910 resultados para Iglesia y problemas sociales-Iglesia católica


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En el marco de una investigación que indaga distintas dimensiones del bienestar psicosocial los objetivos del presente trabajo son evaluar si existen relaciones entre los problemas sociales percibidos, la confianza que las personas tienen hacia las instituciones, el poder atribuido a ellas y el clima emocional social, evaluar sus niveles y probables diferencias en función de aspectos tales como el género, el auto-posicionamiento ideológico y el lugar de residencia. Se trata de un estudio descriptivo, de diseño no experimental transversal, compuesta por 973 sujetos (34hombres y 66mujeres, edad media: 26,51) de distintas ciudades de argentina como unidad de análisis. Se utilizó un cuestionario autoadministrado integrado por distintas escalas de las cuáles, en este trabajo, se presentan cuatro, además de datos socio-demográficos y personales. Escala de problemas sociales percibidos (Páez, et al., 2004) esta escala evalúa los problemas socio-económicos percibidos en el entorno social. Aunque no afecten directamente a la persona como los anteriores, una situación social problemática afecta negativamente al bienestar psicológico. Escala de clima social emocional (De Rivera, 1992) este cuestionario describe situaciones socio-estructurales y de relaciones sociales que inducen emociones negativas y positivas en las personas en general. Busca medir las emociones dominantes en el clima social, durante un periodo determinado. No se trata de indagar en las emociones personales vividas por la situación social sino de evaluar la percepción de situaciones que inducen emociones en los individuos. la escala de confianza institucional (Inglehart et al., 2004) es una versión de las preguntas de confianza en las instituciones de la encuesta mundial de valores (World Values Survey). Indica el nivel general de confianza que los individuos manifiestan respecto de algunas instituciones sociales, como las fuerzas armadas, el poder ejecutivo, la iglesia católica, entre otras. Por último, la escala de poder institucional (Sabucedo, Arce & Rodríguez, 1992) trata de medir el grado de poder que las personas le atribuyen a ciertas instituciones sociales. Se verificaron diferencias estadísticamente significativas según el género de los encuestados en la escala de poder institucional y en la de problemas sociales percibidos, donde las medias más altas correspondieron a las mujeres, mientras que en clima social positivo correspondieron a los hombres. Tomando en cuenta el lugar de residencia, las significaciones se dieron en confianza institucional, y en clima social negativo. Los sujetos que viven en ciudades del interior confían más en las instituciones aunque perciben en forma negativa las emociones de la sociedad. Los residentes de la ciudad de buenos aires y conurbano, a su vez, atribuyen mayor poder a las instituciones. Considerando el auto-posicionamiento político, los encuestados que se identifican con elcentro y centro-derecha, tienen más confianza en las instituciones y ven como más negativo el clima social, respecto de los de centro-izquierda. Por otro lado, las personas de centro y de izquierda perciben más problemas sociales. Los datos aquí reportados ratifican lo hallado en estudios previos (Zubieta, Delfino & Fernández (2007); Zubieta, Delfino & Fernández, (2008) & Zubieta & Delfino, (2010) acerca de la predominancia de un clima emocional negativo, una importante percepción de problemas sociales y una alta desconfianza institucional

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Introducción: Las motivaciones personales de este trabajo se podrían expresar así: Los fieles –y especialmente los sacerdotes y consagrados– cada día celebramos la obra de la salvación del mundo, realizada por “nuestro Salvador, Jesucristo”. Sobre todo en la sagrada Eucaristía, en la Liturgia de las horas y en otros actos litúrgicos nos encontramos con fórmulas –de la misma Biblia y de la tradición eclesial– que nos hablan de Cristo como Salvador divino, único y definitivo, en todos los misterios de su vida, pero muy particularmente en su misterio pascual. En esos misterios de Cristo se realizó “de una vez para siempre” el acontecimiento esencial del divino designio de salvación. Así rezamos, así lo celebramos en comunidad y así lo predicamos ante el mundo, porque así lo ha celebrado y vivido la Iglesia a través de los milenios. ¿Cómo no plantearse la cuestión de la coherencia, unidad real, convencida y convincente, entre lo que celebramos y lo que vivimos? Se hace evidente que la celebración sincera y digna de estos misterios nos exige “transfigurar” nuestra existencia concreta, revestirnos de nuestro Señor Jesucristo (cf. Rm 13, 14), compartir vivamente su camino pascual y dar, así, testimonio creíble de su misterio personal y de su obra redentora universal. Pero, al mismo tiempo, surge la necesidad de la armonía entre la razón y la fe. Es decir, no puedo contentarme con celebrar unos ritos que tal vez producen una fuerte emotividad religiosa y que ayudan a “sentirse bien”… pero que estarían vacíos de verdad. Lo que celebramos y rezamos responde a una realidad supremamente inteligible. La vida de fe, la oración y la celebración litúrgica, y toda la existencia cristiana, responden a un fundamento real, de máxima densidad ontológica y teológica. Es lógico, entonces, que busquemos alcanzar una más profunda inteligencia de la fe, para hallar nuevas luces que iluminen el encuentro de la razón con la verdad de Dios. La teología nace de la fe. La fe provoca a nuestra razón a investigar con entusiasmo la verdad revelada y creída, celebrada y vivida plenamente por los fieles (y los santos son los plenamente fieles). La teología –si es auténtica– no podrá llevarnos al vaciamiento de las fórmulas y de los ritos litúrgicos, ni podrá arrastrarnos al mundo de la ficción y de la doblez. Este trabajo nace, entonces, como la misma teología, del vivo interés por comprender más profundamente el misterio de nuestra salvación en Cristo y, simultáneamente, por alcanzar una síntesis más coherente y armoniosa entre lo que creemos y vivimos como católicos y lo que razonamos con rigor crítico como estudiosos de la Palabra, en la Iglesia...

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El autor reflexiona sobre las relaciones entre democracia y catolicismo, haciendo especial hincapié en las tensiones vividas en nuestro país. En tal dirección, el autor considera que tal relación ha estado atravesada por una desconfianza mutua, por lo cual desentrañar algunos de los nudos de esta complicada relación, afirma Bosca, más aún, diagnosticar la etiología de esas insalubridades puede arrojar alguna luz que permita comprender mejor una materia surcada de equívocos, confusiones y malentendidos, que más de una vez se han convertido en factores de tragedia. No obstante, el autor afirma que el análisis de lo religioso en su relación con lo político no debe prescindir de su naturaleza sobrenatural, a fin de que no quede reducido a un abordaje meramente sociológico, histórico o político.