1000 resultados para RESILIENCIA (PSICOLOGÍA)
Resumo:
[ES] El proceso que lleva a la superación de adversidades consiguiendo con ello ganancias personales o grupales se denomina resiliencia. Este innovador marco de las ciencias sociales se presenta como idóneo para su aplicación al proceso de desarrollo positivo de la identidad lesbiana, gay y bisexual; siendo la homofobia social y la propia homofobia interiorizada la adversidad a superar. Con el objetivo de localizar y confirmar factores promotores del proceso, llevamos a cabo esta investigación en la que se demuestra que el apoyo, la visibilidad, el sentido del humor, la empatía y la autoestima son factores de resiliencia. Estos resultados abren nuevas posibilidades no sólo para ampliar el conocimiento de esta realidad sino también para el desarrollo de programas específicos en torno al bienestar de este colectivo.
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[ES] Son escasos los estudios de resiliencia en contexto deportivo, siendo este un proceso que corresponde a un funcionamiento psicológico óptimo en los deportistas y representa una característica de la personalidad positiva que favorece su adaptación afrontando eficazmente las adversidades. El análisis de la relación entre resiliencia, optimismo y burnout puede establecer nuevas aportaciones. Es objeto de este estudio caracterizar estos constructos en judokas. Fueron evaluados 45 deportistas (9 mujeres y 36 hombres; edad:M =19.95,DT= 5.34). Los resultados señalan que el 38% de los judokas presenta una elevada resiliencia, con una significativa y negativa relación con sintomatología de burnout, relacionada con bajo optimismo. Se establece la Escala de Resiliencia (Ruíz, De la Vega, Poveda, Rosado y Serpa, 2012) como confiable y se concluye que resiliencia asociada a optimismo protege de sintomatología de burnout. Este trabajo facilita la elaboración de estrategias de intervención para el logro de un rendimiento óptimo deportivo.
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[ES] Los objetivos del presente estudio son: 1) Describir los niveles de resiliencia en entrenadores de atletismo de alto rendimiento; 2) determinar los niveles de fiabilidad de los datos obtenidos con la muestra seleccionada; 3) comparar los resultados obtenidos con estudios precedentes. Se administró una adaptación de la entrevista para entrenadores de Ruiz (2004) y la adaptación al castellano de la escala de Resiliencia de Wagnield y Young (1993).
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Programa de doctorado: Comportamiento humano en contextos deportivos, de ejercicio y actividad física
Resumo:
Masten y Gewirtz (2006) sostienen que si bien desde siempre las historias que narran el triunfo de una persona frente a la adversidad han ejercido fascinación sobre la gente, el estudio científico de la resiliencia se inició entre los años sesenta y setenta. En 1990 Rutter sostuvo que el interés por conocer las características de aquellas personas que desarrollan 'resiliencia' a pesar de las condiciones adversas de crianza o en circunstancias que aumentan el riesgo de presentar psicopatologías, provenía de tres fuentes: una, el aumento y consistencia de datos empíricos sobre diferencias individuales en poblaciones infantiles de alto riesgo. La segunda se originó en las investigaciones sobre temperamento realizadas en USA en los años setenta. Para comprender la idea anglosajona de temperamento hay que pensar en 'tendencias a desarrollar la personalidad de una cierta manera' (Cyrulnik, 2008: 43). La tercera línea tuvo su origen en la observación de las distintas formas en que las personas enfrentan las experiencias vitales (Becoña, 2006). La primera generación de investigaciones eran consistentes entre sí sugiriendo la poderosa influencia del proceso adaptativo común y el interjuego de genes y experiencia en el desarrollo infantil. (Masten y Gewirtz, 2006) Uno de estos estudios pioneros fue realizado por Werner y Smith con 698 niños nacidos en Kauai (Hawai) en 1955. La totalidad de la población estudiada estaba en condiciones de riesgo pero aproximadamente un tercio estaba sujeto a múltiples factores de alto riesgo, a saber: pobreza, discordia parental, psicopatología parental y estrés perinatal. El seguimiento de la cohorte se realizó hasta los 40 años. Uno de los hallazgos fue que muchos de los jóvenes del subgrupo de alto riesgo que habían desarrollado problemas en la adolescencia se habían convertido en adultos con relaciones estables y satisfactorias en la familia y el trabajo. Solamente uno de cada seis adultos manifestaba problemas de diversa índole: