920 resultados para Colectivos juveniles
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Resumen: El delito penal es aquello que la tradición, vivida en la experiencia de la familia y de la comunidad, permite a cada uno reconocer como un grave alejamiento de lo verdadero, lo bueno y lo correcto. El fundamento de la punibilidad penal es la imputación, el reconocimiento de la pertenencia del delito al sujeto como a su causa. Se intenta mostrar cómo este vínculo del derecho penal con la tradición jurídica sufrió dos rupturas: con el iluminismo jurídico y el kantismo se separó la imputación jurídica de su fundamento moral y con la codificación, se quebró la unidad del derecho penal universal fundado en lo bonum et aequum otorgando prevalencia a la idea de la legalidad esclava de los intereses de los Estados. Al mismo tiempo, se produjo una segunda ruptura: se predica una responsabilidad que se atribuye desde afuera, en forma objetiva, a centros de imputación –con frecuencia colectivos– que realizan la producción industrial. Así, según exigencias de la seguridad y la salud, el derecho penal se transforma en un instrumento de la política criminal y los contornos del tipo penal se operan a través de jueces y fiscales en prevención de las consecuencias futuras del “riesgo” progresivo de la producción industrial. La nota dominante es el “riesgo” colectivo y no el “hecho”.
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Tesis Doctoral desarrollada en el programa de Doctorado "Diseño e Ingeniería del Producto y de Procesos Industriales" del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de La Rioja.-- Fecha de lectura: septiembre de 2007.-- 322 pp.
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[ES] En el marco de un volumen sobre Historia y cine dedicado a Estados Unidos, este capítulo realiza un recorrido por la historia de este país a través de una selección de películas de ficción, agrupadas por temáticas y en orden cronológico, que trata de ofrecer un material documental singular pero muy útil para estudiar la sociedad estadounidense y descifrar sus códigos culturales, observar cómo se ve a sí misma, cómo ha asimilado su historia, sus estereotipos, sus traumas colectivos, qué imagen exterior busca proyectar… Porque este cine es reflejo de la cultura e imaginario colectivo de la sociedad norteamericana, y a la vez un poderosísimo instrumento de difusión de dicha cultura e imaginario tanto en el interior como el exterior del país.
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Ejemplar dedicado a: El trabajo en Euskal Herria, VI Jornadas de Estudios histórico-locales.
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Duración (en horas): Más de 50 horas. Destinatario: Estudiante y Docente
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En esta comunicación se presentan dos experiencias aplicadas que forman parte de un programa de prevención de la violencia en el deporte de base. En la primera de ellas, el objetivo era la adquisición del compromiso de los entrenadores y árbitros pertenecientes a una misma categoría (1ª cadete) en el cumplimiento de unas pautas de conductas en los partidos. Para ello, se llevaron a cabo talleres de manera conjunta con árbitros y entrenadores en los que se pretendía: 1) fomentar una relación cordial y de cooperación entre los entrenadores y los árbitros; 2) adquirir el compromiso para el aumento de las actitudes y conductas deportivas de entrenadores y árbitros durante los partidos de fútbol y disminuir las inapropiadas; 3) conocer las actitudes y conductas que más incomodan al otro colectivo durante los partidos, con el fin de evitarlas; y 4) refrendar por escrito los acuerdos a los que ambos grupos llegaron a la conclusión de los talleres. Los resultados de este estudio reflejan que la aceptación y la adherencia a la emisión de estas conductas tuvo un efecto positivo en la mejora del clima entre ambos colectivos y en la mejora de la deportividad en los partidos de fútbol. En el segundo estudio, se identificó un equipo que durante la temporada 2007-2008 mostró repetidamente comportamientos antideportivos. Por ello, con el objetivo de reducir estas conductas problemáticas, se implementó un programa de “intervención en crisis” de 14 semanas de duración en el que se pretendía: 1) conseguir que el equipo integre la figura de un nuevo preparador físico dentro del cuerpo técnico; 2) implantar o mejorar las normas básicas de comportamiento individual y colectivo tanto en los entrenamientos como en los partidos; 3) desarrollar un método de trabajo en equipo durante el entrenamiento en el que cada jugador comprendiera y aceptara el papel que desempeña dentro del equipo; y 4) aumentar el repertorio de recursos ante situaciones potencialmente violentas para eliminar las conductas agresivas-violentas mediante la incorporación de rutinas individuales y colectivas de control. Los resultados de este estudio confirman la eficacia de la intervención, no sólo en la disminución de incidentes violentos durante los partidos jugados, sino en una valoración positiva del entrenador, directivos, padres y jugadores.
