732 resultados para PLANES DE DESARROLLO - CHAPINERO (LOCALIDAD, BOGOTA, COLOMBIA) - 2005-2008
Resumo:
Según las percepciones de los empleados, en las últimas tres décadas el clima organizacional de las empresas colombianas no ha sido satisfactorio, y lo más preocupante es que la situación no parece mostrar una tendencia de mejoramiento. Así lo advierte Carlos Eduardo Méndez Álvarez, profesor de la Facultad de Administración de la Universidad del Rosario, quien desde 1980 ha venido desarrollando un Instrumento para Medir el Clima en las Organizaciones Colombianas (IMCOC) que ha sido aplicado en empresas del país. El instrumento, conformado por 45 preguntas y un software para el procesamiento de la información, encontró que las variables primordiales para mejorar el clima organizacional son: cooperación, relaciones interpersonales, toma de decisiones, liderazgo, motivación, objetivos y control, según las 13.000 encuestas realizadas. El clima organizacional ocupa un lugar destacado en la gestión de las personas, y en las últimas décadas se ha constituido en objeto de estudio en organizaciones que hacen esfuerzos por identificarlo, tomando como referencia para su medición las técnicas, el análisis y la interpretación de metodologías particulares. Por esta razón, el instrumento se convierte en un gran aporte al mejoramiento de la medición y el análisis de las percepciones que del ambiente de las organizaciones tienen sus miembros, lo cual brinda herramientas a los gerentes para mejorar el bienestar de sus empleados.
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Contrario a lo que se cree, al menos la mitad de la población musulmana que vive en Bogotá son conversos de origen colombiano. Por eso, el Centro de Estudios Teológicos y de las Religiones (CETRE) de la Universidad del Rosario, decidió realizar un estudio en tres etapas sobre la presencia islámica en Colombia. Los investigadores consideraron necesario profundizar en los fenómenos de conversión, las relaciones sociales, de género y los procesos de cambio y continuidad de las comunidades. Diego Castellanos, del Centro de Estudios Teológicos y de las Religiones, explicó que en la primera etapa del trabajo la investigación se centró en el área urbana de Bogotá, con lo cual lograron identificar los principales grupos de musulmanes y sus particularidades. Así, se propusieron entender las complejas dinámicas que se dan dentro de las comunidades musulmanas que intentan conciliar la herencia islámica y el contexto colombiano. El proceso de diálogo entre ambas visiones no ha sido fácil, máxime cuando implica comprender las circunstancias particulares que afectan al mundo contemporáneo, en el cual los límites entre lo que tradicionalmente era conocido como “cultura nacional” y las realidades sociales se revelan como múltiples.
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Al comenzar el Siglo XXI las ciudades se han convertido tal vez en la mejor expresión de las complejidades de la sociedad contemporánea. Al ritmo impetuoso de la globalización, los centros urbanos se constituyen en el hábitat de la mayoría de la población, así como en centros privilegiados de las más avanzadas manifestaciones de los procesos económicos, y en generadoras de innovación y de transformaciones culturales. Aunque los anteriores atributos reafirman el protagonismo de las ciudades como impulsoras del desarrollo, paradójicamente en ellas mismas se hacen evidentes las contradicciones propias de viejos problemas sociales: pobreza y marginalidad, exclusión social, inseguridad y profundos problemas ambientales, fenómenos todos que, de una u otra manera, se manifiestan inclusive en ciudades favorecidas por las dinámicas de crecimiento económico más intensas. Las anteriores circunstancias exigen que los gestores de la vida urbana reconozcan las ventajas e identifiquen las amenazas que se derivan de todos esos procesos, para sacar provecho de las primeras y conjurar los efectos de las segundas. Los gobiernos centrales deberán, a su vez, dedicar sus mejores esfuerzos a la cooperación con los orientadores de los asentamientos humanos en la búsqueda de los mismos propósitos. Ésto implica el diseño de políticas públicas orientadas a insertar cada ciudad en el mundo globalizado y, al mismo tiempo, poner los beneficios de la globalización al servicio de la sociedad.
