1000 resultados para Formación de profesionales
Resumo:
El sistema económico agrario tradicional predomina en España y sigue intacto hasta principios del siglo XX, conviviendo con una producción industrial poco desarrollada y de lenta evolución técnica, que se nutre de una abundante mano de obra poco o nada cualificada. Pero la formalización de un sistema educativo no tendrá lugar hasta la ley de Moyano, si bien es un elemento modernizador, en cuanto a la extensión, de la enseñanza como derecho colectivo, establece un régimen de enseñanzas en la práctica elitista, junto a la masa de población de nivel formativo escaso o nulo. Serán las congregaciones religiosas, en concreto, la Salesiana, la que se ocupará del establecimiento de una serie de escuelas de capacitación y formación de artesanos, las llamadas Escuelas Profesionales de Artes y Oficios, la primera establecida en Sarriá (Barcelona) en 1886, en la que viviera el fundador de la Congregación y actual patrono de la formación profesional industrial, San Juan Bosco. Los programas de estudios de estas escuelas eran propios y tenían una duración máxima de cinco años. Los primeros intentos de establecer un sistema normalizado de enseñanzas profesionales, serán los Estatutos de 1924 y 1928. El primero no tiene importancia operativa, es del segundo de donde arranca el establecimiento de un sistema reglado de enseñanzas profesionales y una red de centros para tal fin. Este estatuto surge por la corriente de preocupación sobre la formación de los trabajadores, acelerada en Europa a partir de la primera guerra mundial, tanto para atender las necesidades industriales creadas por el conflicto, como por la reconstrucción socio-económica posterior. El estatuto del formación de 1928 está a caballo entre las tendencias industrializadoras y la pervivencia de las formas artesanales anteriores, como refleja el hecho de que se ocupe tanto de la formación profesional del obrero como del artesano, estableciendo dos tipos de centros: las escuelas elementales y superiores de trabajo y las escuelas profesionales para oficiales y maestros artesanos, o simplemente escuelas de artesanos. Se inicia así, lentamente, el desarrollo de lo que hoy entendemos por formación profesional; creándose las primeras bases en cuanto a planes de estudio, centros, profesorado idóneo, etcétera, de este tipo de enseñanzas. Tras la guerra civil, España entra en un periodo de aislamiento donde se produce una fuerte protección de la industria nacional. Esta fase se caracteriza por el auge del sector industrial en detrimento del agrícola, lo que a nivel de formación profesional supondrá una concentración del esfuerzo en la capacitación par las tareas industriales, aún no muy complejas, a un amplio sector de la población. La formación de adultos será el sector de las enseñanzas profesionales que verá multiplicada su actividad, aunque no con la intensidad y planificación necesarias. Para tratar de cubrir las necesidades de formación en un nivel medio se crea por ley de 1949, una red de Institutos Laborales, donde se impartirá el llamado Bachillerato, un conjunto de enseñanzas técnico-profesionales de acuerdo con tres modalidades: bachiller laboral industrial, bachiller laboral marítimo-pesquero y bachiller laboral agrícola, según el tipo de producción dominante en las distintas zonas de ubicación de los centros. Después, pasarán a ser conocidos como Institutos Técnicos. En la actualidad, estos institutos se integran en el régimen general de enseñanza media, si bien en muchos de ellos se incluyen secciones de formación profesional. El restablecimiento de las redes internacionales, unido a una política económica más ágil, marcarán a comienzos de los años cincuenta el inicio de una fase de desarrollo con cierta recuperación económica de la renta nacional. Con algo de retraso en este ambiente se pondrá en vigor la ley de formación de 1955, que se propone actualizar el estatuto del 28 introduciendo profundas modificaciones completando la formación estatal con claras deficiencias se desarrolla una formación para trabajadores adultos, a cargo de entidades como el Ministerio de Trabajo, el de Agricultura y otras entidades privadas, En 1957 se crea una oficina sindical de formación profesional acelerada, con centros donde se trata de capacitar en cursos breves al mayor número de individuos procedentes de sectores de bajo desarrollo económico. En 1964 se pone en marcha el Plan Nacional de Promoción Profesional Obrera, que completa la formación en aquellos sectores de baja productividad. Por último, la Ley General de Educación de 1970 con una reforma educativa que intenta no sólo coordinar sino prever las necesidades formativas que le acelerado proceso de transformación del país requiere. Se ah creado un sistema integrado donde las enseñanzas técnicas y profesionales dejan de ser una vía paralela del a educación y se convierte en el elemento fundamental del sistema educativo y se extiende la formación a todos los sectores, destacando el terciario, que actualmente tiene mayor demanda y se articula en tres niveles: la de primero grado obligatoria y gratuita para todos aquellos que no sigan el bachillerato.
