119 resultados para Contracción


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Tal como se había previsto en el primer boletín conjunto preparado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); y la Organización Internacional del Trabajo (OIT);, la crisis económica continuó golpeando a los países de América Latina y el Caribe durante el segundo trimestre de 2009. Los mercados internacionales se mantuvieron débiles, lo que afectó las exportaciones regionales de bienes y servicios, las remesas y la inversión extranjera directa continuaron cayendo, el crédito perdió dinamismo y la masa salarial se contrajo, sobre todo por la pérdida de empleo. En consecuencia, las proyecciones de crecimiento de muchos países debieron corregirse a la baja. Por otra parte, desde fines del año pasado, aunque con marcadas diferencias entre los países de la región, se viene implementando una política contracíclica para compensar con el gasto público la debilidad de la inversión y el consumo privados y estimular la reactivación de la demanda agregada.En este segundo boletín, la CEPAL y la OIT señalan cómo se ha profundizado el impacto de la crisis en los mercados de trabajo de la región en el primer semestre de este año y analizan las opciones y los avances de la inversión pública en infraestructura y de los programas de empleo de emergencia para contrarrestar los efectos de la crisis en el mercado de trabajo.Prácticamente en todos los países se registró un aumento de la tasa de desempleo en comparación con el año anterior y esta situación empeoró en el segundo trimestre respecto del primero. En el segundo trimestre, el desempleo urbano superó la tasa del mismo período del año anterior en un punto porcentual (un 8,5% frente a un 7,5%);, mientras que en el primero esta brecha fue de 0,6 puntos porcentuales. Además, algunos indicadores muestran un aumento de la informalidad, un debilitamiento del empleo con protección social y una contracción del empleo de jornada completa.Si se analiza la evolución de los mercados laborales en el primer semestre y se considera la proyección de una caída del producto regional del 1,9% en 2009, se estima que la tasa de desempleo urbano regional rondará el 8,5% en el promedio anual. Esta proyección es ligeramente menos pesimista que la adelantada en el primer boletín, lo que tendría su principal explicación en la caída de la tasa de participación que se observa en el primer semestre y se mantendría vigente durante todo el año. Si no se diera esta reducción de la oferta laboral, que en buena parte se debería a un efecto de "desaliento", el promedio anual de la tasa de desempleo urbano se ubicaría entre el 8,8% y el 8,9%. De esta manera,el número de desempleados abiertos urbanos aumentaría 2,5 millones, pero, si se incluye a los "desalentados", el número de personas adicionales que no encuentran espacio en el mercado laboral urbano crecería a 3,2 millones.Sin embargo, como ocurre a nivel mundial, algunas señales indican que la crisis económica en la región habría tocado fondo a mediados de año. En muchos países se ha detenido la caída de la producción y hay indicios de una incipiente recuperación que motiva un cauto optimismo, ya que esto favorecería la evolución de los mercados laborales en el cuarto trimestre. Sin embargo, consideramos que la recuperación será gradual y no se dará de manera homogénea en todos los países de la región.Es importante destacar que los problemas laborales no se resolverán con el retorno a un sendero ascendente de crecimiento. En primer lugar, es de esperar que la recuperación del empleo se dé con un cierto rezago respecto de la actividad económica. En segundo término, con un crecimiento económico que a corto plazo continuará siendo moderado y no volverá a las tasas registradas entre fines de 2003 y mediados de 2008, la demanda laboral seguirá débil y eso repercutirá en la generación de empleo de buena calidad. Por lo tanto, los países no deben desistir de los esfuerzos para estimular la defensa y la creación de puestos de trabajo decente y deben reforzar la efectividad y eficiencia de los instrumentos disponibles. De esta manera, la región no solo enfrentará mejor los desafíos de la recuperación económica, sino que también fortalecerá las bases para lograr la inclusión social y poder avanzar en mejores condiciones hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

