999 resultados para Teoría de la novela
Resumo:
En torno a 1912-1914, José Ortega y Gasset inicia una serie de reflexiones sobre las obras más recientes de Pío Baroja y Azorín, con el ánimo de llevar a cabo un análisis del proceso de regeneración de España. Las obras de Baroja y Azorín muestran, a los ojos de Ortega, dos modos distintos pero complementarios de entender España, de enfrentarse al problema patriótico y de afrontar el proceso de modernización del país, que, tal como intuye el filósofo madrileño, ha de llevarse a cabo a través de una renovación cultural. Esa perspectiva analítica va a derivar pronto en el pensador madrileño en una reflexión sobre la teoría de la novela como género literario, a partir de los textos de los dos escritores, como modo de enunciar a través de la evolución del género novelesco la evolución y crisis del racionalismo moderno. Así, la reflexión teórica orteguiana sobre la naturaleza de la novela, desde un punto de vista diacrónico en Meditaciones del Quijote (1914) y desde un punto de vista sincrónico en Ideas sobre la novela (1925), apunta a una doble finalidad, a partir de la reflexión estética: a la visión de la crisis de la razón racionalista y el surgimiento de una nueva razón vital; al problema de cómo enfrentar el proceso de modernización de España en los primeros años del siglo XX. En consecuencia, el debate estético que llevarán a cabo Baroja y Azorín a partir de las reflexiones orteguianas, que estallará en el enfrentamiento entre Baroja y Ortega a la altura de 1924-1925, encubre un debate ideológico del que el otro no es mera cobertura, sino elemento sustancial (el hombre es entendido por Ortega como un "ser de cultura", mientras que Baroja lo concibe como "ser de raza"), y que se ubica en la reflexión central de la vanguardia dentro de la modernidad.
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En torno a 1912-1914, José Ortega y Gasset inicia una serie de reflexiones sobre las obras más recientes de Pío Baroja y Azorín, con el ánimo de llevar a cabo un análisis del proceso de regeneración de España. Las obras de Baroja y Azorín muestran, a los ojos de Ortega, dos modos distintos pero complementarios de entender España, de enfrentarse al problema patriótico y de afrontar el proceso de modernización del país, que, tal como intuye el filósofo madrileño, ha de llevarse a cabo a través de una renovación cultural. Esa perspectiva analítica va a derivar pronto en el pensador madrileño en una reflexión sobre la teoría de la novela como género literario, a partir de los textos de los dos escritores, como modo de enunciar a través de la evolución del género novelesco la evolución y crisis del racionalismo moderno. Así, la reflexión teórica orteguiana sobre la naturaleza de la novela, desde un punto de vista diacrónico en Meditaciones del Quijote (1914) y desde un punto de vista sincrónico en Ideas sobre la novela (1925), apunta a una doble finalidad, a partir de la reflexión estética: a la visión de la crisis de la razón racionalista y el surgimiento de una nueva razón vital; al problema de cómo enfrentar el proceso de modernización de España en los primeros años del siglo XX. En consecuencia, el debate estético que llevarán a cabo Baroja y Azorín a partir de las reflexiones orteguianas, que estallará en el enfrentamiento entre Baroja y Ortega a la altura de 1924-1925, encubre un debate ideológico del que el otro no es mera cobertura, sino elemento sustancial (el hombre es entendido por Ortega como un "ser de cultura", mientras que Baroja lo concibe como "ser de raza"), y que se ubica en la reflexión central de la vanguardia dentro de la modernidad.
