75 resultados para Leftist
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Under President Ronald Reagan, the White House pursued a complex foreign policy towards the Contras, rebels in trying to overthrow the Sandinista regime in Nicaragua, in Nicaragua. In 1979, the leftist Sandinista government seized power in Nicaragua. The loss of the previous pro-United States Somoza military dictatorship deeply troubled the conservatives, for whom eradication of communism internationally was a top foreign policy goal. Consequently, the Reagan Administration sought to redress the policy of his predecessor, Jimmy Carter, and assume a hard line stance against leftist regimes in Central America. Reagan and the conservatives within his administration, therefore, supported the Contra through military arms, humanitarian aid, and financial contributions. This intervention in Nicaragua, however, failed to garner popular support from American citizens and Democrats. Consequently, between 1982 and 1984 Congress prohibited further funding to the Contras in a series of legislation called the Boland Amendments. These Amendments barred any military aid from reaching the Contras, including through intelligence agencies. Shortly after their passage, Central Intelligence Agency Director William Casey and influential members of Reagan¿s National Security Council (NSC) including National Security Advisor Robert McFarlane, NSC Aide Oliver North, and Deputy National Security Advisor John Poindexter cooperated to identify and exploit loopholes in the legislation. By recognizing the NSC as a non-intelligence body, these masterminds orchestrated a scheme in which third parties, including foreign countries and private donors, contributed both financially and through arms donations to sustain the Contras independently of Congressional oversight. This thesis explores the mechanism and process of soliciting donations from private individuals, recognizing the forces and actors that created a situation for covert action to continue without detection. Oliver North, the main actor of the state, worked within his role as an NSC bureaucrat to network with influential politicians and private individuals to execute the orders of his superiors and shape foreign policy. Although Reagan articulated his desire for the Contras to remain a military presence in Nicaragua, he delegated the details of policy to his subordinates, which allowed this scheme to flourish. Second, this thesis explores the individual donors, analyzing their role as private citizens in sustaining and encouraging the policy of the Reagan Administration. The Contra movement found non-state support from followers of the New Right, demonstrated through financial and organizational assistance, that allowed the Reagan Administration¿s statistically unpopular policy in Nicaragua to continue. I interpret these donors as politically involved, but politically philanthropic, individuals, donating to their charity of choice to further the principles of American freedom internationally in a Cold War environment. The thesis then proceeds to assess the balance of power between the executive and other political actors in shaping policy, concluding that the executive cannot act alone in the formulation and implementation of foreign policy.
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In October 1930, violent action of the Polish security forces against the Ukrainian population in Eastern Galicia resulted in an international campaign for the Ukrainians in Poland. Its central claim was the condemnation of these incidents as a violation of the Minorities Treaty of the League of Nations. The article focuses on the involved British extra-parliamentary groups and their international federations as well as leftist intellectuals, socialist parties and the Labour and Socialist International. In most cases, the commitment of the activists was motivated by the desire to expose a humanitarian scandal while the implementation of minority rights played a minor role. When it turned out that the first reports had presented an exaggerated version of the events, they shifted their focus to the Polish opposition whose persecution started in November 1930.
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El pensamiento de Rodolfo Mondolfo une la investigación historiográfico-filológica y la meditación práctica sobre la moral y la justicia, resuelta en términos socialistas. Esta unión entre planos distintos de su obra no ha sido suficientemente destacada. Su recepción argentina reporta esta dificultad en la comprensión de su legado, dada por la doble contrariedad que esa herencia representa: por un lado fue un filósofo italiano que vivió y enseñó en la Argentina, antes que un filósofo argentino. Por otro lado, Mondolfo no fue sólo un profesor investigador, sino un intelectual marxista obsesionado por la relación entre la teoría y una práctica revolucionaria de intención demorradical y nacionalista. Se esboza una semblanza de conjunto para mostrar su preocupación por elaborar una antropología filosófica voluntarista, tanto a la hora de configurar su imagen del mundo antiguo, como al momento de trazar las categorías atinentes a una ética socialista de la emancipación nacional.
