959 resultados para Filosofía de la praxis


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Según Dilthey, el análisis formalista llevado adelante por la gnoseología de Kant no logra comprender el mundo humano, por su parte, Hegel si aborda al hombre histórico, pero subsume su mundo al despliegue de la razón o el saber absoluto. El proyecto de una fundamentación de las ciencias del espíritu llevado adelante por Dilthey busca adentrarse en el mundo humano concibiéndolo como el conjunto de manifestaciones objetivadas de la vida. Kant y Hegel se convierten en sus interlocutores, pero también Comte con quien se enfrenta en pos de fundamentar la autonomía metodológica de las ciencias del espíritu. Sostengo que la noción tardía de «espíritu objetivo», que Dilthey toma de Hegel, pero que la concibe como el devenir de la vida política y cultural, permite releer toda la filosofía de Dilthey con otra perspectiva. El presente estudio no busca realizar un análisis comparativo entre Dilthey y Hegel, sino partir de la recepción que el primero hace del segundo a los efectos de comprender su filosofía. En este sentido, para Dilthey el «espíritu objetivo» está constituido por el conjunto de las organizaciones exteriores de la sociedad ?la estructura político-jurídica de la sociedad- y por las formas culturales como arte, religión y filosofía. El hombre es quien, según Dilthey, produce estas instituciones las cuales a su vez le anteceden y le sucederán en su existencia. En este sentido Dilthey concibe al hombre como un ser histórico y un «punto de cruce» de las distintas objetivaciones históricas. Este mundo compartido es el mundo histórico ?expresado a través de las nociones como Gemeinsamkeit, objektive Geist, verwebt y kreuzungspunkt-, aquel que contiene el conjunto de experiencia de vidas acumuladas y las expectativas de futuro. En síntesis, se sostiene que para Dilthey el mundo es manifestación objetiva de la vida ? fenomenología del espíritu-, siendo el espíritu objetivo o la vida objetivada, un producto del devenir de la vida humana. Es decir, en el mundo histórico actúan individuos dotados de voluntad- en una conexión estructural con su entorno, como «puntos de cruce» de las distintas objetivaciones. Es decir, la preocupación histórico sistemática diltheyana gira en torno al tema del hombre ?sujeto individual, «punto de cruce»- y lo socio-histórico ?mundo intersubjetivo y espíritu objetivo, manifestación objetivada de la vida-. Así, el hombre juega, para Dilthey, un papel central en la historia y en el despliegue de la vida. Todos los estudios gnoseológicos, epistemológicos, históricos y toda fundamentación sistemática es producto de las conexiones de vida. La importancia de los individuos, sus propias manifestaciones de vida y el «espíritu objetivo» -centros de análisis de las ciencias del espíritu-, permite comprender a la filosofía diltheyana como una filosofía de la intersubjetividad, en oposición a las interpretaciones clásicas que hacían que ella cayera en un psicologismo-empático. Asimismo, el plano de la exteriorización de las acciones individuales y sociales le permite a Dilthey encontrar un saber objetivo para las ciencias del espíritu

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Fil: Garay, Diego. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET); Argentina.

