294 resultados para Dioses cíclicos
Resumo:
El objetivo de esta Tesis Doctoral es dar a conocer los resultados obtenidos a partir de la recopilación y posterior investigación de las dos fuentes principales relacionadas con la religión romana en la Bética, es decir, los testimonios arqueológicos (escultura) y los epigráficos, con el fin de valorar la forma en que se manifiesta la religiosidad romana en esta provincia, a la vez que, con los datos obtenidos, dar una idea lo más completa posible de la sociedad romana en muy diversas facetas, encuadrando estos resultados entre los siglos I y IV d.C. La documentación arqueológica, las fuentes epigráficas y la numerosa bibliografía que existe sobre estos temas, son los pilares en los cuales nos hemos basado para esta Tesis. Aunque se ha intentado recoger toda la información disponible sobre epigrafía y escultura y aun siendo la epigrafía una fuente fundamental para los estudios de la Hispania antigua, se ha procurado destacar que la escultura es una fuente más novedosa, aunque también más difícil de evaluar, y que a través de ella se puede dar un enfoque distinto del tema objeto de nuestra investigación, al poder contar con un número muy importante de piezas realizadas en distintos materiales. El método para conseguir estos objetivos ha sido la confección de dos Catálogos, uno epigráfico y otro escultórico, en los cuales, para tener una visión lo más amplia posible, se han recogido todas las manifestaciones de culto, es decir, las esculturas y objetos relacionados con la devoción y los epígrafes. A partir del material compilado se han elaborado siete capítulos dedicados a todas las divinidades halladas, agrupándolas en base a sus funciones más relevantes. Se completa el estudio con una serie de mapas correspondientes a diferentes dioses y dos mapas exhaustivos en los cuales figuran por separado todas las inscripciones y esculturas descubiertas, situándolas en las ciudades donde han aparecido y contabilizando el número total de ejemplares escultóricos y epigráficos de cada una de las deidades localizadas, con el propósito de poder conocer, dentro de lo posible, el significado de dicha ubicación, consignando, a su vez, los conventus, a fin de dejar constancia de la concentración de testimonios en cada uno de ellos...
Resumo:
Desde los primeros años del cristianismo la figura de la mujer no ha pasado desapercibida para los distintos autores. Nos parece muy interesante la figura de Tertuliano, autor africano de los siglos II-III d. C. Pagano de formación y atraído por el mensaje y las vivencias de la nueva religión, pero confundido por la radicalidad que surgieron en las sectas del cristianismo. Es el primer escritor cristiano del norte de África que se ocupó ampliamente de la mujer virgen, viuda y casada. Siente una especial predilección por las cristianas de Cartago, porque ejercieron una gran labor en el desarrollo del cristianismo primitivo, por su tarea como evangelizadoras. Estaba muy preocupado por la conducta que iban adquiriendo, pues se hallaban inmersas en una cultura pagana. Hemos elegido la obra Ad uxorem, una especie de testamento espiritual que Tertuliano le escribe a su mujer en caso de morir antes que ella. A partir de la lectura y análisis de esta obra y de la comparación entre la mujer pagana y la mujer cristiana se aprecia la influencia notable de la cultura pagana. Pero no debemos caer en el error de pensar que hablamos de dos mundos diferentes. No olvidemos que el cristianismo llegó a una Roma imbuida de una religión y de unos dioses paganos. Por lo tanto, no podemos estudiar ambos mundos como contrarios y distintos, sino que un mundo surge dentro del otro y se complementan. Tertuliano va a presentar una evolución en su pensamiento que sólo se podrá entender a través del estudio de diversos aspectos que se han considerado importantes. Para ello, hemos estructurado el trabajo en cuatro capítulos. Destacamos cómo se desenvolvía la mujer en el mundo mediterráneo antiguo, tanto en Roma como en el Norte de África. Igualmente, el contexto social y eclesial que envolvía a Tertuliano en estos siglos II-III d.C., junto con su vida y su obra, han sido claves para entender cómo inciden ambos contextos en el pensamiento del autor. También se analiza la obra Ad uxorem para mostrar algunos datos interesantes relativos a la época de composición del tratado, estudio de la estructura retórica del mismo, público al que va dirigido y la intención del autor. Por último, se ha realizado un examen más en profundidad de la obra mediante la observación