65 resultados para Himnología bizantina


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Isaac Argiro (1310-1375 ca.) siguió la estela de su maestro, Nicéforo Gregorás, tanto en el cultivo de la ciencia profana como en la oposición a la teología de Gregorio Palamás, que Argiro combatió incluso en la persona del emperador Juan VI Cantacuceno. Además de esas inclinaciones espirituales, Isaac Argiro se interesó también por la astrología, como prueba el hecho de que copiara íntegro el Laurent. Plut. 28, 13, que fue el modelo de los manuscritos que se produjeron en el círculo de Juan Abramio, el astrólogo de Andrónico IV (Laurent. Plut. 28, 16, Marc. Gr. 324, Laurent. Plut. 28, 14 y Taurin. C. VII. 10). Esta comunicación trata de estudiar la vinculación entre el interés de Argiro por la astronomía y la astrología de la Grecia Antigua y sus posiciones filosóficas y teológicas, tal como fueron expresadas en sus opúsculos antipalamitas, así como su acercamiento a los círculos intelectuales bizantinos más proclives a un entendimiento con el Papado con vistas a la unión de las Iglesias de Roma y Constantinopla.

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Leoncio de Neápolis (Chipre, s. VII) es conocido como cultor de la hagiografía. A él se le atribuyen tres obras de este género: la Vida de Simeón el loco, la Vida de Espiridón y la Vida de Juan el li-mosnero. Además, es el posible autor de dos homilías y de la Apología contra los judíos, en la que se centra el presente trabajo. Desde una perspectiva lingüística la obra hagiográfica de Leoncio ha merecido el interés de los estudiosos en tanto presenta un estilo accesible propiciado por un nivel de lengua correspondiente. Este fenómeno ha sido enmarcado en una tensión característica del griego medieval?bizantino entre dos niveles de lengua, uno bajo y otro alto. Ahora bien, estos polos son entelequias metodológicas. La literatura bizantina conforma un continuum de gradaciones de registro que responden a una adecuación con el género y el público de cada obra en particular. En este sentido, el nivel lingüístico de Apología se configura de modo distinto respecto de las hagiografías leoncianas. Sin dejar de poseer rasgos de un griego tardío, el autor parece permitir aquí con menor frecuencia filtraciones del registro bajo. El objetivo del presente trabajo es analizar las condiciones que permiten esta variación del registro lingüístico dentro del corpus de Leoncio. Por lo tanto, se busca contribuir a la discusión sobre dos puntos conflictivos de esta obra. En primer lugar, la posibilidad de la identidad de autor y de la autenticidad de Apología. En segundo, el problema del género y del destinatario del tratado, con especial atención a su transmisión fragmentaria e indirecta.

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Leoncio de Neápolis (Chipre, s. VII) es conocido como cultor de la hagiografía. A él se le atribuyen tres obras de este género: la Vida de Simeón el loco, la Vida de Espiridón y la Vida de Juan el li-mosnero. Además, es el posible autor de dos homilías y de la Apología contra los judíos, en la que se centra el presente trabajo. Desde una perspectiva lingüística la obra hagiográfica de Leoncio ha merecido el interés de los estudiosos en tanto presenta un estilo accesible propiciado por un nivel de lengua correspondiente. Este fenómeno ha sido enmarcado en una tensión característica del griego medieval?bizantino entre dos niveles de lengua, uno bajo y otro alto. Ahora bien, estos polos son entelequias metodológicas. La literatura bizantina conforma un continuum de gradaciones de registro que responden a una adecuación con el género y el público de cada obra en particular. En este sentido, el nivel lingüístico de Apología se configura de modo distinto respecto de las hagiografías leoncianas. Sin dejar de poseer rasgos de un griego tardío, el autor parece permitir aquí con menor frecuencia filtraciones del registro bajo. El objetivo del presente trabajo es analizar las condiciones que permiten esta variación del registro lingüístico dentro del corpus de Leoncio. Por lo tanto, se busca contribuir a la discusión sobre dos puntos conflictivos de esta obra. En primer lugar, la posibilidad de la identidad de autor y de la autenticidad de Apología. En segundo, el problema del género y del destinatario del tratado, con especial atención a su transmisión fragmentaria e indirecta.