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CONTENTS: I. U.S.-Japan Cooperation Open Ocean Aquaculture – A Venue for Cooperative Research Between the United States and Japan.............................................................................. 1 C. Helsley II. Growth, Nutrition and Genetic Diversity Daily Ration of Hatchery-Reared Japanese Flounder Paralichthys olivaceus as an Indicator of Release Place, Time and Fry Quality. In situ Direct Estimation and Possibility of New Methods by Stable Isotope............................ 7 O. Tominaga, T. Seikai, T. Tsusaki, Y. Hondo, N. Murakami, K. Nogami, Y. Tanaka and M. Tanaka Nucleic Acids and Protein Content as a Measure to Evaluate the Nutritional Condition of Japanese Flounder Paralichthys olivaceus Larvae and Juveniles........................................................................................................ 25 W. Gwak Genetic Diversity Within and Between Hatchery Strains of Flounder Paralichthys olivaceus Assessed by Means of Microsatellite and Mitochondrial DNA Sequencing Analysis...................................................................... 43 M. Sekino, M. Hara and N. Taniguchi Tracking Released Japanese Flounder Paralichthys olivaceus by Mitochondrial DNA Sequencing................................................................................ 51 T. Fujii Preliminary Aspects of Genetic Management for Pacific Threadfin Polydactylus sexfilis Stock Enhancement Research in Hawaii........................................ 55 M. Tringali, D. Ziemann and K. Stuck Enhancement of Pacific Threadfin Polydactylus sexfilis in Hawaii: Interactions Between Aquaculture and Fisheries............................................................. 75 D. Ziemann Aquaculture and Genetic Structure in the Japanese Eel Anguilla japonica..................... 87 M. Katoh and M. Kobayashi Comparative Diets and Growth of Two Scombrid Species, Chub Mackerel Scomber japonicus and Japanese Spanish Mackerel Scomberomorus niphonius, in the Central Seto Inland Sea, Japan.................................. 93 J. Shoji, M. Tanaka and Tsutomu Maehara iii Evaluating Stock Enhancement Strategies: A Multi-disciplinary Approach................... 105 T. M. Bert, R.H. McMichael, Jr., R.P. Cody, A. B. Forstchen, W. G. Halstead, K. M. Leber, J. O’Hop, C. L. Neidig, J. M. Ransier, M. D. Tringali, B. L. Winner and F. S. Kennedy III. Physiological and Ecological Applications Predation on Juvenile Chum Salmon Oncorhynchus keta by Fishes and Birds in Rivers and Coastal Oceanic Waters of Japan................................... 127 K. Nagasawa and H. Kawamura Interaction Between Cleaner and Host: The Black Porgy Cleaning Behavior of Juvenile Sharpnose Tigerfish Rhyncopelates Oxyrhynchus in the Seto Inland Sea, Western Japan............................................................................. 139 T. Shigeta, H. Usuki and K. Gushima IV. Case Studies Alaska Salmon Enhancement: A Successful Program for Hatchery and Wild Stocks............................................................................................... 149 W. Heard NMFS Involvement with Stock Enhancement as a Management Tool........................... 171 T. McIlwain Stock Enhancement Research with Anadromous and Marine Fishes in South Carolina...................................................................................... 175 T. I. J. Smith, W. E. Jenkins, M. R. Denson and M. R. Collins Comparison of Some Developmental, Nutritional, Behavioral and Health Factors Relevant to Stocking of Striped Mullet, (Mugilidae), Sheepshead (Sparidae), Common Snook (Centropomidae) and Nassau Groupers (Serranidae)........................... 191 J. W. Tucker Jr. and S. B. Kennedy Participants in the Thirtieth U.S.-Japan Meeting on Aquaculture................. Inside Back Cover iv (PDF has 204 pages.)
