316 resultados para Betic Cordillera
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Ecuador está a las puertas de la minería a gran escala, después de seis años de una fase de exploración intensa. Sin haber empezado la etapa de explotación, se han creado varios conflictos socioambientales alrededor de los recursos naturales, entre la sociedad civil, el gobierno y las empresas transnacionales. En este ensayo examinaré dos casos de estudio en detalle. Son los proyectos más cercanos de la fase de exploración y los que han creado mayores conflictos socioambientales alrededor de ellos: 1) El caso de Quimsacocha, es un proyecto minero que busca explotar un yacimiento de oro a través de una mina a nivel subterráneo por parte de la empresa canadiense IAMGOLD, en el páramo, de la Provincia del Azuay. 2) El caso de “El Mirador”, una propuesta de explotación de un yacimiento de cobre, a cielo abierto, de la empresa canadiense “Corriente Resources”, en la Cordillera del Cóndor, en la frontera con el Perú. Este ensayo analiza ambos casos dentro del marco teórico de los conflictos socioambientales, y pregunta si los programas de responsabilidad social corporativos de las empresas mineras son suficientes para reducir los conflictos entre la sociedad civil y las empresas transnacionales por el control de recursos naturales, o si es necesaria una fuerte presencia del gobierno nacional.
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La región subtropical de Íntag alberga formaciones del bosque nublado de las estribaciones de la cordillera occidental en Ecuador, con un grado intermedio de intervención humana. Su densidad poblacional es baja y la agricultura de subsistencia ha sido la principal actividad económica, con mínima diversificación. La región deberá optar entre dos opciones excluyentes de desarrollo. La primera se basa en el ecoturismo, agricultura familiar e hidroelectricidad, mientras la segunda se articula sobre la minería de cobre a cielo abierto. Para facilitar la toma de decisiones sobre el desarrollo de la región se han elaborado dos escenarios sobre un intervalo futuro de 25 años, para un posterior estudio multicriterial. El primero se fundamenta en el turismo ecológico y la agricultura familiar, integrada a comercio justo, con agroforestería. El segundo se articula en torno a la explotación de los yacimientos de cobre a cielo abierto. El análisis muestra que el turismo de naturaleza y la agricultura de bajo impacto ambiental conducen a un desarrollo más equitativo e incluyente, con ventajas en generación de empleo productivo y sustentabilidad. La alternativa minera, en contraste, tiene una limitada generación de empleo local y una articulación reducida con región, durando únicamente un período aproximado de 18 años. Posteriormente la economía regional sufrirá una severa falta de oportunidades, agravada por los impactos ambientales de la minería y la deforestación. La inversión local de una parte de las regalías mineras no equilibra las diferencias entre los escenarios.
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El Ecuador tiene un enorme potencial no utilizado en energías renovables, debido a factores como su ubicación sobre la línea ecuatorial, que le permite recibir la máxima energía solar por unidad de superficie, su elevada pluviosidad y la cordillera de los Andes, que le proporcionan considerables recursos hidroeléctricos y geotérmicos. Como resultado de la relativa abundancia de petróleo a partir de 1972 y de la crisis de la deuda iniciada en 1982, el desarrollo de energías renovables en el país ha sido discontinuo, insuficiente, y se ha concentrado en grandes proyectos hidroeléctricos, que en algunos casos han sufrido serias deficiencias. La transición energética hacia la adopción de fuentes renovables de energía es una necesidad estratégica en el Ecuador, debido principalmente al progresivo agotamiento de las reservas de petróleo, que difícilmente permitirán mantener las exportaciones por más de 20 años. El desarrollo de energías renovables se justifica también por los impactos negativos de la extracción petrolera tanto sobre la biodiversidad, que constituye la principal riqueza perdurable del país, como sobre el cambio climático, que es la principal amenaza para la sustentabilidad global en el presente siglo. Este artículo presenta el potencial, los alcances y limitaciones de la transición energética en el Ecuador hacia una sociedad post-petrolera.
