960 resultados para Adorno, Theodor Wiesengrund
Resumo:
La intención central de este trabajo es, a partir la puesta en relación de algunas de las lentes conceptuales concebidas por autores como Theodor W. Adorno, Roland Barthes, Walter Benjamin, Oscar Steimberg y Eliseo Verón, entre otros, reflexionar sobre los stencils de corte político observados en los edificios estatales [es decir, aquellos ocupados por los Poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo], ubicados en el centro de la ciudad de La Plata como un fenómeno social que puede ser analizado desde la teoría crítica y cultural. El objetivo de esta labor es entender la lógica interna de los stencils en relación con la ciudad, en tanto espacio físico y simbólico en el que están interviniendo. Para ello el fenómeno es abordado desde tres dimensiones diferentes: una primera dimensión que se enmarca en el análisis del discurso, el cual nos sirve para abordar a la ciudad y a los stencils como problema discursivo; una segunda dimensión que retomará herramental semiológico para distinguir los stencils y, a su vez, constituir la trama conceptual que permitirá atrapar esos discursos describiéndolos y analizándolos; y una tercera dimensión que intentará, desde la crítica cultural, analizar la función de los stencils dentro de una sociedad articulada en torno del fetichismo. Por otra parte, en este trabajo, subyace la intención de pensar críticamente la relación entre arte y política. La gran cantidad de stencils que se encuentran en todos los soportes que presta la ciudad, voluntariamente o no, en su mayoría conjugan una interrelación entre lo artístico y lo político, apareciendo como 'acciones estéticas de praxis política' que intervienen en el espacio público
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La ponencia buscará mostrar cómo el concepto de mimesis fue reelaborado por W. Benjamin y Th. W. Adorno lejos de un enfoque representacional basado en modelos platónico-aristotélicos. Dicha reelaboración merece ser tenida en cuenta porque genera un potencial liberador para la teoría literaria y estética en al menos dos planos: en primer lugar, desde el nivel de la vida cotidiana, la reelaboración teórico-crítica del concepto de mimesis apunta a la actividad de los sujetos que crean y experimentan el arte y la literatura; y en segundo lugar, desde el nivel de la organización social, dicha reelaboración nos permite pensar en el vínculo del campo estético con las esferas del conocimiento científico y la coordinación social (política y moral). Como se expondrá en la ponencia, el concepto de mimesis intenta rescatar el lugar de lo corporal, lo sensorial y lo pre-racional que integra la experiencia estética. Para Adorno y Benjamin, el correcto enfoque del elemento mimético resultaba indispensable para liberar al arte de formas institucionalizadas de comprensión y percepción, en el nivel de la vida cotidiana; y en el nivel social, el concepto de mimesis era también imprescindible para reconocer en el arte una instancia de apertura continua que desafía estructuras rígidas de comportamiento. En la vida cotidiana el reconocimiento de la actividad mimética implica la reactivación enérgica de la percepción sensorial de los sujetos; y para el sistema social, dicha actividad implica el reconocimiento de los límites de los discursos y un consecuente abandono de la violencia contra lo diferente
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El propósito de la ponencia es reconstruir el vínculo entre el derrotero teórico de Herbert Marcuse y su diagnóstico de la sociedad norteamericana. Más específicamente, el objetivo es comprender las versiones contrastantes de Estados Unidos que conviven en la obra del autor a la luz de su preocupación por el papel de la teoría crítica en los procesos de transformación social. En primer término, se examina el lugar preponderante que ocupa Estados Unidos en el estudio de las sociedades industriales avanzadas emprendido por Marcuse en El hombre unidimensional. En esta sección, se presta particular atención al problema de la vigencia de la teoría crítica en el marco de una sociedad que, como la norteamericana, parece capaz de fagocitar las fuerzas tendientes al cambio social. En segundo término, la ponencia analiza cómo la irrupción de nuevas corrientes contestatarias en la escena cultural y política norteamericana modificó la visión de Marcuse sobre los Estados Unidos, así como las reformulaciones conceptuales implicadas en ese viraje. Para finalizar, la deriva intelectual y política de Marcuse por Estados Unidos se coteja con la de Theodor W. Adorno, propiciando una reflexión acerca de sus modos contrastantes de comprender y ejercer la teoría crítica
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Fil: García Bossio, María Pilar. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.