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Lionfish (Pterois volitans/miles complex) are venomous coral reef fishes from the Indian and western Pacific oceans that are now found in the western Atlantic Ocean. Adult lionfish have been observed from Miami, Florida to Cape Hatteras, North Carolina, and juvenile lionfish have been observed off North Carolina, New York, and Bermuda. The large number of adults observed and the occurrence of juveniles indicate that lionfish are established and reproducing along the southeast United States coast. Introductions of marine species occur in many ways. Ballast water discharge, a very common method of introduction for marine invertebrates, is responsible for many freshwater fish introductions. In contrast, most marine fish introductions result from intentional stocking for fishery purposes. Lionfish, however, likely were introduced via unintentional or intentional aquarium releases, and the introduction of lionfish into United States waters should lead to an assessment of the threat posed by the aquarium trade as a vector for fish introductions. Currently, no management actions are being taken to limit the effect of lionfish on the southeast United States continental shelf ecosystem. Further, only limited funds have been made available for research. Nevertheless, the extent of the introduction has been documented and a forecast of the maximum potential spread of lionfish is being developed. Under a scenario of no management actions and limited research, three predictions are made: ● With no action, the lionfish population will continue to grow along the southeast United States shelf. ● Effects on the marine ecosystem of the southeast United States will become more noticeable as the lionfish population grows. ● There will be incidents of lionfish envenomations of divers and/or fishers along the east coast of the United States. Removing lionfish from the southeast United States continental shelf ecosystem would be expensive and likely impossible. A bounty could be established that would encourage the removal of fish and provide specimens for research. However, the bounty would need to be lower than the price of fish in the aquarium trade (~$25-$50 each) to ensure that captured specimens were from the wild. Such a low bounty may not provide enough incentive for capturing lionfish in the wild. Further, such action would only increase the interaction between the public and lionfish, increasing the risk of lionfish envenomations. As the introduction of lionfish is very likely irreversible, future actions should focus on five areas. 1) The population of lionfish should be tracked. 2) Research should be conducted so that scientists can make better predictions regarding the status of the invasion and the effects on native species, ecosystem function, and ecosystem services. 3) Outreach and education efforts must be increased, both specifically toward lionfish and more generally toward the aquarium trade as a method of fish introductions. 4) Additional regulation should be considered to reduce the frequency of marine fish introduction into U.S. waters. However, the issue is more complicated than simply limiting the import of non-native species, and these complexities need to be considered simultaneously. 5) Health care providers along the east coast of the United States need to be notified that a venomous fish is now resident along the southeast United States. The introduction and spread of lionfish illustrates the difficulty inherent in managing introduced species in marine systems. Introduced species often spread via natural mechanisms after the initial introduction. Efforts to control the introduction of marine fish will fail if managers do not consider the natural dispersal of a species following an introduction. Thus, management strategies limiting marine fish introductions need to be applied over the scale of natural ecological dispersal to be effective, pointing to the need for a regional management approach defined by natural processes not by political boundaries. The introduction and success of lionfish along the east coast should change the long-held perception that marine fish invasions are a minimal threat to marine ecosystems. Research is needed to determine the effects of specific invasive fish species in specific ecosystems. More broadly, a cohesive plan is needed to manage, mitigate and minimize the effects of marine invasive fish species on ecosystems that are already compromised by other human activities. Presently, the magnitude of marine fish introductions as a stressor on marine ecosystems cannot be quantified, but can no longer be dismissed as negligible. (PDF contains 31 pages)