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Administrar la operación mediante procesos de gestión por competencias es la principal alternativa que tienen las Pymes para ser competitivas, aun cuando no poseen recursos suficientes para implementar procesos complejos de gestión humana ni plantas de personal de gran tamaño. A esa conclusión llegaron los investigadores de la Facultad de Administración de la Universidad del Rosario, en un ejercicio que buscaba encontrar mejores alternativas de acuerdo con las condiciones de los empresarios y de los gerentes de las Pymes colombianas. La gestión por competencias se ha sustentado, desde el análisis de los resultados de productividad de los trabajadores, como producto de la aplicación de los procesos tradicionales de la gestión humana: reclutamiento y selección con base en el perfil de los candidatos. Con este modelo, se detectó que incluso las organizaciones con los mayores presupuestos de inversión en procesos de gestión humana, no lograban entender cuáles eran las razones por las que los trabajadores, quienes cumplían con todas las exigencias requeridas, no lograban obtener los resultados esperados en el desempeño de los cargos. Durante muchos años, los profesionales expertos en gestión humana buscaban todos los argumentos posibles para definir las características que debía poseer un candidato que, una vez vinculado, lograra cumplir con los objetivos del cargo en beneficio de la empresa. Una y otra vez, la respuesta no era la esperada. Se contrataban personas con perfiles extraordinarios y sus resultados eran inferiores a lo esperado. Esta continuidad de desaciertos llamó la atención de la Psicología, la cual trató de identificar un camino diferente para predecir el desempeño de los aspirantes. En ese sentido, surge una manera alternativa para pronosticar los resultados de un futuro trabajador: identificar las competencias que posee ese individuo y que, potencialmente, hará que un trabajo encomendado sea realizado de manera extraordinaria. Es allí cuando se puede hablar del origen del modelo de competencias.
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Hacer parte del mundo de habla hispana es mucho más que compartir algunas características culturales superficiales o que habitar el espacio de una lengua, que no es poca cosa. Los hispanoamericanos compartimos con los españoles historias comunes, hábitos mentales y diversas formas de comportamiento que nos permiten diferenciarnos significativamente de otras civilizaciones. Cada proyecto de nación que se ha querido construir al abrigo de esas historias comunes o sobre las columnas de esas tradiciones compartidas resulta ser una interpretación de la hispanidad: aquella versión multiforme de la civilización occidental que nació en el Mar Mediterráneo. No sólo en América, sino también en Europa, la hispanidad nunca ha sido una sola cosa. Hay que hablar por ello de las Españas, en un claro y definido plural; sólo así podremos comprender esa forma particular de la hispanidad que es Colombia. Así como España fue hecha por manos celtas, íberas, fenicias, griegas, romanas, visigodas, bereberes, árabes, judías y mestizas, a las costas americanas arribaron vascos, catalanes, castellanos, andaluces, gallegos y extremeños, muchos de ellos moriscos y judíos conversos, familias enteras de migrantes que llegaron a poblar América para vivir en ella y no sólo para explotarla. En la línea de investigación “Análisis de Procesos Históricos” del Centro de Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario, hemos emprendido la tarea de reconstruir y deconstruir algunos de los lugares comunes, prejuicios y referentes usuales de identidad cultural y política con los que se relata la historia colombiana e hispanoamericana, mediante el contraste con la historiografía española del último siglo y medio que ha recuperado el carácter diverso de las Españas, haciendo énfasis en las experiencias musulmana (Al-Andaluz), judía (Sefarad), conversa y cristiana. Partiendo del hecho de que la España que heredamos en América ha sido siempre múltiple, en nuestro trabajo de investigación interdisciplinario hemos buscado dejar de lado el olvido y a veces recurrente desprecio con el que normalmente se asume la condición hispánica, estudiando fenómenos y procesos históricos considerados marginales por los grandes relatos dominantes sobre la hispanidad, logrando así una mirada renovada, fresca y diversa de la misma. Tales fenómenos y procesos particulares siguen dejando su huella en el presente de las naciones hispánicas y son parte de la clave para la comprensión de su futuro social, político y cultural. Son cinco los fenómenos y procesos históricos que hasta este momento han motivado nuestra investigación y que a continuación exponemos: la moral de la hidalguía como clave de lectura de la ética subyacente a la economía hispánica; el papel de los intelectuales judíos conversos al cristianismo en la construcción del pensamiento hispánico; la diseminación de la mentalidad conversa, y suparticular teología, en el poblamiento de América; las características hispánicas de la población sefardita expulsada de la península; y el desarrollo de la ciencia náutica en el mundo hispánico y su impacto en el mundo moderno.
