1000 resultados para Església-Història-S. I-XVI
Resumo:
Enfrontar-se a un volum de la col·lecció Bouquins, editada per Robert Laffont, és gairebé un sinònim de qualitat i d¿un alt nivell científic. Per fer front al repte d¿un volum dedicat a la Prehistòria l¿editor ha triat un dels professionals francesos de més prestigi, el professor Denis Vialou, que, rodejat d¿altres investigadors, ha sabut treure un producte útil i d¿un abast universal.
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En agosto de 1978 iniciamos nuestras primeras excavaciones en este poblado, en el que en 1912, 1925 Y 1927 se habían hallado de forma casual diversos lotes de materiales de una cierta importancia, sobre todo el último, que ofreció cuatro páteras de tipo mesómphalos decoradas, diez vasos de tipo aqueménida y una copa, todo en plata, dado a conocer, el primero de ellos, por el Dr. Pere Bosch en el A.l.E.C. de 1913-14 y el resto por J. de C. Serra Ráfols en la revista Ampurias de 1941. Debido a la importancia de las piezas, a partir de 1929 se iniciaron los primeros sondeos y las primeras excavaciones en 1932, 1937 Y una gran campaña en 1942-43, a cargo de S. Vilaseca, Ll. Brull y J. de C. Serra Ráfols, a partir de las que se constató la existencia de un asentamiento ibérico y se descubrieron dos torres que flanqueaban el acceso al poblado, parte de la muralla y unos hábitats. De la última campaña se editó en 1949 una Memoria, no excesivamente completa, en la que los autores se limitaban a indicar la situación geográfica del yacimiento, los hallazgos fortuitos anteriores a su intervención, un breve repaso a los materiales de excavación y su opinión sobre la fecha de la destrucción del poblado, que situaron sobre el 218 a. de J. C. Indicamos que los materiales hallados en 1912 fueron depositados en el Museo Arqueológico de Tarragona, los de 1925 y 1927 en el de Barcelona, y los procedentes de las diversas campañas en el Museo Municipal de Reus. A partir del trabajo de 1949 nadie se volvió a ocupar de este magnífico poblado junto al Ebro, salvo algún intento de interpretación y estudio de las escenas, que grabadas a buril y sobredoradas, aparecen en una de las páteras halladas en 1927, y que han sido y son reproducidas en numerosas ocasiones, de manera que ellas, en el fondo, han sido las que han mantenido vivo el recuerdo de este yacimiento.
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Existe en la colección didáctica del Instituto de Arqueología y Prehistoria de esta Universidad un lote de materiales de El Redal (Logroño), procedentes todos ellos de hallazgos superficiales. Sin embargo, hemos creído que podría resultar de interés el dar a conocer. los fragmentos cerámicos - 29 en total-, decorados con la técnica de la excisión, limitándonos ahora a una descripción de los distintos motivos decorativos y de las formas sobre las que se desarrollan, dejando para otra ocasión el estudio del yacimiento. Este tipo de cerámica con decoración excisa se presenta en El Redal con una gran riqueza y variedad de temas, siendo, sin embargo, relativamente poco conocida, ya que son muy escasas las publicaciones sobre los materiales de este yacimiento.
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Para el estudio de la etapa cultural referente a la conquista militar romana y la posterior romanización del territorio noroccidental de la Península Ibética, que comprende las actuales provincias gallegas, el norte de Portugal desde el Duero y la parte occidental de Asturias desde el río Navia, disponemos de fuentes escritas y arqueológicas. Varios autores - Estrabón, Plinio, Mela, Ptolomeo, Apiano, Tito Livio, Orosio, Floro, Plutarco, Eutropio, Veleyo, Ampelio, Salustio, Dion Casio, César entre otros - nos proporcionan, en sus escritos, noticias dispersas acerca de las luchas sostenidas entre' las tribus galaicas y los ejércitos romanos. Únicamente Plinio, Mela y Ptolomeo nos describen las medidas administrativas llevadas a cabo después de la conquista militar. Las fuentes callan por completo en cuanto se da por finalizado el período de conquista, por lo que el estudio de la etapa siguiente ha de basarse en los datos arqueológicos que permitirán establecer el grado de romanización alcanzado por el territorio. El panorama que nos presentan las fuentes es muy confuso. Las citas de que disponemos son muy breves y de su estudio se deduce que Roma no dio a esta zona la importancia conferida a otras zonas del resto de la Península, como la Celtiberia o Lusitania, de las que se han conservado el recuerdo minucioso de los hechos militares, así como de los caudillos que los protagonizaron.
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Siempre es motivo de gozo releer un clásico moderno. En esta ocasión se trata de Ferdinand Gregorovius, cuya Atenais ha publicado recientemente Herder en una magnífica traducción (la primera en lengua española) de José Antonio Molina Gómez, profesor de la Universidad de Murcia. Herder prosigue de esta manera la línea editorial, iniciada hace ya algunos años,de publicar las biografías de grandes figuras de la antigüedad, entre las que cabe contar las dedicadas a Aníbal, Cleopatra, Augusto, Calígula, Constantino I, Juliano o Teodosio I.