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The family Priacanthidae contains four genera and four species that occur in the western central North Atlantic (Starnes, 1988). Pristigenys alta is distributed in the Caribbean, Gulf of Mexico and along the east coast of North America. Although juveniles have been reported from as far north as southern New England waters, adults are not reported north of Cape Hatteras, NC. Priacanthus arenatus is distributed in tropical and tropically influenced areas of the western central North Atlantic in insular and continental shelf waters. Adult P. arenatus are distributed north to North Carolina and Bermuda, juveniles have been collected as far north as Nova Scotia. Cookeolus japonicus and Heteropriacanthus cruentatus are circumglobally distributed species and are both common in insular habitats. In the western central North Atlantic, C. japonicus ranges from New Jersey to Argentina; H. cruentatus from New Jersey and northern Gulf of Mexico to southern Brazil (Starnes, 1988). (PDF contains 6 pages)
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Ichthyoplankton was sampled at 14 stations with 60 cm bongo nets fitted with 0.333 mm mesh in basins throughout Florida Bay in 1994-1995. In addition, I compared collections made using an epibenthic sled to those made with standard ichthyoplankton bongo nets at four stations during July 1997-November,1999 to determine ifthe two types of gear are complementary. In 1994-1995, in descending order of abundance, Clupeiformes, Gobiidae, Callionymidae, Sciaenidae, Labrisomidae, Soleidae and Blenniidae dominated the ichthyoplankton. Densities of clupeiforms were generally very high (> 100 larvae 100 m-3) or high (10.0 - 99.9 larvae 100 m-3). Gobiid larvae were ubiquitous with highest densities occurring in waters in close proximity to the Gulf of Mexico (109.7 larvae 100 m-3), lowest in two ofthree eastern Florida Bay stations (<1.0 larva 100 m-3). Spotted seatrout, Cynoscion nebulosus, dominated larval sciaenid collections and the only other sciaenid identified to species was the sand seatrout, Cynoscion arenarius. Taxa differed markedly between collections taken by epibenthic sled and standard ichthyoplankton bongo nets. Taxa collected with standard ichthyoplankton gear were those that spawn in Florida Bay and have pelagic larvae (i.e., engraulids and gobiids). Taxa collected with the sled were small resident species that have benthic larvae (i.e., syngnathids and cyprinodonts) or taxa that spawn outside the bay, but use the bay as a nursery area (i.e., gerreids and haemulids). Recently-settled red drum, Sciaenops ocellatus, were collected with the epibenthic sled in November 1999, although juveniles of this important gamefish are rare in the bay.
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Red drum is one ofthe most popular species sought by anglers in Florida Bay, yet juveniles are rarely encountered. We evaluated Florida Bay as a nursery area for red drum by sampling for recently-settled late larvae in basin areas within the bay with an epi-benthic sled at six stations in November 2000, and at seven stations during December 2000 through February 2001. In November 2000 we surveyed potential sampling sites in quiet backwaters adjacent to mangroves for juvenile red drum. A total of 202 sites were sampled mainly in northern Florida Bay and adjacent waters with a cast net. We collected only one recently-settled red drum larvae and no juveniles. Obviously the sites that we sampled in Florida Bay and adjacent waters are not nursery habitat for this valuable species. Sled collections were dominated by bay anchovy, Anchoa mitchilli, but densities were biased by one collection. Five small resident species were among the dominant species: rainwater killifish, Lucania parva; dusky pipefish, Syngnathus floridae; dwarf seahorse, Hippocampus zosterae; and clown goby, Microgobius gulosus. Three species that spawn outside Florida Bay in the GulfofMexico were common: pinfish, Lagodon rhomboides; pigfish, Orthopristis chrysoptera; and silver perch, Bairdiella chrysoura. Twenty-seven species were collected with the cast net. Hardhead silversides (Atherinomorus stipes), bay anchovy, tidewater mojarra (Eucinostomus harengulus), silver jenny (Eucinostomus gula), and goldspotted killifish (Floridichthys carpio) were the most common in cast net collections. Although only one red drum was collected, we were able to: (1) identify mesohaline waters from our cast net sites to test our preliminary assessment that mesohaline habitat might be limited in Florida Bay, (2) document the distribution and abundance of fishes collected by cast net that should enhance our understanding of ichthyofauna in the Northern Subdivision ofFlorida Bay and adjacent waters, and (3) from epibenthic sled collections, describe the habitats, abundance and distribution of recently settled larvae/small juveniles/small resident fishes during late fall and winter. This information should be useful to managers and future research. (PDF contains 34 pages)
