993 resultados para Luzzatto, Samuel David, 1800-1865.


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David Kaufmann

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David Jelin

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Joseph Gugenheimer

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El temprano y perdurable interés de Samuel Beckett por las artes pictóricas es conocido y está documentado en sus biografías más exhaustivas. Se manifestó de diversas maneras: en la amistad personal de Beckett con distintos artistas, en sus ensayos sobre pintura y en sus asiduas y concienzudas visitas a galerías y museos. Tal interés surge del atractivo que tienen para Beckett las imágenes en sí: las de su infancia, acuñadas por su memoria, y las de la fe religiosa en la que fue criado, por ejemplo, establecieron una base sobre la cual las imágenes creadas por pintores a los que admiraba acumularon capas de sentidos emocionales y sensoriales para el joven Beckett, como un espejo que refleja aspectos del pasado. En cierto punto, no obstante, el proceso se invierte: el 'espejo' del arte se proyecta hacia el futuro, en la medida en que las creaciones de Beckett son inspiradas y están imbuidas por las imágenes de aquellos pintores. El mismo Beckett señaló la conexión entre algunas de sus obras y pinturas específicas que las habían inspirado. Este trabajo se refiere a la conexión explícita entre Esperando a Godot y la pintura "Dos hombres contemplando la luna", de Caspar David Friedrich, y a aquella entre Not I and "La decapitación de San Juan el bautista", de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Aunque no fue declarada por Beckett, se considera también la posible conexión entre Rockaby y pinturas tales como "Whistler's Mother", "La mecedora" de van Gogh o el "Retrato de Margaretha de Geer" de Rembrandt. Finalmente, se tendrá en cuenta la relación entre las posteriores piezas breves de Beckett y algunos aspectos de las artes pictóricas (reflejados en su manejo de la escenografía y el espacio escénico)

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El temprano y perdurable interés de Samuel Beckett por las artes pictóricas es conocido y está documentado en sus biografías más exhaustivas. Se manifestó de diversas maneras: en la amistad personal de Beckett con distintos artistas, en sus ensayos sobre pintura y en sus asiduas y concienzudas visitas a galerías y museos. Tal interés surge del atractivo que tienen para Beckett las imágenes en sí: las de su infancia, acuñadas por su memoria, y las de la fe religiosa en la que fue criado, por ejemplo, establecieron una base sobre la cual las imágenes creadas por pintores a los que admiraba acumularon capas de sentidos emocionales y sensoriales para el joven Beckett, como un espejo que refleja aspectos del pasado. En cierto punto, no obstante, el proceso se invierte: el 'espejo' del arte se proyecta hacia el futuro, en la medida en que las creaciones de Beckett son inspiradas y están imbuidas por las imágenes de aquellos pintores. El mismo Beckett señaló la conexión entre algunas de sus obras y pinturas específicas que las habían inspirado. Este trabajo se refiere a la conexión explícita entre Esperando a Godot y la pintura "Dos hombres contemplando la luna", de Caspar David Friedrich, y a aquella entre Not I and "La decapitación de San Juan el bautista", de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Aunque no fue declarada por Beckett, se considera también la posible conexión entre Rockaby y pinturas tales como "Whistler's Mother", "La mecedora" de van Gogh o el "Retrato de Margaretha de Geer" de Rembrandt. Finalmente, se tendrá en cuenta la relación entre las posteriores piezas breves de Beckett y algunos aspectos de las artes pictóricas (reflejados en su manejo de la escenografía y el espacio escénico)