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Hace más de 500 años, la búsqueda de riquezas llevó casi a la extinción a los ancestrales habitantes del suelo colombiano. Hoy, los herederos de esa tragedia ven cómo el afán por explotar los recursos naturales y los intereses de diferentes actores, han desatado conflictos ambientales que estremecen sus territorios. En Colombia hay unos 87 pueblos indígenas y hasta el momento, se han identificado y documentado 62 conflictos ambientales de diverso origen en sus tierras, los cuales muestran que las comunidades han sido afectadas por los proyectos que promueven el desarrollo especialmente económico.
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La creciente presencia de lesiones osteomusculares que afectan, alteran o transforman los patrones de movimiento de los trabajadores que realizan actividades industriales, plantean serios interrogantes para las disciplinas científicas que tratan de estudiar la naturaleza del movimiento humano. Conocedor de esta problemática, el Grupo de Investigación Salud, Cognición y Trabajo (GiSCYT) de la Facultad de Rehabilitación y Desarrollo Humano de la Universidad del Rosario, ha venido desarrollando herramientas para el estudio del movimiento en el trabajo, con el fin de identificar estrategias para la prevención de lesiones a través del análisis del gesto precursor de las mismas y poder así replantearlo en términos de funcionalidad y eficiencia. Las necesidades de coordinación, velocidad y fuerza requeridas en el desarrollo de las actividades productivas están relacionadas con los patrones de movimiento de los trabajadores; por lo tanto, cualquier alteración en dichos patrones puede traer consecuencias para el sistema de producción y para la salud. Para poder enfrentar estos problemas, los investigadores del GiSCYT, Juan Castillo y Alejandro Orozco, han logrado identificar las formas mediante las cuales los trabajadores logran la integración y desarrollo de habilidades para ejecutar movimientos bien orientados, con alto grado de precisión; movimientos que son de uso común en el mundo del trabajo y cuya importancia es frecuentemente subestimada. Cuando ocurren lesiones o daños en el aparato locomotor se presentan alteraciones en los patrones de movimiento humano, ésto trae como consecuencia problemas asociados a la autonomía y el control para desplazarse o ejercer fuerza y realizar movimientos. En algunas ocasiones incluso llega a limitar la capacidad individual para ejecutar las tareas domésticas y cotidianas más simples. Es así como se evidencia un vínculo entre estudio del movimiento y lesiones osteomusculares al tratar de comprender los mecanismos que operan en el control del movimiento y de la postura. A la par, también se hace evidente la importancia de las estrategias de control y de anticipación desarrolladas por los individuos, y que en muchos casos hacen la diferencia frente al riesgo de lesión o trauma.