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Los libros de caballerías castellanos suponen uno de los géneros más destacados y transcendentales del siglo XVI, por encima de otros que, aparentemente, tuvieron una enorme relevancia para sentar las bases de la narrativa moderna; nos referimos a la ficción pastoril, la picaresca, la sentimental o la bizantina. Señalamos como principio y origen del mismo la publicación de la primera edición del Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo, a partir de la versión primitiva medieval, en 1508. Tuvieron un éxito sin precedentes en la época, como lo corroboran los más de ochenta títulos que forman parte del corpus caballeresco y una difusión de casi dos siglos, desde finales del siglo XV hasta comienzos del siglo XVII, tanto de manera impresa como de forma manuscrita. Sin duda, podemos asegurar que eran los best-seller de la época, convirtiéndose en todo un fenómeno literario, con una notoriedad que traspasó nuestras fronteras peninsulares, tanto en Europa como en América. Prueba de ello son las numerosas traducciones que se hicieron en Italia, Francia, Alemania, Holanda, Inglaterra, Portugal e incluso hasta una versión hebrea del primer libro del Amadís de Gaula. En cuanto a su influencia en el Nuevo Mundo no podemos dejar de mencionar, a modo de curiosidad, cómo estos libros dejaron su huella a través de los conquistadores. Así, Magallanes llamó patagones a los aborígenes de la región austral de Sudamérica por influencia del Primaleón, del que deriva el topónimo Patagonia y Las Sergas de Esplandián, de Montalvo, fue fuente de inspiración para otros dos topónimos: California y Amazonas...

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No nordeste da Roménia, na antiga província da Moldávia e próxima da fronteira com a Ucrânia, encontra-se Bucovina, uma região histórica de frequentes ocupações e constantes divisões, disputada por vários povos (dácios, citas, sármatas, romanos, godos, hunos, avaros, eslavos, otomanos, tártaros, mongóis, …). Tem a maior concentração de mosteiros e igrejas, cerca de 20, decoradas no interior e exterior com frescos religiosos. Na época em que Bucovina era devastada por invasões do império Otomano, as igrejas ocupavam a zona central das fortalezas – posteriormente adaptadas em mosteiros – onde as tropas e a população se reuniam. A maioria era analfabeta e com dificuldade em entender a complexa liturgia ortodoxa que se praticava naqueles tempos. No século XIII, Petrus Rares, filho do Stephen III Muşat (1457-1504), um dos santos mais célebres na ortodoxia da Roménia, converteu as paredes interiores e exteriores das igrejas em autênticas bíblias ilustradas, com frescos relatando as histórias de santos e de mártires, além das crónicas épicas da luta contra os otomanos, com o objetivo de fortalecer o espírito da população. Os frescos conjugam os dogmas ortodoxos, a seriedade expressiva da pintura bizantina e a vivacidade da arte popular local. Grande parte das pinturas exteriores ainda se encontram em bom estado de conservação com exceção das fachadas orientadas a norte, deterioradas pela chuva e pelo vento frio. De uma forma geral os frescos do exterior são semelhantes, com três representações principais: a) O Juízo Final, com a ressurreição dos mortos e o julgamento dos justos e dos pecadores. b) A árvore de Jessé, que representa a genealogia de Jesus e a ligação entre o velho e o novo testamento. c) O cerco de Constantinopla (1453) representada normalmente junto à porta de entrada da igreja. Efetua-se uma breve análise, tendo por base a interpretação popular dos frescos exteriores das igrejas dos mosteiros de Suceava (1522) e Voronet (1487). Devido à importância artística e histórica dos frescos, as duas igrejas estão inscritas na lista de Património da Humanidade da UNESCO em 2010 e 1993, respetivamente.