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En muchos aspectos el pensamiento de José Vasconcelos (1882–1959) sufrió cambios notables durante su vida. Sus ideas sobre el mundo clásico grecorromano y el Oriente también los experimentaron. A diferencia de sus contemporáneos reunidos en el Ateneo de la Juventud, fue crítico del mundo clásico y buscó fuentes de inspiración estética y moral en la India, mostró curiosidad por el Japón y por el Islam. Sus ideas sobre el mestizaje y la "raza cósmica" deben mucho a este interés. Con los años, sin embargo, su creciente conservatismo también influyó en sus ideas sobre el mundo clásico y el Oriente. Este último le fue cada vez más alejado, sobre todo el Islam, objeto de su odio principal. Como ello se daba cuando otros intelectuales enrolados en la izquierda ensayaban un movimiento de simpatía hacia el mundo colonial, contribuyeron a exacerbar la reacción de Vasconcelos.
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Nuestra investigación se centró fundamentalmente en las distintas formas en que las derechas respondieron a los conflictos suscitados en el mundo del trabajo durante el período de entreguerras. En primer lugar, advertimos que la cuestión social fue adquiriendo un rol protagónico en la agenda nacionalista tal como puede verse, por ejemplo, a través del análisis de los periódicos. En efecto, los diarios más importantes adscriptos al nacionalismo desarrollaron un discurso radical respecto a los problemas sociales e incluyeron secciones específicas para tratar estas cuestiones y expresar una posición al respecto. Las respuestas del nacionalismo argentino frente a la cuestión obrera han sido múltiples y han abarcado distintas esferas de la vida social. Lejos de esperar que la solución a los problemas sociales proviniera exclusivamente de las medidas restrictivas y represivas hacia el movimiento obrero, los nacionalistas elaboraron programas sociales, políticos, económicos y culturales que formaron parte de su proyecto de nación autoritaria y jerárquica. Los proyectos sociales y las propuestas de organización sindical fueron en gran parte inspirados por los fascismos europeos los cuales incluyeron programas de contención social dentro de un orden político totalitario. En este sentido los nacionalistas argentinos intentaron mediante sus propuestas imponer un orden que contemplara las necesidades básicas de los sectores populares y que preservara las jerarquías sociales limitando la participación política o sindical de los trabajadores y eliminando definitivamente alas fuerzas de la izquierda revolucionaria. Las organizaciones obreras nacionalistas incluyeron todo tipo de trabajadores en sus filas y procuraron captar tanto a los afiliados de los sindicatos autónomos como a los trabajadores socialistas. Algunas de estas organizaciones fueron efímeras mientras que otras tuvieron más éxito y lograron atraer adherentes. Las mismas conformaron la corriente que hemos denominado nacionalismo sindicalista, la cual desarrolló su propia doctrina social fuertemente influenciada por las encíclicas papales. Las manifestaciones nacionalistas en el espacio público porteño han sido también analizadas in extenso. Existieron distintos tipos de manifestaciones para movilizar a los seguidores del nacionalismo y para captar nuevos adherentes, especialmente aquellos provenientes de los sectores populares. Las manifestaciones se convirtieron en el escenario de las disputas ideológicas mantenidas tanto contra la política liberal como contra la revolucionaria. La "revolución nacionalista", según la formulaban sus partidarios, implicaba trascender los aspectos políticos y económicos incorporando transformaciones en otras áreas de la vida social: las costumbres, las formas de vida, los gustos culturales, los valores. Los nacionalistas advirtieron que para lograr este tipo de "revolución" debían hacer usa de los medios de comunicación masivos y diseñar proyectos para regular las industrias culturales. El objetivo de representar a los sectores populares fracasó rotundamente. El discurso nacionalista que condenaba la diversidad étnico-religiosa, que amenazaba con eliminar las distintas voces políticas existentes, y que expresaba un odio visceral a sus enemigos (ya fueran judíos, anarquistas, comunistas, o liberales) fue extremadamente desafortunado para quienes procuraron ensanchar las bases de un movimiento antidemocrático originalmente elitista que, a la luz del contexto internacional y de las condiciones locales, devino en populista
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El presente artículo reflexiona acerca de las relaciones existentes entre las esferas de la sociabilidad y la política desde el análisis de situaciones en que ellas confluyeron o se interpusieron en la práctica y los discursos de los dirigentes, militantes y simpatizantes izquierdistas y antifascistas en el interior de la Provincia de Buenos Aires durante los gobiernos de orientación conservadora surgidos en los años '30 y principios de los '40. Con información extraída mayoritariamente de la prensa del interior bonaerense, una fuente en general poco consultada, el texto se propone una mirada que se pose en la complejidad de las relaciones entre militancia, ocio, sociabilidad y política, que no centre únicamente en los aspectos ideológicos, la motorización y existencia de la sociabilidad política. Así, la hipótesis central que ha manejado esta investigación, es que las prácticas de sociabilidad y movilización políticas pueden analizarse en mutua correspondencia, sin remitir su construcción a una recepción unilateral y únicamente constreñida al plano ideológico y sin que su deriva se calque desde la imitación aséptica de los diseños que privilegiadamente proponen los diferentes cenáculos de la dirigencia que pretenden -fracasando necesariamente- conducir de manera total y verticalmente los múltiples fenómenos de actuación política.