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La creciente presencia de lesiones osteomusculares que afectan, alteran o transforman los patrones de movimiento de los trabajadores que realizan actividades industriales, plantean serios interrogantes para las disciplinas científicas que tratan de estudiar la naturaleza del movimiento humano. Conocedor de esta problemática, el Grupo de Investigación Salud, Cognición y Trabajo (GiSCYT) de la Facultad de Rehabilitación y Desarrollo Humano de la Universidad del Rosario, ha venido desarrollando herramientas para el estudio del movimiento en el trabajo, con el fin de identificar estrategias para la prevención de lesiones a través del análisis del gesto precursor de las mismas y poder así replantearlo en términos de funcionalidad y eficiencia. Las necesidades de coordinación, velocidad y fuerza requeridas en el desarrollo de las actividades productivas están relacionadas con los patrones de movimiento de los trabajadores; por lo tanto, cualquier alteración en dichos patrones puede traer consecuencias para el sistema de producción y para la salud. Para poder enfrentar estos problemas, los investigadores del GiSCYT, Juan Castillo y Alejandro Orozco, han logrado identificar las formas mediante las cuales los trabajadores logran la integración y desarrollo de habilidades para ejecutar movimientos bien orientados, con alto grado de precisión; movimientos que son de uso común en el mundo del trabajo y cuya importancia es frecuentemente subestimada. Cuando ocurren lesiones o daños en el aparato locomotor se presentan alteraciones en los patrones de movimiento humano, ésto trae como consecuencia problemas asociados a la autonomía y el control para desplazarse o ejercer fuerza y realizar movimientos. En algunas ocasiones incluso llega a limitar la capacidad individual para ejecutar las tareas domésticas y cotidianas más simples. Es así como se evidencia un vínculo entre estudio del movimiento y lesiones osteomusculares al tratar de comprender los mecanismos que operan en el control del movimiento y de la postura. A la par, también se hace evidente la importancia de las estrategias de control y de anticipación desarrolladas por los individuos, y que en muchos casos hacen la diferencia frente al riesgo de lesión o trauma.
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Durante miles de años los pueblos aborígenes lucharon exitosamente contra enfermedades, ante lo cual la medicina moderna ha guardado silencio. Por eso, rescatar ritos ancestrales para proteger la salud sexual y reproductiva de las mujeres es una opción que cobra fuerza hoy. En ese empeño, y en busca de una justa articulación entre la medicina moderna y la medicina tradicional, está trabajando el Grupo de Estudios en Sistemas Tradicionales de Salud (Gests) de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario. Desde su conformación, el Gests se ha comprometido con el desarrollo y la asesoría de programas y proyectos de investigación de los sistemas tradicionales de salud que ayuden con su conocimiento, protección, recuperación, promoción y encuentro con la medicina moderna. En consecuencia, sus miembros han comenzado a estudiar, investigar, diseñar y promover estrategias y modelos que contribuyan con la implementación de una política intercultural de salud. Parte de ese trabajo, que se presenta aquí, recoge conceptos tradicionales sobre cuidado de la mujer, procesos de cambio, pérdidas y adaptaciones, y las expectativas para el futuro de cinco complejos culturales de Colombia. Una etapa importante de la investigación ha consistido en revisar creencias y prácticas, tanto en la literatura mundial especializada como en la memoria viva de las comunidades y en los sistemas médicos tradicionales . En segunda instancia, se han estudiado los efectos de la introducción del modelo biomédico occidental, los choques culturales, los procesos de aculturación y los dramáticos cambios en las tasas de morbi-mortalidad gineco-obstétrica y perinatal, directamente relacionados con procesos de pérdida cultural, en particular de las prácticas tradicionales de cuidados de la mujer. Por ello, la investigación en campo con comunidades se fundamenta principalmente en el ejercicio activo de transformación de las prácticas de salud orientado hacia la recuperación y la protección de conocimientos asociados al cuidado de la mujer. El trabajo ha tenido diversos componentes tales como el reconocimiento y la promoción de cabezas médicas, la formación de agentes interculturales de salud(**), la creación de comités voluntarios de salud, la construcción de jardines medicinales, la realización de talleres para la comunidad dirigidos por profesionales y por mujeres sabedoras, y la promoción activa de la cultura del autocuidado, que aprovecha el rico arsenal terapéutico y conceptual de las medicinas tradicional, popular y moderna. Adicionalmente, se ha realizado un juicioso trabajo de introducción prudente de conceptos y prácticas en la consulta médica que ha arrojado resultados significativos para patologías gineco-obstétricas que la medicina moderna no ha podido solucionar y que han enriquecido la práctica médica y, en particular, los programas de promoción y prevención de enfermedades de la mujer. Actualmente, las investigaciones están dirigidas a recabar evidencia científica, respetando siempre los marcos ontológicos y epistemológicos de los sistemas tradicionales de conocimiento, que aporte para la construcción de nuevas herramientas interculturales para la promoción, prevención y atención primaria de eventos relacionados con la salud femenina, incluyendo conceptos, valores, técnicas y recursos tradicionales .
