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Resumo:
A principios de la década de los 80' la ciudad de Málaga, con un centro histórico totalmente degradado, y un puerto, aún sin hacer frente a la demanda de contenedores y cruceros, deciden embaucarse en el desarrollo de un Plan Especial. Este plan permitiría por un lado que el puerto se modernizara y pudiera ser competitivo, liberando los muelles más próximos a la ciudad y adentrándose en el mar; y por otro lado que esos muelles liberados de actividad portuaria pudieran transformarse en terciario para la regeneración del centro histórico tal y como había ocurrido en Baltimore y otras tantas ciudades que habían adaptado ese modelo. Sin embargo, esto que en un principio parecía resolver los problemas de ambas realidades, dio lugar a más de 25 años de discusiones y propuestas distantes. Durante este largo periodo el Plan se quedó obsoleto. El tiempo de aprobación del Plan superó la previsión del mismo. Cuando llegaron a un acuerdo, tanto el puerto como la ciudad ya se habían desarrollado paralelamente, tanto en el tiempo como en el espacio, pero sin ninguna relación. Esto mismo se reflejaba en el Plan acordado que se limitaba a los muelles, sin relacionarse ni con la dársena ni con la ciudad. Sin embargo, a pesar de la discordancia, los ciudadanos han ido conquistando ambos terrenos, y aunque no existe ninguna continuidad física ni funcional, han sido ellos mismos los que han conseguido la integración del puerto-ciudad.
Resumo:
Diseñar y construir un robot acuático que destruya la presencia de larvas o pupas de mosquitos en contenedores de agua. Se construyó y se diseñó un robot con materiales reciclables construido con tubos de cañería PVC, lupa, sensores de luz y barrera, motor de fuente 110 v, resistencias, LCR, cargador 9 v y focos led, para que destruya larvas de mosquitos en un contenedor de agua. Como resultado hay una cero prevalencia de índice larvario porque el robot detecta presencia larvaria con sensores y rayos laser activándose automáticamente con el efecto de succión y destrucción larvas en su interior eliminándolas desechas al utilizar filtros de 10 micras y aspas metálicas, el robot se activa por cinco a diez minutos y se apaga automáticamente hasta esperar la alarma otra vez según disposición de larvas. Conclusión el uso del robot acuático en contenedores de agua no se encuentra índices larvarios, así como pupas, que puede ser utilizado como control antilarvario para el combate transmisor de Dengue, Zika, Chikungunya entre otros.
Design and build an aquatic robot to destroy the presence of larvae or pupae of mosquitoes in water containers. It was built and a robot with recyclables built with tubes pipe PVC, magnifier, light sensors and barrier, engine power 110 v, resistors, LCR, charger 9 vy spotlights led, to destroy mosquito larvae was designed in a container of water. As a result there is a zero prevalence Larval rate because the robot detects larval presence sensors and lasers automatically activated with the suction effect and larvae destruction their killing the inner cast off using filters of 10 microns and metal blades, the robot is activated by five to ten minutes to wait automatically turns off the alarm again available as larvae. Conclusion use water in water containers robot is not larval indices and pupae, which can be used as anti larval control for transmitter combat Dengue, Zika, Chikungunya among others.
Resumo:
El objetivo de esta tesis es trasladar la estética relacional que Nicolas Bourriaud [1998] aporta a la teoría del arte, en el contexto de las artes plásticas, al teatro, y formular una teoría del teatro relacional, en lo sucesivo TR. Además pretendemos demostrar con la descripción de varios ejemplos de TR que no estamos realizando una construcción teórica alejada de la práctica teatral contemporánea, sino que estamos teorizando sobre una forma escénica viva. Para la estética relacional lo “real” es relacional y cuestiona la formulación de lo que considera “real”, es decir, la manera en que están instituidas las relaciones entre los ciudadanos que son un mecanismo disciplinario para controlar, entre otras cosas, la manera en que se disponen los cuerpos en el espacio. La estética relacional se opone al dispositivo escénico hegemónico en el que unos construyen significados mientras otros observan, para construir comunidades, modos de existencia. La obra artística deja de ser un objeto monumental exhibido desde los grandes contenedores culturales para insertarse en el tejido del mundo concreto. No pretende por lo tanto buscar sentidos, ofrecer significaciones, sino liberarse de las subjetividades impuestas por el sistema de control, en el que participan los espacios culturales convencionales, para construir el acontecimiento de encontrarse en el mundo, de estar en circulación, de crear relaciones distintas a las instituidas por el sistema de control en el que vivimos. Esta estética trasladada al contexto escénico supone un revisionismo del teatro ya que cuestiona el dispositivo teatral convencional para proponer otras maneras de interacción en la realización escénica, otras teatralidades. Este nuevo dispositivo escénico participativo sería del todo ineficaz y se quedaría reducido a una cuestión estilística, si presenta realidades que no van más allá de implicaciones personales, psicológicas o sensoriales, hay muchas formas escénicas participativas que no son relacionales, ya que bajo la máscara de participación no cuestionan nada, más bien crean comunidades cálidas, en donde un grupo de individuos con los mismos intereses se reúnen para escenificar sus opiniones, Bishop [2004], o viajes sensoriales hacia los recuerdos ancestrales, o experiencias a modo de parques temáticos sobre algún tema, o utilizan a los espectadores en la construcción de la obra artística, Wrigh [2004] reproduciendo modelos de dominación, Foster [2003], etc...
