622 resultados para Feminista
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En este trabajo presento un análisis que pretende vislumbrar ciertas zonas de los discursos de la domesticidad en Cuentos de la oficina de Roberto Mariani. La literatura de la década de 1920 construye un imaginario literario que es crítico frente al capitalismo y al matrimonio, que son los dos pilares ideológicos de la clase media. Sin embargo, no se mantiene el mismo punto de vista crítico ante los ideales de la domesticidad, y, más bien, se asimila, especialmente en Mariani, la identidad femenina al arquetipo de la mujer doméstica, lo que actualiza el androcentrismo de la mirada y evidencia la prácticamente nula influencia del discurso feminista de inicios del siglo XX
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El proyecto político expresado por Flora Tristán en sus escritos tiene un valor incalculable. Si bien en cada página se revela el lúcido pensamiento de la mujer que sentó las bases del feminismo socialista, resulta ineludible señalar que es en su experiencia de vida, en sus acciones y en sus deseos indómitos donde encontramos las claves para comprender el alcance de su voz transformadora. Una voz en la cual convergen múltiples líneas de debates y cuestionamientos sobre problemáticas que siguen siendo en nuestros días, materia de reflexión, análisis y preocupación política. ; En este trabajo, intentaré analizar y visibilizar el valor de sus aportes transgresores que desafiaron creativamente las fronteras de categorizaciones, movimientos político-sociales y disciplinas estancadas/os en esquematismos asfixiantes para sus ojos rebeldes. Ojos que atravesaron océanos, recorrieron continentes, caminaron ciudades, se deleitaron con lecturas decisivas, lloraron el dolor de las cadenas sociales y proyectaron utopías contra el sufrimiento, la miseria y la ignorancia. ; A lo largo de estas páginas sostengo que Flora Tristán inaugura la corriente feminista-socialista a partir de la articulación de la herencia del feminismo de raíz ilustrado y del socialismo utópico partiendo de la reflexión crítica de sus propias experiencias de opresión en tanto mujer paria. Una experiencia que va a ser el punto de anclaje de su producción de saberes críticos. Desde los márgenes, hablando en primera persona, construye y proyecta estrategias de emancipación inscriptas en una perspectiva universalista no androcéntrica de lo humano en plena consolidación del patriarcado capitalista moderno
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Desde mediados de la década del '50, el tamaño de la población comenzó a ser considerado en relación a necesidades geopolíticas y proyectos de desarrollo, mientras proliferaban organismos internacionales decididos a influir sobre las conductas reproductivas de los países del Tercer Mundo. En este contexto, Argentina defendió su autonomía e intentó diseñar una política de población que atendiera a su particular situación de caída demográfica. El tercer gobierno peronista incluyó esta problemática en su plan de gobierno y fue más allá de lo discursivo al implementar, por primera vez en el país, medidas coercitivas sobre el libre acceso a la anticoncepción. Estas disposiciones generaron importantes debates sociales que se expresaron en los medios de prensa escrita, al interior de la corporación médica y en las calles, a través del accionar del movimiento feminista y el Frente de Liberación Homosexual. En este artículo nos proponemos iluminar este aspecto poco estudiado por la historiografía, reconstruyendo la cosmovisión de la época sobre el problema demográfico, las contradicciones al interior del gobierno respecto a las medidas a seguir, sus repercusiones y las resistencias que generaron. Consideramos necesario conocer con mayor profundidad este tema y sus perdurables consecuencias negativas en la 'cultura anticonceptiva' del país.
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Los cambios que el pensamiento feminista ha producido en nuestra personalidad como sociedad, en nuestra manera de conducirnos y expresarnos, invitan a trabajar sobre ellos en profundidad. En estas líneas se analizan algunos trabajos de artistas feministas y 'post-feministas', relacionándolos con la tradición de representación del cuerpo humano en la historia del arte. La denominación objeto sexual no es un calificativo que se aplique hoy únicamente al sexo femenino. Imágenes femeninas y masculinas son utilizadas por la sociedad de consumo para vender sus productos como reclamo. Las particulares formas de entender y presentar el cuerpo humano como desperdicio, consumible o despojo, no son tampoco patrimonio de un solo sexo. Desde la perspectiva de la representación del cuerpo humano se deben analizar las nuevas estrategias nacidas a partir del compromiso de respeto hacia los derechos sociales de las mujeres
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Las sociedades latinoamericanas sufren hasta los días de hoy la herencia destructiva del horror implantado por las dictaduras cívico-militares. Este artículo discute las tensiones existentes en las narraciones de esta experiencia traumática a través de dos producciones artísticas provenientes del campo del cine. Considerando su potencia narrativa, analizamos el trabajo de memoria hecho por militantes detenidas en los años de dictadura y autoritarismo en Brasil y Argentina en el documental brasileño Que bom te ver viva (1989, de Lucia Murat) y en la película argentina Memoria de un escrito perdido (2010, de Cristina Raschia). Partiendo de una perspectiva teórica asentada en el cruce entre los estudios de la memoria y el pensamiento feminista, enfocamos las articulaciones entre narrativa, memoria y subjetividad en los documentales citados basándonos tanto en los contenidos manifestados como en los contenidos latentes en cada película, y planteamos una reflexión sociológica del arte en cuanto posibilidad de manifestación individual y colectiva de la memoria
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Tabla de contenidos: De la Argentina al mundo hispanoamericano : Las traducciones con acento porteño de la obra de Simone de Beauvoir / Beatriz Cagnolati, Amalia Forte Mármol, Ana María Gentile. Simone de Beauvoir, filósofa : Algunas consideraciones / María Marta Herrera. La lucha por las mujeres / Benoîte Groult. Simone de Beauvoir en la tradición ilustrada del ensayo feminista / María Luisa Femenías. Algunas coincidencias entre Sartre y Beauvoir sobre el método progresivo-regresivo / Rolando Casale. Perfiles del existencialismo de Beauvoir, una filosofía emancipatoria y humanista / Teresa López Pardina. No se nace mujer y se nace mujer. Las ambigüedades de Simone de Beauvoir / Françoise Collin. Simone de Beauvoir, una intelectual de las palabras : Desde mí le hablo a todas / Rocío Bressia, Victoria Rodríguez Lacrouts. Simone de Beauvoir : Nuevas aproximaciones a la [auto]construcción del sujeto mujer / Mayra Leciñana Blanchard. Narrar el feminismo : Teoría crítica, transposición y representación literaria en la obra de Simone de Beauvoir / Adrián Ferrero. Paso a paso con Beauvoir en el debate del materialismo histórico, el psicoanálisis y el feminismo / Paula Soza Rossi, Adriana Rodríguez Durán. Libertad y compromiso intelectual : A modo de cierre / María Luisa Femenías.