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Hace veinte años Colombia era un pueblo ausente. Había mucho que escuchar y poco que opinar. La población era un actor silente que no participaba en las decisiones más importantes del país. Pero, para fortuna de la democracia, la Constitución Política de 1991 le dio un vuelco a la realidad colombiana. La participación dejó de ser una utopía y se convirtió en una realidad. Por eso, hoy existen diferentes mecanismos para que las personas puedan incidir en los asuntos que les interesan y que son esenciales para su vida. Esa gran fecha, 1991, además de traer cambios al modelo de Estado, significó un gran avance para la protección de los derechos colectivos. Se introdujo diversidad de normas que buscaban garantizar un ambiente sano y el desarrollo sostenible. Por esta razón, la Constitución también es conocida como “Constitución ecológica”, pues está basada en una normatividad que encarna, como ninguna otra, los principios del Estado Social de Derecho, como el derecho a una vida digna y a la satisfacción de las necesidades básicas. No hay duda de que el esfuerzo de la Constitución Política es inconmensurable. Peleó una dura batalla y se encargó de consagrar y proponer mecanismos que hicieran efectivo el derecho a la participación de las personas en materia ambiental. Desde ese momento el país ha avanzado, no se puede negar que en la sociedad se creó una verdadera conciencia sobre la importancia de proteger los recursos naturales y el ambiente, ya que hoy en día existe una real preocupación por la defensa de lo público. Es tal el cambio de mentalidad que se ha producido, que el interés de los ciudadanos por participar en las decisiones ambientales y de ejercer su derecho a acceder a la información es mucho más contundente que hace veinte años. Sin embargo, la batalla no está ganada, aún queda mucho camino por recorrer. Hoy por hoy, en gestión ambiental, así como hay un inventario de éxitos, también hay una lista de asuntos sin resolver. Espacios y mecanismos anónimos. Aunque la Constitución Política de 1991 estableció el compromiso del Estado de promover la participación ciudadana en la toma de decisiones ambientales, los espacios y mecanismos de participación no son suficientemente conocidos y ejercidos por la sociedad en general. Desconocimiento de proyectos. Continuamente se generan conflictos o confrontaciones debido a que las empresas o incluso el Estado desean realizar un proyecto y encuentran oposición por parte de las comunidades, pues éstas desconocen cuál es objetivo del proyecto y sus alcances. Contravía.Ocurre que los nuevos proyectos de las empresas, sin fundamento alguno, resultan contrarios a los programas de desarrollo que propone el Gobierno Nacional y a los intereses de las comunidades, por lo que también se generan continuos enfrentamientos. Ausencia ciudadana.Muchas veces las comunidades implicadas no tienen un interlocutor válido que respalde sus intereses o a quien, por lo menos, puedan manifestar sus inconformidades, lo cual contribuye a la generación de conflictos de carácter ambiental. En otros casos, tampoco son tomados en cuenta sus requerimientos o sugerencias con relación a los proyectos.