pobreza, conflictos domésticos, violencia, abuso de sustancias, problemas de salud mental y baja autoestima. (Benard, 2004) Otra investigación seminal sobre resiliencia surgió de la búsqueda de las causas de la enfermedad mental. Los investigadores se concentraron en los hijos de padres mentalmente enfermos y advirtieron que muchos de estos niños se desarrollaban bien y no presentaban problemas de salud mental. Siguieron una perspectiva integrativa y de colaboración entre los especialistas clínicos y del desarrollo infantil y elaboraron un programa completo de investigación sobre resiliencia que duró varias décadas. (Masten y Powell, 2003) Estos primeros estudios se centraron en las cualidades de los niños resilientes, consideradas como atributos de los propios niños, solo posteriormente se observó la relación con características de las familias y sus comunidades de pertenencia. (Kotliarenco, Cáceres, y Fontecilla, 1997). Durante bastante tiempo se pensó que resiliencia era equivalente a invulnerabilidad y si bien desde la década del setenta dejó de utilizarse este término, aún hoy se considera que resiliencia y vulnerabilidad son los polos opuestos de un mismo continuo. Así encontramos en revisiones recientes que 'La vulnerabilidad se refiere a incrementar la probabilidad de un resultado negativo, típicamente como un resultado de la exposición al riesgo. La resiliencia se refiere a evitar los problemas asociados con ser vulnerable' aunque se admite en forma generalizada que este concepto se utiliza para referirse a 'un positivo y efectivo afrontamiento en respuesta al riesgo o a la adversidad'. (Becoña.2006:131). En sentido amplio, la vulnerabilidad afecta a cualquier sistema con un mínimo de organización sea éste natural, artificial o social. Cualquier análisis epistemológico de este concepto debe comenzar reconociendo que la diversidad de criterios responde a las diferentes unidades de análisis que recortan los investigadores y que sus definiciones dependen de los elementos articuladores que toman en consideración en cada dominio. En nuestro caso, - una investigación epidemiológica sobre salud mental infantil- partimos de dos supuestos básicos: a) la cualidad de vulnerable es una condición de todos los seres humanos pero no alcanza a todos por igual ni de la misma manera y b) toda vulnerabilidad es vulnerabilidad psicosocial dado que impacta de modo directo o indirecto sobre los sujetos en estudio. Sin embargo, el examen sería incompleto sino no se despeja previamente vulnerabilidad psicosocial de los conceptos de resiliencia y trauma con los que se lo relaciona en salud y educación. Algunas lecturas simplificadoras entienden que resiliencia es el resultado de la sumatoria de factores protectores mientras que vulnerabilidad es la sumatoria de los factores de riesgo. Dada la abundancia de investigaciones sobre estas temáticas, nos limitaremos a realizar una breve aproximación conceptual a cada uno de ellos y sus vinculaciones
Resumo:
Masten y Gewirtz (2006) sostienen que si bien desde siempre las historias que narran el triunfo de una persona frente a la adversidad han ejercido fascinación sobre la gente, el estudio científico de la resiliencia se inició entre los años sesenta y setenta. En 1990 Rutter sostuvo que el interés por conocer las características de aquellas personas que desarrollan 'resiliencia' a pesar de las condiciones adversas de crianza o en circunstancias que aumentan el riesgo de presentar psicopatologías, provenía de tres fuentes: una, el aumento y consistencia de datos empíricos sobre diferencias individuales en poblaciones infantiles de alto riesgo. La segunda se originó en las investigaciones sobre temperamento realizadas en USA en los años setenta. Para comprender la idea anglosajona de temperamento hay que pensar en 'tendencias a desarrollar la personalidad de una cierta manera' (Cyrulnik, 2008: 43). La tercera línea tuvo su origen en la observación de las distintas formas en que las personas enfrentan las experiencias vitales (Becoña, 2006). La primera generación de investigaciones eran consistentes entre sí sugiriendo la poderosa influencia del proceso adaptativo común y el interjuego de genes y experiencia en el desarrollo infantil. (Masten y Gewirtz, 2006) Uno de estos estudios pioneros fue realizado por Werner y Smith con 698 niños nacidos en Kauai (Hawai) en 1955. La totalidad de la población estudiada estaba en condiciones de riesgo pero aproximadamente un tercio estaba sujeto a múltiples factores de alto riesgo, a saber: pobreza, discordia parental, psicopatología parental y estrés perinatal. El seguimiento de la cohorte se realizó hasta