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Uno de los objetivos más importantes de la intervención de Judith Butler en el campo de la Teoría Social ha sido resignificar críticamente algunos de los principales conceptos de la teoría lacaniana en el marco de la teoría feminista dando cuenta del potencial subversivo de lo excluido en la constitución del orden simbólico y de sus sujetos. Desde una perspectiva post-estructuralista, Butler (1989, 1993, 2000) propone comprender la noción lacaniana de prohibición como una formación histórica de poder que no sólo se encarga de reprimir ciertos deseos y seres que acechan al sujeto coherente de lo simbólico, sino que, en ese mismo movimiento, produce performativamente aquello que prohíbe como un exterior abyecto que amenazará con retornar paródicamente y rearticular los límites del ordenamiento socio-cultural. En este marco, el presente artículo se propone reconstruir la lectura crítica que realiza Judith Butler respecto de la propuesta teórica lacaniana, identificando los principales núcleos conceptuales que constituyen el eje de dicho debate, así como sus consecuencias políticas
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Se propone el análisis de las dos obras de Teresa de Cartagena, Arboleda de los Enfermos y Admiraçión Operum Dey, considerando que la segunda de ellas es un desprendimiento o consecuencia de la primera. El eje del análisis pasará por un recorrido entre los espacios como marca de identidad: el afuera y el adentro, "la corteza y el meollo". ¿Cuál es el espacio propio del espíritu y de la producción intelectual? ¿Puede hablarse de una actitud o reivindicación "feminista" en los escritos de la monja castellana?
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Esta tesis problematiza los vínculos entre las sociedades y sus entornos. "Ecología" y "Praxis Ambiental" constituyen dos polos en tensión. Son palabras que remiten a sistemas de entidades Ecología y Praxis Ambiental, lejos de constituirse desde una red semántica y simbólica afín, aparecen en las prácticas como términos muchas veces antagónicos. Vivimos en un mundo afectado por una crisis ambiental sin parangones producto de las intervenciones humanas en el contexto de las prácticas productivas capitalistas globalizadas. Esta tesis busca contrastar ciertas conceptualizaciones abstractas con los fenómenos concretos cuya contundencia se nos impone. Sigo un camino que parte de la revisión de la ecología como disciplina científica, su articulación (o no) con los movimientos ambientalista para, desde estos sitios de acción, investigación y movilización, avanzar sobre los temas que permanecen como problemas. Tomé como guía la problemática dualidad sobre la que se edificó el pensamiento y la praxis moderna: la escisión antagónica y excluyente entre sociedad y naturaleza, asociada a la idea del hombre como ser de máximo desarrollo, cuya cercanía a la razón permitía justificar su dominio sobre todo lo no-humano, fundamento de la evaluación de lo diferente en términos peyorativos. Exploro el modo en que "lo natural" se consideró como menos desarrollado, con potencialidades que sólo lograría en caso de estar dominado por un ser efectivamente desarrollado y adopto las revisiones en torno a conceptos claves como género, etnia y clase para discutir la noción de naturaleza que subyace en esa presunción de dominio. La metodología de estudio siguió algunas premisas. La primera de ellas es que la edificación de las ideas es un proceso eminentemente histórico. La segunda es que los conceptos, lejos de edificarse desde ejercicios abstractos, se constituyen en permanente vínculo con el plano de las prácticas. La tercera es que en el fondo de la red simbólica antes mencionada se encuentra el paternalismo como diferenciación fundamental. A modo de esquema general, las herramientas adoptadas para analizar escenarios y elaborar reflexiones pueden resumirse en los siguientes puntos:La indagación en las formas hegemónicas de discurso-dominio en la ecología científica. La apropiación de la perspectiva feminista como discurso contrahegemónico.La revisión de las formas específicas de dominio como clave reconstructiva.El análisis de las prácticas instituidas, en las prácticas científicas y las esferas de gobierno, a la luz de modos alternativos que implican el reconocimiento de prácticas sociales y saberes edificados desde la experiencia.A partir de remover la idea de naturaleza que subyace en las reflexiones problematizadas, impugno que la única organización social posible sea jerárquica. Desde aquí argumento en contra de uno de los principales argumentos totalitarios, la visión de los intereses de la naturaleza como opuestos a los humanos, destacando la necesidad de abandonar la dualidad para no llegar al consecuente incremento de formas opresivas. En el cierre desmonto el carácter construido de lo normal, desnaturalizo lo natural para repensarnos como seres humanos capaces de cambiar aquello que consideramos injusto.