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El artículo recorre la trayectoria de militantes argentinos, bolivianos, chilenos y uruguayos que desarrollaron una red regional de organizaciones armadas de izquierda. Los intercambios entre estas organizaciones que demoraran más de diez años, comenzaron con las redes de apoyo a la incursión del Che Guevara a Bolivia en 1966 y finalizaron en los tardíos setentas cuando el golpe de estado en Argentina canceló el último refugio en la región. Para entender la evolución que culminó en el desarrollo de una estrategia continental se examina la confluencia del ERP Argentino, el ELN Boliviano, el uruguayo MLN-Tupamaros y el chileno MIR a través de eventos críticos que definieron la experiencia de esta red de militantes: el impacto de la guerrilla boliviana del Che, los intercambios políticos y culturales desarrollados entre militantes de estas organizaciones en el Chile de Allende, y la creación de una organización regional llamada la Junta de Coordinación Revolucionaria. Este articulo usa una perspectiva transnacional para examinar un tema que hasta ahora ha sido examinado mayoritariamente desde una perspectiva nacional o comparativa. El artículo busca mostrar cómo la región fue un espacio central de experimentación en la constitución de identidades políticas. Asimismo, defiende que solo un enfoque transnacional puede ayudar a dar una más completa explicación acerca de la emergencia de estos movimientos políticos radicales durante el período
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El 2 de mayo de 1928 se inicia una huelga de estibadores portuarios en Rosario después de años de tibia actividad sindical. Días más tarde, varios hechos de sangre provocaron la solidaridad obrera con dos paros generales que conmovieron a la ciudad por su agitación y violencia. Los portuarios villenses también se solidarizaron y, un mes más tarde, encabezaron un violento reclamo laboral. El motivo inicial de las huelgas fue el salarial, pero la cuestión de fondo que hilvana a ambas experiencias es la puja social por el deterioro de las condiciones laborales y las imposiciones empresarias en el control y selección de la fuerza de trabajo.En principio la espontaneidad de la protesta tomó por sorpresa a las organizaciones sindicales de izquierda que durante la década del 20 habían mostraban varias fracturas, no obstante será la oportunidad que explica la reorganización y difusión del movimiento obrero con posterioridad. En otro sentido, los conflictos en Rosario y Villa Constitución reflejan la compleja trama de la política santafesina y su conexión con el ámbito laboral. Asimismo, creemos que los sucesos de 1928 tienen una repercusión mayor que la estrictamente local engarzándose en un ciclo de conflictividad que involucra a buena parte de la economía agroexportadora
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Este artículo indaga la gravitación del anticomunismo en la historiografía norteamericana durante la guerra fría. Comienza con una reconstrucción histórica de tal actitud política en la sociedad americana; luego analiza la expansión, características y perdurabilidad del macartismo y, finalmente, describe sus consecuencias sobre la investigación, enseñanza y divulgación de la historia. Analiza como fuentes principales a las obras historiográficas y a los historiadores que sufrieron las ráfagas del anticomunismo; así como a las resoluciones e interpretaciones que desde el propio campo de la disciplina y de las agencias gubernamentales legitimaron la necesidad de prohibir y expurgar la influencia marxista sobre el campo de la cultura, de la educación y del saber histórico. El artículo explica la manera en que las prácticas persecutorias afectaron la carrera de historiadores izquierdistas o progresistas y cómo impactaron sobre las interpretaciones de procesos y acontecimientos significativos del pasado de la gran nación americana.