de aquellos términos y textos que emplea Tertuliano para retratar a la mujer. Todo ello nos ha ayudado a extraer las diferentes características de dichas mujeres teniendo en cuenta los espacios en los que se movían, los proyectos que tenían, su relación con Dios, con el hombre y con la sociedad. El estudio del mundo pagano y cristiano presentes en la obra de Tertuliano se ha llevado a cabo a partir de un modelo al que hemos llamado “escenario”, a través del método socio-antropológico, que ha contribuido a completar todos los escenarios que envuelven tanto al autor como a la mujer en general. Este método se ha visto reforzado por el método analítico, para describir dichos factores y analizarnos en profundidad y, también, por el método comparativo, que nos ha llevado a completar nuestro objetivo último: las características de las mujeres paganas y cristianas en la obra Ad uxorem de Tertuliano. Tras la realización del análisis de la obra descubrimos la importancia que tienen los términos que emplea Tertuliano para referirse a las mujeres, expresando la familiaridad propia del cristianismo. Igualmente, su adhesión al montanismo hace que su opinión sobre las mujeres se endurezca. Así mismo, en el análisis de los textos se muestran las diversas virtudes que Tertuliano destaca en las cristianas: estas aparecen como univirae, pudorosas, castas, sumisas, continentes, perseverantes, sobrias y silenciosas, mientras que las paganas en su crítica resultan ser mujeres de varios esposos, impúdicas, desvergonzadas, desobedientes, orgullosas, avariciosas, ambiciosas y charlatanas, invitando siempre a las cristianas a alejarse del ejemplo de estas últimas. Sin embargo, nuestro estudio nos ha llevado mucho más lejos; hemos descubierto cuáles eran las conductas exigidas para la cristiana, y qué mujer era aquella por la que Tertuliano sentía una especial predilección. En conclusión, Tertuliano anhelaba aquella mujer casta, que consagraba su virginidad a Dios, mujer soltera y sin hijos, es decir, la virgen, pues su objetivo era la salvación de las cristianas y ésta era la mejor forma de conseguirla. No obstante, esto no quita que Tertuliano sea consciente del valor tan inmenso que adquiere el matrimonio dentro del cristianismo, lo que explicaría en la conclusión de su tratado esa bellísima alabanza del matrimonio cristiano. -Selección bibliográfica: -ALFARO BECH V. (2012), “Importancia y colaboración de las cristianas cartaginesas en la difusión del cristianismo y la evangelización en el Norte de África”, en F. RIVAS REBAQUE (ED.), Iguales y diferentes. Interrelación entre mujeres y varones cristianos a lo largo de la historia, San Pablo, Madrid, pp. 75-128. -BLAISE A. (1954), Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens, Brepols, Leuven. -BRAUN R. (1985), “Tertullien et le Montanisme: Église institutionnelle et église spirituelle”, Rivista di Storia e Letteratura religiosa XXI, pp. 245-257. _______ (1992), “Tertullien et la philosophie païenne. Essai de mise au point”, en ID., Approches de Tertullien. Vingt-six études sur l’auteur et sur l’œuvre (1955-1990), Brepols (Collection d’Études Augustiniennes, 134), Paris, pp. 21-41. -CANTARELLA E. (1991b), La mujer romana, Universidad de Santiago, Santiago de Compostela. -DUNN G. D. (2004), Tertulllian. The Early Church Fathers, Routledge, Londres–Nueva York. -ESTÉVEZ E. (2012), Las mujeres en los orígenes del cristianismo, Verbo Divino, Estella (Navarra). -FREDOUILLE J.–C. (1972), Tertullien et la conversion de la culture Antique, Études Augustiniennes, Paris. -HAMMAN A. G. (2000), “Tertuliano, A su esposa”, en Matrimonio y virginidad en la Iglesia antigua, Desclée de Brouwer, Bilbao, pp. 49-81. -HENNE P. (2011), Tertullien l’Africain, Ed. du Cerf, Paris. -LÓPEZ CÁNDIDA A.–POCIÑA A. (1990), La mujer en el mundo mediterráneo antiguo, Universidad de Granada, Granada. -MACDONALD M. (2004), Las mujeres en el cristianismo primitivo y la opinión pagana. El poder de la mujer histérica, Verbo Divino, Estella (Navarra). -MESNAGE J. (1914), Le Christianisme en Afrique. Origines, développments, extensión, Adolphe Jourdan, Alger. -OSIEK C.–MACDONALD M.–TULLOCH J. (2007), El lugar de la mujer en la Iglesia primitiva, Sígueme, Salamanca. -Oxford Latin dictionary (2005), P.G.W. GLARE (ED.), Oxford University Press, New York. -RIVAS REBAQUE F. (2008), “La mujer cristiana en el Norte de África latina”, en ID., Desterradas hijas de Eva. Protagonismo y marginación de la mujer en el cristianismo primitivo, Universidad Pontificia Comillas–San Pablo, Madrid, pp. 57-110.