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El temprano y perdurable interés de Samuel Beckett por las artes pictóricas es conocido y está documentado en sus biografías más exhaustivas. Se manifestó de diversas maneras: en la amistad personal de Beckett con distintos artistas, en sus ensayos sobre pintura y en sus asiduas y concienzudas visitas a galerías y museos. Tal interés surge del atractivo que tienen para Beckett las imágenes en sí: las de su infancia, acuñadas por su memoria, y las de la fe religiosa en la que fue criado, por ejemplo, establecieron una base sobre la cual las imágenes creadas por pintores a los que admiraba acumularon capas de sentidos emocionales y sensoriales para el joven Beckett, como un espejo que refleja aspectos del pasado. En cierto punto, no obstante, el proceso se invierte: el 'espejo' del arte se proyecta hacia el futuro, en la medida en que las creaciones de Beckett son inspiradas y están imbuidas por las imágenes de aquellos pintores. El mismo Beckett señaló la conexión entre algunas de sus obras y pinturas específicas que las habían inspirado. Este trabajo se refiere a la conexión explícita entre Esperando a Godot y la pintura "Dos hombres contemplando la luna", de Caspar David Friedrich, y a aquella entre Not I and "La decapitación de San Juan el bautista", de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Aunque no fue declarada por Beckett, se considera también la posible conexión entre Rockaby y pinturas tales como "Whistler's Mother", "La mecedora" de van Gogh o el "Retrato de Margaretha de Geer" de Rembrandt. Finalmente, se tendrá en cuenta la relación entre las posteriores piezas breves de Beckett y algunos aspectos de las artes pictóricas (reflejados en su manejo de la escenografía y el espacio escénico)

