207 resultados para Caballeros
Resumo:
El siguiente trabajo fue realizado en base a datos estadísticos obtenidos por el equipo de Primera División del Club Estudiantes de La Plata rama caballeros, quien compitió a lo largo del 2012 en el torneo de Primera División organizado por la Federación Metropolitana de Voleibol, logrando el ascenso a División de Honor. En dicho trabajo se plantea un modelo de juego basado en datos estadísticos a alcanzar por los jugadores dependiendo de su rol en el equipo y el gesto técnico a realizar
Resumo:
La comedia del Barroco español tiene como rasgo característico una dialéctica que va del ciclo de Lope de Vega, reconocible por su costumbrismo y lances de capa y espada, al ciclo de Calderón de la Barca, con su típico costumbrismo de hidalgos y caballeros. Tal es el marco, en sus trazos más gruesos, en el que Rojas Zorrilla, en su intento por hacerse un lugar en el teatro español, consigue una reconocible diferenciación a partir de sus comedias de figurón, en las que, además de definir un género y personaje arquetípico, expone una lograda parodia de las ya por entonces previsibles tramas y desenlaces de las comedias de capa y espada, así como del canónico amor, honor y poder calderoniano. Sirviéndole, también, para eludir las trampas del acendrado costumbrismo de su época, le permiten -poética mediante- mostrar vívidamente el cínico sensualismo urbano que, sin distinción de género, iguala a damas, caballeros y plebeyos. Rojas exhibe su obra ante una audiencia calificada ?la corte? a la que su sensibilidad estética y sentido de la realidad le permiten apreciarla y autorreconocerse. Para sostener sus enredos, parodias y bufonadas, nuestro autor despliega con arte y conocimiento una variada gama de procedimientos metateatrales. El trabajo se basa en el análisis de las comedias: Donde hay agravios no hay celos; Obligados y ofendidos; Lo que son mujeres; Entre bobos anda el juego; y Abre el ojo, seleccionadas en razón de su género y contenido metateatral.
Resumo:
El universo mítico de las amazonas ocupó la mente de viajeros y conquistadores durante la Edad Media y el Renacimiento; la historia sobre la existencia de estas mujeres pobló las páginas de los relatos sobre el Nuevo Mundo que imaginariamente y en el comienzo, iba construyéndose sobre el Viejo. Un pueblo de hembras cuyo origen se remontaba a Asia Menor, que combatía masculinamente y privilegiaba la descendencia femenina aparecía en las mirabilia que se propusieron hallar los europeos en América. La literatura caballeresca también sucumbió a los encantos de este mito, en primer lugar, con Garci Rodríguez de Montalvo en las Sergas de Esplandián, quien posiblemente en el momento de la escritura habría oído los relatos de Colón sobre las mujeres guerreras. Si bien el refundidor de Amadís de Gaula y autor de las hazañas de su hijo fue el primero, no fue el único. ¿Qué función tuvieron las amazonas en esta literatura? ¿Cómo conjugaron su espíritu guerrero con la esencia bélica de los caballeros andantes? Interrogantes que tendrán en este trabajo una respuesta aproximada, pero que también pretenden abrir un camino hacia la investigación sobre los mitos que, de alguna manera, unieron culturalmente a Europa y América.