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En aquest article es presenten els primers resultats d'un projecte d'arqueologia experimental, que s'està desenvolupant en un laboratori a l'aire lliure on se sotmeten a experimentació sistemàtica diversos aspectes de l'arquitectura i tecniques constructives tradicionals aplicables a la protohistòria de la Mediterrania nord-occidental, per tal de verificar les hipotesis de reconstrucció proposades en els darrers anys per a diversos jaciments.
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Después de la amplia exposición general que precede a nuestro estudio, no vamos a extendernos más en describir, en conjunto, los materiales de cada estrato. Nos hemos limitado a revisar a fondo todas y cada una de las piezas extraídas de la excavación; con anterioridad habían sido inventariadas y marcadas con un número correspondientes al fondo del Museo Arqueológico Provincial de Gerona, al que nosotros hacemos ahora referencia. Independientemente cada número de éstos abarca, en algunos casos, más de un útil, al aludir a un conjunto de piezas de una zona determinada, por lo que hemos procedido a marcar, a partir de 1, en cada caso, los útiles incluidos bajo una de las cifras de Gerona. En nuestra revisión hemos separado lo que ha sido considerado como útiles paleolíticos. La pobreza de estos materiales ha quedado ya suficientemente explicitada con anterioridad, tanto en su aspecto de utillaje como en el de la materia prima. En efecto, el total de útiles analizados, pertenecientes casi en su totalidad a los estratos III, IV Y V, es de 143. El método utilizado para la descripción del utillaje lítico ha sido el de la tipología analítica (Laplace, 1972). Somos plenamente conscientes de que su aplicación a una industria considerada como Paleolítico Medio es algo nuevo y que quizá sea aventurado, pero hemos de decir que la mera descripción de los útiles se puede enmarcar perfectamente en el campo de esta nueva metodología desde el punto de vista de una exposición objetiva de los retoques que conforman cada pieza. Nuestra decisión al decantarnos por la tipología analítica en nuestro estudio, es la de exponer simplemente las piezas, omitiendo al máximo las ambigüedades derivadas de las listas-tipo anteriores.
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La relación del cristianismo con los espectáculos de la tradición romano-pagana, y muy especialmente las críticas que los Padres de la Iglesia dirigieron a todo tipo de manifestación lúdica, constituye un tema complejo y lleno de interés que desde hace unos cuarenta años ha generado la publicación de importantes monografías consagradas a este sujeto. Sin duda, un momento de inflexión fue la aparición, en 1972, del célebre libro de Werner Weismann, Kirche und Schauspiele. Die Schauspiele im Urteil der lateinischen Kirchenväter unter besonderer Berücksichtigung vom Augustin. Posteriormente han visto la luz nuevos trabajos dedicados a examinar esta cuestión.
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La invención de la fíbula se ongmo sin duda por la necesidad de poseer un útil capaz de lograr entera seguridad en el abrochado de los vestidos. Una vez creada la fíbula no podía quedar relegada al simple papel de un objeto útil, su misma posición en lugares visibles y bien destacables del vestido, sobre todo en el femenino, hizo que el artesano desde un primer momento pensase en conferirle mayor belleza. Ambas funciones de útil y adorno se cumplen a la perfección en un ejemplar que, procedente de la necrópolis de Mas de Mussols, en La Palma, Tortosa, tuve ya ocasión de dar a conocer en mi anterior trabajo sobre las fíbulas en Cataluña. Se trata de una placa circular de bronce a cuyo reverso hay inserta una fibulita. De las tres placas halladas en la necrópolis la más representativa es una que pertenece a la colección municipal de Amposta.
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En los primeros días de octubre de 1973, al tener noticia del derribo de la casa nº19 de la calle Gobernador González, de ,Tarragona, recabamos la oportuna autorización al nuevo propietario del inmueble, don Angel Molinero Sisamón, para poder recuperar el mosaico allí existente. El mosaico estaba visible en parte, ya de antiguo, en un pequeño patio de luces de la casa derribada, por lo que se presentaba ahora la ocasión de excavarlo y extraerlo en su totalidad (lám. J, a). La extracción había que realizarla con relativa rapidez para no entorpecer los trabajos preparatorios de la nueva construcción, por lo que pedimos la colaboración de parte de la brigada del Patrimonio Artístico Nacional, que en esas fechas trabajaban en la Plaza del Rey, además del capataz de las excavaciones de Els Munts, práctico ya en el arranque de mosaicos. Nuestra labor no se limitó a salvar el mosaico sino que aprovecharnos la oportunidad para estudiar el solar resultante del derribo de la casa y del jardín situado al norte¡ de la misma. A este fin realizamos una zanja de 5 metros al norte del mosaico hasta llegar a un pozo negro y efectuamos cuatro catas de sondeo de 1,50 por 1,50 metros dentro del área del antiguo jardín. La zanja dio unos resultados positivos, aunque modestos, y no así las catas que nos patentizaron la falta absoluta de restos arqueológicos de alguna importancia en toda aquella zona. La parte situada al sur del mosaico ya había sido rebajada antiguamente hasta el nivel de la calle.