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Las leyes de 1970 y 1971 han dotado a Francia de originales instituciones en el campo de la formación profesional permanente. La principal característica de estas leyes es que está basada en gran medida en la iniciativa y en la participación activa de diferentes grupos de organizaciones profesionales, organizaciones sindicales, poderes públicos. Todos los trabajadores tienen derecho a disfrutar de licencias por razón de estudios de formación; Segunda característica son las relaciones entre los diferentes grupos de asociados; Tercera, Una política ampliamente descentralizada; Cuarta, distribución de funciones entre el estado y los organizaciones profesionales. Los objetivos de la Formación Profesional tienen doble finalidad: preparar a los trabajadores para enfrentarse en mejores condiciones con la evolución de la coyuntura económica y corregir las desigualdades sociales favoreciendo la promoción profesional y social. Por su parte la intervención de los poderes tiende al desarrollo de las actividades a favor de determinadas categorías de trabajadores que corren el riesgo de quedar al margen del desarrollo económico y social, tanto si de trata de trabajadores inmigrantes, disminuidos físicos o mentales, o de mujeres que intentan volver a incorporarse a las actividades profesionales. El éxito de esta política se basa, ante todo, en las iniciativas de los diferentes grupos asociados. La política de formación profesional ha sufrido en unos pocos años una profunda transformación, pero los responsables deben asegurarse de que, una vez que se haya alcanzado una igualdad de oportunidades para todos, su uso no sea una decepción para los trabajadores al no encontrar ni las cualificaciones suplementarias que buscan, ni la autonomía deseada, ni un despilfarro que podría comprometer el crédito de los trabajadores en el sistema. Así, habrá que presentar próximamente un proyecto de ley para reforzar los dispositivos de control.
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Desde fines del siglo XIX y principios del XX se despertó en España un fuerte preocupación por la preparación científica de los profesionales de la enseñanza. Se buscaron fuera de España modelos de formación docente, se modificó el Plan de las Escuelas Normales, se creó el Instituto-Escuela para la formación de los profesores de enseñanzas medias, se fomentaron cursos de perfeccionamiento del profesorado, se impulsó la actividad del centro pedagógico, institución específicamente encargada de mejorar la preparación y puesta al día del profesorado en ejercicio, se promovió la salida, casi masiva, de profesores de todos los niveles educativos al extranjero para adquirir una mayor profesionalización en su tarea docente, salida que se llevó a cabo gracias a un magnífico sistema de becas de postgraduados desde el Ministerio de Instrucción Pública. Todo ello, daría como resultado el llamado Plan Profesional de formación de maestros en la Segunda República. Aparece la inspección por influencia francesa y belga y estos, tienen una misión casi exclusivamente pedagógica y el maestro no ve en ellos otros agentes que colaboradores y consejeros. Lo que les tranquiliza y garantiza el éxito de las inspecciones. La República, no descuidó la universidad así, bastantes decretos para reformarla y renovarla. Se creó la Universidad Internacional de Santander. Importante la incorporación de los estudios pedagógicos a la universidad. La nueva sección nació como centro de investigación pedagógica y como centro de formación del profesorado de nivel medio y superior.