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Fish collections under varying ecological conditions were made by trawling and seining, monthly and quarterly in depths of <1 m to depths of 3 m of the Florida Bay portion of Everglades National Park, Florida. From May 1973 through September 1976, a total of 182,530 fishes representing 128 species and 50 families were taken at 27 stations. An additional 21 species were identified from sportfish-creel surveys and supplemental observations. Most of the species collected were juveniles of species that occur as adults in the Florida Bay creel census survey, or were small species that were seasonal residents. Marked temporal and spatial abundance of the catches was observed. The greatest numbers and biomass of the fishes occurred in the wet season (summer/fall), whereas lowest numbers and biomass appeared during the dry season (winter/spring) The greatest abundance and diversity of fishes was found in western Florida Bay followed by eastern and central Bay regions respectively. Overall, five species comprised 75% of the numerical total while eleven species made up 75% of the total biomass. Collections were dominated numerically by anchovies (Engraulidae), especially Anchoa mitchilli, in western Florida Bay. Mojarras (Gerridae), mostly silver jenny Eucinostomus gula, and porgies (Sparidae), especially pinfish Lagodon rhomboides, dominated numerically in central and eastern portions of the Bay, respectively. Except for salinity, other measured physico-chemical parameters (water temperature, pH, dissolved oxygen, and turbidity) showed no variation beyond ranges considered normal for shallow, tropical marine environments. Salinity varied from 0 to 66 ppt near the mainland. Nearshore hypersaline conditions (>45 ppt) persisted for nearly 2 years during the 1974 - 1975 severe drought period. Significant reductions in fish abundance/diversity were observed in relation to hypersaline conditions. Bay-wide macrobenthic communities were mapped (presence/absence) and were primarily comprised of turtle grass (Thalassia), shoalgrass [(Diplanthera = (Halodule)], and/or green algae Penicillus. Seasonal dieoff of seagrasses was observed in north-central Florida Bay. (PDF contains 107 pages)
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La Tuberculosis es una enfermedad cuya presencia ha sido constante en la historia de la humanidad. Como toda enfermedad infectocontagiosa no respeta fronteras, ni edades, ni sexos, ni razas, ni tampoco clases sociales. La tuberculosis que actualmente padecemos no es nueva; representa el final de una onda epidémica secular que alcanzó su máxima incidencia en Europa entre 1780 y 1880. Cien años marcados por el desplazamiento masivo de campesinos a las ciudades en busca de trabajo en las fábricas. Históricamente la epidemiología de la tuberculosis ha demostrado la existencia de un declive natural. Dicho declive se inició ya, incluso antes del descubrimiento de su agente causal, debido a la mejoría de las condiciones socio-económicas de la población. La aparición de la quimioterapia específica aceleró su ritmo de descenso anual. Hasta la aparición del SIDA, ningún otro factor ha modificado substancialmente su natural declinar. Tan importante son las condiciones socioeconómicas y sociopolíticas de la población en la expresión epidemiológica de ésta y otras muchas enfermedades, que en 1910, cuando no existían remedios para la tuberculosis, Holanda alcanzó el llamado punto de ruptura. Dicho punto es aquel en que se considera que la tuberculosis camina hacia su erradicación espontánea. Corresponde al momento en que cada enfermo bacilífero no puede infectar al número suficiente de personas para que se origine otro nuevo enfermo bacilífero. Evidentemente el SIDA ha supuesto una inyección de gasolina en la llama de la enfermedad tuberculosa que ha desbaratado los programas de prevención y control puestos en marcha en 1982 en nuestra Comunidad Autónoma. Como decía Napoleón Bonaparte, las batallas se ganan con organización y dinero. La batalla del SIDA aún continúa y con más ahínco en nuestro País Vasco donde esta enfermedad es especialmente prevalente. Afortunadamente los nuevos tratamientos han convertido una enfermedad mortal de necesidad en una enfermedad crónica con una mejora substancial en las expectativas de vida. Sin embargo, la gran secuela de la coinfección SIDA/Tuberculosis ha sido la aparición de multirresistencias a los fármacos por tratamientos incorrectos o falta de adherencia del paciente a los mismos. Parece que el devenir de la tuberculosis, al margen de los factores políticos, culturales y económicos, ligados a la globalización y al desarrollo sostenible dentro de un modelo neoliberal; de los movimientos de masas: inmigrantes y refugiados; del