19 resultados para Exhibicionismo


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Este escrito surge de la inquietud personal que me despertó el hecho de haber entablado relaciones con personas travestis que practican el ejercicio de la prostitución. Mi búsqueda consiste en comprender las razones que llevan a estos actores sociales a ingresar al ámbito prostibular (y a mantenerse en él); mi hipótesis es que lo hacen por la imposibilidad de obtener otro empleo en esta sociedad que las margina y excluye, logrando obtener ingresos mediante el ejercicio de la prostitución y además (y no menos importante), por ser el escenario que les permite desplegar su feminidad sin restricciones. He intentado recorrer un poco de la historia de la sexualidad, haciendo especialmente hincapié en la homosexualidad y el travestismo (pasando revista también sobre sus supuestas causas). En este camino se cruza el concepto de género, por lo que se tratarán algunas de las hipótesis que se manejan actualmente en torno al lugar que ocupa el travestismo en la organización de los géneros. Con el afán de poder entender la situación planteada en la hipótesis se llevaron a cabo entrevistas semiestructuradas en profundidad a travestis que se prostituyen y a otras que no lo hacen. A través del análisis de dichas entrevistas se podrá ver, al final del trabajo, que mi hipótesis no se comprueba en su totalidad, sino parcialmente

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Temática principal: El Sujeto Posmoderno en las redes sociales. ¿Nuevas redefiniciones de la vida pública y la vida privada? Objetivos: Nuestro recorrido comienza con las características contemporáneas de los conceptos de vida pública y vida privada, y bajo el marco de las redes sociales, cómo estos ámbitos se reflejan en las subjetividades de los usuarios. En suma, intentaremos desarrollar qué son y cómo son utilizadas estas redes sociales en la actualidad por este sujeto posmoderno. Metodología: Encuestas y entrevistas semi-estructuradas. Resultados: De acuerdo a los estudios realizados, en cuanto a lautilidad que estos usuarios le dan a las redes, un 93las utiliza con fines comunicativos y recreativos, y un 7con fines comerciales y laborales. Este mismo 93coincide en que, el material que más se expone y se mira en las redes es: fotos, videos, comentarios, contenidos de gustos e intereses para el usuario, y los estados de ánimo. Tratamos de evaluar, a través de las encuestas y entrevistas, si los usuarios tienen una necesidad de reconocimiento o si esperan algo a cambio de los demás contactos respecto de sus publicaciones en la red. Si bien un 80afirma esperar algo a cambio, un 20destaca que cuando se publica algo, puede que se espere una respuesta de los demás, pero de una persona en particular a quien fue dirigida esa publicación. También resaltamos que esta espera de respuesta depende del uso que se le dé a la red, ya que no es lo mismo si el uso es con fines recreativos, o si lo es con fines comunicacionales o laborales. En tanto al motivo por el que exponen parte de sus vidas en las redes sociales, un 75declaró que los demás lo hacen para 'llamar la atención', o 'para hacerse ver'; mientras que otro 15manifestó que lo hacen para compartir con sus contactos, ya que lo ven como un medio de expresión. Paralelamente un 10declaro que quizás las personas exponen sus vidas en las redes sociales por una necesidad de pertenencia a las mismas. Respecto a las opiniones de las redes sociales en términos generales, hubo opiniones compartidas. Por un lado, los que ven su lado positivo (65), coinciden en que las redes sociales pueden servir para la promoción de un producto a vender, como así también para promover relaciones laborales. Por otro lado, los que ven su lado negativo (35), afirman que se puede crear una relación de dependencia de las mismas, opinando también que hay personas que les dan un uso excesivo en cuanto a la exteriorización de su vida, viéndolo como algo innecesario. Conclusiones: De acuerdo a nuestro análisis, pudimos observar cierta homogeneidad en cuanto al contenido de la vida privada que se publica. Esto se relaciona con nuestra postura de que el usuario fehacientemente elige aquello que expone en las redes y frente a quienes es expuesto, delimitando así las propias fronteras de su vida pública y privada. Esto trae aparejado la comprobación de nuestras ideas acerca del exhibicionismo explicito postuladas en el marco teórico, lo que