Resumo:
En occidente, el verdadero elogio del trabajo comienza con Hesíodo en Los trabajos y los días. Han transcurrido al menos dos siglos y ya han quedado a un lado los temas clásicos de Homero. El culto del heroísmo, la nobleza del coraje, la gloria en la batalla, la honra de morir en el combate, todavía están vigentes, por supuesto; pero la joven cultura griega ya se ha abierto camino, ha definido algunas de sus fronteras y ahora, Grecia exige de sus habitantes una vida de trabajo. El poema didáctico y campesino de Hesíodo viene a decir, después de Homero, que no sólo de heroísmo vive el hombre o, lo que es aún mejor, que elheroísmo no se encuentra únicamente en los ruidosos combates de los caballeros nobles frente a Troya. También es heroica la lucha tenaz y silenciosa de los trabajadores con la dura tierra. En este sentido, sitúa en lo más alto la estimación del trabajo. Se trata de la areté del trabajador y, su contraparte, la condena de la pereza: Por otra parte, la Odisea de Homero es una hermosa metáfora del retorno de la conciencia occidental sobre sí misma. Las aventuras de Odiseo son, en este sentido, las peligrosas tentaciones que pueden desviar al sujeto de su lógica. Y, como los héroes de todas las novelas que le siguieron, Odiseo se abandona una y otra vez a las aventuras; se deja llevar, se zambulle, se pierde en ellas para reencontrarse. Si se trata de las toxicomanías, la aventura que nos interesa es una de las primeras de la Odisea, el encuentro del héroe con los lotófagos, los comedores de la flor de loto. Aquellos que prueban ese 'florido manjar' están perdidos. Para Hegel, son los animales quienes están fijados a una repetición sin cambio. Puesto que no pueden hacer otra cosa con el objeto que consumirlo directamente, están condenados a lo mismo. La sabiduría humana, en cambio, se encuentra en rechazar la inmediatez; esto es lo que lo hace hombre: el hecho de poder inhibir ese movimiento, poder rechazar el consumo directo del objeto y hacerlo entrar en la dialéctica del intercambio. A diferencia de la joven cultura griega, nuestra época de vieja cultura frita se inclina, cada vez más, por el consumo y, cada vez menos, por la ciudadanía. Cada vez más consumidores y menos ciudadanos, que son tiempos oscuros los nuestros y la felicidad se encuentra en una lata de gaseosa y no en el ágora discutiendo una política pública y mucho menos laborando la tierra. Hoy, más que antes, la cultura exige de nosotros el consumo, y su atontamiento, que hay que comprar un nuevo tacho de basura aunque el viejo tacho, todavía funcione! Es por eso que las toxicomanías se ofrecen como el símbolo privilegiado de nuestra época. En ellas, se lleva hasta las últimas consecuencias un rasgo común de nuestro siglo: el consumo. El toxicómano, desde este punto de vista, es un verdadero fundamentalista del mercado: se ha tomado muy en serio el slogan de que la felicidad se encuentra en los objetos que podemos incorporar. Sean lavarropas automáticos, detergentes biodegradables, pieles de zorros, cocaína o diacepam, solo se trata de ampliar el número de consumidores. Más allá del trabajo, cada vez más alienado de nuestra globalización, pero también más allá de la pereza del consumo directo y tosco de los objetos que la cultura de hoy nos propone, la obra freudiana pareciera disponer de ciertas claves para pensar la felicidad
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El capítulo 18 de 1615 muestra las voluminosas imágenes en madera de cuatro caballeros santos, que reciben, cada uno, la exégesis correspondiente. Esta serie, visible en cuanto representativa, se corresponde con un verdadero florilegio oculto. Hemos hablado en otros trabajos del hilván de Magdalenas, de san Patricio, de las Pietà, y también de los misterios del rosario. Esta vez, tres santos Tomás, santo Tomás apóstol, Tomás de Cantorbery y santo Tomás de Aquino, todos ellos innombrados, nos permiten interpretar el recorrido heroico y poético de los protagonistas, don Quijote y Sancho.
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En el proceso de constitución de la caballería medieval es inevitable hablar de la formación de la clase de poder y la estructuración del feudalismo. Pero la insuficiencia de esta perspectiva se revela ante el caso particular de Castilla y León, para el cual deben considerarse dos estamentos diferenciados: los infanzones, asimilados a la última escala de la clase feudal y los caballeros villanos, privados de poder de mando propio y sin vínculos personales de vasallaje. Al criterio de que el enriquecimiento fue un presupuesto del poder se opone otro, que se explorará en esta contribución, que enfatiza los mecanismos de subordinación política de los campesinos para dar cuenta de la génesis del sistema. Las evoluciones se cumplían con distintas cronologías en cada localidad, imagen que difiere de la que brindaron los autores que afirmaban la llamada "mutación feudal" (un cambio sincrónico en toda una región que se habría verificado en un tiempo muy corto hacia el año mil, producido por un desmembramiento de las soberanías políticas). Los documentos de Castilla y León indican que los cambios fueron lentos y muy desiguales en cada lugar. Así, pues, en la Extremadura Histórica la caballería surgió de una comunidad campesina. En cuanto a la condición social del Cid, se puede afirmar que Rodrigo Díaz, como otros infanzones, estaba al servicio de su señor en una relación personal de vasallaje. Esa dependencia honorable (que, sin embargo, podía interrumpirse) era la base para recibir feudos que se sumaban al patrimonio propio.
