999 resultados para Novela picaresca y libros de caballería
Resumo:
En 2006, a sesenta años de la sublevación contra la II República, Os libros arden mal de Manuel Rivas postula, entre otros aspectos y con un énfasis particular, una cuestión que reaparece en varios textos de la narrativa española actual: la transmisión oral de la experiencia del conflicto de una generación a otra. En la novela aludida en el título hay determinadas instancias de literaturización de la oralidad que confirman el predominio de un modelo intimista y privado, de acercamiento al fenómeno bélico en clave doméstica o local, característica que Dolores Vilavedra atribuye a un fenómeno propio de la narrativa gallega. El objetivo de esta propuesta de lectura es analizar el modo en que emergen determinadas voces, deudoras de una tradición oral significativa, a la hora de ficcionalizar el tema. Asimismo, el recorte del objeto estará dado en función de advertir cómo se configura una memoria del pasado traumático signada por un intimismo que intenta reparar o compensar ciertas carencias susceptibles de ser asociadas a la memoria colectiva.
Resumo:
Narrar significa seleccionar la materia digna de ser referida y admitir huecos en la trama. En la tradición oral esos intersticios son colmados por el narrador, técnica que se conserva en las primeras novelas impresas. Cuando más tarde ni el autor ni el editor cumplen con esa tarea, el mismo lector se ve obligado a completar el texto sirviéndose de asociaciones propias que escapan al control del autor. Desde que la colocación de los capítulos se ha vuelto aleatoria como en Rayuela de Julio Cortázar los complementos imaginados por el lector para rellenar los intersticios resultan más individuales. Ese fenómeno se acentúa cuando los relatos son brevísimos y todos ofrecen contenidos diferentes como pasa en las antologías de microrrelatos o en ciertas novelas recientes. De acuerdo con la tendencia contemporánea a la ?fragmentación de una totalidad de sentido? recordada por Lauro Zavala a propósito del microrrelato, el lector de Bartleby y compañía por ejemplo se queda como abrumado por la diversidad de las anécdotas referidas y los huecos consecuentes en la narración. Ese fuego nutrido al que le expone Enrique Vila-Matas sugiere al lector un sinnúmero de asociaciones y lo transforman en co-autor
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En 2006, a sesenta años de la sublevación contra la II República, Os libros arden mal de Manuel Rivas postula, entre otros aspectos y con un énfasis particular, una cuestión que reaparece en varios textos de la narrativa española actual: la transmisión oral de la experiencia del conflicto de una generación a otra. En la novela aludida en el título hay determinadas instancias de literaturización de la oralidad que confirman el predominio de un modelo intimista y privado, de acercamiento al fenómeno bélico en clave doméstica o local, característica que Dolores Vilavedra atribuye a un fenómeno propio de la narrativa gallega. El objetivo de esta propuesta de lectura es analizar el modo en que emergen determinadas voces, deudoras de una tradición oral significativa, a la hora de ficcionalizar el tema. Asimismo, el recorte del objeto estará dado en función de advertir cómo se configura una memoria del pasado traumático signada por un intimismo que intenta reparar o compensar ciertas carencias susceptibles de ser asociadas a la memoria colectiva.
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Narrar significa seleccionar la materia digna de ser referida y admitir huecos en la trama. En la tradición oral esos intersticios son colmados por el narrador, técnica que se conserva en las primeras novelas impresas. Cuando más tarde ni el autor ni el editor cumplen con esa tarea, el mismo lector se ve obligado a completar el texto sirviéndose de asociaciones propias que escapan al control del autor. Desde que la colocación de los capítulos se ha vuelto aleatoria como en Rayuela de Julio Cortázar los complementos imaginados por el lector para rellenar los intersticios resultan más individuales. Ese fenómeno se acentúa cuando los relatos son brevísimos y todos ofrecen contenidos diferentes como pasa en las antologías de microrrelatos o en ciertas novelas recientes. De acuerdo con la tendencia contemporánea a la ?fragmentación de una totalidad de sentido? recordada por Lauro Zavala a propósito del microrrelato, el lector de Bartleby y compañía por ejemplo se queda como abrumado por la diversidad de las anécdotas referidas y los huecos consecuentes en la narración. Ese fuego nutrido al que le expone Enrique Vila-Matas sugiere al lector un sinnúmero de asociaciones y lo transforman en co-autor