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The twentieth century brought a new sensibility characterized by the discredit of cartesian rationality and the weakening of universal truths, related with aesthetic values as order, proportion and harmony. In the middle of the century, theorists such as Theodor Adorno, Rudolf Arnheim and Anton Ehrenzweig warned about the transformation developed by the artistic field. Contemporary aesthetics seemed to have a new goal: to deny the idea of art as an organized, finished and coherent structure. The order had lost its privileged position. Disorder, probability, arbitrariness, accidentality, randomness, chaos, fragmentation, indeterminacy... Gradually new terms were coined by aesthetic criticism to explain what had been happening since the beginning of the century. The first essays on the matter sought to provide new interpretative models based on, among other arguments, the phenomenology of perception, the recent discoveries of quantum mechanics, the deeper layers of the psyche or the information theories. Overall, were worthy attempts to give theoretical content to a situation as obvious as devoid of founding charter. Finally, in 1962, Umberto Eco brought together all this efforts by proposing a single theoretical frame in his book Opera Aperta. According to his point of view, all of the aesthetic production of twentieth century had a characteristic in common: its capacity to express multiplicity. For this reason, he considered that the nature of contemporary art was, above all, ambiguous. The aim of this research is to clarify the consequences of the incorporation of ambiguity in architectural theoretical discourse. We should start making an accurate analysis of this concept. However, this task is quite difficult because ambiguity does not allow itself to be clearly defined. This concept has the disadvantage that its signifier is as imprecise as its signified. In addition, the negative connotations that ambiguity still has outside the aesthetic field, stigmatizes this term and makes its use problematic. Another problem of ambiguity is that the contemporary subject is able to locate it in all situations. This means that in addition to distinguish ambiguity in contemporary productions, so does in works belonging to remote ages and styles. For that reason, it could be said that everything is ambiguous. And that’s correct, because somehow ambiguity is present in any creation of the imperfect human being. However, as Eco, Arnheim and Ehrenzweig pointed out, there are two major differences between current and past contexts. One affects the subject and the other the object. First, it’s the contemporary subject, and no other, who has acquired the ability to value and assimilate ambiguity. Secondly, ambiguity was an unexpected aesthetic result in former periods, while in contemporary object it has been codified and is deliberately present. In any case, as Eco did, we consider appropriate the use of the term ambiguity to refer to the contemporary aesthetic field. Any other term with more specific meaning would only show partial and limited aspects of a situation quite complex and difficult to diagnose. Opposed to what normally might be expected, in this case ambiguity is the term that fits better due to its particular lack of specificity. In fact, this lack of specificity is what allows to assign a dynamic condition to the idea of ambiguity that in other terms would hardly be operative. Thus, instead of trying to define the idea of ambiguity, we will analyze how it has evolved and its consequences in architectural discipline. Instead of trying to define what it is, we will examine what its presence has supposed in each moment. We will deal with ambiguity as a constant presence that has always been latent in architectural production but whose nature has been modified over time. Eco, in the mid-twentieth century, discerned between classical ambiguity and contemporary ambiguity. Currently, half a century later, the challenge is to discern whether the idea of ambiguity has remained unchanged or have suffered a new transformation. What this research will demonstrate is that it’s possible to detect a new transformation that has much to do with the cultural and aesthetic context of last decades: the transition from modernism to postmodernism. This assumption leads us to establish two different levels of contemporary ambiguity: each one related to one these periods. The first level of ambiguity is widely well-known since many years. Its main characteristics are a codified multiplicity, an interpretative freedom and an active subject who gives conclusion to an object that is incomplete or indefinite. This level of ambiguity is related to the idea of indeterminacy, concept successfully introduced into contemporary aesthetic language. The second level of ambiguity has been almost unnoticed for architectural criticism, although it has been identified and studied in other theoretical disciplines. Much of the work of Fredric Jameson and François Lyotard shows reasonable evidences that the aesthetic production of postmodernism has transcended modern ambiguity to reach a new level in which, despite of the existence of multiplicity, the interpretative freedom and the active subject have been questioned, and at last denied. In this period ambiguity seems to have reached a new level in which it’s no longer possible to obtain a conclusive and complete interpretation of the object because it has became an unreadable device. The postmodern production offers a kind of inaccessible multiplicity and its nature is deeply contradictory. This hypothetical transformation of the idea of ambiguity has an outstanding analogy with that shown in the poetic analysis made by William Empson, published in 1936 in his Seven Types of Ambiguity. Empson established different levels of ambiguity and classified them according to their poetic effect. This layout had an ascendant logic towards incoherence. In