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Un ejemplo de programa educativo que refleja el cambio educativo actual en Estados Unidos, es el programa conocido por la educación basada en las competencias del profesor (competency-based teacher education). Este concepto educativo es un tipo de estrategia que puede proporcionarnos un procedimiento sistemático para hacer frente a la complejidad educativa, representando algo más que un aislado intento de innovación para modernizar la educación del profesorado. Sus siglas serian CBTE. Quienes estudian el sistema de la educación basada en la competencia del profesor, comprobarán que también se habla en él de la educación basada en la actuación del profesor (perfomance-based teacher education, PBTE). Ambos son términos sinónimos, pero el primero es más ampllio porque no sólo se preocupa de la capacidad del profesor para que actúe de la manera deseada, sino que, a la vez, se interesa por las capacidades que hay que desarrollar y demostrar que corresponden a la complejidad del papel del profesor. La idea de CBTE es que las decisiones en la preparación del profesor han de estar basadas en una competencia demostrada, más que en unas pruebas de preparación o experiencias supuestamente relacionadas con la capacidad. Un creciente número de profesionales de la enseñanza no están dispuestos a aceptar la creencia de que simplemente por el hecho de que alguien sabe. Ello, significa que forzosamente será capaz de aplicar los conocimientos. Ha pasado la época de dar una mayor importancia dentro de los programas de preparación del profesorado a los conocimientos de éste. Los conocimientos y las capacidades son dos temas muy diferentes. La formación del profesorado basada en las competencias es un proceso y no un fin en si mismo. Representa un intento por pasar desde nuestra ambigua condición presente en la preparación del profesor a un programa más claramente delineado y articulado de preparación de profesionales de la enseñanza, tanto de los que están haciendo prácticas como de los ya en servicio. El término de preparación de profesores profesionales, tal como se emplea hoy, no incluye la parte de las artes liberales en este tipo de programa. Pero ¿cuál será el principal criterio para determinar el nivel de competencias que un graduado del programa CBTE ha alcanzado? Hay cinco puntos principales en un largo proceso de evaluación del profesorado, donde se puede admitir la evaluación: el proyecto, la operación, las consecuencias en términos de comportamiento del profesorado, las consecuencias en cuanto a condiciones creadas por el comportamiento del profesorado y las consecuencias en términos del progreso de los estudiantes. Únicamente un programa amplio y continuo de evaluación de datos recogidos desde su creación puede contestar a las preguntas sobre el valor de la educación basada en las capacidades. El problema de quien controla la formación del profesorado es muy fluctuante, y CBTE tendrá mucho que hacer en la redistribución del poder compartido.En realidad, todos los grupos implicados en la educación del profesorado deben participar y encontrar su lugar en el movimiento de las competencias.
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La formación de los distintos tipos de profesores se lleva a cabo en centros diferentes con distintos status, currículo y filosofía educativa. La jerarquización administrativa obstaculiza el flujo hacia niveles superiores e inferiores, la jerarquización social. Para dar más efectividad al proceso educativo, facilitar las innovaciones, etcétera, deben renovarse estos modelos profesionales. Debe pensarse en la posibilidad de concebir en cuerpo único no jerarquizado. Aunque son muchos y muy variados los inconvenientes para conseguir la integración propuesta, es evidente que uno de los más importantes es el relativo a la formación inicial que reciben todos los profesores y en concreto, el status académico de los centros donde se forman. La integración del profesor debe comenzar con la integración de los centros de formación, aunque esto no debe suponer la uniformidad del curriculo, sino la equiparación académica y profesional de centros y modelos de formación. La preparación académica y profesional para ejercer la docencia en distintos niveles educativos deberá ser diferente. El profesorado de EGB tradicionalmente el más afectado por esta discriminación, hecho que ha motivado en los últimos años un movimiento educacional internacional en busca de soluciones al problema de la integración de la formación de este profesorado en la educación superior. En el caso español la estructura jerarquizada de los distintos tipos de profesores es uno de los factores que impiden la integración. La equiparación del estatus del profesorado es la base necesaria para una integración profesional de todo tipo de docentes que potenciaria la capacidad de reforma del sistema.
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El PING fue puesto en marcha en 1989 en Alemania. Comenzó como un proyecto educativo regional en el estado de Schleswing-Holstein, autorizado por el Ministerio de Educación y Cultura alemán, y organizado como un proyecto de desarrollo; de profesores en activo y del currículo . Actualmente los diecinueve centros escolares donde no se separa a los alumnos según sus aptitudes, en este estado, están participando en este proyecto. Las iniciales proceden de Práctica de Integración de Enseñanza de las Ciencias: PING. Sus miembros establecieron un sistema de colaboración entre los profesores, investigadores y profesionales en la formación del profesorado. Después se aportó toda la información sobre la reforma. El objetivo era cambiar la tradicional filosofía alemana de la enseñanza de las ciencias y las estrategias educativas, a través del aprendizaje reflexivo del profesor bajo estas premisas: el hombre destruye la naturaleza y por ello, está arriesgando la existencia de la humanidad; todo elemento del mundo es responsable de la naturaleza y de la manera de organizar nuestras vidas, aunque los que tienen el poder tienen que intentar mejorar esta situación; no hay futuro para la humanidad sin conocimiento, aceptación y desarrollo sostenible en equilibrio con la naturaleza; la calidad de vida depende de la calidad de comunicación y la integración en las acciones individuales y sociales. El PING tiene tres objetivos: 1õ Integración del hombre con la naturaleza usando conceptos; 2õ Fomento de las actividades de los estudiantes; 3õ Desarrollo de valores, basado en una educación humana y democrática para todos, incluyendo ideas de igualdad, libertad y solidaridad.
Discursos que orientan el campo del movimiento humano y el problema de la formación del profesorado.
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En muchas universidades del mundo occidental los departamentos o facultades de Educación Física están cambiando su denominación. El nombre que más aceptación tiene en Estados Unidos es Kinesiología; en Australia, Ciencias del movimiento humano y el deporte; en Gran Bretaña, Ciencias del ejercicio y de los deportes. En España la Universidad de Granada está marcando el camino con su Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. El concepto de educación física como término genérico está pasando de moda. Por otro lado, las tensiones entre los discursos que orientan el ámbito del movimiento humano son considerables y no existe ninguna duda que los discursos orientados hacia el rendimiento son los dominantes en la formación de los futuros profesionales. En este periodo de crisis, la educación y otros servicios sociales están sometidos a críticas muy severas. La ciencia continúa siendo ensalzada como el requisito básico hacia un mundo mejor. En este contexto, diferentes grupos compiten por unos recursos cada vez más escasos. Hoy el área del movimiento vive surcado por las disputas y tensiones entre las profesiones orientadas hacia el rendimiento y las orientadas hacia la participación. Estas luchas son ideológicas, tienen raíces profundas y reflejan los diversos modo en que concebimos el campo de estudio y su misión. Por ello, si no queremos unos resultados nulos debemos mejorar el modo en que preparamos a los futuros profesionales, el modo en que les iniciamos en un estudio más multidisciplinar del ser humano en su conjunto. Además, si queremos afrontar la cuestión de si nuestras prácticas profesionales contribuyen realmente a la realización de un mundo mejor. También debemos participar seguros en la crítica de muchas prácticas sociales opresivas e injustas relativas a la educación física y el cuerpo. Debemos tener una conciencia social . Necesitamos prepararnos para explorar nuevos saberes y formas de pensar, y estar menos preocupados por salvaguardar nuestras viejas ideas.
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El diseño de formación, para los profesores que imparten clases técnicas, requiere tener en cuenta distintos factores y variables de especial complejidad y relevancia. Factores como el conocimiento y seguimiento del perfil profesional, a través del trabajo, los requerimientos de la competencia técnica que estimula la evolución tecnológica y las habilidades concretas del formador, son un referente estable a la hora de diseñar la formación inicial y en servicio de los profesores técnicos. Pero una formación de calidad no será posible sino redefinimos espacios y estrategias de aprendizaje junto a las habilidades que deben tener. Las necesidades de formación son demandadas por los profesores y están vinculadas a la aparición de nuevos materiales, utensilios, nuevas máquinas, reflejando asimismo, la necesidad de conocer la evolución de los mercados y precios. En cuanto a competencia técnica son tres las demandadas, en formación pedidas: la práctica en el propio contexto del trabajo, la formación para el seguimiento de ese trabajo y en otros, la formación en nuevas tecnologías y nuevos materiales. Los tres exigen para la puesta en marcha por la empresa una planificación y coordinación adecuadas. La capacidad de transferir destrezas parece como factor destacado en el perfil del formador exitoso. Nada está garantizado, pero tenemos claro que, al menos, podríamos responder mejor ante una exigencia cada vez mayor de desarrollo profesional y de formación de calidad a través del desarrollo de hábitos, destrezas, actitudes y conocimientos comunes a conjuntos de profesiones y actividades en una sociedad de la información y del aprendizaje permanentes. En esta sociedad el factor trabajo están cambiando debido al aumento de la competitividad en las empresas. El mejorar la competencia pedagógica de los profesionales dentro del sistema formal será el arranque efectivo de un adecuado desa.