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El año 2010 fue testigo de una recuperación económica inesperadamente vigorosa de América Latina y el Caribe, después de la contracción del producto en 2009. A nivel regional, la evolución del empleo y del desempleo reflejó este repunte, retomando las tendencias positivas registradas previamente a la crisis. Al mismo tiempo, los salarios formales experimentaron moderados incrementos. Sin embargo, entre las subregiones y los países de la región observamos marcadas diferencias, tanto en la fortaleza de la recuperación económica como en el desempeño de los mercados de trabajo. La primera parte de esta publicación conjunta CEPAL / OIT sobre la coyuntura laboral de América Latina y el Caribe está dedicada a revisar la evolución de los mercados laborales en el contexto de la dinámica reactivación económica de 2010 y de inicios de 2011. Se destacan los importantes avances alcanzados en el período posterior a la crisis, pero también se puntualizan las grandes diferencias entre subregiones y países.Es indudable que, además de aprovechar el contexto favorable brindado por el repunte de la economía mundial y liderado por un grupo de países asiáticos, varios países latinoamericanos pudieron contener el impacto de la crisis e impulsar la reactivación con políticas contracíclicas a partir del manejo macroeconómico aplicado durante la fase de crecimiento entre 2003 y 2008. En estos casos se pudo implementar políticas fiscales y monetarias expansivas. Varias de las medidas fiscales de expansión del gasto se tomaron mediante políticas de mercado de trabajo o se intentó atenuar el impacto sobre el empleo y los ingresos, tal como se analizó en varios de los boletines conjuntos anteriores. Dado que la aplicación de políticas contracíclicas ha sido novedosa para la región, la segunda parte de este documento se dedica a revisar las experiencias de estas políticas y las lecciones para su institucionalización.Tradicionalmente, una característica saliente del crecimiento económico de la región ha sido la volatilidad de los ciclos económicos. En efecto, los períodos de alto crecimiento se han visto sucedidos por profundas crisis. Esta volatilidad ha afectado la utilización de los recursos productivos por largos períodos y ha disminuido la inversión en capital y trabajo con miras al corto horizonte de los ciclos de crecimiento. Durante la reciente crisis internacional, la política macroeconómica contracíclica aplicada permitió moderar la profundidad y duración de su impacto, así como impulsar una recuperación más rápida. En ese sentido, vale la pena analizar cuáles son los elementos fundamentales para desarrollar una política macroeconómica anticíclica de largo plazo, a fin de contar con los elementos necesarios para afrontar futuras crisis y sentar las bases de un crecimiento económico más sostenible en el tiempo. Por otra parte, en esta crisis también se registró mayor preocupación por mantener el empleo y los ingresos de la población. De hecho, varias de las medidas de política de mercado de trabajo adoptadas fueron el vehículo para que el mayor gasto fiscal llegara en la mayor medida posible a las personas, reflejando una preocupación por la igualdad. En efecto, cabe resaltar que estas medidas aspiraron no solo a estabilizar y fortalecer la demanda interna como tal, sino también a evitar que la crisis, tal como solía suceder en eventos del pasado, golpeara sobre todo a los hogares de bajos ingresos. Además, como resultado tanto de las políticas macroeconómicas previas como de las circunstancias globales, cayeron los altos precios de alimentos y combustibles, con lo cual, a diferencia también de experiencias pasadas, la inflación bajó en el contexto de la crisis. Esto evitó que durante la crisis aumentara la desigualdad, como solía ocurrir en otras oportunidades.Sin embargo, cabe destacar dos aspectos: primero, no todos los países estuvieron en condiciones de aplicar políticas contracíclicas fuertes, sobre todo porque muchos carecieron del espacio fiscal para tal fin. Segundo, en otros casos se adoptaron las medidas citadas más como reacción momentánea que como consecuencia de una estrategia de políticas contracíclicas claramente delineadas y establecidas. Por lo tanto, surgió el reto de institucionalizar un enfoque contracíclico a lo largo del ciclo económico. Asumir estos retos implica contribuir a la sostenibilidad del crecimiento económico. El año 2011 se inició con elevado dinamismo e importantes mejoras de los indicadores laborales. Con una proyección del crecimiento del PIB regional claramente por encima del 4%, la CEPAL y la OIT estiman que la tasa de desempleo regional mostrará, para el conjunto del año, un nuevo y significativo descenso, del 7,3% en 2010 a entre un 6,7% y un 7,0%

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