seventh level, where ambiguity is higher, he located the contradiction between irreconcilable opposites. It could be said that contradiction, once it undermines the coherence of the object, was the better way that contemporary aesthetics found to confirm the Hegelian judgment, according to which art would ultimately reject its capacity to express truth. Much of the transformation of architecture throughout last century is related to the active involvement of ambiguity in its theoretical discourse. In modern architecture ambiguity is present afterwards, in its critical review made by theoreticians like Colin Rowe, Manfredo Tafuri and Bruno Zevi. The publication of several studies about Mannerism in the forties and fifties rescued certain virtues of an historical style that had been undervalued due to its deviation from Renacentist canon. Rowe, Tafuri and Zevi, among others, pointed out the similarities between Mannerism and certain qualities of modern architecture, both devoted to break previous dogmas. The recovery of Mannerism allowed joining ambiguity and modernity for first time in the same sentence. In postmodernism, on the other hand, ambiguity is present ex-professo, developing a prominent role in the theoretical discourse of this period. The distance between its analytical identification and its operational use quickly disappeared because of structuralism, an analytical methodology with the aspiration of becoming a modus operandi. Under its influence, architecture began to be identified and studied as a language. Thus, postmodern theoretical project discerned between the components of architectural language and developed them separately. Consequently, there is not only one, but three projects related to postmodern contradiction: semantic project, syntactic project and pragmatic project. Leading these projects are those prominent architects whose work manifested an especial interest in exploring and developing the potential of the use of contradiction in architecture. Thus, Robert Venturi, Peter Eisenman and Rem Koolhaas were who established the main features through which architecture developed the dialectics of ambiguity, in its last and extreme level, as a theoretical project in each component of architectural language. Robert Venturi developed a new interpretation of architecture based on its semantic component, Peter Eisenman did the same with its syntactic component, and also did Rem Koolhaas with its pragmatic component. With this approach this research aims to establish a new reflection on the architectural transformation from modernity to postmodernity. Also, it can serve to light certain aspects still unaware that have shaped the architectural heritage of past decades, consequence of a fruitful relationship between architecture and ambiguity and its provocative consummation in a contradictio in terminis. Esta investigación centra su atención fundamentalmente sobre las repercusiones de la incorporación de la ambigüedad en forma de contradicción en el discurso arquitectónico postmoderno, a través de cada uno de sus tres proyectos teóricos. Está estructurada, por tanto, en torno a un capítulo principal titulado Dialéctica de la ambigüedad como proyecto teórico postmoderno, que se desglosa en tres, de títulos: Proyecto semántico. Robert Venturi; Proyecto sintáctico. Peter Eisenman; y Proyecto pragmático. Rem Koolhaas. El capítulo central se complementa con otros dos situados al inicio. El primero, titulado Dialéctica de la ambigüedad contemporánea. Una aproximación realiza un análisis cronológico de la evolución que ha experimentado la idea de la ambigüedad en la teoría estética del siglo XX, sin entrar aún en cuestiones arquitectónicas. El segundo, titulado Dialéctica de la ambigüedad como crítica del proyecto moderno se ocupa de examinar la paulatina incorporación de la ambigüedad en la revisión crítica de la modernidad, que sería de vital importancia para posibilitar su posterior introducción operativa en la postmodernidad. Un último capítulo, situado al final del texto, propone una serie de Proyecciones que, a tenor de lo analizado en los capítulos anteriores, tratan de establecer una relectura del contexto arquitectónico actual y su evolución posible, considerando, en todo momento, que la reflexión en torno a la ambigüedad todavía hoy permite vislumbrar nuevos horizontes discursivos. Cada doble página de la Tesis sintetiza la estructura tripartita del capítulo central y, a grandes rasgos, la principal herramienta metodológica utilizada en la investigación. De este modo, la triple vertiente semántica, sintáctica y pragmática con que se ha identificado al proyecto teórico postmoderno se reproduce aquí en una distribución específica de imágenes, notas a pie de página y cuerpo principal del texto. En la columna de la izquierda están colocadas las imágenes que acompañan al texto principal. Su distribución atiende a criterios estéticos y compositivos, cualificando, en la medida de lo posible, su condición semántica. A continuación, a su derecha, están colocadas las notas a pie de página. Su disposición es en columna y cada nota está colocada a la misma altura que su correspondiente llamada en el texto principal. Su distribución reglada, su valor como notación y su posible equiparación con una estructura profunda aluden a su condición sintáctica. Finalmente, el cuerpo principal del texto ocupa por completo la mitad derecha de cada doble página. Concebido como un relato continuo, sin apenas interrupciones, su papel como responsable de satisfacer las demandas discursivas que plantea una investigación doctoral está en correspondencia con su condición pragmática.
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Contiene : Carta de Dª Leonor a Licio Teologuilla sobre sus dudas insertas en el Diario de Valencia ... acerca del Coloso de Rodas, pp. 2-8
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Texto con orla tip
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Tit. tomado de comienzo de texto