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El problema de la conexión entre la teoría y la práctica política revolucionaria ha sido constitutivo de la reflexión epistemológica inaugurada por el marxismo a mediados del siglo XIX y desarrollado por diversas corrientes teóricas contemporáneas que, referenciadas en este paradigma, se han interrogado acerca del sentido que la producción de teoría adquiere en un determinado campo disciplinar. Este problema, que sin duda se deriva de un posicionamiento crítico frente a la realidad social dada, es lo que ha llevado a asumir a la ideología como un aspecto inherente del propio quehacer científico, diferenciándose de otras perspectivas epistemológicas para las que la "neutralidad" es condición de objetividad (el positivismo es un claro ejemplo de ello). En este trabajo, nos proponemos desarrollar algunas reflexiones acerca de los sentidos políticos y culturales que atraviesan a la producción del conocimiento en el ámbito educacional y que involucran a la tarea que, como pedagogos, desarrollamos en el espacio académico. En este sentido, recuperamos algunas contribuciones teóricas procedentes de la filosofía política y del campo pedagógico, con el propósito de abrir la discusión en torno a ciertos desafíos con los que hoy se enfrenta la labor teórica en el campo de las Pedagogías Críticas. En primer lugar, nos centramos en las consideraciones epistemológicas del marxismo que permiten dimensionar el carácter intrínseco del papel que en la producción de la teoría ha desplegado el compromiso ético/práctico del investigador. Nos detenemos en las contribuciones del marxismo clásico y de dos perspectivas del siglo XX que brindan herramientas analíticas relevantes para pensar el problema de la praxis. Consideramos especialmente algunos de los aportes de Antonio Gramsci y de la Escuela de Frankfurt. Ponderamos el reconocimiento de la naturaleza pedagógica de la acción política en el legado filosófico marxista y su carácter coextensivo a la idea de praxis. En segundo lugar, retomamos algunas de las problemáticas ya formuladas por Paulo Freire y Peter McLaren, quienes a partir de la asunción de un compromiso político en favor de los oprimidos, nos invitan a reflexionar en torno a los desafíos políticos con los que hoy se enfrenta la construcción de una praxis pedagógica emancipatoria.

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Fil: Carrera Aizpitarte, Luciana. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.

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Guía de estudio al pensamiento político de Maquiavelo para estudiantes de Grado en Filosofía

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Esta comunicación pretende describir la confrontación que se produce en el marco de la Escuela Pública entre un logos universalizante y unificador, por un lado, y unas prácticas y discursos a las que denomino doxa (en el sentido griego de mera opinión, aquí ampliado al sentido de práctica y discurso concreto). Una de los objetivos que se propone esta reflexión es alcanzar elementos de análisis en las áreas de formación docente para comprender mejor esta situación descripta. Se sostiene que la escuela está regida fundamentalmente por este logos desde el que dimanan los principios democráticos, los valores morales y las prácticas socializadoras con que se instituyeron los estados a partir de la modernidad, con sus particularidades específicas en Latinoamérica. Paradójicamente, los jóvenes a los que alude el discurso que promueven las políticas públicas en educación, son tenidos en cuenta como aquellos sujetos morales y de derecho pleno a los que abriga y contiene este logos universalista e incluyente. Sin embargo, la faz discursiva se ve cercenada por la implementación concreta de políticas para la educación pública en las escuelas enclavadas en el territorio de la juventud más vulnerabilizada, donde operan estas lógicas a las que denomino doxas entre ellas la doxa asistencialista -que concibe a la escuela en meramente desde un rol de contención-, y en el ámbito específico de los contextos sociales más vulnerables, con similares objetivos a la doxa contenedora; una doxa recurrentemente discriminatoria, basada en el demérito y la marginación de los sujetos, e incluso una doxa punitiva. La dinámica exclusora que dimana de estas políticas hacia el sector educativo tiene como correlato la praxis docente concreta que busca revertir la acción de estas doxas. Desde la Filosofía de la Educación es que proponemos la posibilidad de reflexionar sobre las razones que construyeron estas prácticas, la deconstrucción de aquello que se ha cristalizado, y la reconstrucción de las razones de educar. ¿En qué marco está planteada la enseñanza que es objetivo de la ética y ciudadana en la formación docente cuando está orientada a sectores en contextos de vulnerabilidad social? Esta primera pregunta que orienta la búsqueda de esta comunicación se responde afirmandoque es la escuela anclada en una trama de pobreza aguda, constituida con una relativa homogeneidad de su población de alumnos provenientes de sectores -nos centramos específicamente en jóvenes- pobres, de las denominadas "familias con bajos logros educativos", resultantes de estratos constituidos por los denominados "viejos" pobres (pobres estructurales), tanto como de la denominada "nueva" pobreza. Proceden de familias que han migrado para establecerse donde actualmente moran, precariamente en principio, para luego constituir su arraigo a partir de un desarraigo original (quizás son la primera, la segunda o hasta la tercera generación de aquellos desarraigados). Los jóvenes forjados en estos contextos ya no conciben esa perspectiva de volver a transitar la vivencia del desarraigo, son ya adolescentes afincados, arraigados a su territorio, con perspectivas de seguir viviendo en sus barrios, un territorio propio -a pesar de lo amenazante que puede resultar- que no está ya en revisión constante. El marco de crisis que dio origen a la migración y reacomodamiento en un nuevo territorio, no es vivido ya como impasse o coyuntura, sino que ahora es algo permanente

