989 resultados para Ramas de actividad
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La tasa de desempleo de América Latina y el Caribe en 2012 fue la más baja de las últimas décadas, tras descender al 6,4%, del 6,7% que registró el año anterior. Esta cifra es especialmente relevante a la luz de la difícil situación que impera en los mercados de trabajo de otras regiones del mundo. Los indicadores laborales mejoraron pese al modesto crecimiento de la economía regional, de apenas un 3,0%. A pesar de un marcado aumento de la participación laboral, el número de desempleados urbanos bajó aproximadamente 400.000 personas, gracias a una generación de empleo relativamente fuerte. Sin embargo, aún quedan alrededor de 15 millones de personas desocupadas que buscan trabajo. Otros hechos destacados de 2012 fueron la reducción, aunque moderada, de las brechas de participación, ocupación y desempleo entre hombres y mujeres, así como el incremento del empleo formal, la reducción del subempleo por insuficiencia de horas y el incremento de los salarios medios. Obviamente, el desempeño fue heterogéneo entre los países. En el Caribe, por ejemplo, nuevamente se registró un deterioro de los indicadores laborales, lo que evidenció la falta de dinamismo de las economías. Por otra parte, preocupa la sostenibilidad de los avances laborales recientes. La mayor parte de los nuevos empleos surgieron en la región como resultado de un círculo retroalimentado donde la generación de nuevos empleos y salarios reales crecientes (y con mayor acceso al crédito) ha aumentado el poder de compra de los hogares y ha fortalecido la demanda interna. Una gran parte de esta demanda se dirigió a bienes y servicios no transables (y a las importaciones), lo que estimuló la expansión del sector terciario y su demanda de mano de obra, con lo cual muchos de los nuevos trabajos surgieron en estas ramas de actividad. Si bien esta situación tiene varios efectos laborales y distributivos positivos, su sostenibilidad es motivo de preocupación en un contexto en que la inversión —aun con algunos avances recientes— se mantiene a niveles relativamente bajos y con una composición que no favorece la diversificación productiva. Hay dudas sobre el futuro dinamismo de la capacidad productiva, ya que la región enfrenta enormes retos en términos de innovación, calidad de la educación, infraestructura y productividad. Los avances en la reducción del desempleo abierto mediante una dinámica generación de empleo han renovado el interés en las características que tiene este empleo. En la región ya hay conciencia de que el crecimiento económico es esencial pero no es suficiente para crear más y mejores empleos. La OIT ha venido insistiendo desde hace tiempo en que no basta con la generación de empleo de cualquier tipo y por ello ha propuesto el concepto del trabajo decente, para subrayar que se requieren empleos de calidad donde se respeten los derechos fundamentales en el trabajo. La Asamblea General de las Naciones Unidas hizo suyo este concepto y lo incorporó como parte de las metas a alcanzar en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En este octavo número de la publicación de la CEPAL y la OIT, “Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe”, revisamos la evolución del concepto de trabajo decente en la región, los progresos en la medición y los retos para la construcción de un Sistema de información de trabajo decente, a 14 años de su primera formulación. Si bien desde sus inicios el concepto de trabajo decente estuvo acompañado por el desafío de la medición, no hay que perder de vista que su primer objetivo fue estimular un debate sobre las mejoras laborales posibles en cada país. En este contexto, más que definir un umbral universal para lo que sería un trabajo decente, lo que podría llevar al resultado de que algunos países muy desarrollados casi hubieran alcanzado la meta mientras que en otros países pobres habría una situación casi sin esperanza, la OIT ha llamado a los países a definir sus propios criterios y mediciones como instrumento para fomentar las políticas en favor del trabajo decente. Por lo tanto, no se establece un juego común de variables de medición del trabajo decente vigente para todos los países, sino que se sugiere que los países avancen en su medición, según las prioridades que determinen sobre la base de la información disponible y la que se pueda recabar en el futuro. Por otra parte, esta estrategia de avanzar según la disponibilidad de datos de cada uno de los países tiende a dificultar la comparación de sus estadísticas. Por ello, una vez que los países desarrollen sus respectivos sistemas de información de trabajo decente, también es importante apuntar a una armonización entre ellos, tarea para la cual cuentan con el apoyo técnico de la CEPAL y la OIT. Con respecto a lo que sucederá en 2013, reina un optimismo cauteloso respecto de la evolución de los mercados laborales de la región. De cumplirse la proyección de leve aceleración del crecimiento económico —de un 3,5%—, los indicadores laborales continuarían mejorando gradualmente, con nuevos incrementos de los salarios reales y una leve caída de la tasa de desempleo regional de hasta 0,2 puntos porcentuales, sobre la base de un nuevo aumento de la tasa de ocupación y un menor incremento de la tasa de participación.