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Monika Treut constituye un ejemplo paradigmático del cruce entre la cinematografía queer y el activismo de género en el ámbito de habla alemana. El surgimiento de categorías como disidencia sexual, queerness, pospornografía, entre otras, que generan un debate en el seno de los movimientos feministas de principios de los ochentas, tanto a nivel teórico como a nivel político y activista, son cuestiones que podemos apreciar con claridad en las películas de Treut de los años ochenta y principios de los noventa: Verführung: die grausame Frau (1984, codirigida en colaboración con Elfi Mikesch), Die Jungfrauenmaschine (1988) y My father is coming (1991). Este trabajo analiza el caso particular de Die Jungfrauenmaschine deteniéndose, por un lado, en la proyección del debate en torno a la pornografía (lo que fue conocido en los años ochentas en el movimiento feminista norteamericano como las "Sex Wars") y, por otro lado, haciendo hincapié en cómo el binarismo de género y la identidad sexual son confrontadas desde la sexualidad disidente y su representación cinematográfica
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Las mujeres de la Bauhaus: El camino hacia la arquitectura, no es un simple título, es una secuencia en el tiempo. Al igual que la meta final de la Bauhaus era la Arquitectura, la Construcción, la obra de arte total donde participaban todas las disciplinas; la Escuela, sin la participación femenina hubiese nacido castrada, no hubiese sido la Bauhaus. En una entrevista se le preguntó a un alumno la razón de su ingreso, qué era lo más importante que le hizo tomar dicha decisión, a lo que contestó: “la forma de vida comunitaria de la gente de la Bauhaus”. Las mujeres, en un principio, con ser admitidas ya se daban por satisfechas. Eran disciplinadas, muy trabajadoras y se conformaban con las tareas que se les asignaba. Todos los estudiantes conocían las dificultades que acarreaba el ingreso y ser admitido era un hecho trascendente. Käthe Brachmann, agradecía en 1919 poder formar parte del alumnado: “Por lo tanto, nosotras las mujeres, también vinimos a esta escuela, porque cada una de nosotras encontró un trabajo que realizar aquí ¡que no nos atrevíamos a descuidar! ¡Puede que nadie envidiase nuestro trabajo! Gracias a todos aquellos que nos lo concedieron…” Somos nosotras, las siguientes generaciones de arquitectas, historiadoras, ingenieras, publicistas, diseñadoras… las que envidiamos y resaltamos su trabajo. Cuando Isabelle Anskombe contactó a principios de 1981, a través de Gunta Stölzl, con Marianne Brandt, ésta se encontraba en un asilo cercano a su lugar de nacimiento (antigua DDR) y quedó gratamente sorprendida del interés despertado. A lo largo de treinta años, hemos sido y continuamos siendo muchas mujeres, también algunos hombres, las que hemos impulsado y restituido el largo historial de méritos de las mujeres que estudiaron y trabajaron en la Bauhaus. Era una carencia que persistía desde el cierre de la escuela en 1933. Esta necesidad de restauración de la pequeña historia de la Bauhaus debe ser satisfecha por lo que esta tesis debe ser leída y entendida como una relectura desde sus orígenes en la que se incluyen dos aspectos fundamentales; el primero formado por los trabajos escolares de una parte importante del alumnado constituido por mujeres y el segundo en la consecución de una meta: lograr inscribirse en las clases de arquitectura y conseguir titularse como arquitectas. Este trabajo de investigación demuestra que la asociación de mujeres de la Bauhaus y el taller textil no fue exclusiva, existieron mujeres en otros talleres y lo más importante, hubo mujeres diplomadas en arquitectura. No se puede reducir el interés que despierta esta tesis sólo al ámbito femenino, porque no debemos olvidar que una tesis dedicada a un determinado maestro o alumno del mundo de la arquitectura se entiende que debe tener un interés global. De la misma manera, el estudio de una determinada maestra y de determinadas alumnas no se puede restringir a un determinado sector, debe ser de interés para toda la comunidad científica, no solo para las mujeres. Para que ello ocurra los trabajos de las alumnas deben tener una calidad mínima. Estudiando el fin de carrera de la alumna Vera Meyer-Waldeck y comparándolo con el de sus compañeros se puede afirmar que la complejidad arquitectónica de su trabajo no desmerece ante las dos propuestas ofrecidas por varones. La célebre frase de Marienne Brand en la que describe cuántas bolitas de alpaca tuvo que conformar hasta que por fin alguien le asignó una tarea mucho más gratificante, ilustra la paciencia y el tesón demostrado por ellas a lo largo del tiempo hasta ganarse el respeto entre los maestros y sus compañeros. La imposición inicial que supuso organizar a la mayorÍa de mujeres en el taller de tejidos influyó en un sentimiento femenino de autolimitación, algunas no se sentían capacitadas para la abstracción y el dominio espacial. Ello les