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Esta comunicación pretende describir la confrontación que se produce en el marco de la Escuela Pública entre un logos universalizante y unificador, por un lado, y unas prácticas y discursos a las que denomino doxa (en el sentido griego de mera opinión, aquí ampliado al sentido de práctica y discurso concreto). Una de los objetivos que se propone esta reflexión es alcanzar elementos de análisis en las áreas de formación docente para comprender mejor esta situación descripta. Se sostiene que la escuela está regida fundamentalmente por este logos desde el que dimanan los principios democráticos, los valores morales y las prácticas socializadoras con que se instituyeron los estados a partir de la modernidad, con sus particularidades específicas en Latinoamérica. Paradójicamente, los jóvenes a los que alude el discurso que promueven las políticas públicas en educación, son tenidos en cuenta como aquellos sujetos morales y de derecho pleno a los que abriga y contiene este logos universalista e incluyente. Sin embargo, la faz discursiva se ve cercenada por la implementación concreta de políticas para la educación pública en las escuelas enclavadas en el territorio de la juventud más vulnerabilizada, donde operan estas lógicas a las que denomino doxas entre ellas la doxa asistencialista -que concibe a la escuela en meramente desde un rol de contención-, y en el ámbito específico de los contextos sociales más vulnerables, con similares objetivos a la doxa contenedora; una doxa recurrentemente discriminatoria, basada en el demérito y la marginación de los sujetos, e incluso una doxa punitiva. La dinámica exclusora que dimana de estas políticas hacia el sector educativo tiene como correlato la praxis docente concreta que busca revertir la acción de estas doxas. Desde la Filosofía de la Educación es que proponemos la posibilidad de reflexionar sobre las razones que construyeron estas prácticas, la deconstrucción de aquello que se ha cristalizado, y la reconstrucción de las razones de educar. ¿En qué marco está planteada la enseñanza que es objetivo de la ética y ciudadana en la formación docente cuando está orientada a sectores en contextos de vulnerabilidad social? Esta primera pregunta que orienta la búsqueda de esta comunicación se responde afirmandoque es la escuela anclada en una trama de pobreza aguda, constituida con una relativa homogeneidad de su población de alumnos provenientes de sectores -nos centramos específicamente en jóvenes- pobres, de las denominadas "familias con bajos logros educativos", resultantes de estratos constituidos por los denominados "viejos" pobres (pobres estructurales), tanto como de la denominada "nueva" pobreza. Proceden de familias que han migrado para establecerse donde actualmente moran, precariamente en principio, para luego constituir su arraigo a partir de un desarraigo original (quizás son la primera, la segunda o hasta la tercera generación de aquellos desarraigados). Los jóvenes forjados en estos contextos ya no conciben esa perspectiva de volver a transitar la vivencia del desarraigo, son ya adolescentes afincados, arraigados a su territorio, con perspectivas de seguir viviendo en sus barrios, un territorio propio -a pesar de lo amenazante que puede resultar- que no está ya en revisión constante. El marco de crisis que dio origen a la migración y reacomodamiento en un nuevo territorio, no es vivido ya como impasse o coyuntura, sino que ahora es algo permanente

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Bogotá (Colombia) : Universidad de La Salle. Facultad de Filosofía y Humanidades. Programa de Filosofía y Letras

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Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales