524 resultados para Psicoanálisis


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La presente propuesta se propone interrogar la incidencia del deseo del analista en la construcción en psicoanálisis, entiendo la construcción en dos sentidos: -Como un medio para la transmisión clínica a través de la redacción de los casos, donde los mismos fueron adoptando diversas formas a la luz de una experiencia inicial enmarcada en un paradigma positivista que va adquiriendo paulatinamente, en ruptura con el modelo vigente, una respuesta concordante con una escucha particular y un edificio conceptual que atiende a la singularidad del malestar. -Como aquello que por no poder ser restituido vía desciframiento debe ser construido. La construcción suple la ausencia de un real -la verdad histórica que falta al discurso del sujeto por su carácter mítico o fantasmático- revelando una realidad recubierta por lo imaginario. Entonces, a la acción de recordar lo reprimido propia del analizante se le añade la operación del analista que construye conjeturas y las comunica a tiempo, siendo el efecto alcanzado en la cura lo que corrobora la veracidad o la inexactitud de lo supuesto. Es objetivo de este trabajo corroborar como en la construcción que un analista realiza del caso, en cualquiera de los dos sentidos expuestos, el deseo del analista es la clave, ya que es el que le permite sostener su posición. Deseo del analista no como un concepto teórico, objetivo u exterior al caso, sino deseo del analista que esta implicado en su acto. El deseo puede reflejarse en su decir del caso, en su inclusión, en la posición que adopta y, principalmente, en la lógica que organiza este encuentro con el analizante, ya que la lógica del caso es la lógica del deseo delanalista, resultando por lo tanto la construcción el efecto de un deseo que sostiene la apuesta. Para esto, y a la luz del deseo del analista, se realizara un recorrido por los casos paradigmáticos de Freud, procurando esclarecer cual fue el deseo que, en el mismo, motivo la construcción y publicación de los casos, entendiendo que si bien el deseo del analista constituye una noción posterior, se requirió del pasaje por otros deseos para que el deseo que sostiene la posición del analista opere como una función esencial para que el deseo alienado del paciente se haga presente. Concluyendo, dado que el deseo del analista se sostiene en una ética del deseo donde lo que lo causa se consolida como aquello que orienta la articulación significante, habitando la intención mas profunda de la acción, la construcción en psicoanálisis constituye un elemento simbólico que posibilita la tramitación de lo real a través de la posición del analista sostenida en el deseo del analista. Por un lado, permite hacer una lectura del caso que sitúe los puntos cruciales en la historia de un sujeto y el posicionamiento subjetivo adoptado por este, en conjunto con las permutaciones alcanzadas. Por otro, posibilita el desarrollo de la teoría a través de las inconsistencias que se verifiquen o la justificación de la misma. Además admite reconstruir una historia olvidada a partir de sus efectos en el presente del analizante. También se consolida como una herramienta de utilidad para la interrogación del posicionamiento del analista que dirige la cura y las coordenadas desde las cuales opera. Finalmente, constituye un medio eficaz para metabolizar lo escuchado y volverlo comunicable

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El presente trabajo forma parte de un proyecto de investigación más amplio cuyo fin es delimitar el contexto de recepción del psicoanálisis francés en la ciudad de La Plata en el período que se extiende desde 1966 hasta 1976. El concepto de recepción, supone que la lectura de una obra no consiste en una mera asimilación pasiva sino en un proceso que, concebido desde una perspectiva dialéctica, pone en juego una selección que realiza el lector en tanto se ve implicado su propio punto devista. Por lo tanto el acto de lectura involucra siempre tres factores: el autor, la obra y el público,ocurriendo un intercambio entre producción y recepción. El objetivo de este escrito es abordar una de las vías de ingreso del psicoanálisis francés en la ciudad de La Plata, a saber, la labor de los profesionales de la salud mental en las instituciones públicas, en este caso el Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata. La lectura de la bibliografía de la época y la realización de entrevistas a algunos de los actores institucionales -cuyo testimonio resultaba relevante en tanto habían formado parte de ese período o bien se desempeñan en la institución- nos permiten afirmar que existió untiempo durante el cual fueron conformándose las bases del interés que conduciría a la convocatoria de la figura de Oscar Masotta en el año 1970 en dicha institución, entre otros exponentes de la filosofía, la epistemología, la psicología y otras corrientes psicoanalíticas. De este modo, se otorgará el estatuto de acontecimiento a la conferencia allí dictada por Masotta, titulada 'Significante y psicoanálisis' y publicada un año más tarde dentro de la compilación 'Métodos de investigación en psicología y psicopatología. Durante ese período fue de suma relevancia la gestión del Dr. David Ziziemsky, principal impulsor de la organización de ese ciclo de conferencias. Como jefe del Servicio de Neurología y Psiquiatría del Hospital -fundado por él mismo en 1962- su labor propició el ingreso del psicoanálisis en esa institución a partir de la inclusión en el Servicio de estudiantes de psicología y psicólogos recientemente graduados. Si bien su formación como psiquiatra llevaba principalmente el sello de los desarrollos jasperianos, la práctica clínica desplegada en el Servicio no excluía la existencia de otros desarrollos tales como el psicoanálisis kleiniano y el lacaniano. Asimismo, concebía un punto de articulación posible entre la fenomenología y el psicoanálisis, aportando la primera las bases para que este último se constituyera en tanto conocimiento científico. A su vez la realización de cursos, conferencias, supervisiones grupales y ateneos, entre otras actividades promovidas desde el Servicio demostraba un interés constante por la formación de los recursos humanos y la revisión de los fundamentos de la práctica clínica. Es en este contexto que adquiere sentido la invitación de Ziziemsky a Masotta como expositor dentro del ciclo de conferencias. La presentación de esta figura en un ámbito diferente al académico y al de los grupos de estudio privados, que ya había iniciado en Buenos Aires en el año 1967, cobra aún mayor importancia si consideramos que durante esa época la APA sólo admitía el ingreso de profesionales médicos para el estudio de un psicoanálisis de orientación kleiniana. Situamos así esta conferencia como un acontecimiento que da cuenta de los inicios de un período durante el cual el psicoanálisis lacaniano comenzaría a posicionarse como una nueva oferta posible para la formación de los psicólogos

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Fil: Tarodo, Paula Verónica. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.

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El presente trabajo se encuentra inscripto en la investigación Vicisitudes del lazo amoroso en la época (en el Gran La Plata). Metodológicamente, analizaremos material bibliográfico actual y revisaremos la casuística que se desprende de las entrevistas que colaboradores en la investigación realizaron a psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas que trabajan en instituciones tanto privadas como públicas en nuestra región. Nos centraremos en relación a quién es el agente del pedido de consulta por un niño y en las transformaciones propias de la práctica actual. Ubicamos en una instancia previa, las condiciones de nacimiento del psicoanálisis. En el II Congreso Internacional de Investigación, tras echar un vistazo a la Viena de Wittgenstein, la Viena de Freud, mostrábamos cómo el psicoanálisis ha sido, conforme las variaciones de la figura del padre, a la vez el síntoma y el remedio de un malestar de la época. Partiremos en esta ocasión de situar que en 'El malestar en la cultura' el padre del psicoanálisis hacía de la familia una necesidad de la civilización, basada en el poder del amor: 'pues el varón no quería estar privado de la mujer como objeto sexual y ella no quería separarse del hijo, carne de su carne.' (p.99) Siendo el amor un efecto de discurso, será variable en la historia. Sin embargo, Lacan se dedicó a diferenciar entre operadores estructurales y nociones que provienen de ciertas experiencias históricas contingentes; como la organización de la familia patriarcal, su concepción del Edipo y su promoción a un 'mas allá del Edipo' advierte, como lo señalamos en el anterior informe, de los riesgos para los psicoanalistas de mantenerse en una concepción 'familiarista'. La declinación de la función paterna, que verificamos cotidianamente en los distintos ámbitos de extensión del psicoanálisis, no es cosa nueva. No obstante, situábamos, como rasgo hipermoderna, el ascenso al cenit del objeto a. El capitalismo actual nos presenta sujetos incompletos, ahora bien, divididos más por el mercado que promueve y requiere consumo que por la existencia del inconsciente. Se consumen, también, niños, tempranamente sometidos al discurso en el cual es el saber lo que ocupa el lugar de agente. Estos niños, institucionalizados a pocos días de nacer, van a la escuela, en las que docentes y directivos en lugar