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En todos los campos de la actividad humana, la formación permanente se ha convertido en una decisión estratégica, ineludible para las organizaciones o corporaciones que pretendan hacer frente al presente y futuro. Para los profesionales es una condición o requisito del que depende no sólo la propia competencia, sino también la supervivencia laboral. Si esto se puede decir de cualquier profesión, en general, hay que acentuarlo en la profesión docente. Este tema en las últimas décadas ha adquirido una atención sin precedentes. Visto desde cuatro puntos: una determinada concepción de la formación como desarrollo profesional, sus múltiples caras o dimensiones, las facetas sociales y políticas que también afectan a la formación y finalmente algunas sugerencias sobre la formación de formadores. El desarrollo profesional no debiera entenderse como un aditamento a la profesión docente, que requiere actualizaciones y reciclajes, si no como un contexto y contenido que converge con la misma profesión y su ejercicio cotidiano. Así, la misma práctica docente merece ser elevada a categoría de contexto y contenido importante en los procesos de formación, y al tiempo como destino de los mismos. La formación continuada del profesorado supone la conjugación de una serie combinada de múltiples factores, dimensiones y escenarios. Los factores contextuales de la formación no sólo representan contornos circundantes a la misma; en realidad la constituyen, la definen y la conforman en sus condiciones, desarrollos y resultados. En definitiva, la participación social y profesional en los sistemas de formación , su democratización interna, su accesibilidad y universalizacion y la apuesta por políticas de discriminación positiva a favor de ciertos colectivos de profesores, son criterios importantes desde los que afrontar la formación al prestar atención a esta faceta política y social. Se están sentando nuevas bases para la formación , que es preciso clasificarlas y debatirlas, pues lo que habamos como nuestro sistema de desarrollo profesional: de los docentes será una parte muy importante de lo que hagamos con el presente y futuro de nuestro sistema educativo.
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En todos los campos de la actividad humana, la formación permanente se ha convertido en una decisión estratégica, ineludible para las organizaciones o corporaciones que pretendan hacer frente al presente y futuro. Para los profesionales es una condición o requisito del que depende no sólo la propia competencia, sino también la supervivencia laboral. Si esto se puede decir de cualquier profesión, en general, hay que acentuarlo en la profesión docente. Este tema en las últimas décadas ha adquirido una atención sin precedentes. Visto desde cuatro puntos: una determinada concepción de la formación como desarrollo profesional, sus múltiples caras o dimensiones, las facetas sociales y políticas que también afectan a la formación y finalmente algunas sugerencias sobre la formación de formadores. El desarrollo profesional no debiera entenderse como un aditamento a la profesión docente, que requiere actualizaciones y reciclajes, si no como un contexto y contenido que converge con la misma profesión y su ejercicio cotidiano. Así, la misma práctica docente merece ser elevada a categoría de contexto y contenido importante en los procesos de formación, y al tiempo como destino de los mismos. La formación continuada del profesorado supone la conjugación de una serie combinada de múltiples factores, dimensiones y escenarios. Los factores contextuales de la formación no sólo representan contornos circundantes a la misma; en realidad la constituyen, la definen y la conforman en sus condiciones, desarrollos y resultados. En definitiva, la participación social y profesional en los sistemas de formación , su democratización interna, su accesibilidad y universalizacion y la apuesta por políticas de discriminación positiva a favor de ciertos colectivos de profesores, son criterios importantes desde los que afrontar la formación al prestar atención a esta faceta política y social. Se están sentando nuevas bases para la formación , que es preciso clasificarlas y debatirlas, pues lo que habamos como nuestro sistema de desarrollo profesional: de los docentes será una parte muy importante de lo que hagamos con el presente y futuro de nuestro sistema educativo.
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La formación del futuro profesorado en América es una actividad vasta, desigual y dispersa. Frente a lo que ocurre con otros profesionales, como los abogados, médicos o los arquitectos, el candidato a profesor no precisa grandes prácticas, ni de una dedicación extra de tiempo o dinero. Durante la mayor parte de este siglo, la educación del profesor ha sido conducida casi exclusivamente por universidades y otras instituciones de enseñanza superior. Una de las consecuencias de la combinación del aprendizaje liberal y profesional en cuatro años, es que los profesores saben menos que sus compañeros titulados universitarios que han estudiado carreras liberales disfrutando de las clases de un profesor especializado, en una disciplina determinada y su aprendizaje profesional es limitado. La ventaja de este sistema de enseñanza es que resulta barato y cómodo. Ha sido criticado por su superficialidad; a favor los futuros profesores tienden a ser bastante altruistas y a interesarse por las personas. Hasta que no se produzca una reforma nuestros centros de enseñanza continuarán siendo instituciones caóticas y la enseñanza será contemplada como una actividad burocrática de bajo nivel, con pocas compensaciones y pocos atractivos para los posibles candidatos a ser profesores.