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La presente Tesis muestra una visión en conjunto de la evolución de la cartografía geológica en España desde sus orígenes hasta el año 1864, cuando aparecieron, de forma simultánea, los dos mapas geológicos completos de España. El estudio se divide en doce capítulos. El primero es una introducción, con los objetivos y metodología del trabajo, así como en los antecedentes de estos trabajos. El segundo capítulo aborda la representación temprana del paisaje y de los elementos geológicos, desde las piedras grabadas de Abauntz, de hace 13.000 años, que se han interpretado como un mapa geomorfológico y de recursos naturales o el mapa con el volcán Çatalhöyuc en Turquía de 6.600 a.C., hasta las primeras representaciones cartográficas que surgieron con el desarrollo de las primigenias sociedades urbanas. El Papiro de Turín es un mapa del 1.150 a.C. con contenido geológico real que muestra con precisión la distribución geográfica de los distintos tipos de roca en la que se incluye información sobre minería. El tercer capítulo trata sobre cómo se establecieron las bases para la representación científica de la superficie terrestre en el Mundo clásico. Se hace un somero repaso a como se desarrollaron sus concepciones filosóficas sobre la naturaleza y de la cartografía en la Antigua Grecia y el Imperio Romano. En el cuarto capítulo se sintetiza la evolución de los conceptos cartográficos en el mundo medieval, desde las interpretaciones teológicas del mundo en los mapamundis en O-T de Las Etimologías del siglo VIII, o los Beatos, al nacimiento de una representación cartográfica verdaderamente científica en los siglos XIII y XIV, como son los portulanos, destacando el especial interés de la "Escuela Mallorquina". En el quinto capítulo se estudia el Renacimiento y la Edad Moderna, incidiendo en la importancia de la cartografía en los viajes de los descubrimientos, que marcan el mayor avance conceptual en la comprensión de la Tierra. La carta de Juan de la Cosa (1500) es la primera representación de América y además es el primer exponente de la cartografía producida por la Casa de la Contratación de Sevilla. Se presta especial atención a la representación de fenómenos volcánicos, con el ejemplo de las observaciones geológicas que realizó Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557), en las que se encuentran varios croquis sobre los volcanes de Nicaragua. Finalmente, se estudian las representaciones del subsuelo en la minería, que en esa época inauguraron un nuevo lenguaje pictórico, y las técnicas y saberes mineros en el ámbito hispanoamericano. El capítulo sexto es muy amplio, estudia el contexto científico internacional donde nacieron los primeros mapas geológicos, desde los primeros cortes geológicos realizados a principios del siglo XVIII, hasta el primer mapa geológico del mundo de Amí Boué (1843). En este estudio se estudian también los distintos avances científicos que se fueron produciendo y que permitieron que se levantaran los mapas geológicos. Se analiza la importancia del desarrollo de la cartografía topográfica, que permitió que se pudieran representar distintos elementos geológicos sobre ellos, dando lugar a los primeros mapas temáticos, como por ejemplo, el mapa de los recursos mineros del obispado de Salzburgo (1716). Se dedica un amplio capítulo a la influencia de la Academia de Minas de Freiberg, dónde Abraham G. Werner (1749-1817) impartía clases. Werner sistematizó los materiales geológicos que componen el edificio terrestre dividiéndolo en grandes unidades, de este modo se sentaron las bases que propiciaron la representación cartográfica. A partir de este momento se levantaron un buen número de mapas geognósticos. A principios del siglo XIX, las teorías de Werner empezaron a perder aceptación internacional, incluso entre sus discípulos, como Leopold von Buch (1774-1853) que desarrolló una teoría sobre el levantamiento de las montañas a partir del empuje causado por intrusiones ígneas. Desde la historiografía de la cartografía geológica, se considera un hito la aparición del mapa geológico de Inglaterra, Gales y Escocia, Smith (1815), sin embargo, desde el punto de vista conceptual, el mapa de Cuvier y Brogniart (1808) representa un verdadero mapa geológico con un claro relato histórico. Después se repasan las distintas ideas sobre los mecanismos orogénicos, en especial las de Élie de Beaumont, que ejercieron una gran influencia entre los geólogos de nuestro país. A continuación se trata la figura de Lyell y el desarrollo del actualismo. Finalmente se analiza el primer mapa geológico del mundo, obra de Boué (1843). El capítulo séptimo trata sobre las primeras representaciones gráficas de la Geología española que tuvieron lugar en la época del Reformismo Borbónico. Se empieza con un repaso al estado de la Geología en España en esa época a la que sigue un estudio de los principales hitos en la representación cartográfica con indicaciones geológicas. De este modo se analizan los escasos planos mineros realizados en América que representen los filones, los cortes mineros de Guadalcanal y Cazalla de Hoppensack, (1796) y la utilización de la cartografía en la remediación de los desastres naturales. Los cortes geológicos de Teruel al Collado de la Plata, Herrgen y Thalacker (1800), suponen la primera descripción moderna de un terreno que se realizó en España. A continuación, se menciona la importancia de las cartografías geognósticas, financiadas por la Corona española, realizadas en los Alpes por Carlos de Gimbernat a principios del siglo XIX. Por último, se estudian los caracteres geológicos de los planos para la investigación del carbón en Mallorca, de Taverns (1811). El capítulo octavo constituye el núcleo principal de la presente tesis, y se ha titulado la Época Histórica de la Geología española, en el que se estudian el desarrollo de la cartografía geológica en nuestro país, en el periodo comprendido entre la promulgación de la Ley de Minas de 1825, hasta la constitución de la Carta Geológica de Madrid y General del Reino, en 1849. Se hace primero un repaso a las circunstancias políticas del país, a continuación se sintetiza el estado de la Geología en España en dicho periodo, las instituciones, y las publicaciones. Después se estudia la contribución de los autores extranjeros al conocimiento de la Geología en España, como Charpentier, que en su mapa de los Pirineos está cartografiando parte del territorio español, o Leopold von Buch, Lyell, Silvertop, Cook, Haussmann, entre otros. A continuación se estudia ya la cartografía de distintas cuencas mineras o regiones de España. Se analizan los mapas por separado, estudiando las memorias que las acompañan y la biografía de sus autores. Se empieza por las tempranas contribuciones con estudios de las cuencas carboníferas en los que ya se encuentran cortes geológicos formales. Se incide con mucho mayor detalle en el análisis de las tres cartografías geológicas que aparecieron simultáneamente hacia 1834: las de La Mármora en Baleares, de Le Play en Extremadura y de Schulz en Galicia, tres productos muy distintos, pero que fueron los pilares fundantes de esta disciplina en España. Por una parte, la primera tiene un interés exclusivamente científico, mientras que las otras dos, se enmarcan en un proyecto de cartografía geológica nacional, de un carácter más aplicado. A continuación se aborda el estudio del conjunto de cartografías que van apareciendo sobre la Geología de España, empezando por la de Naranjo (1841) en Burgos, de Collette (1848) en Vizcaya, de Prado (1848) en el Noreste de León; Rodríguez (1849) en Teruel y de Luxan (1850) en el Suroeste de España. La última parte del capítulo analiza dos cartografías (todavía parciales) del conjunto del país, que aparecieron en Alemania hacia 1850: la de Ezquerra (1851) y la de Willkomm (1852). El capítulo noveno trata sobre la institucionalización de la cartografía geológica en España, que se inicia con la fundación de una comisión, en 1849, para levantar el mapa geológico del Reino. Durante este periodo, de todas formas, la Comisión sufrió diversos avatares, aunque, en resumen se puede considerar que se produjeron tres proyectos de cartografía: el primero es la serie de cartografías geológicas provinciales a escala 1:400.000, que se iniciaron con la de Madrid; el segundo son los estudios de cuencas carboníferas, gracias a los cuales se levantaron mapas geológicos en Sant Joan de les Abadeses, Maestre, (1855) y el Norte de la provincia de Palencia, Prado (1861), el tercero y último es el mapa geológico general de España, Maestre (1865). De todas formas, en este periodo también aparecieron cartografías geológicas realizadas por la Dirección General de Minas. El hito cartográfico final de esta tesis es doble, entre 1864 y 1865, se publicaron, por fin, dos mapas geológico completos de España: el de Verneuil y Collomb (1864) y el de Maestre (1865). Finalmente, en el décimo y último capítulo se analizan en conjunto todas las producciones cartográficas que se han ido estudiando a lo largo del trabajo y se exponen, a modo de conclusiones, las principales aportaciones de esta Tesis.