también se apoya en la idea de que 'lo virtual no le quita validez de real a las relaciones'. Comprobamos también la existencia de cierto grado de retroalimentación, en tanto los usuarios publican a la espera de un determinado reconocimiento de parte de los demás usuarios. Este reconocimiento pone de manifiesto cierta necesidad de pertenecer a esta nueva forma de vinculación virtual, lo que aquí dejaría entrever cierto 'miedo a la exclusión social' en este ámbito. Dado que nos encontramos en una época en constante cambio de las relaciones interpersonales, en donde las mismas fluctúan de manera acelerada, observamos que los límites de las esferas de lo público y lo privado, se encuentran también inmersos en este proceso. Lo único que podría afirmarse aquí, es la difusidad en cuanto a los límites de esos ámbitos, lo que nos dificulta dar una respuesta acabada a nuestro interrogante inicial. Es por eso que no nos proponemos tomar este trabajo como una investigación acabada, sino como una propuesta que sirva para abrir nuevos interrogantes. Por lo cual creemos necesario que se retome este cuestionamiento en investigaciones futuras respecto de este fenómeno

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Como no pocos proyectos, el origen de esta tesis es fruto de una casualidad. Hace unos años me topé en Londres, en la librería Walden Books del 38 de Harmood St., con una primera edición de la conocida monografía de Mies a cargo de Philip Johnson. El librito, en realidad catálogo de la exposición que en 1947 el MoMA de Nueva York dedicara a la obra de Mies Van der Rohe a los diez años del desembarco del arquitecto en Estados Unidos, tiene un tamaño de 10 x 7,5 pulgadas, es decir, la mitad del formato americano Crown (20x15 pulgadas), equivalente a 508 x 381 mm. Se imprimieron, en su primera tirada, editada por The Plantin Press, 12.000 ejemplares. Ese mismo año, con edición al cuidado de Reynal y Hitchcock, se publicaría la primera traducción al inglés de Cuando las catedrales eran blancas de Le Corbusier y una selección de poemas de Lorca, siete años después de su Poeta en Nueva York. En la monografía, en la página 109, aparece el conocido croquis de Mies Sketch for a glass house on a hillside. c. 1934, escasamente unas líneas, aunque precisas y llenas de matices, de la casa en una ladera que rápidamente nos remite a aquella primera propuesta de Saarinen para una casa en el aire, primero en 1941 en Pensilvania y después, en 1945, con Charles Eames, en Los Angeles, que nunca llegarían a construirse, sino en su aliteraciones posteriores realizadas por Harry Seidler (Julian Rose House, Wahroonga, Sydney, 1949), Philip Johnson (Leonhardt house, Long Island, Nueva York, 1956) o Craig Ellwood (Smith House, Crestwood Hills, 1958; Frank & Polly Pierson House, Malibú, 1962; Chamorro House, Hollywood Hills, 1963, o la serie Weekend House, con Gerald Horn, entre 1964 y 1970, hasta el magnífico Art Center College of Design de Pasadera, su puente habitado de 1977). El relato que da origen al texto discurre en un estricto período de tiempo, desde los primeros dibujos de la Case Study House nº8, dentro del programa promovido por John Entenza y su revista Arts & Architecture en California, realizados en el estudio de Saarinen en Bloomfield Hills, Michigan, hasta que el proyecto de la casa Eames finaliza cinco años después de acabar la obra en 1955, en la versión conocida, radicalmente distinta al proyecto original, cuando la pareja Charles y Ray Eames edita el corto House After Five Years of Living. La discusión original en torno a esta casita, o mejor, a las circunstancias, casualidades controladas, que rodean su construcción, se produce estrictamente cuando rastreamos aquellos invariantes que se mantienen en las dos versiones y las reconcilian. En este corto período de tiempo se producen en el proyecto una serie de decisiones que permiten descubrir, tanto en la forma como en el mismo proceso transformador del proyecto, en su obsesivo registro, en los nuevos referentes asumidos y propuestos, la primera visibilidad del cambio del paradigma moderno. Pero este momento germinal que cristaliza el paso a la postmodernidad no es inédito en la historia de la arquitectura americana. Así, el relato abre su ámbito temporal hasta un nuevo período de cincuenta años que arranca en 1893, año de la celebración en Chicago de la Exposición Internacional Colombina. En la White City de Hunt & McKim y del traidor Burham, Louis