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El Grupo de Investigación en Perdurabilidad Empresarial (GIPE) de la Facultad de Administración de la Universidad del Rosario viene desarrollando estudios orientados a comprender la manera como las empresas se enfrentan a la turbulencia del entorno. Un entorno turbulento se encuentra caracterizado por presentar incertidumbre, dinamismo y complejidad. La incertidumbre se hace evidente al momento de tomar decisiones, sin lograr tener certeza sobre lo que puede pasarle a la empresa o el efecto de una decisión que se tome; el dinamismo se logra observar por el cambio permanente en las necesidades de los clientes y el surgimiento de nuevos productos sustitutos, lo cual origina incremento de la rivalidad por precio; y la complejidad puede identificarse en el surgimiento de nuevos actores con los que se debe interactuar para llevar a cabo una transacción. En nuestro país, además de enfrentarse a estas condiciones, en la primera década del siglo XXI las empresas se han visto afectadas por discontinuidades de tipo tecnológico, demográfico y económico que han puesto a prueba su capacidad de dirección y gerencia.
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l mundo de la administración ha sido influenciado por el desarrollo de lo que los filósofos analíticos denominan giro lingüístico, el cual ha permitido que el lenguaje tome un lugar de privilegio en los diversos escenarios organizacionales. Diferentes investigaciones hechas por filósofos, psicólogos y lingüistas han generado nuevos dominios que permitieron el surgimiento de modelos tales como el coaching ontológico (donde el aprendizaje se logra trabajando integralmente lenguaje, cuerpo y emoción), aplicados con mayor o menor intensidad en las organizaciones de todo el mundo. La ontología del lenguaje, que aborda el ser humano a través de su quehacer lingüístico, pretende reunir en una unidad y una síntesis coherente los diferentes desarrollos que se han dado a partir del giro lingüístico y centra su interés en los seres humanos y no en el lenguaje. Como punto de partida es del caso considerar la diferenciación, a que acude la ontología del lenguaje, entre comprensión descriptiva y comprensión generativa. La primera corresponde a casos en los cuales el lenguaje sigue a la realidad, como sería la descripción del color de una silla, el inventario de una bodega o los datos relativos al volumen de las ventas para un determinado periodo. En la segunda se espera que los hechos que se sucedan en la realidad sigan al lenguaje, como ocurre cuando el notario declara la disolución de una sociedad conyugal, un juez decreta el embargo de un bien, un grupo de individuos celebra un contrato societario para el surgimiento de una nueva persona jurídica o un directivo define un objetivo estratégico para la empresa. Sin embargo, no siempre los individuos, por diversas circunstancias, logran que la realidad se transforme de acuerdo con lo declarado. Según David Barbosa Ramírez, profesor de la Facultad de Administración de la Universidad del Rosario, lo anterior permitiría concluir que, en general, los seres humanos acuden al lenguaje para constituirse en quienes son dentro de las empresas. De hecho, agrega, los individuos acuden al lenguaje no sólo para describir la realidad, sino también para construirla. Estos desarrollos han llevado a nuevas formas de abordar los temas de las ciencias sociales, así como al estudio y desarrollo de metodologías de análisis e intervención en las organizaciones.