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La región subtropical de Íntag alberga formaciones del bosque nublado de las estribaciones de la cordillera occidental en Ecuador, con un grado intermedio de intervención humana. Su densidad poblacional es baja y la agricultura de subsistencia ha sido la principal actividad económica, con mínima diversificación. La región deberá optar entre dos opciones excluyentes de desarrollo. La primera se basa en el ecoturismo, agricultura familiar e hidroelectricidad, mientras la segunda se articula sobre la minería de cobre a cielo abierto. Para facilitar la toma de decisiones sobre el desarrollo de la región se han elaborado dos escenarios sobre un intervalo futuro de 25 años, para un posterior estudio multicriterial. El primero se fundamenta en el turismo ecológico y la agricultura familiar, integrada a comercio justo, con agroforestería. El segundo se articula en torno a la explotación de los yacimientos de cobre a cielo abierto. El análisis muestra que el turismo de naturaleza y la agricultura de bajo impacto ambiental conducen a un desarrollo más equitativo e incluyente, con ventajas en generación de empleo productivo y sustentabilidad. La alternativa minera, en contraste, tiene una limitada generación de empleo local y una articulación reducida con región, durando únicamente un período aproximado de 18 años. Posteriormente la economía regional sufrirá una severa falta de oportunidades, agravada por los impactos ambientales de la minería y la deforestación. La inversión local de una parte de las regalías mineras no equilibra las diferencias entre los escenarios.
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En Colombia se expresa a cabalidad la tendencia mundial: se están ampliando las fronteras petroleras, pues las reservas de crudo convencional han disminuido. La expansión de la exploración y de la explotación hidrocarburífera en el país se expresa hoy en el cubrimiento de casi toda la geografía nacional con bloques petroleros y en un hecho sobresaliente: la incursión de esta industria en las altas montañas (cordillera de Los Andes), en donde hasta épocas recientes se había privilegiado la producción campesina. Así se observa, por ejemplo, en el altiplano cundiboyacense, donde ya existen bloques para la búsqueda de crudos no convencionales. Los artífices de esa situación son los últimos dos gobiernos, que en las conocidas y periódicas rondas petroleras han subastado bloques petroleros y han impulsado, con la conducción de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, una agresiva campaña de adjudicación de los mismos. Comunidades con fuerte arraigo campesino, ajenas a esta actividad, reaccionan con solo notar la presencia de las empresas en su territorio, por los graves impactos que comienzan a tener desde que empieza a crearse el ambiente exploratorio.
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En el contexto global, los países del norte y del sur han implementado diversos modelos de desarrollo para lograr el crecimiento de sus economías, siendo la tendencia de la región latinoamericana, aprovechar su riqueza natural para impulsar modelos extractivistas. La contraposición entre el modelo extractivista y el desarrollo sustentable, se pone de manifiesto en las acciones que han emprendido los Estados, orientadas a la explotación de los recursos naturales sin considerar los límites de la naturaleza y de la sociedad. Los consecuentes impactos ambientales y sociales resultantes de la actividad extractiva minera, han desembocado en conflictos socioambientales, evidenciándose la incapacidad de respuestas asertivas por parte del aparato estatal, a las demandas sociales de la población. Complementariamente, las actividades mineras al estar reguladas por una normativa débil y permisiva, han facilitado a las empresas mineras la ejecución de proyectos mineros. A fin de aportar elementos para el análisis, en la presente investigación se revisa el proyecto minero Llurimagua, ubicado en la cordillera de Toisán; destacándose cómo la institucionalidad estatal relacionada con la actividad minera brinda las facilidades para la gestión de estos proyectos, que mayoritariamente favorecen a los intereses empresariales; así como, la alta conflictividad generada a causa de los impactos ambientales y sociales derivados de la actividad minera. En el proyecto Llurimagua, se describe la problemática de la resistencia minera de la zona de Intag, en los ámbitos institucionales y normativos, considerando para el análisis aspectos ambientales, sociales y económicos; se identifican los actores involucrados y el rol que han jugado en el proyecto, poniendo énfasis en el aparato estatal en sus distintos niveles de gobierno. Adicionalmente, se han identificado los impactos sociales y ambientales que desde el inicio de la actividad minera se han generado en la zona, y se ha efectuado una aproximación de los potenciales impactos ambientales y sociales que pueden resultar de la exploración avanzada, en curso.
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We used Little Ice Age (LIA) trimlines and moraines to assess changes in South American glaciers over the last ∼140 years. We determined the extent and length of 640 glaciers during the LIA (∼ AD 1870) and 626 glaciers (the remainder having entirely disappeared) in 1986, 2001 and 2011. The calculated reduction in glacierized area between the LIA and 2011 is 4131 km2 (15.4%), with 660 km2 (14.2%) being lost from the Northern Patagonia Icefield (NPI), 1643 km2 (11.4%) from the Southern Patagonia Icefield (SPI) and 306 km2 (14.4%) from Cordillera Darwin. Latitude, size and terminal environment (calving or land-terminating) exert the greatest control on rates of shrinkage. Small, northerly, land-terminating glaciers shrank fastest. Annual rates of area loss increased dramatically after 2001 for mountain glaciers north of 52° S and the large icefields, with the NPI and SPI now shrinking at 9.4 km2 a–1 (0.23% a–1) and 20.5 km2 a–1 (0.15% a–1) respectively. The shrinkage of glaciers between 52° S and 54° S accelerated after 1986, and rates of shrinkage from 1986 to 2011 remained steady. Icefield outlet glaciers, isolated glaciers and ice caps south of 54° S shrank faster from 1986 to 2001 than they did from 2001 to 2011.
