639 resultados para Protección social


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Este primer boletín, producido conjuntamente por la CEPAL y la OIT, busca ofrecer un panorama sobre la forma en que la crisis afecta los mercados laborales de la región. En medio de una situación caracterizada por turbulencias y falta de certezas, es importante para los gobiernos y los interlocutores sociales contar con insumos para la definición de políticas públicas orientadas a aumentar los niveles de empleo y bienestar de la población. El boletín recoge los indicadores más recientes disponibles y los analiza para establecer tendencias y detectar cambios. Se ofrecen estadísticas del primer trimestre, estimaciones sobre lo que podría suceder este año, así como un recuento de las políticas anunciadas por los gobiernos.Temas tratados en este boletín:Evolución reciente de los mercados de trabajo de la regiónPolíticas frente a la crisis: la importancia de las medidas anticíclicas y de las políticas del mercado laboral y la protección social en América LatinaConclusiones y perspectivas

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Tal como se había previsto en el primer boletín conjunto preparado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); y la Organización Internacional del Trabajo (OIT);, la crisis económica continuó golpeando a los países de América Latina y el Caribe durante el segundo trimestre de 2009. Los mercados internacionales se mantuvieron débiles, lo que afectó las exportaciones regionales de bienes y servicios, las remesas y la inversión extranjera directa continuaron cayendo, el crédito perdió dinamismo y la masa salarial se contrajo, sobre todo por la pérdida de empleo. En consecuencia, las proyecciones de crecimiento de muchos países debieron corregirse a la baja. Por otra parte, desde fines del año pasado, aunque con marcadas diferencias entre los países de la región, se viene implementando una política contracíclica para compensar con el gasto público la debilidad de la inversión y el consumo privados y estimular la reactivación de la demanda agregada.En este segundo boletín, la CEPAL y la OIT señalan cómo se ha profundizado el impacto de la crisis en los mercados de trabajo de la región en el primer semestre de este año y analizan las opciones y los avances de la inversión pública en infraestructura y de los programas de empleo de emergencia para contrarrestar los efectos de la crisis en el mercado de trabajo.Prácticamente en todos los países se registró un aumento de la tasa de desempleo en comparación con el año anterior y esta situación empeoró en el segundo trimestre respecto del primero. En el segundo trimestre, el desempleo urbano superó la tasa del mismo período del año anterior en un punto porcentual (un 8,5% frente a un 7,5%);, mientras que en el primero esta brecha fue de 0,6 puntos porcentuales. Además, algunos indicadores muestran un aumento de la informalidad, un debilitamiento del empleo con protección social y una contracción del empleo de jornada completa.Si se analiza la evolución de los mercados laborales en el primer semestre y se considera la proyección de una caída del producto regional del 1,9% en 2009, se estima que la tasa de desempleo urbano regional rondará el 8,5% en el promedio anual. Esta proyección es ligeramente menos pesimista que la adelantada en el primer boletín, lo que tendría su principal explicación en la caída de la tasa de participación que se observa en el primer semestre y se mantendría vigente durante todo el año. Si no se diera esta reducción de la oferta laboral, que en buena parte se debería a un efecto de "desaliento", el promedio anual de la tasa de desempleo urbano se ubicaría entre el 8,8% y el 8,9%. De esta manera,el número de desempleados abiertos urbanos aumentaría 2,5 millones, pero, si se incluye a los "desalentados", el número de personas adicionales que no encuentran espacio en el mercado laboral urbano crecería a 3,2 millones.Sin embargo, como ocurre a nivel mundial, algunas señales indican que la crisis económica en la región habría tocado fondo a mediados de año. En muchos países se ha detenido la caída de la producción y hay indicios de una incipiente recuperación que motiva un cauto optimismo, ya que esto favorecería la evolución de los mercados laborales en el cuarto trimestre. Sin embargo, consideramos que la recuperación será gradual y no se dará de manera homogénea en todos los países de la región.Es importante destacar que los problemas laborales no se resolverán con el retorno a un sendero ascendente de crecimiento. En primer lugar, es de esperar que la recuperación del empleo se dé con un cierto rezago respecto de la actividad económica. En segundo término, con un crecimiento económico que a corto plazo continuará siendo moderado y no volverá a las tasas registradas entre fines de 2003 y mediados de 2008, la demanda laboral seguirá débil y eso repercutirá en la generación de empleo de buena calidad. Por lo tanto, los países no deben desistir de los esfuerzos para estimular la defensa y la creación de puestos de trabajo decente y deben reforzar la efectividad y eficiencia de los instrumentos disponibles. De esta manera, la región no solo enfrentará mejor los desafíos de la recuperación económica, sino que también fortalecerá las bases para lograr la inclusión social y poder avanzar en mejores condiciones hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