Sullivan construye su Golden Doorway en el pabellón de los Transportes. Aquella que visitará Adolf Loos antes de volver, renovado, a Viena; la misma que admirará André Bouillet, representante de la Union Centrale des Arts Decoratifs de Paris, y que deslumbrará en los museos de toda Europa, de París a Moscú en grandes fotografías y maquetas. Hasta que en Finlandia alguien muestra una de esas fotografías a un joven estudiante de diecinueve años en el Instituto Politécnico. Eliel Saarinen queda fascinado por la poderosa novedad de la imagen. Cuelga la fotografía frente a su tablero de dibujo, consciente de que la Golden Doorway, esa puerta de la aventura y la catarsis que Sullivan acuñaría como distintivo y que resolvería como único elemento complejo sus proyectos más maduros, desprovistos de todo ornamento; la misma que repetirían más tarde, con profundo reconocimiento, Ladovsky, Wright, Scarpa o Moneo, puerta dentro de puerta, fuelle y umbral, contenía, en sus propias palabras emocionadas, todo el futuro de la arquitectura. Desde ahí, pasando por el año 1910, momento de la huida de Wright a La Toscana y el descubrimiento de su arquitectura en Europa, entre otros por un joven Mies van der Rohe, meritorio en el estudio de Peter Behrens, a través del Wasmuth Portfolio; y así como algo después, en 1914, Schindler y en 1923 Neutra, harán el camino inverso, hasta que Mies les siga en 1937, animado por un Philip Johnson que había viajado a Europa en 1930, volviendo a 1945 y el inicio del programa Case Study House en California, hasta 1949, momento de la construcción de la CSH#8, y, por fin, al año 1955, after 5 years of living, en el que Julius Shulman fotografía la casa de Ray y Charles Eames en el prado de Chautauqua sobre las Pacific Palisades de Los Angeles, lanzando sus finas líneas amarillas hasta Alison y Peter Smithson y su tardomoderno heroico, hasta el primer Foster y su poético hightech y hasta el O-riginal Ghery, deconstruyendo el espacio esencial de su casa desde el espacio mismo, abiertas ya las puertas al nuevo siglo. Y en estos cambios de paradigma, desde el rígido eclecticismo de los estilos al lirismo moderno en el gozne secular y de ahí a la frivolidad, ligereza, exhibicionismo y oportunismo cultos del hecho postmoderno, hay algo que se mantiene invariante en los bandazos de la relación del hombre contemporáneo con su entorno. Como la escultura, que según Barnett Newman no es sino aquello contra lo que uno choca cuando retrocede para mirar un cuadro, en estos prístinos lugares, comunes y corrientes, recorrido, puerta, umbral, recinto y vacío, te topas con la arquitectura antes de darte cuenta de que es arquitectura. ABSTRACT As with many other projects, the origin of this doctoral thesis is the result of a chance. A few years ago I found in a bookstore in London, 38 Harmood st., Walden Books, a first edition of the well-known monograph about Mies by Philip Johnson. The tiny book, in fact a catalog of the exhibition that the MoMA of New York devoted to the work of Mies van der Rohe in 1947, ten years after his landing in the United States, has a size of 10 x 7.5 inches, that is, half of Crown American format (20 x 15 inches), equivalent to 508 x 381 mm. In the first printing, published by The Plantin Press, 12,000 copies were released. That same year, produced by Reynal and Hitchcock, both the first English translation of When the cathedrals were white by Le Corbusier and a selection of poems by Lorca were published, seven years after his Poet in New York. Inside the book, the famous drawing from Mies Sketch for a glass house on a hillside c. 1934 appears on page 109, barely a few lines, precise and nuanced though, the house on a hillside that quickly reminds us of the proposals of Eero Saarinen for a house in the air, first in 1941, in Pennsylvania, and later, in 1945, with Charles Eames, in Los Angeles, that would never be built, but in their later alliterations made by Harry Seidler (Julian Rose House, Wahroonga, Sydney, 1949), Philip Johnson (Leonhardt house, Long Island, New York, 1956) or Craig Ellwood (Smith House, Crestwood Hills, 1958; Frank Pierson & Polly House, Malibu, 1962, Chamorro House, Hollywood Hills, 1963, or the Weekend House series, with Gerald Horn, between 1964 and 1970, to the magnificent Art Center College of Design Pasadena, the inhabited bridge, in 1977). The story that gives rise to the text flows in a short amount of time, from the first drawings of the