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P>Estimates of effective elastic thickness (T(e)) for the western portion of the South American Plate using, independently, forward flexural modelling and coherence analysis, suggest different thermomechanical properties for the same continental lithosphere. We present a review of these T(e) estimates and carry out a critical reappraisal using a common methodology of 3-D finite element method to solve a differential equation for the bending of a thin elastic plate. The finite element flexural model incorporates lateral variations of T(e) and the Andes topography as the load. Three T(e) maps for the entire Andes were analysed: Stewart & Watts (1997), Tassara et al. (2007) and Perez-Gussinye et al. (2007). The predicted flexural deformation obtained for each T(e) map was compared with the depth to the base of the foreland basin sequence. Likewise, the gravity effect of flexurally induced crust-mantle deformation was compared with the observed Bouguer gravity. T(e) estimates using forward flexural modelling by Stewart & Watts (1997) better predict the geological and gravity data for most of the Andean system, particularly in the Central Andes, where T(e) ranges from greater than 70 km in the sub-Andes to less than 15 km under the Andes Cordillera. The misfit between the calculated and observed foreland basin subsidence and the gravity anomaly for the Maranon basin in Peru and the Bermejo basin in Argentina, regardless of the assumed T(e) map, may be due to a dynamic topography component associated with the shallow subduction of the Nazca Plate beneath the Andes at these latitudes.
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In a recent study we found that crania from South Amerindian populations on each side of the Andes differ significantly in terms of craniofacial shape. Western populations formed one morphological group, distributed continuously over 14,000 km from the Fuegian archipelago (southern Chile) to the Zulia region (northwestern Venezuela). Easterners formed another group, distributed from the Atlantic Coast up to the eastern foothills of the Andes. This differentiation is further supported by several genetic studies, and indirectly by ecological and archaeological studies. Some authors suggest that this dual biological pattern is consistent with differential rates of gene flow and genetic drift operating on both sides of the Cordillera due to historical reasons. Here we show that such East-West patterning is also observable in North America. We suggest that the ""ecological zones model"" proposed by Dixon, explaining the spread of the early Americans along a Pacific dispersal corridor, combined with the evolution of different population dynamics in both regions, is the most parsimonious mechanism to explain the observed patterns of within- and between-group craniofacial variability. (c) 2007 Elsevier Ltd. All rights reserved.
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The basement in the `Altiplano` high plateau of the Andes of northern Chile mostly consists of late Paleozoic to Early Triassic felsic igneous rocks (Collahuasi Group) that were emplaced and extruded along the western margin of the Gondwana supercontinent. This igneous Suite crops out in the Collalluasi area and forms the backbone of most of the high Andes from latitude 20 degrees to 22 degrees S. Rocks of the Collahuasi Group and correlative formations form art extensive belt of volcanic and subvolcanic rocks throughout the main Andes of Chile, the Frontal Cordillera of Argentina (Choiyoi Group or Choiyoi Granite-Rhyolite Province), and the Eastern Cordillera of Peru. Thirteen new SHRIMP U-Pb zircon ages from the Collahuasi area document a bimodal timing for magnatism, with a dominant peak at about 300 Ma and a less significant one at 244 Ma. Copper-Mo porphyry mineralization is related to the younger igneous event. Initial Hf isotopic ratios for the similar to 300 Ma zircons range from about -2 to +6 indicating that the magmas incorporated components with a significant crustal residence time. The 244 Ma magmas were derived from a less enriched source, with the initial HT values ranging from +2 to +6, suggestive of a mixture with a more depleted component. Limited whole rock (144)Nd/(143)Nd and (87)Sr/(86)Sr isotopic ratios further support the likelihood that the Collahuasi Group magmatism incorporated significant older crustal components, or at least a mixture of crustal sources with more and less evolved isotopic signatures. (C) 2007 International Association for Gondwana Research. Published by Elsevier B.V. All rights reserved.