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Si bien las economías de América Latina y el Caribe crecieron menos en 2011 que en 2010, se lograron algunos avances en el ámbito laboral y los trabajadores se beneficiaron de un desempeño económico satisfactorio, en un contexto externo cada vez más complejo.La tasa de desempleo descendió de un 7,3% en 2010 a un 6,7% en 2011, debido a un aumento de medio punto porcentual de la tasa de ocupación urbana. Ambas tasas están en niveles inéditos desde hace mucho tiempo. También aumentó la proporción de los puestos de trabajo formales que cuentan con protección social y bajó el subempleo. Los salarios, tanto medios como mínimos, aumentaron en términos reales, aunque moderadamente.El desempeño económico y los resultados laborales fueron muy diferentes entre las subregiones. En América del Sur la tasa de desempleo cayó 0,6 puntos porcentuales, mientras en los países del norte de América Latina cedió 0,4 puntos porcentuales y en los países del Caribe subió 0,2 puntos porcentuales.Por otra parte, los datos muestran que en los mercados laborales persisten importantes brechas y graves problemas de inserción laboral, sobre todo para las mujeres y los jóvenes, que continúan padeciendo niveles desfavorables en cuanto a la tasa de desempleo y a otros indicadores laborales.En la segunda parte de este informe se revisa si los frutos del crecimiento económico y de los aumentos de productividad han sido distribuidos en forma equitativa entre trabajadores y empresas.Entre 2002 y 2008, el período del ciclo económico expansivo más reciente, de los 21 países de la región cuyos datos están disponibles, disminuyó la participación de las remuneraciones en el PIB en 13 de ellos, mientras que solo aumentó en 8. Esto indicaría una redistribución desfavorable a los trabajadores, que resulta preocupante en una región que se caracteriza por tener la distribución de ingreso más desigual del mundo.Esta evolución se explica porque a nivel mundial los salarios han crecido menos que la productividad. Más allá de la dimensión ética del tema, esto pone en peligro la sostenibilidad social y económica del crecimiento. Por ejemplo, una de las raíces de la reciente crisis financiera fue que, ante las pérdidas de ingresos de los asalariados estadounidenses, los hogares financiaron su consumo y su vivienda con un mayor endeudamiento, lo cual demostró no ser sostenible en el largo plazo. La persistencia de este fenómeno debilita tanto la contribución del mercado laboral a la asignación eficiente de los recursos como su función distributiva, con consecuencias negativas para la gobernabilidad democrática.En el debate a nivel global, entre las causas atribuibles a dicho empeoramiento distributivo se destacan la desregulación de los mercados y su impacto en la globalización financiera, un cambio tecnológico que favorece el capital frente al trabajo, así como el debilitamiento de las instituciones laborales. Se requiere, en consecuencia, un esfuerzo de políticas públicas que contribuyan a que los aumentos salariales no queden rezagados frente a los aumentos de productividad. En algunos países de la región, especialmente en América del Sur, se observan progresos interesantes durante la segunda mitad de la década pasada, reflejados en un positivo cambio de tendencia en la participación de las remuneraciones en el producto. Por ejemplo, en el Brasil se aprecia una recuperación de la participación de las remuneraciones en el PIB y se estima que la política de salarios mínimos orientada a la dinámica del mercado interno es una de las razones de este aumento.La región necesita crecer más y mejor. Se requiere incrementar continuamente su productividad como base de mejoras sostenidas del bienestar de la población y para reducir la brecha externa que separa a las economías de América Latina y el Caribe de las más avanzadas. También es imperativo reducir la desigualdad, lo que podría lograrse mediante una reducción de la brecha de productividad entre las empresas más modernas y la gran cantidad de empresas de baja productividad.Como se expone en este informe, durante el período entre 2002 y 2010 la región logró algunos avances, con un incremento anual de la productividad laboral del 1,5%. Estos progresos, sin embargo, están por debajo de los logros de otras regiones, como África subsahariana (2,1%); y, sobre todo, Asia oriental (8,3%, excluidos el Japón y la República de Corea);. Además, en muchos países de la región estas ganancias no se han distribuido de manera equitativa. De ahí la relevancia de asumir este doble reto: avanzar en los incrementos de la productividad y fortalecer los mecanismos para una distribución de las ganancias correspondientes que estimule la inversión y fortalezca los ingresos de los trabajadores y sus hogares.En 2012, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); y la Organización Internacional del Trabajo (OIT); estiman que habrá un crecimiento económico regional levemente más bajo que en 2011, en el contexto de una economía mundial caracterizada por el enfriamiento de varios de sus principales motores económicos y una elevada incertidumbre relacionada, sobre todo, con las perspectivas de la zona del euro. Se prevé que la región continúe resistiendo bien en este contexto más adverso, gracias a las políticas que aprovecharon los períodos de un entorno más favorable. Esto se expresaría también en los mercados laborales, por lo que proyectamos un leve descenso de la tasa de desempleo, en un rango de hasta dos décimas de un punto porcentual, hasta alcanzar un 6,5%.

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