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El artículo replantea bajo otra luz la proximidad del Cantar de mio Cid a ciertos hechos históricos de su tiempo, tomando en consideración un concepto político central en el texto que, de alguna forma, aflora en relación con las revueltas burguesas del siglo xii: el concepto de señor natural, que aparece cinco veces a lo largo del poema. Lo que sugiere la aparición del término, en documentos a comienzos del siglo XII, es que el concepto de señor natural se desarrolló en el marco de las revueltas burguesas (con las que Molho y Catalán ligan el espacio del Cantar, aunque justamente representa una posición política contraria a la de los burgueses y caballeros pardos), como un mecanismo para defender la legitimidad del rey y desposeer las aspiraciones de los sublevados. En el Cantar, la función de la idea de señor natural apunta a la sustitución de un orden previo, dominado exclusivamente por el vasallaje, por uno nuevo en el que tal idea se nivela con la de naturaleza, y propicia una mayor justicia social. La naturaleza, vista ahora como fundamento de la organización política, permite al Cid recuperar su posición en la corte y evita que sea meramente un príncipe independiente.
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Los primeros trabajos de Jacques Le Goff, sobre mercaderes, banqueros e intelectuales de la Edad Media, presentan cualidades que anuncian su desarrollo posterior: débil teoría económica y mayor desarrollo sobre historia de las ideas. A partir de 1964, con la publicación de La civilización del occidente medieval, se produce un cambio. Ese cambio se inscribe en una nueva orientación general de la escuela de Annales: el estudio de las mentalidades. Le Goff pretende realizar un análisis de la mentalidad del hombre medieval. Su estudio se basa principalmente en textos eruditos eclesiásticos. Se demuestra en este artículo que ese tipo de fuentes permiten acceder a la mentalidad de la parte sacerdotal de la clase de poder. De manera secundaria, Le Goff estudió fuentes literarias que permiten acercarse a la mentalidad de los caballeros. Para el análisis de los campesinos y de distintos sectores subalternos se necesitarían otro tipo de fuentes que nunca fueron utilizadas por Le Goff. Este análisis mantiene algunas semejanzas con el materialismo histórico, pero también tiene profundas diferencias con la doctrina de Marx. En base a esto se determina el alcance del legado de Le Goff
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En el proceso de constitución de la caballería medieval es inevitable hablar de la formación de la clase de poder y la estructuración del feudalismo. Pero la insuficiencia de esta perspectiva se revela ante el caso particular de Castilla y León, para el cual deben considerarse dos estamentos diferenciados: los infanzones, asimilados a la última escala de la clase feudal y los caballeros villanos, privados de poder de mando propio y sin vínculos personales de vasallaje. Al criterio de que el enriquecimiento fue un presupuesto del poder se opone otro, que se explorará en esta contribución, que enfatiza los mecanismos de subordinación política de los campesinos para dar cuenta de la génesis del sistema. Las evoluciones se cumplían con distintas cronologías en cada localidad, imagen que difiere de la que brindaron los autores que afirmaban la llamada "mutación feudal" (un cambio sincrónico en toda una región que se habría verificado en un tiempo muy corto hacia el año mil, producido por un desmembramiento de las soberanías políticas). Los documentos de Castilla y León indican que los cambios fueron lentos y muy desiguales en cada lugar. Así, pues, en la Extremadura Histórica la caballería surgió de una comunidad campesina. En cuanto a la condición social del Cid, se puede afirmar que Rodrigo Díaz, como otros infanzones, estaba al servicio de su señor en una relación personal de vasallaje. Esa dependencia honorable (que, sin embargo, podía interrumpirse) era la base para recibir feudos que se sumaban al patrimonio propio.