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We report 6 K-Ar ages and paleomagnetic data from 28 sites collected in Jurassic, Lower Cretaceous and Paleocene rocks of the Santa Marta massif, to test previous hypothesis of rotations and translations of this massif, whose rock assemblage differs from other basement-cored ranges adjacent to the Guyana margin. Three magnetic components were identified in this study. A first component has a direction parallel to the present magnetic field and was uncovered in all units (D 352, I = 25.6, k = 57.35, a95 = 5.3, N = 12). A second component was isolated in Cretaceous limestone and Jurassic volcaniclastic rocks (D = 8.8, I = 8.3, k = 24.71, a95 = 13.7, N = 6), and it was interpreted as of Early Cretaceous age. In Jurassic sites with this component, Early Cretaceous K-Ar ages obtained from this and previous studies are interpreted as reset ages. The third component was uncovered in eight sites of Jurassic volcaniclastic rocks, and its direction indicates negative shallow to moderate inclinations and northeastward declinations. K-Ar ages in these sites are of Early (196.5 +/- 4.9 Ma) to early Late Jurassic age (156.6 +/- 8.9 Ma). Due to local structural complexity and too few Cretaceous outcrops to perform a reliable unconformity test, we only used two sites with (1) K-Ar ages, (2) less structural complexity, and (3) reliable structural data for Jurassic and Cretaceous rocks. The mean direction of the Jurassic component is (D = 20.4, I = -18.2, k = 46.9, a95 = 5.1, n = 18 specimens from two sites). These paleomagnetic data support previous models of northward along-margin translations of Grenvillian-cored massifs. Additionally, clockwise vertical-axis rotation of this massif, with respect to the stable craton, is also documented; the sense of rotation is similar to that proposed for the Perija Range and other ranges of the southern Caribbean margin. More data is needed to confirm the magnitudes of rotations and translations. (C) 2009 Elsevier Ltd. All rights reserved.
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A paleomagnetic study was carried out on the Late Jurassic Sarmiento Ophiolitic Complex (SOC) exposed in the Magallanes fold and thrust belt in the southern Patagonian Andes (southern Chile). This complex, mainly consisting of a thick succession of pillow-lavas, sheeted dikes and gabbros, is a seafloor remnant of the Late Jurassic to Early Cretaceous Rocas Verdes basin that developed along the south-western margin of South America. Stepwise thermal and alternating field demagnetization permitted the isolation of a post-folding characteristic remanence, apparently carried by fine grain (SD?) magnetite, both in the pillow-lavas and dikes. The mean ""in situ"" direction for the SOC is Dec: 286.9 degrees, Inc: -58.5 degrees, alpha-95: 6.9 degrees, N: 11 (sites). Rock magnetic properties, petrography and whole-rock K-Ar ages in the same rocks are interpreted as evidence of correlation between remanence acquisition and a greenschist facies metamorphic overprint that must have occurred during latest stages or after closure and tectonic inversion of the basin in the Late Cretaceous. The mean remanence direction is anomalous relative to the expected Late Cretaceous direction from stable South America. Particularly, a declination anomaly over 50 degrees is suggestively similar to paleomagnetically interpreted counter clockwise rotations found in thrust slices of the Jurassic El Quemado Fm. located over 100 km north of the study area in Argentina. Nevertheless, a significant ccw rotation of the whole SOC is difficult to reconcile with geologic evidence and paleogeographic models that suggest a narrow back-arc basin sub-parallel to the continental margin. A rigid-body 30 degrees westward tilting of the SOC block around a horizontal axis trending NNW, is considered a much simpler explanation, being consistent with geologic evidence. This may have occurred as a consequence of inverse reactivation of old normal faults, which limit both the SOC exposures and the Cordillera Sarmiento to the East. The age of tilting is unknown but it must postdate remanence acquisition in the Late Cretaceous. Two major orogenic events of the southern Patagonian Andes, in the Eocene (ca. 42 Ma) and Middle Miocene (ca. 12 Ma), respectively, could have caused the proposed tilting. (C) 2008 Elsevier B.V. All rights reserved.
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Incluye Bibliografía
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Construir la infraestructura y luego operar un ferrocarril que parta desde la costa del Pacífico de Sudamérica y que, a pocas decenas de kilómetros al interior, deba escalar los cerca de 4 000 metros sobre el nivel del mar por la Cordillera de los Andes, siempre ha presentado desafíos, tanto para los ingenieros civiles responsables de la construcción de las vías, como para los gerentes encargados de la operación de los trenes.A mediados de 2001, debido a la adversidad climática de los últimos tiempos, se encuentran paralizados los servicios de dos de los cuatro ferrocarriles transandinos que funcionaban hace veinte años, y un tercero se encuentra inoperante, por problemas institucionales. Sin embargo, dos de los tres ferrocarriles actualmente desactivados podrían volver a prestar servicios en el corto plazo y, además, es dable vislumbrar la construcción de un nuevo ferrocarril transandino, que cruzaría la Cordillera de los Andes más al sur del Continente, a una altitud inferior a 1 750 metros sobre el nivel del mar.