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La actual situación se caracteriza por la ausencia de una cultura específica del profesorado de secundaria. Así, este profesorado es un colectivo heterogéneo, sometido a una reconversión en gran mediad impuesta. Pero no hay quórum en el tipo de formación ofrecida, ya que no está adaptada a su perfil profesional, lo que hace más difícil la situación. Al principio de la reforma no se quiso abordar plenamente la formación permanente como elemento dinamizador de toda la reforma del sistema educativo, ni tampoco se hizo una reestructuración de los cuerpos docentes y sus competencias profesionales. Consecuentemente, la cualificación académica de lo que podría haber constituido los tipos de profesores de secundaria y postobligatoria tampoco se hizo y de ahí, el desastre. Hoy la formación permanente ha de asumir la pesada carga de muchos errores, lagunas y la compensación de un conjunto de desequilibrios. Una formación que acepte las contradicciones del sistema debería diseñar políticas de formación que atraigan la atención y el interés del profesorado y fomentar aquellas dimensiones relativas con el desarrollo del currículo en al práctica e introducir la dimensión teórica y crítica de la fomación de la que carece en muchas ocasiones.
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Aunque este trabajo se sitúa cronológicamente entre 1969-1984, el recorrido va a iniciar su andadura a partir de los años treinta, con la instauración de la II República y la importancia que dio a la renovación de la enseñanza con sus misiones pedagógicas y gran labor de los maestros. Pero se verá cortada por la nefasta guerra civil que marcará el devenir del profesorado, de su formación inicial, su trabajo, sus expectativas, su desarrollo profesional, etcétera. Y es que frente a la esperanza de renovación del sistema educativo que había contagiado la República, la guerra civil es también aquí, azote, frustración y trauma colectivo. Después se produjo una depuración de numerosos maestros a instancias del régimen y todos los elementos activos y renovadores del país fueron borrados del mapa educativo español. Es evidente, que esta incipiente formación permanente de la época quedó brutalmente sesgada y sólo comenzaría a resurgir años después, de la mano de los maestros que se oponían al régimen dictatorial y que dieron vida a los Movimientos de Renovación Pedagógica, escuelas de verano, etcétera. Así, aunque hubo conatos de intento de renovación y cambio no se realizaron hasta 1969 con la creación de los Institutos de Ciencias de la Educación y la configuración de los Movimientos de Renovación Pedagógica.Los primeros dan lugar al conocido cursillismo. Etapa caracterizada por la mediocridad, pero en paralelo se va creando un modelo más progresista que se consolidará con los Movimiento en la transición a la democracia y el resurgir con fuerza de los movimientos progresistas. Se defiende la escuela pública de mayor calidad para todos. En el primer periodo socialista se crean los centros de profesores (1984), estando al frente de los mismos algunos maestros que habían sido los protagonistas de la transición. En le final del periodo socialista gran parte de ls profesionales más comprometidos han agotado sus energías para renovar la escuela y pasar a segundo plano. La crisis general afecta a la implantación de la LOGSE que demanda un nuevo perfil profesional. Se fortalecen los movimientos de... que habían vivido un periodo de crisis y pasamos al periodo conservador donde las expectativas sobre la formación permanente no son muy entusiastas y se teme una vuelta a los planteamientos que vinculan la formación permanente a la universidad, en detrimento del protagonismo del profesorado en su formación. De las dos experiencias los ICES son para cursillos, pero la segunda práctica fue más efectiva, ya que el ámbito de actuación de los Movimientos... estaba definido por la defensa de una sociedad democrática, que contaba con una escuela pública de calidad para todos.