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En torno a 1912-1914, José Ortega y Gasset inicia una serie de reflexiones sobre las obras más recientes de Pío Baroja y Azorín, con el ánimo de llevar a cabo un análisis del proceso de regeneración de España. Las obras de Baroja y Azorín muestran, a los ojos de Ortega, dos modos distintos pero complementarios de entender España, de enfrentarse al problema patriótico y de afrontar el proceso de modernización del país, que, tal como intuye el filósofo madrileño, ha de llevarse a cabo a través de una renovación cultural. Esa perspectiva analítica va a derivar pronto en el pensador madrileño en una reflexión sobre la teoría de la novela como género literario, a partir de los textos de los dos escritores, como modo de enunciar a través de la evolución del género novelesco la evolución y crisis del racionalismo moderno. Así, la reflexión teórica orteguiana sobre la naturaleza de la novela, desde un punto de vista diacrónico en Meditaciones del Quijote (1914) y desde un punto de vista sincrónico en Ideas sobre la novela (1925), apunta a una doble finalidad, a partir de la reflexión estética: a la visión de la crisis de la razón racionalista y el surgimiento de una nueva razón vital; al problema de cómo enfrentar el proceso de modernización de España en los primeros años del siglo XX. En consecuencia, el debate estético que llevarán a cabo Baroja y Azorín a partir de las reflexiones orteguianas, que estallará en el enfrentamiento entre Baroja y Ortega a la altura de 1924-1925, encubre un debate ideológico del que el otro no es mera cobertura, sino elemento sustancial (el hombre es entendido por Ortega como un "ser de cultura", mientras que Baroja lo concibe como "ser de raza"), y que se ubica en la reflexión central de la vanguardia dentro de la modernidad.
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El trabajo se compone de siete capítulos, los cuales tienen como objetivo esclarecer la imagen de Egipto en la obra de Terenci Moix, particularmente en sus novelas históricas. El primer capítulo trata sobre la teoría de la novela histórica, el segundo, en la comparación entre las constantes de la literatura catalana y castellana del autor, el tercero, en los motivos que lo llevaron a abordar la temática egipcia, el cuarto es un rastreo de esta temática desde los principios de su literatura y los últimos tres capítulos son un análisis histórico-literario a las novelas que tratan sobre los siguiente periodos: Egipto grecorromano, Egipto romántico del siglo XIX y Egipto amárnico.
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La tematología comparatista entre teoría y práctica. La novela de adulterio en la segunda mitad del siglo XIX, publicada por Arco/Libros en 2001, es el resultado de la investigación que Cristina Naupert llevó a cabo para la obtención de su doctorado en literatura comparada; un trabajo que defendió con el mismo título en 1999 en la Universidad Complutense. Tanto sus artículos como sus libros posteriores han seguido este mismo ámbito de estudio en clara consonancia con su formación y sus investigaciones, que se han centrado en el ámbito de la tematología y la literatura comparada, tanto en su vertiente teórica como pragmática.
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Título del congreso: Multiculturalidad y norma policéntrica: aplicaciones en el aula de ELE
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Al plantear la dimensión ético-política de un texto se presupone un análisis axiológico de los valores que sostiene y sustrae en su emergencia discursiva, esto es la imagen de mundo, la concepción filosófica en que se sustenta y la voluntad práctica que propicia. Una lectura ético-política de un texto –en este orden– supone «usarlo» (al menos en el sentido que Humberto Eco le concede) al «autotelizarlo», es decir, transformarlo en vehículo de una reflexión colectiva. Potenciarlo en sus posibilidades y tornarlo acontecimiento de lenguaje; pragmatizarlo en su intención para leerlo documentaria y documentalmente, sin dejar de reconocerlo como ente en sí mismo. Se está haciendo referencia –claro está– a las implicancias ético-culturales y ético-políticas que los textos literarios presuponen, pero también a una dimensión productiva que opera en su enunciación, aquella que Saramago refiere cuando proclama la necesidad de una «insurrección ética» que devuelva a los seres humanos la capacidad de responsabilizarse de su lugar en el mundo. De allí el imperativo categórico que se imprime en sus textos y que al Equipo Saramaguiano de Teoría y Crítica Literarias le interesa explicitar. La lectura propuesta por el Equipo de investigación, además de explorar las potencialidades significativas de los textos, pretende contribuir a través de ellas a una segunda lectura, de orden refractaria esta última, es decir, inscripta en una dimensión situada: la perspectiva latinoamericana. No se trata de explorar el significado en sí mismo ni de ordenarlo conforme a una coordenada que le es referencialmente precisa, sino de aportar reflexiva y responsablemente a un análisis más profundo de la realidad inmediata en la que habitamos como investigadores. Se busca –en suma– potenciar los procedimientos heurísticos al máximo pero hacerlos conscientes de una mirada propia, al costurarlos con «nuestro» aquí y ahora de universitarios latinoamericanos.