Resumo:
El trabajo presenta una descripción de las principales características de la técnica de análisis espectral, sus ventajas y desventajas. Este método es utilizado para realizar descomposiciones de una serie en la totalidad de sus componentes cíclicos. El objetivo del trabajo es introducir al lector esta herramienta para que pueda aplicarla en aquellos estudios en donde esta técnica sea adecuada. Además incluye a manera de ejemplo, una aplicación, en donde se realiza un modelo de pronóstico de corto plazo de la Emisión Monetaria.
Resumo:
Uno de los motivos que justifica esta investigación es la ausencia de un trabajo de conjunto dedicado a recomponer el universo religioso de la mujer hispanorromana pues hasta ahora y como he analizado en el capítulo dedicado al estado de la cuestión, pese a que los avances historiográficos de las últimas décadas en torno a la historia de género han sido muy significativos, llama la atención la escasez de investigaciones que han centrado sus esfuerzos en interpretar las creencias de la mujer en la Hispania romana. Conviene recordar que en los últimos veinte años las principales líneas de estudio se han dedicado especialmente a damas de la elite que a través del ejercicio de sus cargos religiosos destacaban en sus comunidades gracias al disfrute de honores cívicos que principalmente eran alcanzados por hombres. De hecho, estas publicaciones surgen amparadas por el interés y la mayor abundancia de datos que suscita la dimensión cívica en comparación con las creencias personales de la devota hispanorromana. Dentro de las tendencias historiográficas tradicionales se ha prestado especial atención a la reconstrucción de las vidas de personajes femeninos destacados en la Antigüedad clásica y cuya función no era otra que la de ensalzar a las mujeres como partícipes de un ambiente religioso y político vinculado a un universo público, sólo disfrutado por las clases aristocráticas. Estos estudios contrastan con frecuentes repertorios bibliográficos dedicados al espacio privado y no oficial ocupado por la mujer romana, así como a sus hábitos y devoción por ciertos dioses protectores de su entorno personal y familiar. En la actualidad las principales líneas de investigación de finales del siglo XX y principios del XXI encauzan sus estudios con propuestas más realistas y un afán de reconocimiento de la mujer como partícipe de su propia parcela religiosa, no tan dependiente de las interpretaciones de la literatura clásica. Esta perspectiva que resulta especialmente novedosa tras años de estudio dirigido a mostrar las actividades religiosas de las mujeres desde un enfoque supeditado al mundo masculino, ha acercado posturas entre los historiadores de la Historia Antigua con el fin de interpretar las experiencias y el valioso compromiso que las romanas profesaban a sus devociones. De hecho, mi investigación se ha centrado en apoyar una línea de investigación que plantea como principal objeto de estudio las creencias y usos religiosos que las féminas romanas proyectan tanto en su núcleo doméstico como en la esfera pública y que repercute de forma directa en la necesaria revisión de las corrientes historiográficas europeas de las dos últimas décadas. Ante este evidente cambio en el rumbo de las investigaciones que surgen condicionadas por los movimientos feministas actuales, debemos ser prudentes y colmar de sentido nuestras expectativas personales en el trabajo presentado, justificando nuestro propósito a la hora de mostrar a una mujer independiente de elegir sus prácticas cultuales. Asimismo, pese a que los usos cultuales de una devota hispanorromana se conformaron en un universo de devociones particulares que no