racismo; de las desigualdades de género; de la diferente accesibilidad, cobertura y eficacia en los Sistemas Públicos de Salud, etc., al margen de todo esto, la tuberculosis va a quedar condicionada a cuatro factores de índole biomédica: a) A la evolución de las multirresistencias. b) A la subordinación con la coinfección VIH. c) Al establecimiento de los denominados "nichos ecológicos", en donde la enfermedad alcanzará su máxima progresión (mayores de 65 años, sobre todo los de bajo nivel económico; inmigrantes procedentes de zonas de endemia elevada; personal sanitario y trabajadores expuestos; colectivos con adicción a drogas por vía parenteral (ADVP); alcohólicos; personas con padecimientos crónicos; pacientes en tratamientos prolongados con corticoides e inmunosupresores). En estos nichos ecológicos es donde hay que mantener un elevado índice de sospecha y establecer las estrategias adecuadas para la detección precoz de la enfermedad. d) Al éxito que se obtenga con la nueva vacuna terapéutica contra la TB creada por Joan Pere Cardona. La epidemiología de la tuberculosis estará próximamente ligada a la biología molecular y a la genética. En efecto, ya no bastará con identificar al bacilo de Koch en un paciente. Será imprescindible saber qué cepas están actuando en una determinada colectividad, así como su grado de sensibilidad frente a los tuberculostáticos. Acabó el siglo XX, hemos iniciado la segunda década del siglo XXI y la pelota aún sigue en el tejado. Estamos ante un problema de primera magnitud que hace mucho tiempo que dejó de seducir a los románticos. Como señala Bignall, comparando a la tuberculosis con lo que en su día supuso la viruela como problema de Salud Pública: La viruela se erradicó porque no sólo se disponía de una vacuna eficaz, sino además porque no requería habilidad en las relaciones humanas. Sin embargo, en la tuberculosis, la lucha ya no es contra el bacilo sino contra la mentalidad y las miserias humanas; por ello será larga, muy larga. Por todo esto y visto lo previamente descrito concluimos: 1. En la década 1993 a 2002 se diagnosticaron 847 casos de tuberculosis, 548 varones y 299 mujeres; 364 con SIDA y 483 sin demostración de VIH. 2. Si agrupamos las características medias de todos los casos recogidos, definiríamos al paciente tipo como a un varón con serología VIH negativa, una edad de 46,6 años y una afección tuberculosa de localización extrapulmonar, atendida en el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital. 3. Si el paciente tuberculoso que escogiéramos tuviera 31 años, la edad con más casos acumulados de la serie, al igual que los de 30 y 32 años, lo más frecuente que observaríamos, sería un paciente varón con SIDA y adicción a drogas por vía parenteral. 4. Aunque el sexo predominante es el varón entre los enfermos de tuberculosis, este predominio se atenúa al prescindir de los pacientes que asociaron SIDA. 5. El principal factor de riesgo para contraer el VIH en los tísicos con SIDA fue la ADVP. 6. El número de casos totales anuales viene descendiendo desde 1991, fundamentalmente a expensas del declive entre los casos que asociaron SIDA. 7. Es necesario disminuir el tiempo de demora 2 consistente en el número de días que transcurren desde que el paciente manifiesta sus primeros síntomas hasta que éste recibe el tratamiento. Puesto que el tiempo de demora 1 (que va desde que el paciente es visto en el hospital hasta que se instaura el tratamiento) cumple con los objetivos marcados en el Programa de control y prevención del Gobierno Vasco, deducimos que la Atención Primaria tiene la máxima importancia en acelerar este acortamiento del tiempo de demora disminuyendo así el periodo de riesgo de transmisión de la enfermedad. 8. La tuberculosis es una enfermedad que tiende a su natural declinar pero haciéndolo muy lentamente. Actualmente, la encontramos en zonas periféricas de la ciudad donde el VIH hace estragos en pacientes jóvenes con estilos de vida nada saludables. A estas zonas deprimidas se las denominan "nichos ecológicos". 9. La lucha contra esta enfermedad deberá ser enfocada hacia estos "nichos ecológicos". La condición necesaria para que consigamos acelerar la eliminación de la enfermedad consistirá en que diagnostiquemos y tratemos los casos afectados junto a la búsqueda de sus contactos. Pero en la tuberculosis, esto no es suficiente. Estamos luchando frente a un bacilo que se aprovecha de los más débiles, los inmunodeprimidos, edades extremas de la vida, drogodependientes, alcohólicos, zonas deprimidas económica y socialmente, que podemos delimitar en un plano y concentrar en él las medidas de control pertinentes. No olvidemos que estamos frente a un bacilo que se enclaustra en una caverna, que infecta a la tercera parte de la humanidad y espera. La tuberculosis desaparecerá en la medida en que la sociedad prospere.