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Este trabajo busca relacionar la producción letrada de novelas con el contexto de Colombia en el periodo comprendido entre 1844 y 1858 rastreando específicamente los elementos contenidos en las novelas Manuela de Eugenio Díaz e Ingermina de Juan José Nieto que permitan exponer la visión de estos autores sobre la nación colombiana. El trabajo contrasta los elementos alusivos a la formación nacional encontrados en las novelas con fragmentos de periódicos como el Neo-granadino y El Tiempo para enmarcar las ideas dentro del ambiente político de la época. El trabajo se desarrolla apoyado en la teoría de Benedict Anderson sobre formación nacional.
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Realiza un estudio-marco de referencia situado en los siglos XVI y XVII, el Siglo de Oro, su cultura y pensamiento, la estructura socioeconómica y aspectos sociopedagógicos de aquel tiempo. En la novela picaresca se destacan, como núcleo central, las obras maestras 'El Lazarillo de Tormes', 'El Guzmán de Alfarache' y 'La vida de el Buscón llamado don Pablos', con aportaciones y comentarios. El saber popular se manifiesta mediante categorías pedagógicas: la necesidad como maestra, el proyecto de vida, la libertad, la formación del carácter, la finitud humana, la teoría y la práctica, la autenticidad de vida, la amistad, el trabajo, la enseñanza, la convivencia y el silencio. La configuración de la personalidad de cada uno de los tres pícaros se lleva a cabo por medio de agentes educacionales exteriores (naturaleza exterior, mundo de la cultura, sociedad y educador), factores de influencia concreta (familia, amistades, nivel socioeconómico, trabajo y ocio), y rasgos que perfilan la personalidad (adaptación, formación de la inteligencia, afectividad, proyecto de vida, libertad y aprendizaje). Las ideas pedagógicas se fundamentan en citas extraídas de las obras seleccionadas y se sintetizan en un breve tratado pedagógico en torno a cuatro apartados: el vocablo 'pedagogo', filosofía de la educación, la familia y la escuela. Hace un diseño de la educación informal en la novela picaresca española del Siglo de Oro y configura la personalidad del pícaro.
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Este trabajo analizará a la protagonista de la novela Las tres bodas de Manolita, de laescritora española Almudena Grandes, desde el punto de vista de la teoría psicológica de laresiliencia. Pretendemos comprender qué tipo de mecanismos y factores hacen que se puedaconsiderar a Manolita un personaje resiliente. Al tratarse de una interpretación del texto deGrandes se abordará el estudio siguiendo el método hermenéutico. Se basará el análisisindividual del personaje en los estudios, principalmente de observación, llevados a cabo por elpsicólogo británico Michael Rutter; y el análisis desde el punto de vista social o colectivo enlos estudios realizados por el psicólogo español Juan de Dios Uriarte. Las conclusiones denuestra investigación nos llevarán a confirmar que, siguiendo la teoría que se expone,Manolita presenta las características y actitudes individuales necesarias, además de una redsocial de apoyo, para superar los reveses tan graves que le acontecen durante la novela.
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En el presente trabajo nos detendremos en La novela luminosa (2005) de Mario Levrero y el funcionamiento del espacio paratextual. Nos encontramos con que los elementos que lo constituyen, que en su misma definición se construyen como un discurso al servicio del texto, aquí cobran una función esencial, desplazándose desde el borde hacia el centro y configurándose así como una zona indecisa entre el adentro y el afuera, sin un límite riguroso. En este análisis reflexionaremos e indagaremos en torno a los mecanismos y operatorias que permiten ese desplazamiento
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Debido a su carácter en cierta medida descentrado con respecto al canon del XIX hispánico, las novelas de Rosalía de Castro permiten problematizar categorías críticas fundacionales de la historiografía decimonónica tales como "romanticismo", "realismo", "costumbrismo" o, en el plano de los géneros literarios, "novela sentimental" y "folletín". Más conocida como poeta, la dedicación de la autora a la narrativa no fue un empeño marginal. Así lo demuestran obras como La hija del mar (1859), Flavio (1861), Ruinas (1866), El caballero de las botas azules (1867) y El primer loco (1880), estampas costumbristas como El cadiceño (1866), relatos breves como Conto gallego (1903) y otras incursiones prosísticas, a veces no ajenas al marco ficcional del relato epistolar como Las literatas (1865). Resulta innegable que la narrativa de Castro participa de algunas de las principales convenciones de la literatura decimonónica. Se acogió claramente al molde genérico del folletín en sus novelas Flavio y Ruinas, y trató en su obra el modo en que las nuevas condiciones de producción editorial transformaron la circulación de los libros de ficción en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, el tratamiento que la autora confiere a las emociones en su novelística difiere notablemente del canon sentimental propio de la novela por entregas. No es de extrañar, a esta luz, que a menudo en sus novelas se establezca una correlación explícita entre quienes sienten y quienes escriben. Esta correlación entre sentimiento y creación verbal permite establecer una compleja teoría literaria del sentir de la que, a su vez, surgen nuevas implicaciones políticas. El vínculo entre historia de las emociones y teoría de la ficción, como fundamento de una nueva "comunidad del sentir", podría arrojar nuevas perspectivas en el estudio de la novelística de Rosalía de Castro.