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Narrar significa seleccionar la materia digna de ser referida y admitir huecos en la trama. En la tradición oral esos intersticios son colmados por el narrador, técnica que se conserva en las primeras novelas impresas. Cuando más tarde ni el autor ni el editor cumplen con esa tarea, el mismo lector se ve obligado a completar el texto sirviéndose de asociaciones propias que escapan al control del autor. Desde que la colocación de los capítulos se ha vuelto aleatoria como en Rayuela de Julio Cortázar los complementos imaginados por el lector para rellenar los intersticios resultan más individuales. Ese fenómeno se acentúa cuando los relatos son brevísimos y todos ofrecen contenidos diferentes como pasa en las antologías de microrrelatos o en ciertas novelas recientes. De acuerdo con la tendencia contemporánea a la ?fragmentación de una totalidad de sentido? recordada por Lauro Zavala a propósito del microrrelato, el lector de Bartleby y compañía por ejemplo se queda como abrumado por la diversidad de las anécdotas referidas y los huecos consecuentes en la narración. Ese fuego nutrido al que le expone Enrique Vila-Matas sugiere al lector un sinnúmero de asociaciones y lo transforman en co-autor
Resumo:
En 2006, a sesenta años de la sublevación contra la II República, Os libros arden mal de Manuel Rivas postula, entre otros aspectos y con un énfasis particular, una cuestión que reaparece en varios textos de la narrativa española actual: la transmisión oral de la experiencia del conflicto de una generación a otra. En la novela aludida en el título hay determinadas instancias de literaturización de la oralidad que confirman el predominio de un modelo intimista y privado, de acercamiento al fenómeno bélico en clave doméstica o local, característica que Dolores Vilavedra atribuye a un fenómeno propio de la narrativa gallega. El objetivo de esta propuesta de lectura es analizar el modo en que emergen determinadas voces, deudoras de una tradición oral significativa, a la hora de ficcionalizar el tema. Asimismo, el recorte del objeto estará dado en función de advertir cómo se configura una memoria del pasado traumático signada por un intimismo que intenta reparar o compensar ciertas carencias susceptibles de ser asociadas a la memoria colectiva.
Resumo:
A lo largo de los últimos años, la expresión "memoria histórica" resulta omnipresente en el discurso político, social y cultural europeo. Cuando, en el caso de España, se menciona la "memoria histórica" los acontecimientos a que se refiere en la mayoría de los casos son la Guerra Civil (1936-1939) y el Franquismo (1939-1975), acontecimientos cuya memoria nunca pierde su actualidad y necesidad. A partir del año 2000 se inició la apertura pública al pasado oculto y reprimido que lleva consigo la liberación de los recuerdos que habían permanecido marginados e ignorados hasta ahora. La obra del autor gallego Manuel Rivas forma parte de este proceso de recuperación de la memoria histórica y pone su enfoque, precisamente, en ese pasado incómodo que tantos años ha permanecido oculto para contribuir a la reivindicación de la memoria de las víctimas de la represión franquista. En Os libros arden mal (2006), Manuel Rivas ofrece un panorama complejo y diverso del pasado traumático. A través de la confrontación de diferentes comunidades de memoria -en muchos casos antagonistas- elabora la historia vivida por los ciudadanos coruñeses. Con referencia a los conceptos correspondientes a la memoria colectiva desarrollada en las Ciencias Sociales y Culturales, este artículo tiene la intención de estudiar la memoria de la Guerra Civil y el Franquismo a partir del análisis de una de las familias retratadas en la novela.
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A lo largo de los últimos años, la expresión "memoria histórica" resulta omnipresente en el discurso político, social y cultural europeo. Cuando, en el caso de España, se menciona la "memoria histórica" los acontecimientos a que se refiere en la mayoría de los casos son la Guerra Civil (1936-1939) y el Franquismo (1939-1975), acontecimientos cuya memoria nunca pierde su actualidad y necesidad. A partir del año 2000 se inició la apertura pública al pasado oculto y reprimido que lleva consigo la liberación de los recuerdos que habían permanecido marginados e ignorados hasta ahora. La obra del autor gallego Manuel Rivas forma parte de este proceso de recuperación de la memoria histórica y pone su enfoque, precisamente, en ese pasado incómodo que tantos años ha permanecido oculto para contribuir a la reivindicación de la memoria de las víctimas de la represión franquista. En Os libros arden mal (2006), Manuel Rivas ofrece un panorama complejo y diverso del pasado traumático. A través de la confrontación de diferentes comunidades de memoria -en muchos casos antagonistas- elabora la historia vivida por los ciudadanos coruñeses. Con referencia a los conceptos correspondientes a la memoria colectiva desarrollada en las Ciencias Sociales y Culturales, este artículo tiene la intención de estudiar la memoria de la Guerra Civil y el Franquismo a partir del análisis de una de las familias retratadas en la novela.