siempre se ajustaron a las prácticas oficiales, es un hecho que las mujeres socialmente privilegiadas que vivieron el máximo esplendor del Imperio romano desarrollaron, en la práctica, nuevas formas religiosas que les abría una posibilidad de involucrarse en una esfera preferentemente masculina. Asumimos de este modo que al ser depositarias de los roles tradicionales promocionados por el Estado las fieles mostrarán un significativo grado de romanización religiosa. Ahora bien, el factor económico y social fue determinante para que una mujer pudiese reforzar su rol como una pieza imprescindible del aparato ideológico romano. Por tanto, la expresión de riqueza de un sector femenino que perteneció a las clases privilegiadas de Hispania sirvió como un mecanismo para hacer valer su género sin depender completamente de los miembros masculinos de sus familias. Pero además hay que tener en cuenta una circunstancia añadida y es que las formas de culto escogidas por las devotas hispanas tuvieron cierto paralelismo con las elegidas por los creyentes masculinos. Ciertamente, no hemos podido observar que se produzcan distinciones a la hora de escoger sus divinidades. Aun así, al formar parte de un grupo familiar, es complicado definir las características de la realidad religiosa de una mujer en el ámbito de sus prácticas cultuales. En este contexto, nuestras conclusiones se amparan en epígrafes votivos y honoríficos que desafortunadamente no aportan suficientes datos que permitan perfilar el prototipo de devota hispana, lo que apoya la precariedad de la información para las distintas regiones de Hispania. En este sentido, no cabe duda de que junto a la capacidad de adaptación a la nueva religión romana se refleja claramente la persistencia de unos usos religiosos propios y su preferencia por ciertos dioses de su entorno más cercano. En definitiva, mi investigación se centrará en mostrar la situación de la mujer hispanorromana dentro de esta transformación cultural y cultual que en muchos casos determinó la elección de sus creencias tanto en el ámbito público como en el personal.
Resumo:
Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo
Resumo:
La joven Antígona ha recorrido muchos caminos dentro de la historia literaria desde Sófocles hasta nuestros días. Su imagen ha sido recuperada por muchos autores; algunos de ellos la convirtieron en ejemplo de piedad. Otros expresaron, a través de su voz, las impiedades de su tiempo. Hoy me propongo comparar el significado que tuvo su muerte en la obra de Sófocles, dentro del contexto sociocultural de Grecia del siglo V a. de C; con una de las lecturas que el siglo XX pudo hacer de ella a la luz de la creación de María Zambrano, La tumba de Antígona. Mi objetivo es mostrar que en ambas obras las protagonistas aceptan piadosamente la muerte; pero los propósitos que las inspiran son diferentes, ya que estos se encuentran estrechamente ligados a los paradigmas epocales que representan y en los que sus acciones se fundamentan. Mientras que en la obra de Sófocles, Antígona muere en cumplimiento de su destino trágico; no sólo para dejar un ejemplo de obediencia y fidelidad a los dioses inmortales; sino también, para ingresar en el recinto de la alegoría de un pasado mítico que en ese momento estaba siendo eclipsado por la luz de la razón. María Zambrano la retiene en su sepulcro y prolonga su pasión, no le permite suicidarse, sino que la conduce hacia una anagnórica inmolación, y mediante la construcción alegórica de la pasión de Cristo, hace de su imagen un símbolo de fraternidad, purificando en ella el fratricidio familiar y el otro fratricidio; ese del que ha sido testigo España durante la dictadura de Franco.