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Revuelta es un concepto desarrollado por Julia Kristeva en Sentido y sinsentido de la revuelta (1998), El porvenir de la revuelta (1999) y La revuelta íntima (2001). Desde un abordaje que atraviesa lo etimológico, la literatura, la filosofía y el psicoanálisis, da cuenta de los sentidos y posibilidades políticas de la revuelta como expresión pulsional que permite revelar la memoria y recomenzar el sujeto (Bustos 2008: 7). Una lectura de la narrativa de la violencia política en el Perú desde la perspectiva de la revuelta kristeviana consistiría en explorar la memoria de la violencia a través de los relatos que sobre ella circulan en el presente con la finalidad de contrastar versiones diferentes y antagónicas a la hegemónica, y para subvertir la idea de que solo existe una versión de los hechos, es decir, para socavar las interpretaciones unilaterales sobre la violencia política y así ceder espacio a una versión más integral que tampoco desee perpetuarse sino que quienes la construyen sean conscientes de lo provisoria y temporal que debería ser, pues un constante estado de alerta evitaría la perpetuación de un discurso presentado como la memoria oficial del conflicto armado interno. En la exploración crítica del pasado y en la recuperación de la experiencia subjetiva, radica la utilidad del concepto de revuelta para analizar las representaciones de la violencia política en las novelas que sobre este proceso se han escrito recientemente. El propósito de este artículo consiste en analizar la novela Retablo (2004) del escritor peruano Julián Pérez Huarancca con la finalidad de reconocer cómo opera la revuelta kristeviana en la reconstrucción de la memoria individual y colectiva de la violencia política realizada por el narrador-personaje y al efecto de la revuelta sobre la ciudad letrada
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Hacia 1992, en el contexto del cumplimiento del Quinto Centenario del llamado "Descubrimiento de América", múltiples textos debatieron sobre el sentido de tal conmemoración. Así, por ejemplo, distintos ensayos de académicos y artistas argumentaron sobre el modo cómo debían interpretarse los primeros encuentros entre indígenas y españoles. La frontera semiótica (Lotman 1996) que implica pensar los cruces de información entre las culturas hispanohablantes y las precolombinas cobraron particular relevancia. Es decir, la doble frontera sincrónica (distintos textos editados casi simultáneamente) y diacrónica (lecturas del arribo de Colón, conquista y colonia en América Latina) pudieron verse en distintos textos editados a ambos lados del Atlántico. Los textos ficcionales también modelizaron artísticamente aquellos primeros cruces/choques, participando de una manera singular (a través del lenguaje del arte y la ficción) en las discusiones del momento. En este trabajo buscamos indagar de qué manera la novela Maldita yo entre las mujeres (1991) de la escritora chilena Mercedes Valdivieso modeliza los primeros años de un Chile aún en formación. Desde nuestra lectura, en este texto el mestizaje biológico de los primeros vínculos interculturales se vuelve cruce tensivo que afecta la identidad/alteridad de los sujetos y repercute en los paradigmas de memoria que, hacia 1992, se encontraban en profunda tensión
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En los últimos años, la teoría literaria ha puesto su foco en el estudio de las emociones como centro de la construcción narrativa y clave hermenéutica, partiendo del aserto de que las emociones son el puente entre el mundo ficcional y el lector. Javier Marías ha publicado a comienzos de 2011 su novela Los enamoramientos cuya espina dorsal es el tema del amor y todos los sentimientos positivos y negativos que conlleva. El propósito de este trabajo es hacer una lectura de la nueva novela de Marías a la luz de la teoría de las emociones