad. Ellas son: Recuerdo de la muerte y La memoria en donde ardía, de Miguel Bonasso, y Herederos del silencio, de Gabriela Cerrutti. 2°) Este espectro de textos está organizado también en torno de un núcleo temático: la memoria de la violencia de la década del setenta en la Argentina. 3°) La configuración de este campo de trabajo está sustentada sobre la idea de que existe una subrayada fluidez entre los textos, marcada por un imperativo: la necesidad de articularlos en un diálogo para que el testimonio trascienda lo privado y subjetivo y aporte nuevos sentidos que abarquen lo colectivo y social. 4°) Otro aspecto sustantivo, y sobre el cual argumentaré, es que existen instituciones que en su relación con la literatura justifican la producción, circulación y recepción de estos textos, especialmente el periodismo. Todo ello tiene un principio históricamente dado y conflictivo en la literatura argentina: los vínculos entre literatura y política
Resumo:
La lucha por la memoria es una lucha contra el olvido y puede convertirse en una lucha contra la impunidad, es decir; en una lucha por la justicia. Tal es el caso del accionar político del colectivo H.I.J.O.S. México (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) frente a los casos de desaparición forzada en este país durante la llamada Guerra Sucia (de las décadas de los sesenta a los ochenta), que tienen que ver con un problema de olvido e impunidad sistemáticos aún vigentes. Este artículo pretende reflexionar en torno a lo que se entiende por memoria histórica, así como poner en contexto el periodo de la Guerra Sucia en México y, finalmente, centrar la atención en el quehacer de H.I.J.O.S. México