llevó a reafirmarse como las más aptas en el campo bidimensional y por tanto convirtieron dicha limitación en un refugio. Se han explicado ejemplos de mujeres que no participaron en el taller textil (inicialmente establecido para ellas) y paulatinamente fueron dando pasos hacía un mayor compromiso con las relaciones espaciales y la arquitectura, a veces sin ser conscientes de ello. La propia Marianne Brandt tiene unas axonométricas fechadas en 1923 y su carnet de la Werkbund la acreditaba como arquitecta de interiores. Al mismo tiempo, Alma Buscher se sentía plena con sus célebres juguetes infantiles de madera en Weimar, pero sin embargo, ya en Dessau, redactó unos magníficos apuntes de construcción de edificios fechados en 1925. Incluso una alumna del taller textil, Benita Otte, sorprendió a sus maestros con una logradísima isométrica de la casa experimental Haus am Horn para la exposición del año 1923. Un ejemplo extraordinario fue el de la arquitecta Friedl Dicker. Una vez hubo abandonado sus estudios en Weimar, ejerció la profesión en Viena junto con su compañero de estudios Franz Singer, construyendo un club de tenis como trabajo más sobresaliente. El hecho de no existir ningún taller específico de arquitectura en Weimar, jugó a su favor, porque el nuevo profesor contratado para tal fin en Dessau era Hannes Meyer, un convencido de que la arquitectura y la vida debían ir a la par. El hijo de Paul Klee recordaba aquella época “Meyer (…) tenía ideas muy diferentes y la Bauhaus de Dessau llegó a estar muy regulada y agarrotada. Ahora todo el mundo estaba orientado hacía la arquitectura. Un estricto programa de 10 horas al día mantenía a la gente ocupada desde muy temprana la mañana hasta bien entrada la noche, y por si esto fuera poco, se enfatizaba la gimnasia y los deportes. Era un contraste muy fuerte respecto a las ideas fundacionales de la Bauhaus de Weimar…” La secuencia de los acontecimientos se ha detallado en el capítulo correspondiente, demostrándose que Gropius llamó conscientemente a Hannes Meyer porque era el hombre adecuado para este nuevo enfoque en Dessau. En el artículo del año 1926 que cautivó a Gropius, Die Neue Welt (los nuevos tiempos), Hannes Meyer colocaba en la misma página un trabajo de El Lissitzky con otro de Sophie Arp-Täuber. Su folleto de publicidad para ingresar en la escuela utilizaba como reclamo la pregunta, ¿buscas la verdadera igualdad como mujer estudiante? Convencido de que el “talento” no era tan importante como una buena predisposición, permitió eliminar el aura creadora que se suponía fundamentalmente masculina. Apasionado hombre político, cautivó a las jóvenes con su espíritu de justicia social, aunque su relación afectiva con Lotte Stam-Beese y con Hans Wittwer dejó al descubierto su temperamento y la dificultad de trabajar con él. El libro de Moholy Nagy titulado Von Material zu Architecktur (De lo material a la arquitectura) aparecido en 1929, impulsó a muchas mujeres a seguir avanzando y les sirvió como acicate, pues algunas se habían adaptado a un estado inferior al de sus plenas capacidades. Una voz autorizada y respetada les comunicaba que todo “ser humano debe tener la oportunidad de experimentar el espacio en la arquitectura”. Desgraciadamente, las teorías (Schopenhauer y posteriormente Freud … Gregorio Marañón) que primaban el sexo de la mujer por encima de su capacidad como persona , habían permitido crear en la opinión pública una cuantificación del grado de masculinidad o feminidad dependiendo de las actividades que se realizasen. Las relaciones espaciales, las ciencias puras, el proceso creador del artista, se habían considerado eminentemente masculinos en contraposición a la cerámica, las artesanías textiles y cualquier trabajo manual repetitivo que debían ser asignados a las mujeres. Betty Friedman denunciaba en 1962 lo que los educadores sexistas habían transmitido a lo largo del tiempo a sus alumnas : “A las mujeres les gusta la belleza tanto como a los hombres, pero quieren una belleza que esté relacionada con el proceso de la vida (…) La mano es tan admirable y digna de respeto como el cerebro.” En la Bauhaus, según avanzaba el tiempo, la integración ganaba terreno a los prejuicios por lo que la mano y el cerebro estaban conectados. Artista y artesano debían ser todo uno y los planes de estudio de la escuela, fieles a su origen de que el fin último era la arquitectura, ya permitían acceder a la sección de construcción (baulehre) a las personas que una vez terminadas las pruebas en el taller textil, quisieran seguir estudiando dentro de la Bauhaus. Las mujeres ya elegían libremente y se inscribían en los demás talleres según sus preferencias. La estudiante de carpintería y futura arquitecta Vera Meyer-Waldeck era entrevistada en la revista de la escuela y contestaba desinhibidamente que “para mí, es exactamente igual de interesante la literatura, el baile o la música, como las formas, el color, la matemáticas o cualquier problema de estática.” Numerosas alumnas estudiaron