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El diagnóstico era claro: azúcar en la sangre, es decir, diabetes. Juan P., un hombre que durante cinco años enfrentó serios problemas de salud, creía haber encontrado la respuesta a su rosario de males. Pero la verdad era que su viacrucis hasta ahora comenzaba. Él, un colombiano de 45 años, trabajador de la construcción, que tenía problemas de obesidad, en 2003 empezó a tener cambios notorios en su salud: se cansaba fácilmente, no rendía en el trabajo, sentía mucha sed y orinaba con frecuencia. Síntomas que prendieron las alarmas. Angustiado, empezó la maratón de largas filas y de extenuantes madrugadas para lograr una cita médica. Finalmente, consiguió una fecha y hora para ser visto por el médico general. Tras una rápida valoración, vinieron los exámenes de laboratorio, los ayunos, las esperas y las inasistencias laborales. Luego de este ir y venir, por fin, Juan P. recibió sus resultados. Al parecer, tenía la respuesta en las manos: diabetes. El paciente, que finalmente sabía la causa de sus males, dio comienzo a una nueva vida basada en el tratamiento médico: una dieta sin harinas ni dulces por el resto de su vida. Pese a este estricto sistema, pasaba el tiempo y Juan P. no presentaba mejoría, todo estaba como al principio. Entonces, fue remitido a un especialista en endocrinología, quien le formuló un medicamento para controlar su azúcar. Otra vez, el paciente creía haber hallado la salida a su problema. Así pasaron tres años en tensa calma, pero un día, la paz se rompió otra vez. Empezó a tener una sensación de quemadura en la planta de sus pies, la cual se fue haciendo cada vez más intensa hasta impedirle dormir adecuadamente. Por tal razón, su rendimiento laboral fue disminuyendo hasta que, sin más remedio, fue despedido. Así, con los restos de esperanza que le quedaban, este hombre de 45 años siguió siendo valorado y tratado por múltiples especialistas, pero sin encontrar una respuesta certera. A pesar de que sus niveles de azúcar en la sangre (glicemia) estaban controlados, el dolor no cesaba, seguía ahí presente. Así vivió Juan P. varios años de su vida, siendo el reflejo de otros tantos colombianos que no saben que existe y que tienen una enfermedad llamada Neuropatía Diabética Dolorosa (NDD). Una patología de difícil diagnóstico y tratamiento.
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Para contribuir con el mejoramiento de la calidad de vida de quienes padecen la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y de sus familiares, así como para apoyar los programas de salud pública que buscan disminuir los impactos socioeconómicos que tiene esta enfermedad en Colombia, el Grupo de Investigación en Actividad Física y Desarrollo Humano de la Facultad de Rehabilitación de la Universidad del Rosario realizó una guía educativa que detalla los elementos básicos que deben ser tenidos en cuenta para su manejo. Según la profesora Diana Durán Palomino, coordinadora de la Especialización en Rehabilitación Cardiaca y Pulmonar de la Universidad del Rosario, esta tarea es de suma importancia, ya que, de acuerdo con las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la EPOC es la causa de muerte de más rápido crecimiento en los países desarrollados y entre todas las patologías pulmonares, incluidas el asma y el cáncer de pulmón. Se estima que para 2020 será la tercera causa de muerte y la quinta causa de años de vida perdidos y/o con discapacidad. Este crecimiento vertiginoso se relaciona con el incremento del hábito de fumar (que representa cerca de un 90% del riesgo de desarrollar esta enfermedad), con el envejecimiento de la población (en general se diagnostica en personas mayores de 40 años que empiezan a manifestar síntomas respiratorios más frecuentes, pero que una vez diagnosticados aseguran haber querido comenzar antes un tratamiento) y con la mayor incidencia en mujeres (también relacionada con el consumo de tabaco). Los datos epidemiológicos acerca de la EPOC indican que la enfermedad está deficientemente diagnosticada y que su incidencia real no es clara, ya que muchos de los pacientes no reciben el manejo y tratamiento apropiados en las primeras fases de la enfermedad, porque cuando acuden al médico por presentar síntomas respiratorios importantes y repetitivos ya se encuentran en la fase incapacitante.
Resumo:
La globalización como proceso integrador del mundo actual no es ajena a las Compañías, por el contrario, es un elemento vinculante e incluyente que crea dinamismos e interacciones que llevan a que las organizaciones se preparen para afrontarla (manejo de crisis, competencia, cambios bruscos en el entorno, etc.), con el objeto de no verse excluidas o en peligro de desaparecer del campo comercial. Bajo estas condiciones, tanto la Academia como los ejecutivos de las organizaciones generan procesos continuos y de retroalimentación que se enfocan en cómo gestionar los recursos productivos de las empresas con la finalidad de alcanzar los objetivos y metas propuestas con la mayor eficiencia posible. De esta manera generan ventajas competitivas y hacen distinciones en el entorno que les permitan sobresalir y generar riqueza sostenible para los inversionistas.