de ejercer su función de transmisión, se angustian y quejan con una bomba de tiempo a punto de estallar de continuo. Se arman 'códigos de convivencia' con derechos, obligaciones y consecuencias que sustituyen a los tradicionales y vetustos reglamentos, pero estos caducan antes de internalizarse. Ahora bien, la declinación paterna no solo deja al niño desprotegido frente al deseo materno, el padre no funciona como mediación entre él y la civilización. Como resultado, el niño es capturado directamente por el superyó social, muy tempranamente, la 'curva normal' reemplaza el 'savoir faire' familiar que otrora transmitieran las abuelas. Los niños recitan la declaración de sus derechos al tiempo que resisten a la presión, hiperactivos, no paran de moverse, no responden a las consignas, desafían a maestros, estos lo mandan al gabinete en el cual le aplicarán baterías de Tes. y terminarán como condición, derivándolo a terapia. No podemos pecar de ingenuos, ahí donde la terapia se transforma en un articulo (más o menos lujoso) de consumo. Ante esto ¿qué posición para el analista? Las consultas actuales por niños, según relatan diferentes psicólogos, psicoanalistas de nuestra ciudad en el marco de nuestra investigación, son realizadas cada vez mas a instancias de la institución escolar y sostenidas por otros parientes, particularmente abuelos. Reclaman, en ocasiones, al psicoanalista al lugar mismo en que la sociedad ha disuelto su solución simbólica familiar, diversas herramientas que se implementan ante el colapso de la ley del padre. Leemos estos eventos, no para tomar partido (ni apoyar ni oponernos) sino para calcular nuestra posición en la respuesta en cada caso en la clínica. Si bien los psicoanalistas reparamos la carencia por la simbolización, no es sin resto. Lacan nos ha dicho cómo "no es lo mismo haber tenido su mamá y no la mamá del vecino; se trata de un problema de existencia y no de puro significante". Nuestra brújula es el objeto a, en tanto que anuda el goce y la culpa de existir; no se trata, entonces de pasarles a estos sujetos desorientados los significantes amos de la tradición familiar, ni de reconstituir el inconsciente de antaño. Si se trata de un problema de existencia y no de puro significante, quedará a los analistas un desafío: proteger al niño de los delirios familiaristas

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Desde los comienzos del Psicoanálisis, Sigmund Freud planteó la elaboración de una teoría clínica propia del psicoanálisis que fuera diferente de las formuladas por la Psiquiatría, lo que implicaba: por una parte, una nosografía particular, es decir, una identificación de los síntomas ajustada y, en segundo lugar, teorías explicativas propias. En líneas generales, Freud realizó este proceso derivándolo de la clínica psiquiátrica. Contemporáneo de la construcción del edificio nosográfico de su época, el creador del psicoanálisis fue retomando categorías diagnósticas de la psiquiatría con el propósito de interrogar cuál era la incidencia del inconciente por él descubierto en los síntomas de los pacientes. Este cuestionamiento implicó una nueva operación que es la que determinó la especificidad del psicoanálisis desde dos vertientes, por otra parte indisociables: una, la epistémica, desde la exploración del inconciente, a partir de la palabra, los significantes y los deseos. La otra vertiente, tributaria de la anterior, es terapéutica, en la medida en que en ese acto se obtienen modificaciones en los síntomas. El objetivo del presente trabajo, enmarcado en el proyecto de investigación 'Lógica y alcance de las operaciones del analista según Freud: Colegir (erraten), interpretar, construir', acreditado en el programa de incentivos del Ministerio de Educación de la Nación, y dirigido por el Prof. Carlos Escars, es abordar el concepto de construcción, noción que, junto con la de interpretación, son vertebradoras de la actividad del analista, e interrogar si es posible señalar analogías o diferencias con la figura lógica denominada abducción, o también retroducción. Cabe señalar que el interés suscitado en el concepto de construcción se sustenta en que, a lo largo de la obra de Sigmund Freud, no ha recibido un tratamiento unívoco por parte del autor, adquiriendo particular relevancia a partir de 1920, segunda época de la técnica analítica en la que hace prevalecer la construcción sobre la interpretación. A partir de 1937, en su artículo sobre las construcciones, ('Construcciones en el análisis'), Freud da cuenta de la actividad del analista en términos de la metáfora arqueológica, acentuando la diferencia entre los roles del paciente y del analista y de sus lugares en el proceso de una cura. Aquí puede establecerse que la preocupación por alcanzar ese núcleo de real, la