516 resultados para Vocación


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Prefacio de la Sra. Alicia Bárcena

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Para quienes compartimos con Pedro Vuskovic una experiencia de amistad y colaboración profesional a lo largo de muchos años, la noticia de su fallecimiento en México nos ha provocado un sentimiento de profundo pesar. No sólo por las circunstancias mismas de su muerte, al cabo de una cruel enfermedad que fue minando gradualmente su capacidad física -aunque no la intelectual- sino por la pérdida de un latinoamericano de gran valía, de un maestro formador de numerosas generaciones de jóvenes de nuestro continente, y del compañero de tantas jornadas de lucha intelectual y política. Pedro ingresó a la CEPAL en 1950, prácticamente desde los inicios de la institución. Por espacio de casi 20 años realizó en su seno una brillante labor profesional, habiendo culminado su carrera en ella como Director de la División de Desarrollo. Sus aportes fueron decisivos para la estructuración y difusión del pensamiento cepalino, en una época en la que bullían las inquietudes de una pléyade de talentosos economistas y otros cientistas sociales. Eran los años de la posguerra, los cincuenta y los sesenta, cuando era menester "construir" a América Latina. Y Pedro Vuskovic colocó muchos ladrillos en esa colectiva construcción teórico-política que ha tenido tanta trascendencia para los países de la región. Coetáneamente, fue profesor en los programas de capacitación de la CEPAL y del ILPES, a la vez que impartía clases en la Escuela de Economía y en la de Sociología de la Universidad de Chile, así como en la Escuela de Economía de la Universidad de Concepción. Al retirarse de la CEPAL se incorporó de lleno a la actividad académica, desempeñándose como Director del Instituto de Economía de la Universidad de Chile, para luego pasar a ocupar un lugar de primer plano en la política chilena. En noviembre de 1970 fue designado Ministro de Economía por el Presidente Salvador Allende y en junio de 1972 pasó a ocupar el cargo de Vicepresidente Ejecutivo de la Corporación de Fomento de la Producción, con rango de Ministro, el que desempeñó hasta septiembre de 1973. Cuando las circunstancias políticas lo llevaron al exilio en México, país que lo acogió generosamente, como a tantos otros latinoamericanos que enfrentaban problemas similares, Pedro siguió desarrollando una importante labor académica, primero en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, donde dirigió el Instituto de Estudios Económicos de América Latina, y posteriormente en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde fue designado Coordinador de un programa de estudios sobre pobreza y alternativas de desarrollo en diversos países de Latinoamérica. Aun cuando será recordado por su importante actuación política, su labor como académico y economista debe ser especialmente destacada. Junto con ser un expositor brillante, metódico e incisivo, que dominaba sus temas con gran sapiencia y amplitud, Pedro sentía un especial regocijo de estar con la juventud, estimularla intelectualmente y ser estimulado por ella. Las muchas generaciones de estudiantes latinoamericanos que tuvieron la fortuna de ser sus alumnos pueden dar testimonio de ello. A su vocación de investigador y maestro, Pedro Vuskovic unía una profunda sensibilidad política y social, que lo llevó a tomar como propia la causa de los pobres y los desamparados de América Latina, cuya situación pudo conocer muy tempranamente en su vida a través de los numerosos trabajos que realizó dentro del ámbito de la CEPAL. Fue tenaz y consecuente en sus ideas y principios, y luchó por ellas en todas las arenas en que estuvo situado --académicas y políticas- hasta el final de su vida. Quienes fuimos sus amigos y colegas recordamos también su bonhomía, sentido del humor y gran calidad humana, rasgos que iban unidos a una lealtad a toda prueba a sus principios valóricos. Nuestra despedida es con emoción; Pedro Vuskovic nos deja un legado de recuerdos y enseñanzas que tendremos siempre presentes. En nombre de sus amigos y colegas, Jacobo Schatan, Ex Director de la División Agrícola Conjunta CEPAL/FAO

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El 3 de enero falleció don Aníbal Pinto Santa Cruz, desde 1986 Director de esta Revista. El hecho nos invade de profundo pesar, y deja un hondo vacío en la institución. La Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe se benefició por muchos años del brillo intelectual y la calidad humana de Don Aníbal, quien por varios años se desempeñó como Director de la División de Desarrollo Económico. Más que eso, fue una de las personalidades que le dio una clara identidad institucional a la Secretaría de la CEPAL. A la profundidad y lucidez de sus análisis sobre Chile y su proceso de desarrollo, unía una auténtica vocación latinoamericana, que lo llevó a realizar sólidos y valiosos aportes al progreso de las ideas en nuestra región. Pertenecía por derecho propio al selecto grupo de aquellos pensadores que mediante nuevas categorías y conceptos abren a los demás una visión enriquecida de la realidad. No es sorprendente, por lo tanto, que en toda la región existan discípulos y ex alumnos suyos. Persona de gran generosidad intelectual e impaciencia ante el saber convencional y las intolerancias de cualquier lado del espectro académico o político, Aníbal Pinto recibió el reconocimiento de la comunidad académica internacional, expresado en el Premio Iberoamericano de Economía "Raúl Prebisch", el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Campinas, en Brasil, y el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile, 1995. En meses recientes, recibió dos distinciones adicionales: la primera, de sus colegas de la CEPAL, que le rindieron un homenaje con ocasión del quincuagésimo aniversario de las Naciones Unidas; la segunda, al presentarse una recopilación de sus escritos publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México en un acto que se llevó a cabo en la Feria del Libro de Santiago, en diciembre pasado. La CEPAL ha tenido la infinita suerte de contar entre sus cuadros con grandes personalidades que han dejado un legado de valores, principios e ideas-fuerza; si se quiere, forjadores de instituciones. Es más, si hay algo que distingue a la CEPAL del resto de las entidades de las Naciones Unidas, es ese hecho. Entre los nombres que más resonarán, sin duda figurará el de Aníbal Pinto. Por eso, y por sus excepcionales cualidades humanas, lo recordaremos con afecto y admiración.

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