824 resultados para Producción para la defensa
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Tal como se había previsto en el primer boletín conjunto preparado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); y la Organización Internacional del Trabajo (OIT);, la crisis económica continuó golpeando a los países de América Latina y el Caribe durante el segundo trimestre de 2009. Los mercados internacionales se mantuvieron débiles, lo que afectó las exportaciones regionales de bienes y servicios, las remesas y la inversión extranjera directa continuaron cayendo, el crédito perdió dinamismo y la masa salarial se contrajo, sobre todo por la pérdida de empleo. En consecuencia, las proyecciones de crecimiento de muchos países debieron corregirse a la baja. Por otra parte, desde fines del año pasado, aunque con marcadas diferencias entre los países de la región, se viene implementando una política contracíclica para compensar con el gasto público la debilidad de la inversión y el consumo privados y estimular la reactivación de la demanda agregada.En este segundo boletín, la CEPAL y la OIT señalan cómo se ha profundizado el impacto de la crisis en los mercados de trabajo de la región en el primer semestre de este año y analizan las opciones y los avances de la inversión pública en infraestructura y de los programas de empleo de emergencia para contrarrestar los efectos de la crisis en el mercado de trabajo.Prácticamente en todos los países se registró un aumento de la tasa de desempleo en comparación con el año anterior y esta situación empeoró en el segundo trimestre respecto del primero. En el segundo trimestre, el desempleo urbano superó la tasa del mismo período del año anterior en un punto porcentual (un 8,5% frente a un 7,5%);, mientras que en el primero esta brecha fue de 0,6 puntos porcentuales. Además, algunos indicadores muestran un aumento de la informalidad, un debilitamiento del empleo con protección social y una contracción del empleo de jornada completa.Si se analiza la evolución de los mercados laborales en el primer semestre y se considera la proyección de una caída del producto regional del 1,9% en 2009, se estima que la tasa de desempleo urbano regional rondará el 8,5% en el promedio anual. Esta proyección es ligeramente menos pesimista que la adelantada en el primer boletín, lo que tendría su principal explicación en la caída de la tasa de participación que se observa en el primer semestre y se mantendría vigente durante todo el año. Si no se diera esta reducción de la oferta laboral, que en buena parte se debería a un efecto de "desaliento", el promedio anual de la tasa de desempleo urbano se ubicaría entre el 8,8% y el 8,9%. De esta manera,el número de desempleados abiertos urbanos aumentaría 2,5 millones, pero, si se incluye a los "desalentados", el número de personas adicionales que no encuentran espacio en el mercado laboral urbano crecería a 3,2 millones.Sin embargo, como ocurre a nivel mundial, algunas señales indican que la crisis económica en la región habría tocado fondo a mediados de año. En muchos países se ha detenido la caída de la producción y hay indicios de una incipiente recuperación que motiva un cauto optimismo, ya que esto favorecería la evolución de los mercados laborales en el cuarto trimestre. Sin embargo, consideramos que la recuperación será gradual y no se dará de manera homogénea en todos los países de la región.Es importante destacar que los problemas laborales no se resolverán con el retorno a un sendero ascendente de crecimiento. En primer lugar, es de esperar que la recuperación del empleo se dé con un cierto rezago respecto de la actividad económica. En segundo término, con un crecimiento económico que a corto plazo continuará siendo moderado y no volverá a las tasas registradas entre fines de 2003 y mediados de 2008, la demanda laboral seguirá débil y eso repercutirá en la generación de empleo de buena calidad. Por lo tanto, los países no deben desistir de los esfuerzos para estimular la defensa y la creación de puestos de trabajo decente y deben reforzar la efectividad y eficiencia de los instrumentos disponibles. De esta manera, la región no solo enfrentará mejor los desafíos de la recuperación económica, sino que también fortalecerá las bases para lograr la inclusión social y poder avanzar en mejores condiciones hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
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Antecedentes 1.En años recientes se ha observado una renovada importancia de las políticas industriales en América Latina y un creciente interés por generar un nuevo equilibrio entre el Estado, el mercado y la sociedad (CEPAL, 2012). Esto ha puesto de relieve el papel de la innovación y el desarrollo del capital humano para reducir la brecha tecnológica y crear mayores oportunidades de empleo, sumar valor agregado a las producciones locales, prevenir la reprimarización y la dualidad productiva, y vigorizar la vinculación entre desempeño exportador y crecimiento económico a partir del incremento de la productividad empresarial, en general, y de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME), en particular. 2. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha puesto sobre la mesa la importancia que tiene el cambio estructural para un desarrollo económico y social con equidad. Este cambio se entiende como el tránsito hacia actividades y sectores más intensivos en conocimientos tecnológicos y un mayor dinamismo de la productividad (CEPAL, 2012). Es importante que las estructuras de producción y exportación de América Latina se orienten hacia los sectores más dinámicos, de mayor productividad o de alto contenido tecnológico. 3.El modo de producción moderna, basado en gran medida en la deslocalización productiva, ha abierto una oportunidad para la inserción de las empresas latinoamericanas, especialmente las pymes, en mercados de creciente valor y dinamismo. Este modo de producción facilitó la creación de cadenas globales de valor como patrón de producción basado en la deslocalización productiva, pero conectados con mercados finales dinámicos, que pueden ser nacionales (ubicados en los centros urbanos), regionales (países vecinos) o globales (principales mercados de consumo). Estas redes de producción, al estar integradas por cadenas de valor de firmas dispersas, abren una oportunidad de participación para las MIPYME, aunque con retos enormes, sobre todo en materia de productividad, calidad y estándares técnicos. 4.Por ello, se debe avanzar en el fortalecimiento de la participación de las empresas de la región en cadenas de valor locales y su inserción en globales, que permita aumentar la productividad y adecuar, de manera más competitiva, la participación de los países de la región en la actual división internacional del trabajo y la producción de la economía mundial. Entre los beneficios que podrían derivarse a nivel microeconómico del fortalecimiento de las cadenas de valor se destacan: nuevas asociaciones estratégicas entre empresarios, mejoras en la calidad de la producción, incremento de competitividad y de la capacidad exportadora de las empresas, y el aumento en el financiamiento de proyectos empresariales y de desarrollo económico local por el sector privado y por el público. 5.El papel de las políticas públicas es fundamental en este proceso destinado a estimular la competitividad, sobre la base de una planificación estratégica de sus actores. Se trata de un proceso incremental de adquisición de capacidades por parte de los participantes de la cadena, en el que se procuran innovaciones de producto y de proceso. 6.En este marco, la CEPAL está llevando a cabo procesos de acompañamiento técnico a los gobiernos de El Salvador y Guatemala para el fortalecimiento de cadenas de valor, en el marco del proyecto de cooperación técnica sInserción de PYME agroindustriales en las cadenas de valor en Centroamérica (GER 2007/12)", financiado por la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ). El objetivo central del proyecto es contribuir a la inserción de las PYME agroindustriales de países centroamericanos en las cadenas de valor mediante el fortalecimiento de políticas industriales, entendidas en sentido amplio como políticas productivas que abarcan incluso a los sectores primario y terciario. 7.La reunión de expertos a la que hace referencia este informe constituye un taller regional centroamericano para el intercambio de mejores prácticas y aprendizaje, con los siguientes objetivos: a) presentar y difundir la metodología de la CEPAL para el fortalecimiento de las cadenas de valor; b) diseminar los resultados obtenidos durante el proceso de acompañamiento técnico en El Salvador y Guatemala, y c) recibir comentarios y sugerencias que ayuden a fortalecer las acciones de la CEPAL en estos temas.
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Señala los lineamientos generales que deberá seguir la Universidad de Camaguey para llevar a cabo el proceso de evaluación del Proyecto Camalote, financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola. El Proyecto está orientado a elevar la productividad y el ingreso de los pequeños agricultores organizados en cooperativas de producción en la región de Camalote. Incluye en anexos, encuestas sobre economía campesina, aspectos sociales, y lista de cuadros que se deben elaborar para el estudio de evaluación del impacto.
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El mundo vive un cambio de época. La comunidad internacional, respondiendo a los desequilibrios económicos, distributivos y ambientales del estilo de desarrollo dominante, ha aprobado recientemente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos. En este documento, que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presenta a los Estados miembros en su trigésimo sexto período de sesiones, se complementa analíticamente esa Agenda sobre la base de la perspectiva estructuralista del desarrollo y desde el punto de vista de los países de América Latina y el Caribe. Sus propuestas se centran en la necesidad de impulsar un cambio estructural progresivo que aumente la incorporación de conocimiento en la producción, garantice la inclusión social y combata los efectos negativos del cambio climático. El foco de las reflexiones y propuestas para avanzar hacia un nuevo estilo de desarrollo radica en el impulso a la igualdad y la sostenibilidad ambiental. La creación de bienes públicos globales y de sus correlatos a nivel regional y de políticas nacionales es el núcleo desde el que se expande la visión estructuralista hacia un keynesianismo global y una estrategia de desarrollo centrada en un gran impulso ambiental.