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Reconhecendo, a partir da constatação empírica, a multiplicidade de escolhas de crenças no Mundo e em particular na periferia urbana paulistana, reconhecemos, também, a emergência criativa de novas possibilidades de crer e não crer. Tal amplitude não apenas aponta para o crer (segundo as ofertas de um sem número de religiões) e o não crer (ateu e agnóstico), mas para uma escolha que poderia vir a ser silenciada e esquecida, neste binômio arcaico e obsoleto, quando alguém se dá à liberdade crer sem ter religião. Reconhecer interessadamente os sem-religião nas periferias urbanas paulistanas é dar-se conta das violências a que estes indivíduos estão submetidos: violência econômica, violência da cidadania (vulnerabilidade) e proveniente da armas (grupos x Estado). Tanto quanto a violência do esquecimento e silenciamento. A concomitância espaço-temporal dos sem-religião nas periferias, levou-nos buscar referências em teorias de secularização e de laicidade, e, a partir destas, traçar uma história do poder violento, cuja pretensão é a inelutabilidade, enquanto suas fissuras são abertas em espaços de resistências. A história da legitimação do poder que se quer único, soberano, de caráter universal, enquanto fragmenta a sociedade em indivíduos atomizados, fragilizando vínculos horizontais, e a dos surgimentos de resistências não violentas questionadoras da totalidade trágica, ao reconhecer a liberdade de ser com autonomia, enquanto se volta para a produção de partilha de bens comuns. Propomos reconhecer a igual liberdade de ser (expressa na crença da filiação divina) e de partilhar o bem comum em reconhecimentos mútuos (expressa pela ação social), uma expressão de resistência não violenta ao poder que requer a igual abdicação da liberdade pela via da fragmentação individualizante e submissão inquestionável à ordem totalizante. Os sem-religião nas periferias urbanas, nossos contemporâneos, partilhariam uma tal resistência, ao longo da história, com as melissas gregas, os profetas messiânicos hebreus, os hereges cristãos e os ateus modernos, cuja pretensão não é o poder, mas a partilha igual da liberdade e dos bens comuns. Estes laicos, de fato, seriam agentes de resistências de reconhecimento mútuos, em espaços de multiplicidade crescente, ao poder violento real na história.

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Handwritten order to John Sale to pay scholarship funds to Martha Thayer for use by her son Andrew Eliot Thayer (Harvard AB 1803), signed by William Emerson, David Tilden, and James Morrill.

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Handwritten order to John Sale to pay scholarship funds to Ezra Ripley for use by his son Samuel Ripley (Harvard AB 1804), signed by William Emerson, David Tilden, and James Morrill.