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En el 2004, el Frente Amplio (coalición de izquierda) venció las elecciones en Uruguay. Uno de los cambios fue una revisión del período de la dictadura militar, especialmente en el aspecto educativo: la enseñanza escolar sobre la dictadura entró en el orden del día, con ventajas y problemas de la enseñanza de la historia reciente. Desde la incorporación de la enseñanza de la historia reciente en Uruguay, se discute la noción de laicidad -de largo uso en el debate público- como uno de los condicionantes más fuertes de la didáctica de la historia. Fueron analizados dos grupos de sujetos envueltos en ese debate: los políticos de los partidos tradicionales y los profesores de historia. Se permite proponer una revisión de la noción de laicidad, al mantener su papel de definición de un espacio público, pero garantizando criterios que también sean públicos, construidos intersubjetivamente
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En este artículo, el autor expone las singulares características de la ejecución ilegal de detenidos políticos en una base militar en agosto de 1972, conocida como la «masacre de Trelew¼. También presenta los modos en que esa masacre comenzó a ser recordada en los años siguientes y las lecturas que realizaron de ella las distintas corrientes de izquierda, las cuales no alcanzaron a ver la nueva dimensión del hecho. Finalmente, se pregunta por las relaciones entre este crimen y el terror estatal que sobrevendrá poco tiempo después, como un aporte para reflexionar sobre el concepto de «terrorismo de Estado¼.
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Nuestra investigación se centró fundamentalmente en las distintas formas en que las derechas respondieron a los conflictos suscitados en el mundo del trabajo durante el período de entreguerras. En primer lugar, advertimos que la cuestión social fue adquiriendo un rol protagónico en la agenda nacionalista tal como puede verse, por ejemplo, a través del análisis de los periódicos. En efecto, los diarios más importantes adscriptos al nacionalismo desarrollaron un discurso radical respecto a los problemas sociales e incluyeron secciones específicas para tratar estas cuestiones y expresar una posición al respecto. Las respuestas del nacionalismo argentino frente a la cuestión obrera han sido múltiples y han abarcado distintas esferas de la vida social. Lejos de esperar que la solución a los problemas sociales proviniera exclusivamente de las medidas restrictivas y represivas hacia el movimiento obrero, los nacionalistas elaboraron programas sociales, políticos, económicos y culturales que formaron parte de su proyecto de nación autoritaria y jerárquica. Los proyectos sociales y las propuestas de organización sindical fueron en gran parte inspirados por los fascismos europeos los cuales incluyeron programas de contención social dentro de un orden político totalitario. En este sentido los nacionalistas argentinos intentaron mediante sus propuestas imponer un orden que contemplara las necesidades básicas de los sectores populares y que preservara las jerarquías sociales limitando la participación política o sindical de los trabajadores y eliminando definitivamente alas fuerzas de la izquierda revolucionaria. Las organizaciones obreras nacionalistas incluyeron todo tipo de trabajadores en sus filas y procuraron captar tanto a los afiliados de los sindicatos autónomos como a los trabajadores socialistas. Algunas de estas organizaciones fueron efímeras mientras que otras tuvieron más éxito y lograron atraer adherentes. Las mismas conformaron la corriente que hemos denominado nacionalismo sindicalista, la cual desarrolló su propia doctrina social fuertemente influenciada por las encíclicas papales. Las manifestaciones nacionalistas en el espacio público porteño han sido también analizadas in extenso. Existieron distintos tipos de manifestaciones para movilizar a los seguidores del nacionalismo y para captar nuevos adherentes, especialmente aquellos provenientes de los sectores populares. Las manifestaciones se convirtieron en el escenario de las disputas ideológicas mantenidas tanto contra la política liberal como contra la revolucionaria. La "revolución nacionalista", según la formulaban sus partidarios, implicaba trascender los aspectos políticos y económicos incorporando transformaciones en otras áreas de la vida social: las costumbres, las formas de vida, los gustos culturales, los valores. Los nacionalistas advirtieron que para lograr este tipo de "revolución" debían hacer usa de los medios de comunicación masivos y diseñar proyectos para regular las industrias culturales. El objetivo de representar a los sectores populares fracasó rotundamente. El discurso nacionalista que condenaba la diversidad étnico-religiosa, que amenazaba con eliminar las distintas voces políticas existentes, y que expresaba un odio visceral a sus enemigos (ya fueran judíos, anarquistas, comunistas, o liberales) fue extremadamente desafortunado para quienes procuraron ensanchar las bases de un movimiento antidemocrático originalmente elitista que, a la luz del contexto internacional y de las condiciones locales, devino en populista