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La cueva de «La Roca del Frare» (citada también con el nombre de «Cova de les Rondes») está situada en las estribaciones de la Serra de Puigfred, a 50 .14' 42" de longitud Norte y 41 0 28' 15" de latitud Este (hoja 419 del mapa, 1 :50.000 del Instituto Geográfico y Catastral), a unos dos kilómetros del vecino pueblo de La Llacuna y a una altura aproximada de unos 800 metros. Se trata de una cavidad de formación tectónica enclavada en las «Roques d'en Segués». Presenta una red de galerías formadas por diaclasas abiertas, en las que hay una notable correspondencia entre las paredes opuestas. Predominan en ella los hundimientos graviclásticos sobre los quimiclásticos (figura 1). En el año 1956 un grupo de miembros colaboradores del Museo de Vilafranca del Penedes localizó una de las dos entradas de la cueva y llegaron a una sala de considerables dimensiones a la que llamaron «sala deIs cranis» por los hallazgos efectuados en ella. Depositado sobre el suelo de la cueva y sepultado en parte por un alud de piedras, hallaron el material que más adelante detallamos y una serie de huesos humanos, hoy perdidos, entre los que figuraban, al parecer, no menos de ocho cráneos.
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Las circunstancias del hallazgo de esta moneda son completamente fortuitas. Se encontró junto al embalse de La Torrassa (La Guingueta), cerca de la localidad de Esterri d'Aneu, Pallars Sobira, provincia de LIeida, siendo sus descubridores los hijos de don Pascual Massanet. Las características de la moneda son las siguientes: es de oro y muy poco desgastada, prácticamente «flor de cuño», conservando casi su peso originario que es de 4,110 gr., siendo su diámetro de 21 mm. Las leyendas del anverso y del reverso se leen perfectamente.
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Al estudiar un lote de sigillatas procedentes de Río Tinto (Huelva), encontramos parte de un vaso de terra sigillata hispánica lisa (n.o 111 de nuestro inventario), que conserva todo su perfil, desde el borde hasta el pie.
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El objeto de este artículo es el de dar a conocer, en la medida de lo posible, los resultados derivados de la revisión y nuevo estudio tipológico de los materiales líticos de la industria de los niveles solutrenses de la cueva del Parpalló. No es un dilema de fácil resolución el que se le presenta a un estudioso de la Prehistoria, y más concretamente del Paleolítico, a la hora de elegir su rama de estudio concreta; en nuestro caso particular abordamos la problemática de la tipología de la industria lítica paleolítica, que es en verdad tema extenso y trabajado por muchos investigadores. Las dos líneas hoy más en boga entre los paleolitistas son la propugnada por Mme. D. Sonneville-Bordes y J. Perrot (D. Sonneville-Bordes y J. Perrot, 1954-55-56) y por G. Laplace (Laplace, 1966, 1968, 1972 Y 1974 a) que no vamos a comentar aquí. La búsqueda de la mayor objetividad posible es la que, en nuestra opinión, debería decidir ya a los estudiosos del Paleolítico, sobre todo Superior, por el sistema tipológico analítico.
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Depositadas en el Museo Episcopal de Vic, y procedentes del yacimiento del Casal de Puig Castellet, existen dos piezas que por sus características se pueden relacionar con el mundo de la orfebrería ibérica. El citado yacimiento se sitúa en un cerro amesetado de unos 763 m. de altitud, a la derecha de la carretera comarcal Vic-Vilanova de Sau, junto al Mas de L'Arumí y al Mas del Coll. Lat. 41 0 55' 40", Long. 60 02' 00". En el punto más alto de la altiplanicie del cerro se conservan los restos de un gran muro, construido a base de bloques y losas de piedra unidas en seco, de una longitud total de 64,93 m. Hacia levante presenta adosada una torre rectangular de 12,20 X 6,30 m., de ligero talud, sin ninguna abertura lateral; las piedras que cubren su parte superior impiden saber si se trataba de un cuerpo macizo, o bien, si su interior tenía alguna funcionalidad. Hacia poniente se abren diez habitaciones o cámaras de dimensiones regulares de 5 m. de ancho por 6,5 m. de profundidad media, separadas por muros de 1,30 m. de grosor medio. Algunas conservan restos de muros que cerrarían su parte delantera. La realización de la planta, así como parte de los trabajos de excavación, iniciados alrededor del año 1960, fueron efectuados por el grupo de arqueología del Museo de Vic.