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El artículo replantea bajo otra luz la proximidad del Cantar de mio Cid a ciertos hechos históricos de su tiempo, tomando en consideración un concepto político central en el texto que, de alguna forma, aflora en relación con las revueltas burguesas del siglo xii: el concepto de señor natural, que aparece cinco veces a lo largo del poema. Lo que sugiere la aparición del término, en documentos a comienzos del siglo XII, es que el concepto de señor natural se desarrolló en el marco de las revueltas burguesas (con las que Molho y Catalán ligan el espacio del Cantar, aunque justamente representa una posición política contraria a la de los burgueses y caballeros pardos), como un mecanismo para defender la legitimidad del rey y desposeer las aspiraciones de los sublevados. En el Cantar, la función de la idea de señor natural apunta a la sustitución de un orden previo, dominado exclusivamente por el vasallaje, por uno nuevo en el que tal idea se nivela con la de naturaleza, y propicia una mayor justicia social. La naturaleza, vista ahora como fundamento de la organización política, permite al Cid recuperar su posición en la corte y evita que sea meramente un príncipe independiente.
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Los primeros trabajos de Jacques Le Goff, sobre mercaderes, banqueros e intelectuales de la Edad Media, presentan cualidades que anuncian su desarrollo posterior: débil teoría económica y mayor desarrollo sobre historia de las ideas. A partir de 1964, con la publicación de La civilización del occidente medieval, se produce un cambio. Ese cambio se inscribe en una nueva orientación general de la escuela de Annales: el estudio de las mentalidades. Le Goff pretende realizar un análisis de la mentalidad del hombre medieval. Su estudio se basa principalmente en textos eruditos eclesiásticos. Se demuestra en este artículo que ese tipo de fuentes permiten acceder a la mentalidad de la parte sacerdotal de la clase de poder. De manera secundaria, Le Goff estudió fuentes literarias que permiten acercarse a la mentalidad de los caballeros. Para el análisis de los campesinos y de distintos sectores subalternos se necesitarían otro tipo de fuentes que nunca fueron utilizadas por Le Goff. Este análisis mantiene algunas semejanzas con el materialismo histórico, pero también tiene profundas diferencias con la doctrina de Marx. En base a esto se determina el alcance del legado de Le Goff
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El siguiente trabajo fue realizado en base a datos estadísticos obtenidos por el equipo de Primera División del Club Estudiantes de La Plata rama caballeros, quien compitió a lo largo del 2012 en el torneo de Primera División organizado por la Federación Metropolitana de Voleibol, logrando el ascenso a División de Honor. En dicho trabajo se plantea un modelo de juego basado en datos estadísticos a alcanzar por los jugadores dependiendo de su rol en el equipo y el gesto técnico a realizar
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La comedia del Barroco español tiene como rasgo característico una dialéctica que va del ciclo de Lope de Vega, reconocible por su costumbrismo y lances de capa y espada, al ciclo de Calderón de la Barca, con su típico costumbrismo de hidalgos y caballeros. Tal es el marco, en sus trazos más gruesos, en el que Rojas Zorrilla, en su intento por hacerse un lugar en el teatro español, consigue una reconocible diferenciación a partir de sus comedias de figurón, en las que, además de definir un género y personaje arquetípico, expone una lograda parodia de las ya por entonces previsibles tramas y desenlaces de las comedias de capa y espada, así como del canónico amor, honor y poder calderoniano. Sirviéndole, también, para eludir las trampas del acendrado costumbrismo de su época, le permiten -poética mediante- mostrar vívidamente el cínico sensualismo urbano que, sin distinción de género, iguala a damas, caballeros y plebeyos. Rojas exhibe su obra ante una audiencia calificada ?la corte? a la que su sensibilidad estética y sentido de la realidad le permiten apreciarla y autorreconocerse. Para sostener sus enredos, parodias y bufonadas, nuestro autor despliega con arte y conocimiento una variada gama de procedimientos metateatrales. El trabajo se basa en el análisis de las comedias: Donde hay agravios no hay celos; Obligados y ofendidos; Lo que son mujeres; Entre bobos anda el juego; y Abre el ojo, seleccionadas en razón de su género y contenido metateatral.