los 40 años. Uno de los hallazgos fue que muchos de los jóvenes del subgrupo de alto riesgo que habían desarrollado problemas en la adolescencia se habían convertido en adultos con relaciones estables y satisfactorias en la familia y el trabajo. Solamente uno de cada seis adultos manifestaba problemas de diversa índole: pobreza, conflictos domésticos, violencia, abuso de sustancias, problemas de salud mental y baja autoestima. (Benard, 2004) Otra investigación seminal sobre resiliencia surgió de la búsqueda de las causas de la enfermedad mental. Los investigadores se concentraron en los hijos de padres mentalmente enfermos y advirtieron que muchos de estos niños se desarrollaban bien y no presentaban problemas de salud mental. Siguieron una perspectiva integrativa y de colaboración entre los especialistas clínicos y del desarrollo infantil y elaboraron un programa completo de investigación sobre resiliencia que duró varias décadas. (Masten y Powell, 2003) Estos primeros estudios se centraron en las cualidades de los niños resilientes, consideradas como atributos de los propios niños, solo posteriormente se observó la relación con características de las familias y sus comunidades de pertenencia. (Kotliarenco, Cáceres, y Fontecilla, 1997). Durante bastante tiempo se pensó que resiliencia era equivalente a invulnerabilidad y si bien desde la década del setenta dejó de utilizarse este término, aún hoy se considera que resiliencia y vulnerabilidad son los polos opuestos de un mismo continuo. Así encontramos en revisiones recientes que 'La vulnerabilidad se refiere a incrementar la probabilidad de un resultado negativo, típicamente como un resultado de la exposición al riesgo. La resiliencia se refiere a evitar los problemas asociados con ser vulnerable' aunque se admite en forma generalizada que este concepto se utiliza para referirse a 'un positivo y efectivo afrontamiento en respuesta al riesgo o a la adversidad'. (Becoña.2006:131). En sentido amplio, la vulnerabilidad afecta a cualquier sistema con un mínimo de organización sea éste natural, artificial o social. Cualquier análisis epistemológico de este concepto debe comenzar reconociendo que la diversidad de criterios responde a las diferentes unidades de análisis que recortan los investigadores y que sus definiciones dependen de los elementos articuladores que toman en consideración en cada dominio. En nuestro caso, - una investigación epidemiológica sobre salud mental infantil- partimos de dos supuestos básicos: a) la cualidad de vulnerable es una condición de todos los seres humanos pero no alcanza a todos por igual ni de la misma manera y b) toda vulnerabilidad es vulnerabilidad psicosocial dado que impacta de modo directo o indirecto sobre los sujetos en estudio. Sin embargo, el examen sería incompleto sino no se despeja previamente vulnerabilidad psicosocial de los conceptos de resiliencia y trauma con los que se lo relaciona en salud y educación. Algunas lecturas simplificadoras entienden que resiliencia es el resultado de la sumatoria de factores protectores mientras que vulnerabilidad es la sumatoria de los factores de riesgo. Dada la abundancia de investigaciones sobre estas temáticas, nos limitaremos a realizar una breve aproximación conceptual a cada uno de ellos y sus vinculaciones
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Masten y Gewirtz (2006) sostienen que si bien desde siempre las historias que narran el triunfo de una persona frente a la adversidad han ejercido fascinación sobre la gente, el estudio científico de la resiliencia se inició entre los años sesenta y setenta. En 1990 Rutter sostuvo que el interés por conocer las características de aquellas personas que desarrollan 'resiliencia' a pesar de las condiciones adversas de crianza o en circunstancias que aumentan el riesgo de presentar psicopatologías, provenía de tres fuentes: una, el aumento y consistencia de datos empíricos sobre diferencias individuales en poblaciones infantiles de alto riesgo. La segunda se originó en las investigaciones sobre temperamento realizadas en USA en los años setenta. Para comprender la idea anglosajona de temperamento hay que pensar en 'tendencias a desarrollar la personalidad de una cierta manera' (Cyrulnik, 2008: 43). La tercera línea tuvo su origen en la observación de las distintas formas en que las personas enfrentan las experiencias vitales (Becoña, 2006). La primera generación de investigaciones eran consistentes entre sí sugiriendo la poderosa influencia del proceso adaptativo común y el interjuego de genes y experiencia en el desarrollo infantil. (Masten y Gewirtz, 2006) Uno de estos estudios