verdad histórica que falta al discurso del paciente, se produce por el proceso de intercambio que, a partir de una construcción, desencadena en el otro una articulación de su historia: es en la medida en que un fragmento de realidad histórica ha sido perdido que la construcción se impone. De la lectura de los textos han surgido varios interrogantes que permiten articular dos dominios: el de la dinámica de la cura y el del valor de las construcciones y de los problemas que surgen de la técnica. En esa perspectiva, el trabajo plantea si es posible darle estatuto de proceso lógico a la cura analítica, en la medida en que hablar de conclusión de la cura, introduce una relación con la lógica, un entonces implícito o explícito

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Este escrito es el resultado de un trabajo interno de la Cátedra Teoría Psicoanalítica de la Carrera de Psicología de la UNLP. El objetivo es rastrear en primer lugar el papel de la fantasía en la formación de síntomas para luego enunciar algunos interrogantes surgidos de esta articulación, tomando una vertiente más vinculada a lo pulsional. La noción de fantasía se puede explorar en diferentes textos a lo largo de la teoría psicoanalítica. En la Conferencia 23 'Los caminos de formación del síntoma' se la puede ubicar como forma de obtención de placer emancipada del examen de realidad, como una supervivencia, una forma de existencia que la emancipa del requisito de realidad. El otro sentido en el que la presenta en este texto, es como modo de recuperación de la satisfacción perdida. Por otra parte se puede explorar a las fantasías en su versión yoica. Se trata de creaciones designadas por Freud como sueños diurnos, que son concientes. Se describen como satisfacciones imaginadas de deseos eróticos, ambición y grandeza. En ellos la ganancia de placer se hace independiente de la aprobación de la realidad. La otra versión de las fantasías, más interesante a los fines del análisis, es la de las fantasías inconscientes. Estas pueden haber sido siempre inconscientes o han sido concientes y por efecto de la represión, devinieron inconscientes. En 'Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis' Freud lleva adelante una enmienda a la tesis que había enunciado en sus primeros análisis de la histeria. Este esclarecimiento condujo a la reformulación del mecanismo de formación de síntomas que dejan de ser retoños directos de recuerdos reprimidos de vivencias sexuales infantiles. De aquí en más, entre el síntoma y las impresiones infantiles se intercalan las fantasías. La fantasía quedaría allí como el intento de defensa contra el recuerdo de la propia práctica sexual. Queda postulada como constitucional una sexualidad infantil cuyas prácticas onanistas son veladas por la fantasía en el relato de las histéricas. En 1919 en Pegan a un niño. trabajará a la fantasía en una línea muy diferente. Sostiene que en la fantasía de Pegan a un niño no se trata de un enunciado integrado en la textura de un discurso. Este carácter de una frase que se enuncia con esta fijeza nos conduce por el camino de la gramática pulsional. El sujeto esta ausente como sujeto gramatical activo, sufriendo pacientemente la acción del verbo. El fantasma es en primera instancia algo clausurado para el sujeto que lo soporta. Partiendo de la ubicación de la fantasía como lo que se intercala entre el síntoma y las impresiones infantiles en el camino de formación de síntoma surge la pregunta acerca de si es posible pensar al fantasma entonces entre el síntoma y lo traumático de la pulsión, en tanto el síntoma responde al registro de lo inconciente reprimido y el fantasma recubre algo de un orden más pulsional, en la vertiente del ello. Esto tiene dos dificultades. La primera es a propósito de la diferenciación que hace Freud de dos tipos de fantasías inconcientes. La fantasía inconciente en tanto que se reprimió sería formadora de síntomas, por lo que quedaría ubicada en la vertiente del inconciente reprimido y no del ello pulsional. La otra dificultad surge a partir del texto 'Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal' donde Freud plantea a la fantasía en una serie de producciones del inconciente: ocurrencias, fantasías y síntomas. Allí parece perderse la distancia entre el síntoma y la fantasía. Si la fantasía queda demasiado cercana a las formaciones del inconciente, es difícil que se sostenga como eslabón intermedio. En la vertiente de la interpretación será posible en análisis trabajar sobre las fantasías en el camino de la formación de síntomas. Por otra parte, cuando nos preguntamos por el fantasma de la frase Pegan a un niño aparece la cuestión del trauma. Hay en la estructura del fantasma algo enigmático, de pantalla, de velo. Se trata de cierto límite a la interpretación. Las consecuencias de su consideración modificarán una posible dirección de la cura