en la Bauhaus pero no consiguieron el diploma por no terminar todos los semestres requeridos. Fue el caso de Lotte Stam Beese que empezó en el taller textil con la maestra Gunta Stölzl, continuó en el departamento de construcción y, aunque no llega a diplomarse, si ejerció de arquitecta. Después de trabajar en diversos países, se titula en 1940 en la escuela VHBO de Ámsterdam. La entrada de Mies en la escuela cambia el planteamiento social y enfatiza aún más el estudio de la arquitectura. Unifica en su plan de estudios dos disciplinas que Hannes Meyer las tenía separadas: “construcción y acabados” (bau-ausbau) de manera que la pintura mural, la carpintería y todo lo referente al interior-exterior de un edificio se estudia en el mismo taller. Esta unificación presentaba una gran ventaja para las mujeres ya que se podían apuntar sin sentirse comprometidas ni apabulladas por las connotaciones que una carrera de ciencias tenía ya que en realidad, la palabra arquitectura con grandes letras no aparecía. Por supuesto, tal y como se ha detallado en el plan de estudios, existían todo tipo de asignaturas técnicas, pero el hecho de que la arquitectura de interiores, muy asumida en la opinión pública como actividad perfectamente factible para una mujer, se uniese a la actividad constructora, eminentemente masculina hasta entonces, ayudó a desembocar el final de los estudios de varias mujeres en el fin último de la Bauhaus: la arquitectura. Como ejemplo, Vera Meyer-Waldeck, había trabajado activamente en el edificio de Bernau en la creación de las mesas de estudio de los dormitorios dentro de la sección de carpintería (tischlerei), y gracias a la unificación de talleres, puede seguir ampliando conocimientos de construcción de forma gradual. Las alumnas Vera Meyer-Waldeck, María Müller, Hilde Reiss y Annemarie Wilke lograron de esta manera culminar sus estudios con un diploma que las permitía ejercer como arquitectas. Se ha dispuesto de los proyectos y trabajos profesionales en el campo de la arquitectura y el diseño de Vera y Annemarie. Desgraciadamente, de María y Hilde no se ha encontrado material de estudio. También se amplian datos sobre Annemarie Wimmer (Lange de casada), ella no finalizó sus estudios de Bau, pero se diplomó en ausbau (Ausbauabteilung), equivalente a arquitectura de interiores y escribió una guía de arquitectura de Berlín. Es conocido que la Bauhaus no era la única escuela donde las mujeres podían estudiar teoría de la construcción. Existían en la República de Weimar varias escuelas técnicas donde las mujeres estudiaban arquitectura , pero uno de los rasgos diferenciadores de esta escuela era el fuerte sentimiento de comunidad y la relación alumno-profesor. Las clases distendidas las recordaba el alumno Pius Pahl venido de un estricto instituto técnico: “(…) Durante el cuarto semestre intenté estudiar planeamiento urbano con Hilberseimer. Entré en la habitación donde se impartían las clases y me senté un poco apartado respecto a los demás. Ellos iban llegando uno a uno y encontraban sitios en las mesas, bancos, taburetes y alfeizares de las ventanas. Debatían entre ellos. Estaba esperando a Hilbs (Hilberserimer), pero en vano. Después de algún tiempo uno de los estudiantes veteranos apoyado en un radiador se presento como Hilbs. ¡Que sorpresa para un estudiante formado en la Höheres Staatliches Technikum!” Otro rasgo diferenciador frente a las escuelas técnicas era la posibilidad de acceder a la Bauhaus sin un bachillerato previo. Teniendo dotes artísticas y disponibilidad para el trabajo de diseño se podía ingresar en la Bauhaus. Estas condiciones beneficiaban a cierto número de mujeres que no habían tenido posibilidad de una instrucción académica. Como ejemplo, el currículo anterior de la alumna Lotte Burckhardt , matriculada en la sección de carpintería en el año 1928, consistía en haber trabajado en una sastrería, de secretaría y como trabajadora social. La Bauhaus no obstante, presentaba muchos rasgos comunes con otras escuelas surgidas en la República de Weimar. Varios profesores de la Bauhaus fueron contratados por otras escuelas. La escuela Reimann en Berlín (contrató al maestro de fotografía Peterhans una vez clausurada la Bauhaus de Berlín), la de Breslau (contrató a Schlemmer a partir de 1929) y especialmente la de Frankfurt (contrató a Adolf Meyer cuando éste se separa de Gropius) participaban de idearios similares. Esta última escuela estaba directamente relacionada con la oficina municipal de la construcción de Frankfurt, liderada por el arquitecto Ernst May. Bajo sus ordenes trabajó la arquitecta Margarete Schütte-Lihotzky. Ella, junto con un grupo de trabajo, realizaron para la exposición de la Werkbund de 1927- organizada por Mies y en parte por Lilly Reich- unas viviendas prefabricadas. Al igual que en la feria de Frankfurt, aquí también se ocupó del amueblamiento de las cocinas. Su posterior estancia en la Unión Soviética y sus proyectos son comparables con los realizados en la misma época por Lotte