pioneros fue realizado por Werner y Smith con 698 niños nacidos en Kauai (Hawai) en 1955. La totalidad de la población estudiada estaba en condiciones de riesgo pero aproximadamente un tercio estaba sujeto a múltiples factores de alto riesgo, a saber: pobreza, discordia parental, psicopatología parental y estrés perinatal. El seguimiento de la cohorte se realizó hasta los 40 años. Uno de los hallazgos fue que muchos de los jóvenes del subgrupo de alto riesgo que habían desarrollado problemas en la adolescencia se habían convertido en adultos con relaciones estables y satisfactorias en la familia y el trabajo. Solamente uno de cada seis adultos manifestaba problemas de diversa índole: pobreza, conflictos domésticos, violencia, abuso de sustancias, problemas de salud mental y baja autoestima. (Benard, 2004) Otra investigación seminal sobre resiliencia surgió de la búsqueda de las causas de la enfermedad mental. Los investigadores se concentraron en los hijos de padres mentalmente enfermos y advirtieron que muchos de estos niños se desarrollaban bien y no presentaban problemas de salud mental. Siguieron una perspectiva integrativa y de colaboración entre los especialistas clínicos y del desarrollo infantil y elaboraron un programa completo de investigación sobre resiliencia que duró varias décadas. (Masten y Powell, 2003) Estos primeros estudios se centraron en las cualidades de los niños resilientes, consideradas como atributos de los propios niños, solo posteriormente se observó la relación con características de las familias y sus comunidades de pertenencia. (Kotliarenco, Cáceres, y Fontecilla, 1997). Durante bastante tiempo se pensó que resiliencia era equivalente a invulnerabilidad y si bien desde la década del setenta dejó de utilizarse este término, aún hoy se considera que resiliencia y vulnerabilidad son los polos opuestos de un mismo continuo. Así encontramos en revisiones recientes que 'La vulnerabilidad se refiere a incrementar la probabilidad de un resultado negativo, típicamente como un resultado de la exposición al riesgo. La resiliencia se refiere a evitar los problemas asociados con ser vulnerable' aunque se admite en forma generalizada que este concepto se utiliza para referirse a 'un positivo y efectivo afrontamiento en respuesta al riesgo o a la adversidad'. (Becoña.2006:131). En sentido amplio, la vulnerabilidad afecta a cualquier sistema con un mínimo de organización sea éste natural, artificial o social. Cualquier análisis epistemológico de este concepto debe comenzar reconociendo que la diversidad de criterios responde a las diferentes unidades de análisis que recortan los investigadores y que sus definiciones dependen de los elementos articuladores que toman en consideración en cada dominio. En nuestro caso, - una investigación epidemiológica sobre salud mental infantil- partimos de dos supuestos básicos: a) la cualidad de vulnerable es una condición de todos los seres humanos pero no alcanza a todos por igual ni de la misma manera y b) toda vulnerabilidad es vulnerabilidad psicosocial dado que impacta de modo directo o indirecto sobre los sujetos en estudio. Sin embargo, el examen sería incompleto sino no se despeja previamente vulnerabilidad psicosocial de los conceptos de resiliencia y trauma con los que se lo relaciona en salud y educación. Algunas lecturas simplificadoras entienden que resiliencia es el resultado de la sumatoria de factores protectores mientras que vulnerabilidad es la sumatoria de los factores de riesgo. Dada la abundancia de investigaciones sobre estas temáticas, nos limitaremos a realizar una breve aproximación conceptual a cada uno de ellos y sus vinculaciones
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La resiliencia es un término que surge de la física en relación con la resistencia de los materiales así como con la capacidad de recuperación de los mismos al ser sometidos a diferentes presiones y fuerzas. En la actualidad consideramos que el concepto de resiliencia sigue siendo un constructo ambiguo, que necesita una mayor clarificación, sobre todo, en cuestiones referidas a su configuración teórica. Para poder llevarlo a la práctica en condiciones óptimas, necesitamos contar con un modelo que permita mejorar los resultados de las poblaciones vulnerables y de la población general en relación con la salud. En este trabajo se pretende profundizar en la configuración de la resiliencia psicosocial, estudiando las variables que empíricamente se relacionan con ella, con el objetivo de aproximarnos a una construcción más clara que permita su aplicabilidad en futuras investigaciones en el ámbito de la salud.