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La constitución atómica de la materia está en la base de la química. Saber cómo se unen y cómo se separan los átomos es tener la clave de las transformaciones de la materia, que son el objeto de esta ciencia. Tendemos a imaginarnos a los átomos como pequeñas partículas, como bolitas, pero desde los años 1930 sabemos que no se puede entender su comportamiento microscópico mediante la física clásica. La mejor teoría que tenemos para este dominio es la mecánica cuántica, pero en ella la descripción más fundamental y completa de los sistemas no es a través de las variables clásicas, propias de las partículas, como la posición y el momento, sino de la función de onda. La función de onda es un objeto matemático que contiene toda la información del sistema. Sin embargo, ni extraer esa información ni interpretarla es sencillo, lo que supone una serie de problemas. Por ejemplo, casi noventa años después de su nacimiento la teoría cuántica apenas está presente en la enseñanza secundaria. Y el problema no afecta sólo al ámbito educativo. Por ejemplo, la química había desarrollado desde mediados del siglo XIX la teoría estructural, de enorme poder explicativo, que los químicos siguen empleando hoy en día. Además, si la función de onda de una partícula es un objeto extraño, la de un sistema de varias, como una molécula es, además, difícil de tratar matemáticamente. Pero la química necesitaba acceder a la estructura microscópica y a la reactividad de las moléculas... Mucho antes de que el avance de la computación pusiera a disposición de los químicos herramientas para resolver por la fuerza sus problemas, ya habían desarrollado modelos para incorporar la mecánica cuántica de forma relativamente sencilla a su arsenal y en esos modelos los protagonistas eran un tipo especial de funciones de onda, los orbitales. Los orbitales son funciones de onda de una sola partícula y por tanto mucho más sencillas de calcular e interpretar que las de los sistemas complejos. A cambio, no dan cuenta de todas las complejidades de una molécula, por ejemplo de las interacciones entre sus electrones. La química es una ciencia capaz de utilizar simultáneamente varios modelos diferentes e incluso contradictorios para cubrir su territorio y eso es lo que hizo, de más de una manera, con los orbitales, de origen cuántico, la teoría estructural clásica y los modelos semiclásicos del enlace a través de pares de electrones localizados. El resultado es un modelo híbrido y difícil de definir, pero eficaz, versátil, intuitivo, visualizable... y limitado, que se puede introducir incluso en niveles preuniversitarios. A pesar de eso, la enseñanza de los modelos cuánticos sigue siendo problemática. A los alumnos les resultan complicados y muchos expertos creen además que los confunden y mezclan con los clásicos. Se trata, pues de un problema abierto. Esta tesis tiene el propósito de dilucidar el papel de los orbitales en la educación química analizando casos de uso de sus representaciones gráficas, que son muy importantes en toda la química y aún más en estos modelos, que tienen un fuerte componente visual, analógico y metafórico. Los resultados de los análisis muestran una notable coherencia de uso de las imágenes de orbitales en enseñanza e investigación: En química los orbitales no son únicamente funciones matemáticas que se extienden por toda la molécula, sino también contenedores de electrones localizados que interaccionan por proximidad con transferencia de electrones Muchas veces estos modelos intuitivos se utilizan después de los cálculos cuánticos para interpretar los resultados en términos próximos a la química estructural. Aquí está la principal diferencia con los usos educativos: en la enseñanza, especialmente la introductoria, el modelo intuitivo tiende a ser el único que se usa.
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Cuando hablamos de Jaén inconscientemente la memoria nos lleva a un campo de olivar. Sin embargo, este monocultivo tan característico, no fue predominante hasta hace relativamente poco tiempo. El cereal prevalecía en el campo. Y su transformación, presente desde la historia antigua, ha generado apasionantes piezas arquitectónicas como molinos harineros o las evolucionadas fábricas de harina. La fabricación moderna de harina de trigo se inició en España durante las últimas décadas del siglo XIX, y experimentó un rápido y moderno crecimiento durante el primer tercio del s.XX hasta su declive, en los últimos años del mismo siglo. Pese a que la provincia de Jaén en un principio no se especializó en la industrialización de este cultivo, dos de las principales empresas harineras españolas según su capacidad productiva en 1976, se situaban en Linares ( “Marín Palomares” fue una de ellas, y se ubicaba donde hoy existe un gran centro comercial en pleno centro de la localidad) y una tercera estaba en Jaén ( “Sánchez Polaina”, proyectada por Juan Pemartín Calví y cuyos monumentales silos de hormigón fueron demolidos en 2006, ubicada en suelo industrial). En 1993 Jaén, fue la principal provincia harinera española por tamaño medio de capacidad productiva, seguida de Ávila, Baleares y Huesca, y desafortunadamente, en el 2000, la crisis financiera de sus dos principales empresas acabó quitándole el liderato. Con esta comunicación se pretende dar a conocer el interesantísimo patrimonio industrial harinero de esta provincia. Eran bellos los ejemplos arquitectónicos contenedores de estas industrias, desaparecidas en la actualidad. Cada una de ellas sufrió un devenir incierto, distinto, y quizás avivado por la posible especulación en su suelo, objeto de reflexión. Parece que se perdieron en la memoria de nuestros mayores como otros tantos espacios industriales. Sin embargo, la industria harinera no sólo tuvo representación en las grandes empresas. Otras de menor tamaño se instalaron por la provincia aunque son pocos los ejemplos que sobreviven, o mejor dicho, que se dejan morir, como la bella Fábrica de Harinas de Santa Clotilde, Sistema Daverio.