Stam-Beese. Estos proyectos se analizarán estableciéndose similitudes. Si bien hay características similares entre todas estas escuelas, un signo distintivo de la Bauhaus era la ausencia de un departamento o sección de modas que en cambio sí existían en las escuelas de Reimann y Frankfurt . La causa inicial era el riesgo de feminización que temía Gropius y que venía precedido por la escuela de Van de Velde. Posteriormente, en el curriculum de Hannes Meyer, que buscaba las necesidades del pueblo en lugar de ambicionar el lujo, no tenía justificación un taller dedicado a la moda. Cuando llegó Mies, la escuela ya estaba muy profesionalizada y las mujeres que estudiaban allí siempre comprendieron que su objetivo era la arquitectura y el diseño de objetos útiles. Curiosamente, Lilly Reich, la maestra de Ausbau (interiorismo), si venía del mundo de la moda. No hay constancia de que ninguna mujer denunciara un trato discriminatorio, así como tampoco parece que ellas sintieran que abrían nuevas vías a otras mujeres . Tenían un sentimiento de comunidad mixta, no se sentían especiales, creían firmemente en un mundo más justo y pensaban que trabajando en la Bauhaus podrían aportar algo nuevo a la sociedad junto con sus compañeros. Según palabras textuales de Walter Gropius: “La Bauhaus sintió el peso de una doble responsabilidad moral: hacer que sus alumnos tomaran plena conciencia de la época en que vivían, y prepararlos para que plasmaran su inteligencia natural y conocimientos adquiridos en diseños de prototipos que expresaran directamente esta conciencia.” La grave crisis económica y la guerra truncaron muchas esperanzas pero esos fuertes lazos duraron en el tiempo . Son incontables las parejas que se formaron en la Bauhaus, muchas de ellas duraderas en el tiempo. Eran numerosos los matrimonios formados por alumnos arquitectos y alumnas de otros talleres que ayudaban y aconsejaban. Quizás, el caso de Gertrud Arndt, llama la atención porque ella quiso originalmente ser arquitecta. Había estado como aprendiz en un estudio de arquitectura de Erfurt y a instancias de su jefe, empezó a documentar fotográficamente los edificios mientras se formaba. Al ver la primera exposición de la Bauhaus del año 1923 y con una beca de estudios, decidió trasladarse a Weimar para estudiar arquitectura. Cuando llegó allí descubrió que no existía tal departamento (solo alumnos aventajados disfrutaban de algunas clases semiparticulares) y después de aprobar el curso preliminar acabó en el taller de tejidos. Una vez hubo completado todos sus estudios, no volvió a trabajar en el diseño textil. Se casó con el arquitecto Alfred Arndt y cuando éste fue nombrado profesor, ella estuvo apoyando a su marido sin dejar de ocuparse de su otra pasión: la fotografía. Gertrud fue redescubierta como fotógrafa en los años 80 y en enero de 2013, el archivo Bauhaus le ha dedicado una exposición monográfica con sus obras textiles y fotográficas. Como anécdota, cabe reseñar la carta que le escribe Gertrud a su amiga Gunta Stölzl, animándola a emigrar a España ya que nuestro país se veía como una oportunidad para trabajar ante una Alemania deprimida económicamente. Tratamiento singular se merece también Hermine Luise Scheper- Berkenkamp, conocida como Lou. Alumna del taller de pintura mural, se casó con su compañero de estudios Hinnerk Scheper. Él terminó como profesor de la escuela y ella se dedicó a ayudarle al tiempo que ejercía de pintora e ilustradora de libros para niños. La prematura muerte de su marido en 1957 le impulsó a ejercer sus funciones. Se hizo cargo de las labores compositivas del color en la arquitectura de numerosos edificios en Berlín. Fue responsable del diseño de color del último proyecto ejecutado por Otto Bartning (un hogar infantil en Berlín), la Filarmónica de Hans Scharoun, el Museo Egipcio, varios edificios de Walter Gropius en los distritos de Berlín Britz, Buckow y Rudow así como el edificio del aeropuerto de Tegel. Cuando murió el 11-4-1976, Lou estaba trabajando en el esquema de color para la construcción de la biblioteca de Scharoun en Berlín. Es una evidencia que el trabajo de la escuela ha pasado a la posteridad fundamentalmente por la creación de objetos, telas, tipografías, fotografías, collages, pinturas, publicidad y técnicas de color. A excepción de sus tres directores, arquitectos de profesión, ni siquiera el arquitecto Breuer logra superar en reconocimiento al Breuer creador de sillas tubulares. Es por tanto mi intención mostrar el lado menos conocido de la escuela más famosa: el trabajo de las arquitectas que surgieron de la Bauhaus. Lamentablemente, el trabajo realizado por Peter Hahn en 1995 y recogido en el libro Bauten und projekte. Bauhaus in Berlín (Construcciones y proyectos. Bauhaus en Berlín) que editó el Bauhaus-archiv, sólo contiene los trabajos realizados por estudiantes y profesores de la escuela en el área metropolitana de Berlín, no aparece plano alguno ni fotografías de ninguna estudiante. Tan solo se citan las biografías de Lilly Reich