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Es una tesis muy extensa a propósito para probar la presencia e importancia del arte colaborativo a lo largo de la historia reciente y la necesidad de darle cabida en el terreno de la educación. No podemos seguir ignorando su potencial amparándonos en un concepto trasnochado y romántico de artista genial que trabaja en solitario. El arte está para muchas más cosas que la mera exposición y en un futuro cercano veremos trabajar en colaboración a artistas con expertos de muy distintas áreas de conocimiento.
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Se realizaron prospecciones estacionales durante 1998–1999 en Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa para determinar la dimensión y las actividades de las pesquerías artesanales de elasmobranquios dentro del Golfo de California. Ciento cuarenta y siete campamentos o sitios pesqueros fueron documentados, la mayoría de los cuales (n= 83) fueron localizados en Baja California Sur. Entre los campamentos con información pesquera adecuada, la gran mayoría (85.7%) pescaron elasmobranquios en algún momento del año. La mayoría de los pequeños tiburones y rayas demersales fueron capturados en pesquerías multiespecíficas, las cuales también tienen como objetivo teleósteos, pero los grandes tiburones fueron capturados generalmente por pesquerías de redes agalleras a la deriva dirigidas a ellos, o en menor grado, por pesquerías de palangre de superficie. Los pescadores artesanales presentaron un comportamiento altamente oportunístico y temporalmente cambiaban de especie objetivo dependiendo de la productividad de los recursos pesqueros locales de especies de escama, invertebrados y elasmobranquios. Las mayores pesquerías de pequeños tiburones (≤1.5 m, “cazón”) se documentaron en Baja California, Sonora, y Sinaloa durante la primavera y adicionalmente durante otoño e invierno en Sonora. Los tiburones del genero Mustelus (Mustelus spp) dominaron los desembarques de cazón en los estados norteños, mientras que los tiburones martillo juveniles (Sphyrna lewini) sostuvieron la pesquería en Sinaloa. Los grandes tiburones (> 1.5 m, “tiburón”) fueron componente menor de las pesquerías artesanales de elasmobranquios en Sonora y Sinaloa, pero comúnmente fueron capturados en verano y principios de otoño en Baja California y Baja California Sur. El tiburón zorro pelágico (Alopias pelagicus) y el tiburón piloto (Carcharhinus falciformis) fueron comúnmente desembarcados en Baja California, mientras que un diverso ensamble de tiburones pelágicos y grandes costeros fueron observados en los desembarques de Baja California Sur. Las rayas dominaron los desembarques en verano en Baja California y Sinaloa, sostenidas principalmente por elevadas tasas de captura de la guitarra común (Rhinobatos productus, 13.2 individuos/embarcación/viaje) y del tecolote (Rhinoptera steindachneri, 11.1 individuos/embarcación/viaje). La pesquería de rayas de Sonora fue la más extensamente documentada durante este estudio y las rayas (especialmente R. productus) dominaron los desembarques en primavera y verano en este estado. Las tasas de captura estacionales de pequeños tiburones demersales y rayas fueron considerablemente mayores en Sonora que en los otros estados prospectados. Numerosas poblaciones de tiburón (p. ej. C. leucas, C. limbatus, C. obscurus, Galeocerdo cuvier) han sido probablemente sobreexplotados, lo que posiblemente este causando un cambio en el esfuerzo hacia las poblaciones de cazón y rayas costeros. Se proponen recomendaciones de manejo, incluyendo conducir análisis demográficos empleando la información de historias de vida disponible, localizando y protegiendo áreas de crianza e implementando temporadas de veda estacional en las áreas de mayor concentración de elasmobranquios (p. ej. alimentación, reproducción). Sin un manejo pesquero efectivo, vigilado, para sostener o reconstruir las poblaciones de elasmobranquios sujetas a explotación comercial dentro del Golfo de California, el colapso de las pesquerías es un evento probable. (PDF contains 261 pages)