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El presente trabajo analiza la distribución de los niveles de resiliencia en cuidadores no profesionales (familiares) de personas mayores dependientes, y explora las características que poseen los cuidadores altamente resilientes. Para ello se administró la escala CD-RISC a una muestra de 111 cuidadores. En función de las puntuaciones obtenidas, se distinguieron dos grupos: alta vs. moderada o baja resiliencia. Se analizaron las diferencias entre ambos grupos en las diversas variables que afectan al estrés del cuidador. Aunque hubo diferencias en el estado cognitivo del receptor de cuidado, las mayores diferencias se obtuvieron en las denominadas variables mediadoras, observando en los cuidadores con alta resiliencia mayores puntuaciones en: satisfacción con el apoyo social recibido, autoeficacia para controlar los pensamientos negativos, autoestima, autocuidado y extraversión; y siendo estas diferencias estadísticamente significativas. Asimismo los cuidadores altamente resilientes tendieron a manifestar una menor preocupación por los problemas del mayor, y presentaron menores niveles de sintomatología depresiva y ansiosa. Este estudio pone de manifiesto la importancia de la resiliencia como factor de protección en el ámbito del estrés crónico, incorporando aspectos positivos de la adaptación a los modelos teóricos de cuidado, los cuales tradicionalmente se han venido centrando en el desarrollo de sintomatología
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La Pedagogía Amigoniana hace referencia a Luis Amigó, quien es la persona más valiosa de esta Pedagogía, en cuanto que ideó y puso en práctica un procedimiento de intervención educativa para niños y jóvenes con graves riesgos de inadaptación social y con problemas de adaptación al sistema escolar reglado, para ofrecer a estos alumnos una posibilidad de seguir siendo educados para participar de manera activa en la sociedad. La personalidad del Padre Luis sigue viva todavía en las gentes de Segorbe y Solsona: “Sabía aproximarse a todas las personas y ser asequible…” (Abad, A. 1964). El problema que se plantea en este trabajo de investigación es que en la actualidad hay un considerable número de niños y jóvenes con problemas de adaptación social o grave riesgo. Por lo que es necesario descubrir alternativas, como la Pedagogía Amigoniana, para aplicarlas, adaptada a cada contexto, con el fin de disminuir el riesgo de exclusión social y prevenir la delincuencia promoviendo en estos alumnos actitudes resilientes, como las que estimula la Pedagogía Amigoniana...