y Vera Meyer-Waldeck. Con la colaboración del propio archivo Bauhaus, he podido contemplar los trabajos de las alumnas y compararlos con los de sus compañeros que sí figuran en dicho libro. Se analizarán dichos proyectos Por último, una imagen, que parece retroceder en el tiempo: Mies en América con sus estudiantes, solo hombres. Cuando Gropius emigró a Inglaterra, realizó con Maxwell Fry una escuela mixta que continuaba sus planteamientos ético-sociales traspuestos a la arquitectura. Sin embargo, al aceptar el puesto docente en Harvard (1937-1952), donde la educación estaba segregada por sexos -las mujeres aprendían en el Radcliffe College- no debió poder instruir prácticamente a ninguna mujer . La arquitecta Anne Thyn, colaboradora de Louis Kahn, fue una de las escasas alumnas. Empezó en 1944 y se licenció en 1949. ¿Coincidirían en alguna clase? Parece que la guerra hizo retroceder los espacios ganados por las mujeres, al menos en Estados Unidos. La feminista Bety Fridman denunciaba una vuelta de la mujer al hogar y a “ese malestar que no tiene nombre” denominado por ella la mística de la feminidad. En el año 1953, en América se publicaban manuales dirigidos a las mujeres en los siguientes términos: “En el momento histórico actual, la muchacha más adaptada probablemente sea la que es lo suficientemente inteligente como para tener buenas notas es la escuela pero no tan brillante como para sacar sobresaliente en todo (…); la que es competente, pero no en áreas relativamente nuevas para las mujeres; la que sabe ser independiente y ganarse la vida, pero no tanto como para competir con lo s varones; la que es capaz de hacer bien algún trabajo (en el supuesto de que no se case o si por otras razones no tiene más remedio que trabajar) pero no está tan identificada con una profesión como para necesitar ejercerla para ser feliz.” Afortunadamente, las protagonistas de esta tesis se sentían tan identificadas con su profesión que necesitaban ejercerla para ser personas, porque “ser mujer no es ni más ni menos que ser humana” ABSTRACT The Bauhaus was created in 1919 in a brand new government which looks for a rapprochement between the people and university elites. A new, modern and democratic perspective where the ideals of collectivism and individualism come together to serve the same cause: architecture, total construction. To access the Bauhaus previous studies were not necessary, just an artistic disposition. The Weimar period lasted until 1925, year in which were expelled finding a new headquarters in Dessau. The school appealed especially to young people wanting to learn and in need of change. For women marked a double jump, to acquire a profession and feel equal to their peers. Its founder, Walter Gropius, wanted to combine artistic creation of standardized design prototypes looking for a common goal around the architecture. Under the slogan "art and industry, a new unit," an exhibition from 15 August to 30 September 1923 where the pilot house called "Haus am Horn", executed and organized by all the school's workshops and in which some female students were able to demonstrate his extraordinary talent. When the Bauhaus moved to Dessau, Gropius invited architect Hannes Meyer to join them for the inauguration of the architecture section. No sooner had Meyer joint the Bauhaus when he became the new director. He advertised the school under the slogan “Come to the Bauhaus” with which he wanted to attract more female students. In his advertising papers, Mayer asked “Are you looking for a real equality as a female student?” During his mandate the Bauhaus sought predisposition for artistic talent to face a new and fairer world. “The needs of the people instead of a lust for luxury” were also reflected in the new architecture. The female students Lotte Gerson and Lotte Besse enrolled themselves in 1929 in the construction section. The destitution of Hannes Meyer in summer in 1930 made the designation of Mies van der Rohe, the school’s last director. Lilly Reich substituted master Gunta Stölzl. This well known couple of professionals with professor Hilberseimer formed a global section of construction-interior design (bau-ausbau) where edification and urbanism a quota of exigency not fewer than any other technical school in Germany. The Bauhaus, harassed by the Nazis, was obligated to leave their headquarters in Dessau, to move to Berlin, as a private institute in an abandoned factory. Before leaving Dessau, four women got their architect diplomas. These women were Hilde Reiss, Maria Müller, Annemarie Wilke and Wera Meyer Waldeck The closing of the Berlin headquarters in 1933 by the Nazi government, at the time the Weimar Republic ended with Hitler’s raise to the power. This made the Bauhaus a symbol of the sullied freedom by totalitarianism. The work and biography of the following female architects that represent the three headquarters of the school is analyzed here: -Friedl Dicker in Weimar -Wera Meyer-Waldeck in Dessau - Annemarie Wilke in Berlin.