Resumo:
El universo mítico de las amazonas ocupó la mente de viajeros y conquistadores durante la Edad Media y el Renacimiento; la historia sobre la existencia de estas mujeres pobló las páginas de los relatos sobre el Nuevo Mundo que imaginariamente y en el comienzo, iba construyéndose sobre el Viejo. Un pueblo de hembras cuyo origen se remontaba a Asia Menor, que combatía masculinamente y privilegiaba la descendencia femenina aparecía en las mirabilia que se propusieron hallar los europeos en América. La literatura caballeresca también sucumbió a los encantos de este mito, en primer lugar, con Garci Rodríguez de Montalvo en las Sergas de Esplandián, quien posiblemente en el momento de la escritura habría oído los relatos de Colón sobre las mujeres guerreras. Si bien el refundidor de Amadís de Gaula y autor de las hazañas de su hijo fue el primero, no fue el único. ¿Qué función tuvieron las amazonas en esta literatura? ¿Cómo conjugaron su espíritu guerrero con la esencia bélica de los caballeros andantes? Interrogantes que tendrán en este trabajo una respuesta aproximada, pero que también pretenden abrir un camino hacia la investigación sobre los mitos que, de alguna manera, unieron culturalmente a Europa y América.
Resumo:
En occidente, el verdadero elogio del trabajo comienza con Hesíodo en Los trabajos y los días. Han transcurrido al menos dos siglos y ya han quedado a un lado los temas clásicos de Homero. El culto del heroísmo, la nobleza del coraje, la gloria en la batalla, la honra de morir en el combate, todavía están vigentes, por supuesto; pero la joven cultura griega ya se ha abierto camino, ha definido algunas de sus fronteras y ahora, Grecia exige de sus habitantes una vida de trabajo. El poema didáctico y campesino de Hesíodo viene a decir, después de Homero, que no sólo de heroísmo vive el hombre o, lo que es aún mejor, que elheroísmo no se encuentra únicamente en los ruidosos combates de los caballeros nobles frente a Troya. También es heroica la lucha tenaz y silenciosa de los trabajadores con la dura tierra. En este sentido, sitúa en lo más alto la estimación del trabajo. Se trata de la areté del trabajador y, su contraparte, la condena de la pereza: Por otra parte, la Odisea de Homero es una hermosa metáfora del retorno de la conciencia occidental sobre sí misma. Las aventuras de Odiseo son, en este sentido, las peligrosas tentaciones que pueden desviar al sujeto de su lógica. Y, como los héroes de todas las novelas que le siguieron, Odiseo se abandona una y otra vez a las aventuras; se deja llevar, se zambulle, se pierde en ellas para reencontrarse. Si se trata de las toxicomanías, la aventura que nos interesa es una de las primeras de la Odisea, el encuentro del héroe con los lotófagos, los comedores de la flor de loto. Aquellos que prueban ese 'florido manjar' están perdidos. Para Hegel, son los animales quienes están fijados a una repetición sin cambio. Puesto que no pueden hacer otra cosa con el objeto que consumirlo directamente, están condenados a lo mismo. La sabiduría humana, en cambio, se encuentra en rechazar la inmediatez; esto es lo que lo hace hombre: el hecho de poder inhibir ese movimiento, poder rechazar el consumo directo del objeto y hacerlo entrar en la dialéctica del intercambio. A diferencia de la joven cultura griega, nuestra época de vieja cultura frita se inclina, cada vez más, por el consumo y, cada vez menos, por la ciudadanía. Cada vez más consumidores y menos ciudadanos, que son tiempos oscuros los nuestros y la felicidad se encuentra en una lata de gaseosa y no en el ágora discutiendo una política pública y mucho menos laborando la tierra. Hoy, más que antes, la cultura exige de nosotros el consumo, y su atontamiento, que hay que comprar un nuevo tacho de basura aunque el viejo tacho, todavía funcione! Es por eso que las toxicomanías se ofrecen como el símbolo privilegiado de nuestra época. En ellas, se lleva hasta las últimas consecuencias un rasgo común de nuestro siglo: el consumo. El toxicómano, desde este punto de vista, es un verdadero fundamentalista del mercado: se ha tomado muy en serio el slogan de que la felicidad se encuentra en los objetos que podemos incorporar. Sean lavarropas automáticos, detergentes biodegradables, pieles de zorros, cocaína o diacepam, solo se trata de ampliar el número de consumidores. Más allá del trabajo, cada vez más alienado de nuestra globalización, pero también más allá de la pereza del consumo directo y tosco de los objetos que la cultura de hoy nos propone, la obra freudiana pareciera disponer de ciertas claves para pensar la felicidad