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En nuestra sociedad, realidades tan propias de la condición humana como los distintos tipos de pérdidas –de la red social, personas significativas, estructura familiar,…- son relegadas y ocultadas, hasta convertirse en un tema tabú que incomoda hablar y reflexionar. Se llega a pensar que apartando a nuestros menores de estas adversidades es una forma de no traumatizarlos. Es urgente la necesidad de vivir estas circunstancias con normalidad e integradas en la propia vida, ya que a su vez provocan una pérdida importante de uno mismo. Hemos de poner en marcha tanto nuestros recursos internos como externos, convirtiéndose la resiliencia y el desarrollo de las fortalezas resilientes en un medio para hacerles frente. La resiliencia es aprender a vivir, está relacionada con la construcción y reconstrucción de la persona, es la capacidad proactiva de reescribir el guión biográfico. El gran poder que contiene este término nos invita a ser cada vez más resilientes. El objetivo general de la presente Tesis Doctoral es investigar las fortalezas más frecuentes, que a pesar de las adversidades de la vida, hacen seguir adelante a futuros docentes en formación...
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Introducción: La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune-inflamatoria, que compromete las articulaciones diartrodiales. Tiene una importante repercusión sistémica que incluye la depresión; por lo tanto, tiene un severo impacto sobre la calidad de vida. Es posible que mecanismos de defensa, tales como la resiliencia, puedan amortiguar dicho impacto. Metodología: estudio de corte transversal, multicéntrico (análisis inicial dentro del grupo AR, con muestra no probabilística de 66 pacientes, posterior selección aleatoria simple de 16 pacientes de la muestra inicial y selección de 16 individuos sanos pareados). Posteriormente, se comparó la resiliencia entre sujetos con AR y sujetos sanos, mediante las escalas RS y CD-RISC25. Adicionalmente, se aplicaron las escalas EEAE, EADZ, SF-36 y PANAS. Los datos fueron evaluados mediante el coeficiente de correlación de Spearman, las pruebas U Mann-Whitney, Kruskall-Wallis, T de Student y análisis de varianza. Resultados: se encontraron diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento no espirituales en grupos de resiliencia baja, media y alta; diferencias en las medianas de resiliencia en los grupos de depresión por EAZD en los pacientes. No se encontraron resultados significativos en las variables clínicas de la AR ni en la comparación con sujetos sanos. Conclusiones: el uso de estrategias de afrontamiento no espirituales y la ausencia de depresión, se asoció a mayores niveles de resiliencia en los pacientes con AR, por lo cual, los componentes emocionales y cognitivos se asocian a la resiliencia.
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El cambio hoy se reconoce como el principal reto que enfrentan las empresas. Desde diversas ciencias como la biología, la psicología y la dirección se vienen estudiando las diferentes variables que tienen relación con los procesos de ajuste y adaptación que los individuos y las organizaciones desarrollan cuando disrupciones de diverso tipo se materializan en el entorno. En las últimas décadas se ha contemplado el estudio de la resiliencia como una característica que pueden desarrollar las organizaciones. Por ello, es un tema de estudio interesante, tanto desde los individuos como desde las organizaciones. Se revisan en este artículo los conceptos de resiliencia, resiliencia individual y organizacional, así como las relaciones que surgen entre dichos conceptos para explicar el desempeño organizacional.
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Breve CV de Prof. Manuela Romo: Ha centrado su investigación en la creatividad durante más de treinta años, publicando cuatro libros, entre ellos el libro Psicología de la Creatividad, y numerosos artículos y trabajos de investigación. Es co-autora de un ensayo para evaluar la creatividad en los niños: TCI, Test de Creatividad Infantil (TEA Ediciones, 2008, Madrid). Fue el contribuyente español en los libros Creativity's Global Corresponsales, de 1998 a 2003 publicado por Morris Stein. Winslow Press (N.York) Ha dado más de 60 conferencias y numerosos cursos y talleres por toda España, Portugal, Italia, el Reino Unido y muchos países de América Latina. En 2000 organizó el Primer Encuentro Nacional de Profesores Universitarios e Investigadores de la creatividad en su universidad. Ha sido directora del Doctorado en Creatividad Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid desde que se ofreció por primera vez en el año 2000 hasta la actualidad. También, es directora de un título en Creatividad Aplicada en su universidad (2015-2015). Ha participado en la organización de siete reuniones internacionales sobre la creatividad. Además, fue co-fundadora y actualmente es vicepresidente de la Asociación La Creatividad en España: ASOCREA. Ha contribuido en diversos proyectos de I + D centrados en la creatividad.