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Nuestra exposición parte de la siguiente hipótesis: el barroco mantiene una relación particular con el tiempo que configura dimensiones de posibilidad y modos de producción específicos. Esta relación particular - que intentaremos asir a la manera de un "tiempo barroco"-, está marcada por los efectos del Racionalismo que, a la vez que deposita en el hombre la centralidad de su proyecto, también desplaza a los dioses de su cielo enfrentándolo a una fragilidad y una impotencia que no hacen sino confirmar la finitud que le es humana. El hombre, vuelto a un estado de criatura, pareciera no poder hacer con su tiempo más que la producción de una experiencia doliente. El hombre barroco llora su momento y dilata su tiempo presente con un sinfín de figuras como si quisiera de alguna manera nombrar, dibujar, el infinito que le falta. La producción alegórica recabada por Walter Benjamin en su Ursprung des deustchen Trauerspiels (1928), nos provee de pistas -la naturaleza, los cadáveres, las intrigas, los espectros, el Príncipe-, para esbozar la reconstrucción de este paisaje acechado por la desolación que trae consigo el racionalismo. En efecto, el tiempo se verá dislocado en la escena que la obra de Benjamin nos trae: la escatología ya no es más garantía de conocimiento de las cosas del mundo sino la fuerza propia de un momento de muerte que, al fin, produce un éxtasis último y redentor de todos los sufrimientos humanos. Las posibilidades para una producción cualitativa del tiempo, para la producción de otra experiencia, quedarán encerradas en esta suerte de espacio espiralado, donde las alegorías son los engranajes de un poder creativo capaz de producir una multiplicidad de desplazamientos simbólicos y reenvíos significantes ad infinitum aunque sin verdaderamente cambiar cosa alguna. Sin más, la catástrofe de las impotencias humanas deviene la fuerza y la visión del horizonte de nuestros posibles; una catástrofe ya incluida, que no puede dejar de tener lugar. Esta dilación de las posibilidades del 'cada vez' del tiempo presente, interpela, por la proximidad de sus desafíos, también nuestras dinámicas contemporáneas de aprovechamiento del tiempo
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La joven Antígona ha recorrido muchos caminos dentro de la historia literaria desde Sófocles hasta nuestros días. Su imagen ha sido recuperada por muchos autores; algunos de ellos la convirtieron en ejemplo de piedad. Otros expresaron, a través de su voz, las impiedades de su tiempo. Hoy me propongo comparar el significado que tuvo su muerte en la obra de Sófocles, dentro del contexto sociocultural de Grecia del siglo V a. de C; con una de las lecturas que el siglo XX pudo hacer de ella a la luz de la creación de María Zambrano, La tumba de Antígona. Mi objetivo es mostrar que en ambas obras las protagonistas aceptan piadosamente la muerte; pero los propósitos que las inspiran son diferentes, ya que estos se encuentran estrechamente ligados a los paradigmas epocales que representan y en los que sus acciones se fundamentan. Mientras que en la obra de Sófocles, Antígona muere en cumplimiento de su destino trágico; no sólo para dejar un ejemplo de obediencia y fidelidad a los dioses inmortales; sino también, para ingresar en el recinto de la alegoría de un pasado mítico que en ese momento estaba siendo eclipsado por la luz de la razón. María Zambrano la retiene en su sepulcro y prolonga su pasión, no le permite suicidarse, sino que la conduce hacia una anagnórica inmolación, y mediante la construcción alegórica de la pasión de Cristo, hace de su imagen un símbolo de fraternidad, purificando en ella el fratricidio familiar y el otro fratricidio; ese del que ha sido testigo España durante la dictadura de Franco.
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Introducción Cuando Olaudah Equiano (1745-97) fue tomado como prisionero, convertido en esclavo, y transportado en barco fuera de su tierra natal en la bahía Biafra, África, temia profundamente por su vida. Todo lo que vio ese primer diá parecía confirmar las viejas historias de que los blancos, a quienes creía espiritus malignos, lo habían adquirido para comérselo o tan vez para sacrificarlo a sus dioses. Cuando Equiano fue llevado al barco vio a bordo a otras personas que su “propia nación”, quienes contaron al joven lo poco que sabían: en un lugar muy lejos. Al final de la larga travesía a través del Atlántico llegaron a la isla de Barbados, donde el temor de ser comudos volvió a sus mentes.