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El vínculo entre distintas dimensiones del desempeño económico y las características de los procesos de formación de los salarios ha estado en debate académico desde la segunda posguerra del siglo XX en los ámbitos académicos y entre los hacedores de política. Sin embargo, la forma en que la negociación colectiva incide en los resultados macroeconómicos es un campo abierto de discusión en el ámbito académico. En el caso del Uruguay, una década de crecimiento económico sostenido ha permitido converger a tasas de desempleo cercanas a las que la literatura internacional reconoce como friccionales, aunque persisten diferencias importantes entre trabajadores de diversas edades, género y nivel educativo. La negociación colectiva, instrumentada con esquemas similares a los vigentes durante el último lustro de los ochenta y generalizada a nivel de todas las ramas de actividad, comenzó a ser operativa en momentos en que el país se recuperaba de la crisis económica del 2002, con niveles de actividad aún deprimidos; pero en un contexto donde los fundamentos macroeconómicos daban sustento a fuertes incrementos salariales que permitieran recuperar los niveles previos a la crisis. Aunque no existen estudios sistemáticos al respecto, es razonable pensar que los primeros convenios colectivos adelantaron ajustes salariales que el funcionamiento del mercado en ausencia de negociación hubiese procesado más lentamente. También existe evidencia parcial que señala un efecto positivo (reductor) sobre la desigualdad.
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En el presente estudio realizamos un análisis de la inserción laboral de los beneficiarios y beneficiarias del Seguro de Capacitación y Empleo del Partido de Gral. Pueyrredon. Nuestro objetivo es conocer los modos de inserción en el mercado de trabajo de las personas que reciben este plan y cuál es el impacto de esta política de empleo en sus trayectorias laborales, teniendo en cuenta las características sociodemográficas de la población beneficiaria y las especificidades del contexto productivo local. Nos preguntamos principalmente qué posibilidades de inserción laboral tienen los beneficiarios, en qué ramas de actividad se concentran, bajo qué condiciones de trabajo y de contratación, intentando identificar el nivel de precariedad laboral y vulnerabilidad social que afecta a esta población, teniendo en cuenta las características de los hogares. Además, buscamos detectar la percepción de los beneficiarios y beneficiarias acerca del impacto que tiene este seguro tanto en su empleabilidad como en su situación económica y nivel de vida. Para desarrollar el estudio se utilizaron datos primarios recogidos a través de una muestra estadística, de la Base de Perceptores de Planes de Empleo con Transferencias Monetarias del Partido de General Pueyrredon, y datos secundarios de los registros administrativos de historias laborales de la oficina de Empleo
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Los estudios acerca de los cambios en el mundo del trabajo de las últimas décadas se han centrado en la llamada flexibilización laboral de los '90. En este sentido se han analizado los convenios colectivos firmados bajo el gobierno menemista como novedades impuestas por el paradigma neoliberal. En este trabajo proponemos una mirada histórica de las modificaciones de las relaciones laborales registradas en los convenios colectivos de una serie de ramas desde los primeros gobiernos peronistas hasta la actualidad. Mediante este recorrido, pretendemos aportar a la historia de la flexibilidad laboral, entendida como estrategia de largo plazo de la burguesía argentina para atacar las condiciones de trabajo conquistadas por la clase obrera. Para ello analizaremos los convenios colectivos de trabajo firmados en nueve ramas de actividad entre 1945 y 2011