Case Study House No. 8, within the program promoted by John Entenza and his magazine Arts & Architecture in California, made in the study of Saarinen in Bloomfield Hills, Michigan, until the project of the Eames house is completed five years after finishing the construction in 1955, in the final version we know, radically different from the initial state, when the couple, Charles and Ray, published the film House after Five Years of Living. The original discussion around this house, or better, about the circumstances, controlled coincidences, regarding its construction, appears when one takes account of those that remain, the invariants, in the two versions, drawn and built, which precisely allow the reconciliation between both projects. In this short period of time a series of decisions made in the transformation process of the project reveal, in the obsessive record made by Charles Eames and in the new proposed references, the first visibility of the changing of the modern paradigm. But this germinal moment that crystallizes the transition to postmodernism is not unprecedented in the history of American architecture. So, the story opens its temporal scope to a fifty-year period that started in 1893, date of the celebration of the Chicago World´s Columbian Exposition. In the White City by Hunt & McKim and Burnham, the traitor, Louis Sullivan builds his Golden Doorway in the Transportation Building. That visited by a renovated Adolf Loos before his coming back to Vienna; the same that André Bouillet, Head of the Union Centrale des Arts Decoratifs in Paris, admired and dazzled in museums all over Europe, from Paris to Moscow, in large photographs and models. Until someone in Finland showed one of those photos to a young nineteen-years-old student at the Polytechnic Institute. Eliel Saarinen became fascinated by the powerful new image: he hanged the picture in front of his drawing board, aware that the Golden Doorway, that door of adventure and catharsis Sullivan coined as distinctive and as a single complex element which would solve their most mature projects, devoid of all ornament; the same that would repeat later, with deep appreciation, Ladovsky, Wright, Scarpa, or Moneo, a door inside a door, a threshold, a gap that contained, in its own moving words, the whole future of architecture. From there, through 1910, when Wright's flight to Tuscany allows Europe to discover his architecture, including a young Mies van der Rohe, meritorious in the studio of Peter Behrens, via the Wasmuth Portfolio; and as a little bit later, in 1914, Schindler and Neutra in 1923, made the travel in opposite direction, until Mies follows them in 1937, led by a Philip Johnson who had traveled to Europe in 1930, we return to 1945 and the beginning of the program Case Study House in California, and from 1949, when construction of the CSH # 8 begins, and finally, to 1955, after five years of living, when Julius Shulman photographs the inside of the house with Ray and Charles Eames, and all their belongins, at the Chautauqua meadows on Pacific Palisades in Los Angeles, launching its fine yellow lines to Alison and Peter Smithson and his heroic late modern, up to the first Foster and his poetic hightech and even the O-riginal Gehry, deconstructing the essential space of his home from the space itself, opening the doors to the new century. And these paradigm shifts, from the hard eclectic styles to modern secular lyricism in the hinge and then overcoming the cultured frivolity, lightness, exhibitionism, and opportunism of the postmodern skeptical focus, something remains intense, invariant in the lurching relationship of contemporary man and his environment. As the sculpture, which according to Barnett Newman is what you bump into when you back up to see a painting, in these pristine, ordinary places, promenade, door, threshold, enclosure and emptiness, you stumble upon the architecture even before realizing that it is architecture.

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Este dossier sobre la narrativa y la poesía de Pedro Juan Gutiérrez incluye diversos trabajos que abordan núcleos centrales de su obra, en especial, los vínculos de sus novelas y de su poesía con el mercado editorial en Cuba y fuera de Cuba, la representación de los sectores marginales de Centro Habana durante el periodo especial de los años 90, la dialéctica entre el voyeurismo y el exhibicionismo, y la configuración de una "escritura sucia"