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Resumen Desde hace algunas décadas la computadora, las tablets, los teléfonos inteligentes, los libros electrónicos, el internet y la conectividad irrumpieron en nuestras casas, cambiando de manera casi radical nuestra manera de aprehender el mundo. Es cierto que hoy en día, el fenómeno multimedia y su impacto sobre la sociedad fueron analizados desde diferentes perspectivas,tratando establecer los cambios en el comportamiento y hábitos que lo digital acarrea. Evidentemente, el mundo literario, como todos los ámbitos de la cultural, ha sido afectado por este fenómeno tecnológico y sus innovaciones. Varios autores y críticos literarios han analizado el tema desde varias ópticas, tales como Christian Vanderdrope y Roger Chartier quienes han estudiado los cambios que van desde las transformaciones físicas del libro hasta variaciones en la estructura del texto;Clément y Landow estudian, también la estructura misma de ciertos textos narrativos contemporáneos; escritores como Andrés Neuman, Leonardo Valencia, Vicente Mora o Fernando Escobar, entre otros,crean y reflexionan sobre el uso que ellos mismos hacen de la herramienta digital a través de susblogs. Estas nuevas textualidades es lo que nos proponemos estudiar en este trabajo, describiendo el impacto de su evolución y mutación artística, básicamente centrándonos en la estructura del texto ya sea del cuento o la novela; así como establecer la novedosa vinculación que estos textos mantiene con sus lectores.
Resumo:
Esta investigación tiene como objetivo analizar los espacios comunes entre los conceptos de memoria y reputación en la novela Las Reputaciones de Juan Gabriel Vásquez. En esta medida, se planteará que la formación del recuerdo individual y colectivo está mediada por prácticas políticas que pretenden una determinada reputación y que no solo influyen sobre la manera misma en que se hace memoria sino que además son determinantes en la imagen de unas figuras como los personajes Javier Mallarino, Samanta Leal y Adolfo Cuellar. Para llevar a cabo este planteamiento se tendrán en cuenta los conceptos de política desde Jaques Rancière, y memoria de Paul Ricoeur y Pilar Riaño, que serán analizados desde el enfoque filosófico de la ciencia política.
Resumo:
Al plantear la dimensión ético-política de un texto se presupone un análisis axiológico de los valores que sostiene y sustrae en su emergencia discursiva, esto es la imagen de mundo, la concepción filosófica en que se sustenta y la voluntad práctica que propicia. Una lectura ético-política de un texto –en este orden– supone «usarlo» (al menos en el sentido que Humberto Eco le concede) al «autotelizarlo», es decir, transformarlo en vehículo de una reflexión colectiva. Potenciarlo en sus posibilidades y tornarlo acontecimiento de lenguaje; pragmatizarlo en su intención para leerlo documentaria y documentalmente, sin dejar de reconocerlo como ente en sí mismo. Se está haciendo referencia –claro está– a las implicancias ético-culturales y ético-políticas que los textos literarios presuponen, pero también a una dimensión productiva que opera en su enunciación, aquella que Saramago refiere cuando proclama la necesidad de una «insurrección ética» que devuelva a los seres humanos la capacidad de responsabilizarse de su lugar en el mundo. De allí el imperativo categórico que se imprime en sus textos y que al Equipo Saramaguiano de Teoría y Crítica Literarias le interesa explicitar. La lectura propuesta por el Equipo de investigación, además de explorar las potencialidades significativas de los textos, pretende contribuir a través de ellas a una segunda lectura, de orden refractaria esta última, es decir, inscripta en una dimensión situada: la perspectiva latinoamericana. No se trata de explorar el significado en sí mismo ni de ordenarlo conforme a una coordenada que le es referencialmente precisa, sino de aportar reflexiva y responsablemente a un análisis más profundo de la realidad inmediata en la que habitamos como investigadores. Se busca –en suma– potenciar los procedimientos heurísticos al máximo pero hacerlos conscientes de una mirada propia, al costurarlos con «nuestro» aquí y ahora de universitarios latinoamericanos.
Resumo:
Hacia fines del siglo XX, en Latinoamérica se publica una gran producción de novelas calificadas como históricas, notable cuantitativa y cualitativamente. Sus novedosas propuestas y las diferencias que guarda respecto a las características tradicionales del género, provocan un cuestionamiento crítico respecto a la categoría de novela histórica. En general, las producciones recientes problematizan las posibilidades del conocimiento histórico, como también las posibilidades del lenguaje para expresar ese conocimiento. Además, contienen una fuerte crítica hacia el discurso historiográfico oficial y recurren a la historia, no como producto acabado o dato, sino como procedimiento narrativo y cognoscitivo. Esto les permite trascender la referencia histórica local –sin excluirla – para remitir de manera más amplia a la historiografía y a la historia como portadores de la verdad sobre el pasado. La investigación analiza un corpus de novelas argentinas de finales del siglo pasado indagando los conceptos de historia y ficción propuestos por los textos.