999 resultados para César, Jules (0100-0044 av. J.-C.) -- Portraits
Moyen très équitable de réparer une grande partie des désastres de la France. [Par C.-J. Robillard.]
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An unidentified African Canadian young woman is the subject of this cabinet card portrait photograph by N. C. Shorey, of Toronto, Ontario. The photo is undated but believed to be taken in the late 1890s. The photographer's stamp, with his name and address, appears in the gold lettering at the bottom of the card. The young woman in the photograph could possibly be a relative of the Sloman - Bell family, who resided in the London and St. Catharines areas. This cabinet card was in the possession of Iris Sloman Bell, of St. Catharines, Ontario. The Sloman - Bell family relatives are descended from former Black slaves from the United States.N. C. Shorey is listed as a photographer in Toronto, Ont. from 1892 - 1900. Source: Phillips, Glen C. The Ontario photographers list (1851-1900). Sarnia: Iron Gate Publishing Co., 1990. "Cabinet card photographs were first introduced in 1866. They were initially employed for landscapes rather than portraitures. Cabinet cards replaced Carte de visite photographs as the popular mode of photography. Cabinet cards became the standard for photographic portraits in 1870. Cabinet cards experienced their peak in popularity in the 1880's. Cabinet cards were still being produced in the United States until the early 1900's and continued to be produced in Europe even longer. The best way to describe a cabinet card is that it is a thin photograph that is mounted on a card that measures 4 1/4″ by 6 1/2″. Cabinet cards frequently have artistic logos and information on the bottom or the reverse of the card which advertised the photographer or the photography studio's services." Source: http://cabinetcardgallery.wordpress.com/category/cabinet-card-history/
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UANL
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El pasado Mundial de Fútbol Categoría Sub-20 fue una gran oportunidad que tuvo Colombia para seguir mostrándose a nivel internacional y para mejorar su imagen negativa de ser un país violento. Debido al éxito de este evento, y que estuvo a la altura de los de su tipo, ya que también superó en record de asistencia a los que se habían realizado anteriormente (FIFA.COM, 2011), y sumado a las declaraciones del presidente de la FIFA: "Colombia está preparada para la gran Copa Mundial de FIFA, pero de momento deberá esperar hasta el año 2026, porque las sedes de los años 2014 (Brasil), 2018 (Rusia) y 2022 (Qatar) ya están asignadas" (Semana, 2011); este trabajo pretende analizar con base en los principales indicadores (infraestructuras, movilidad, vías, ciudades, seguridad), si Bogotá podría ser sede principal del mundial de fútbol del 2026. Para lograr el objetivo se tomaron como referencia los diferentes mundiales anteriormente realizados. Se hizo un análisis comparativo entre Johannesburgo (sede principal del Mundial realizado en Suráfrica en el 2010) y Bogotá, en 5 factores que permiten visualizar las fortalezas y debilidades de la capital colombiana para poder ser sede principal de un Mundial. Se presentan conclusiones.
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Durante los siglos XVII y XVIII se presentaron varias querellas ante el Tribunal de Justicia Criminal del Nuevo Reino de Granada, en las que se denunciaba que había personas que ejercían los oficios médicos sin tener títulos que los acreditaran como facultativos en las artes curativas. Por ese entonces, se creía que quienes utilizaban yerbas y conjuros como métodos terapéuticos, por lo general mujeres, debían ser juzgadas como yerbateras-envenenadoras, porque no pretendían curar sino matar a quien consumiera sus preparados. El texto establece que los procesos criminales por envenenamiento constituyen un prisma en el que convergen diferentes problemáticas del periodo colonial neogranadino, relacionadas con la salud, los oficios médicos, las enfermedades, las creencias mágico-religiosas, el ideal de mujer en la época, la delincuencia, y las dinámicas de las instituciones españolas, entre otras. De esta manera, se estudió cómo fue la relación entre los aspectos jurídicos, las leyes criminales (dictadas por la Corona) y las conductas “desviadas” (relacionadas con el crimen por envenenamiento) de los habitantes del Nuevo Reino de Granada, entre los siglos XVII y XVIII. Para ello se revistaron desde diferentes perspectivas, varios temas del mundo colonial neogranadino, relacionados con los rumores, la comidilla, los chismes y la importancia de la comunicación hablada en el virreinato; el problema de la honra, como una de las virtudes más sobresalientes de la época y las creencias de la cultura popular con relación al envenenamiento y los diferentes métodos curativos.