Resumo:
A presente tese tem como objetivo abordar e analisar a violência contra a mulher e a relação que existiria entre essa conduta e a imagem androcêntrica de "Deus", em um contexto específico: homens e mulheres da Igreja Metodista no Chile. Fizemos uma leitura analítica da maneira de se relacionar as mulheres e os homens nos matrimônios, e as mulheres e os homens com "Deus". O intuito é explorar as similitudes que existem entre a atitude hierárquica do homem na sociedade e na família e o modelo de "Deus" masculino presente no imaginário coletivo da sociedade. A questão foi desenvolvida tendo como eixo principal a imagem indrocêntrica de "Deus" e as variáveis que desde essa imagem se desprendem, a saber, a construção e a ideologia androcêntrica, a sobrevalorização da hegemonia e a linguagem masculina e a legitimação da violência contra mulher. Esta situação é analisada desde um contexto específico a Igreja Metodista no Chile, mas este fato é apenas o contexto de onde começamos a observar os casos de violência contra a mulher, o que permitiu sair desse contexto restringido, para um contexto mais abrangente. Por conseguinte, na procura de fundamentos para elucidar as hipóteses, levantamos alguns elementos antropológicos herdados das ideologias e crenças dos espanhóis e dos indígenas, os quais foram fundamentais na construção do ethos e da idiossincrasia chilena. Para a análise e a crítica do imaginário masculino de Deus, privilegiamos a produção da teologia feminista e, para o conceito de violência que contem a noção de poder, privilegiamos a concepção de micro-poder, estimando que a violência contra da mulher se concretiza, primordialmente, em nível de micro estruturas, ainda que o fato esteja legitimado em nível de macro estruturas. O objetivo desta tese é contribuir na reflexão teológico-pastoral desde a perspectiva da mulher, visando fornecer elementos de debate no caminho à superação da violência.(AU)
Resumo:
A presente tese tem como objetivo abordar e analisar a violência contra a mulher e a relação que existiria entre essa conduta e a imagem androcêntrica de "Deus", em um contexto específico: homens e mulheres da Igreja Metodista no Chile. Fizemos uma leitura analítica da maneira de se relacionar as mulheres e os homens nos matrimônios, e as mulheres e os homens com "Deus". O intuito é explorar as similitudes que existem entre a atitude hierárquica do homem na sociedade e na família e o modelo de "Deus" masculino presente no imaginário coletivo da sociedade. A questão foi desenvolvida tendo como eixo principal a imagem indrocêntrica de "Deus" e as variáveis que desde essa imagem se desprendem, a saber, a construção e a ideologia androcêntrica, a sobrevalorização da hegemonia e a linguagem masculina e a legitimação da violência contra mulher. Esta situação é analisada desde um contexto específico a Igreja Metodista no Chile, mas este fato é apenas o contexto de onde começamos a observar os casos de violência contra a mulher, o que permitiu sair desse contexto restringido, para um contexto mais abrangente. Por conseguinte, na procura de fundamentos para elucidar as hipóteses, levantamos alguns elementos antropológicos herdados das ideologias e crenças dos espanhóis e dos indígenas, os quais foram fundamentais na construção do ethos e da idiossincrasia chilena. Para a análise e a crítica do imaginário masculino de Deus, privilegiamos a produção da teologia feminista e, para o conceito de violência que contem a noção de poder, privilegiamos a concepção de micro-poder, estimando que a violência contra da mulher se concretiza, primordialmente, em nível de micro estruturas, ainda que o fato esteja legitimado em nível de macro estruturas. O objetivo desta tese é contribuir na reflexão teológico-pastoral desde a perspectiva da mulher, visando fornecer elementos de debate no caminho à superação da violência.(AU)
Resumo:
Nossa pesquisa tem como objetivo analisar a relação da espiritualidade ecofeminista com a cultura Nova Era. Esta relação pode ser percebida através do movimento de indivíduos que buscam saúde, símbolos religiosos e esoterismo em um cenário urbano. Este fenômeno indicado pela busca dos indivíduos é chamado de cultura Nova Era. Porém, a pesquisa não se resume a tratar do tema da Nova Era. É preciso optar por um grupo que se enquadre no perfil dessas espiritualidades emergentes para termos visibilidade do fenômeno Nova Era. Isso só pode acontecer se construirmos um diálogo entre Nova Era e outra expressão espiritual aparente que indicaria o desenvolvimento da própria Nova Era. Para realizar esta analise dos alcances da Nova Era no Ocidente, trazemos como indicador uma espiritualidade moderna: o Ecofeminismo. O Ecofeminismo é um produto da modernidade, possuindo estruturas que o caracteriza como um desenvolvimento da Nova Era. Entendemos que, analisar a relação tecida entre Ecofeminismo e Nova Era, é uma forma de compreender os indicadores das espiritualidades emergentes. Pressupomos que estas espiritualidades são caleidoscópicas, fluídas e indicam os sujeitos como protagonistas de suas escolhas e composições religiosas.
Resumo:
Nossa pesquisa tem como objetivo analisar a relação da espiritualidade ecofeminista com a cultura Nova Era. Esta relação pode ser percebida através do movimento de indivíduos que buscam saúde, símbolos religiosos e esoterismo em um cenário urbano. Este fenômeno indicado pela busca dos indivíduos é chamado de cultura Nova Era. Porém, a pesquisa não se resume a tratar do tema da Nova Era. É preciso optar por um grupo que se enquadre no perfil dessas espiritualidades emergentes para termos visibilidade do fenômeno Nova Era. Isso só pode acontecer se construirmos um diálogo entre Nova Era e outra expressão espiritual aparente que indicaria o desenvolvimento da própria Nova Era. Para realizar esta analise dos alcances da Nova Era no Ocidente, trazemos como indicador uma espiritualidade moderna: o Ecofeminismo. O Ecofeminismo é um produto da modernidade, possuindo estruturas que o caracteriza como um desenvolvimento da Nova Era. Entendemos que, analisar a relação tecida entre Ecofeminismo e Nova Era, é uma forma de compreender os indicadores das espiritualidades emergentes. Pressupomos que estas espiritualidades são caleidoscópicas, fluídas e indicam os sujeitos como protagonistas de suas escolhas e composições religiosas.