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Los datos expuestos indican que existe variabilidad de posturas entre los profesores. Normal en educación. A esta diversidad no es ajena la realidad social, conjunto de factores donde se entremezclan la cultura, la economía, la política, los medios de comunicación, el cambio de valores, etcétera, en la que se forma y desenvuelve. En este estudio el profesorado que se ha formado durante la época de la reconversión (gobierno socialista) presenta una religiosidad mayor que sus colegas de la transición, pues aunque la mayoría se consideran católicos en ambos casos proporcionalmente los primeros se autocalifican más practicantes; tendencia reafirmada por su pertenencia a organizaciones religiosas triplica a los de la generación de la transición. Siguiendo esta dimensión ideológica de las dos generaciones de profesores; la de los más jóvenes se manifiesta ser más conservadora políticamente hablando, un 34,7 por cien de ese signo, frente a la mitad, el 16 por cien de sus colegas de la transición. Esta tendencia más conservadora va acompañada por una menor pertenencia a asociaciones políticas sindicales, sociales, educativas clásicas y una mayor presencia en las recientes organizaciones como las ONGs y ecologistas. Parece ser que el profesorado más joven confía menos en solventar la problemática social actual por los medios clásicos de representatividad e intenta responder a ellos, dentro de organizaciones de nuevo corte que pretenden soluciones concretas a problemas concretos. Estas diferencias ideológicas van aparejadas a percepciones profesionales diferentes. Así, cuando ambos grupos presentan similitud en cuanto a la necesidad de recibir formación en cuestiones referidas al diseño y desarrollo de los procesos de enseñanza/aprendizaje y al tratamiento de las dificultades de aprendizaje, los más jóvenes confían más en los cursillos y apuestan menos que los colegas por la formación en centros, por el trabajo en grupo, lo que parece denotar una concepción más individualista de su profesión y de su perfeccionamiento. Otro aspecto distinto es la voluntariedad de su formación continua, siendo la generación más joven más proclive a que se considere obligatoria. Si son señalados como aspectos el cansancio y la rutina entre los más jóvenes en mayor proporción. En general, el profesorado de la transición es más sensible a cuestiones relacionadas con el funcionamiento democrático y los factores directamente relacionados con la mejora de la práctica docente, mientras que los de la reconversión señalan en proporciones mayores que sus colegas deficiencias y reivindicaciones de tipo material. En definitiva, la variedad de opiniones, expectativas de formación inicial, de intereses, de concepciones educativas y profesionales, etcétera, del profesorado en ejercicio de nuestros centros, junto a la complejidad de la educación actual, requiere contextualización de la formación, pero también diversidad de ofertas formativas, alejamiento del provincianismo e intercambio de calidad. El tiempo es un elemento imprescindible para consolidar tradiciones y experiencias de formación y para contrastarlas, analizarlas y evaluarlas, debiéndose ser prudentes antes de lanzar una nueva reforma o propuesta que modifique otra vez más la política de formación permanente.
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A pesar de la reducción cuantitativa del fracaso escolar y el aumento general de la escolaridad en todos los países europeos, la persistencia del fenómeno ha generado propuestas sobre la recuperación en situación de fracaso escolar. Estas propuestas incluidas en el Libro Blanco de las Comisiones Europeas y agrupadas fajo el título, una segunda oportunidad, con el fin de recuperar a los jóvenes que han fracasado la primera vez, en el transcurso de la escolaridad obligatoria. El discurso de la segunda oportunidad suponen reconocer el fracaso de nuestro sistema educativo escolar en lo que respecta a la seguridad del salario mínimo cultural que debería garantizar la enseñanza obligatoria. El discurso de la segunda oportunidad responde a una dicotomía entre la necesidad de resolver el fracaso y la constatación de la impotencia de los sistemas escolares tradicionales para darle solución. Así, las propuestas para la segunda oportunidad se inscriben fuera de estos sistemas educativos. Estos programas tratan de conseguir lo que no se ha logrado a través de los canales tradicionales y lo hacen mediante una intervención específica posterior a la enseñanza obligatoria. Las medidas expost ponen de relieve la cultura antiescuela desarrollada entre los jóvenes. El desafío de estas políticas es tener en cuenta la diversidad de los alumnos. Estas medidas tienen tres tipos de efectos secundarios: aumento del riesgo de formación de guetos, un reconocimiento social insuficiente de esas acciones y personas que acceden a ellas, así como una desresponsabilidad de los sistemas regulares en lo que respecta a la respuesta que se da a esos alumnos. Finalmente la mayoría de las iniciativas para una segunda oportunidad dos efectos: coste elevado y precariedad de los recursos utilizados en esos programas. En cuanto a los informes nacionales los profesionales encargados de los dispositivos de recuperación expost del fracaso escolar no tienen ningún reconocimiento estatuario profesional que correspondería a su función y es lógico que exista una insuficiencia en la formación permanente de estos profesionales como indican los diferentes informes nacionales.