Resumo:
El presente artículo reflexiona acerca de las relaciones existentes entre las esferas de la sociabilidad y la política desde el análisis de situaciones en que ellas confluyeron o se interpusieron en la práctica y los discursos de los dirigentes, militantes y simpatizantes izquierdistas y antifascistas en el interior de la Provincia de Buenos Aires durante los gobiernos de orientación conservadora surgidos en los años '30 y principios de los '40. Con información extraída mayoritariamente de la prensa del interior bonaerense, una fuente en general poco consultada, el texto se propone una mirada que se pose en la complejidad de las relaciones entre militancia, ocio, sociabilidad y política, que no centre únicamente en los aspectos ideológicos, la motorización y existencia de la sociabilidad política. Así, la hipótesis central que ha manejado esta investigación, es que las prácticas de sociabilidad y movilización políticas pueden analizarse en mutua correspondencia, sin remitir su construcción a una recepción unilateral y únicamente constreñida al plano ideológico y sin que su deriva se calque desde la imitación aséptica de los diseños que privilegiadamente proponen los diferentes cenáculos de la dirigencia que pretenden -fracasando necesariamente- conducir de manera total y verticalmente los múltiples fenómenos de actuación política.
Resumo:
El artículo recorre la trayectoria de militantes argentinos, bolivianos, chilenos y uruguayos que desarrollaron una red regional de organizaciones armadas de izquierda. Los intercambios entre estas organizaciones que demoraran más de diez años, comenzaron con las redes de apoyo a la incursión del Che Guevara a Bolivia en 1966 y finalizaron en los tardíos setentas cuando el golpe de estado en Argentina canceló el último refugio en la región. Para entender la evolución que culminó en el desarrollo de una estrategia continental se examina la confluencia del ERP Argentino, el ELN Boliviano, el uruguayo MLN-Tupamaros y el chileno MIR a través de eventos críticos que definieron la experiencia de esta red de militantes: el impacto de la guerrilla boliviana del Che, los intercambios políticos y culturales desarrollados entre militantes de estas organizaciones en el Chile de Allende, y la creación de una organización regional llamada la Junta de Coordinación Revolucionaria. Este articulo usa una perspectiva transnacional para examinar un tema que hasta ahora ha sido examinado mayoritariamente desde una perspectiva nacional o comparativa. El artículo busca mostrar cómo la región fue un espacio central de experimentación en la constitución de identidades políticas. Asimismo, defiende que solo un enfoque transnacional puede ayudar a dar una más completa explicación acerca de la emergencia de estos movimientos políticos radicales durante el período
Resumo:
El 2 de mayo de 1928 se inicia una huelga de estibadores portuarios en Rosario después de años de tibia actividad sindical. Días más tarde, varios hechos de sangre provocaron la solidaridad obrera con dos paros generales que conmovieron a la ciudad por su agitación y violencia. Los portuarios villenses también se solidarizaron y, un mes más tarde, encabezaron un violento reclamo laboral. El motivo inicial de las huelgas fue el salarial, pero la cuestión de fondo que hilvana a ambas experiencias es la puja social por el deterioro de las condiciones laborales y las imposiciones empresarias en el control y selección de la fuerza de trabajo.En principio la espontaneidad de la protesta tomó por sorpresa a las organizaciones sindicales de izquierda que durante la década del 20 habían mostraban varias fracturas, no obstante será la oportunidad que explica la reorganización y difusión del movimiento obrero con posterioridad. En otro sentido, los conflictos en Rosario y Villa Constitución reflejan la compleja trama de la política santafesina y su conexión con el ámbito laboral. Asimismo, creemos que los sucesos de 1928 tienen una repercusión mayor que la estrictamente local engarzándose en un ciclo de conflictividad que involucra a buena parte de la economía agroexportadora