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El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación 'Lógica y alcance de las operaciones del analista según Freud: colegir (erraten), interpretar, construir'. En esta oportunidad nos interesa delimitar la categoría de enunciación, en la dirección de establecer algunas de las particularidades que presenta en el campo de la lingüística y el campo del psicoanálisis. Por su parte, esto nos permitirá pensar si la articulación entre enunciación e interpretación presenta diferencias entre los dos campos mencionados Comenzamos entonces situando la categoría de enunciación en psicoanálisis a partir de la reformulación hecha por J. Lacan a la categoría de signo lingüístico presentado por Saussure, en cuanto a sus componentes y a su modo de operación. Ya que es a partir de estas reformulaciones que es posible pensar la articulación entre la significación y el sentido. Luego haremos un breve rastreo, vale decir, no exhaustivo de la noción de sentido o enunciación en Lingüística, intentando establecer sus particularidades en el terreno de este campo de la ciencia. Inevitablemente haremos una, también breve, mención a algunos de los problemas que en la lingüística surgen al intentar delimitarla dicha noción. A través de diferentes referencias bibliográficas se trabajaran las propuestas que al respecto presentan O. Ducrot, E. Benveniste, C. Kebrat Orechioni, G. Reyes y A. Bertorello. Se recortan así los problemas de 'intención enunciativa' y 'subjetividad' en la Lingüística. Estos serán contrastados y/o comparados con la noción de sujeto que se desprende de la enseñanza de Lacan, al menos en un período de la misma. Esta noción, entendida como sujeto intervalar se anuda a la re conceptualización mencionada en primer lugar del signo lingüístico y su operatoria. Nos referimos a la elaboración realizada por J. Lacan en su Seminario 11 'Los Cuatro Conceptos Fundamentales' respecto a lo que allí denomina las operaciones de 'Alienación' y 'Separación'. Es en torno a estas operaciones que puede pensarse al sujeto como el efecto del intervalo entre dos significantes. La operación de 'Separación' permitirá una dimensión de rescate de la dimensión 'no yo' de la 'Alienación' primera. Allí se juega para el sujeto la posibilidad de incluirse y hacerse representar en el lenguaje, mostrando al mismo tiempo los límites del campo de lo simbólico para otorgar identidad. Es en esta dirección que se piensa también la eficacia de la interpretación en Psicoanálisis. De este modo, llegamos al último tramo de nuestro recorrido donde intentaremos precisar a partir de estos desarrollos cuál es la articulación entre interpretación y enunciación en Psicoanálisis lo que nos llevará al problema de la convicción en un análisis o al problema de la producción de 'Efectos de verdad'. Tomando como herramienta la noción de verdad que allí se pone en juego, la diferenciaremos de otros modos de entender esta categoría. Para esto la referencia bibliográfica a la que hemos recurrido es el Seminario 17 'El revés del Psicoanálisis' de J. Lacan. Será entonces el lugar de la verdad en la articulación entre interpretación y enunciación, lo que nos permitirá delimitar la especificidad de estas categorías en el campo del Psicoanálisis. El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación 'Lógica y alcance de las operaciones del analista según Freud: colegir (erraten), interpretar, construir' En esta oportunidad nos interesa delimitar la categoría de enunciación, en la dirección de establecer algunas de las particularidades que presenta en el campo de la lingüística y el campo del psicoanálisis. Por otro lado, la categoría de enunciación convoca a la de interpretación. Es por esto, que nuestra exploración sobre la primera nos ha llevado a preguntarnos por las diferencias en la articulación entre enunciación e interpretación entre los campos lingüístico y psicoanalítico. Estos entrecruzamientos delimitarán problemas para ambos campos que nos permitirán definir especificidades. Por un lado, nos saldrá al cruce desde la lingüística la noción de intención enunciativa y de subjetividad, las que diferentes autores recorren en términos de lo incognosible, o como disfuncionamiento lingüístico o como el 'aparato formal de la enunciación en el enunciado'. Por otro lado, desde el psicoanálisis, la noción de sujeto como sujeto intervalar, nos llevará a pensar la articulación clínica de la enunciación y la interpretación. Será entonces luego de pensar la noción de sujeto que cada campo articula con las categorías de enunciación e interpretación que les compete, que podremos avanzar en algunas delimitaciones especificas