839 resultados para Estado nutricional y rendimiento


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Tesis (Maestría en Ciencias de Enfermería) UANL, 2012.

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La gestación es una etapa de cambios fisiológicos y metabólicos que buscan asegurar el normal crecimiento materno-fetal. Sin embargo se pueden presentar durante este periodo, toda una variedad de problemas tanto para la madre como para el feto. La anemia es una de las enfermedades más frecuentes y de mayor impacto durante la gestación. Es de destacar también la importancia del estado nutricional de la gestante y su relación con los resultados adversos del embarazo. Es limitado el conocimiento existente acerca de la relación del estado nutricional de las gestantes con la presencia de anemia en el embarazo. A nivel de Latinoamérica son limitados los estudios al respecto y los existentes, por sus características metodológicas y muéstrales, hacen difícil su extrapolación a nuestra población. Objetivo: Determinar la relación existente entre el estado nutricional según el índice de masa corporal y factores determinantes en la presencia de anemia en mujeres gestantes basadas en los datos de la ENSIN 2005. Metodología: se llevo a cabo un estudio observacional de prevalencia analítica, con base en los datos recogidos por la ENSIN 2005, encuesta realizada por Profamilia en el periodo comprendido entre el 25 de octubre de 2004 y el 15 de julio de 2005. Resultados: se logro establecer asociación significativa con algunos factores determinantes tales como el trimestre de gestación en anemia según hemoglobina (mayor riesgo en el 2do trimestre OR: 0,53; IC95% 0,32-0,86; p: 0,0104) y factores de tipo socio demográficos (región de residencia y estado civil). Conclusiones: Resaltamos la importancia de indagar más a fondo acerca de los determinantes sociales y su relación con el desarrollo de anemia y consideramos es necesario diseñar políticas orientadas a la mejora del estado nutricional de la población, mereciendo principal atención las mujeres embarazadas.

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La gestación es una etapa de cambios fisiológicos y metabólicos que buscan asegurar el normal crecimiento materno-fetal. Sin embargo se pueden presentar durante este periodo, toda una variedad de problemas tanto para la madre como para el feto. La anemia es una de las enfermedades más frecuentes y de mayor impacto durante la gestación. Es de destacar también la importancia del estado nutricional de la gestante y su relación con los resultados adversos del embarazo. Es limitado el conocimiento existente acerca de la relación del estado nutricional de las gestantes con la presencia de anemia en el embarazo. A nivel de Latinoamérica son limitados los estudios al respecto y los existentes, por sus características metodológicas y muéstrales, hacen difícil su extrapolación a nuestra población. Objetivo: determinar la relación existente entre el estado nutricional según el índice de masa corporal y factores determinantes en la presencia de anemia en mujeres gestantes basadas en los datos de la ENSIN 2005. Metodología: se llevo a cabo un estudio observacional de prevalencia analítica, con base en los datos recogidos por la ENSIN 2005, encuesta realizada por Profamilia en el periodo comprendido entre el 25 de octubre de 2004 y el 15 de julio de 2005. Resultados: se logro establecer asociación significativa con algunos factores determinantes tales como el trimestre de gestación en anemia según hemoglobina (mayor riesgo en el 2do trimestre OR: 0,53; IC95% 0,32-0,86; p: 0,0104) y factores de tipo socio demográficos (región de residencia y estado civil). Conclusiones: resaltamos la importancia de indagar más a fondo acerca de los determinantes sociales y su relación con el desarrollo de anemia y consideramos es necesario diseñar políticas orientadas a la mejora del estado nutricional de la población, mereciendo principal atención las mujeres embarazadas.

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Introducción: La desnutrición infantil es una importante preocupación en países en desarrollo y se relaciona con condiciones de pobreza. Metodología: Estudio secundario de una muestra de 1.232 datos de menores de cinco años con diagnóstico nutricional obtenido en forma retrospectiva en la evaluación del SISVAN año 2009 para Bogotá. Se utilizó para el procesamiento de la información Epi Info 6.04 y SPSS 17.0. Resultados: Se encontró que el 37.2% de los menores está en riesgo de desnutrición, el 27.3% tiene desnutrición aguda y el 7.2% desnutrición crónica. Fontibón y Chapinero presentan la mayor desnutrición aguda y crónica respectivamente. Los menores con reducidos ingresos familiares, de estrato uno, con madres que estudian y trabajan, divorciadas o viudas, o que sean desplazados actuales presentan mayor riesgo de desnutrición. La desnutrición aguda es mayor en los niños con desplazamientos mayores de un año o con esquemas de vacunación incompleto. Cuando se presentan inadecuadas condiciones de saneamiento, peso al nacer inferior a 2000 gramos, madres con escolaridad primaria o grupos etáreos entre 3 y 5 años se observa mayor desnutrición crónica. Quienes reciben lactancia materna exclusiva presentan menor desnutrición aguda y crónica. Conclusiones: En la población estudiada, el riesgo de desnutrición está por encima de la desnutrición aguda y crónica. Los resultados sugieren que la desnutrición y el riesgo de desnutrición pueden ser reducidos mejorando educación materna, saneamiento, prolongando la lactancia y cumpliendo esquemas de vacunación.

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El estado nutricional en los mayores es un factor que se asocia fuertemente a su morbilidad y calidad de vida. Profundizar en los factores que influyen en la malnutrición, esencialmente en los tratables o modificables, permitiría plantear medidas preventivas orientadas a mejorar el estado nutricional y su calidad de vida. La práctica de ejercicio en adultos mayores se ha generalizado como la llave para un envejecimiento activo y saludable, demostrando su influencia en la prevención de problemas de autonomía e independencia en dicho grupo poblacional, sin embargo, no se ha particularizado suficientemente su relación con la presencia de riesgo de malnutrición en mayores, ya sea por exceso o defecto, ni tampoco en el grupo de mujeres mayores de 60 años. Existen resultados de estudios serios que establecen la alta prevalencia de malnutrición en adultos mayores, sin embargo, son muy pocos los estudios enfocados a la situación nutricional de la mujer mayor de 60 años. El presente estudio tuvo como objetivos el valorar el estado nutricional en mujeres mayores de 60 años según diferencias con la práctica de ejercicio físico; comparar el estado nutricional entre grupos con y sin práctica de ejercicio físico; identificar factores relacionados con la presencia de riesgo de malnutrición e identificar factores de riesgo de malnutrición dicho grupo etario. Es un estudio transversal, comparativo realizado dos grupos; uno formado por mujeres mayores de 60 años que practican ejercicio sistematizado, integrantes del Club de “La edad de oro” del Gimnasio Multidisciplinario del Centro Universitario Tampico-Madero(CUTM) de la UAT y otro grupo control que no practica ejercicio sistematizado y que acuden a la Clínica de Medicina Familiar del Instituto de Seguridad y Servicio Social de los trabajadores del estado (ISSSTE), en una muestra total de 418 mujeres estudiadas. Se incluyeron como variables; la evaluación del estado nutricional según la Escala “Mini Nutritional Assessment” (MNA), la detección de factores asociados: psicosociales, sociodemográfico, económicos y fisiológicos, por medio de la Encuesta de antropometría y estado actual: (EAEA) y la Encuesta de aspectos demográficos, de salud y físicos (EFA). Resultó de 418 mujeres mayores de 60 años, 208 pertenecientes al grupo sin ejercicio y 210 al grupo con ejercicio. Con una media de edad en el total de mujeres de 67.0 (SD4.7) años, con un rango mínimo de 60 años y máximo de 81 años. El 58.4% tiene estudios de nivel Bachillerato (medio superior) a nivel superior, el 53.6% tiene de 4 hijos a más y el 67.9% tiene un ingreso económico mensual igual o superior a $4001.00 pesos mexicanos ($246.64 euros). Según grupo de estudio, se encuentran diferencias en la edad, educación e ingreso económico, siendo el grupo que no hace ejercicio las de mayor edad, mayor nivel de estudios y mayores ingresos económicos (p< 0.05). La enfermedad actual con mayor porcentaje es la hipertensión (33%), seguida por diabetes (21%) y por ambas enfermedades (14%). Según grupo de estudio, se encuentra diferencias en la presencia de la diabetes, que es de mayor porcentaje en el grupo de mujeres que hace ejercicio (29% vs 13%). En relación a los resultados del MNA el 57.4% se encuentra en riesgo de malnutrición, encontrando diferencias estadísticas entre grupos de estudio, siendo el grupo que no hace ejercicio el de mayor riesgo nutricional (71% vs 44%). De acuerdo a niveles establecidos por la OMS, para el Índice de masa corporal (IMC), el 81.1% del total está ubicado en niveles de sobrepeso y obesidad y el 18.7% en nivel normal. Se realizó el análisis de regresión logística por separado: grupo de mujeres que hacen ejercicio y las que no hacen ejercicio. Los factores que resultaron influyentes para problemas nutricionales fueron igual para ambos grupos: los problemas psicológicos y la pérdida de peso reciente; al igual que para el grupo total, la no glicemia se comporta como factor protector para ambos grupos. En el grupo que hace ejercicio se identificó como factor influyente la pérdida del apetito, a diferencia del grupo que no hace ejercicio donde se identificó la presencia de hipertensión como factor influyente en el deterioro nutricional. Se concluye que la presencia de cifras altas de glucosa en sangre y problemas psicológicos o depresión leve son factores de riesgo a problemas nutricionales, independientes a realizar ejercicio o no. La presencia de anorexia vs no tenerla y la pérdida de peso reciente son factores de riesgo de malnutrición independientemente de hacer ejercicio o no hacerlo. Presentar hipertensión en el grupo que no hace ejercicio es un factor de riesgo de malnutrición. La práctica de ejercicio es un factor protector de malnutrición, incluso con enfermedad crónica actual, para la población estudiada.

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Objetivo: evaluar el efecto del té verde o sus sucedáneos en el estado nutricional de los sujetos que realizan ejercicio físico. Metodología: las palabras clave son: “green tea” AND “exercise”, en cuatro bases de datos documentales: Pubmed, EBSCOHOST, OvidSP y Proquest. Criterios de inclusión (enero de 2010 y diciembre de 2014): edad adulta de la muestra (18-65 años, OMS); consumo de una cantidad cuantificada de té verde o sucedáneos, junto con la realización de ejercicio físico medible en intensidad. Resultados: de 260 artículos, se incluyeron el 5%. En el 69% se trata de estudios con un entrenamiento diseñado, y en el 92% se ha incluido un test de ejercicio para valorar parámetros. El 77% oscilan entre 20-40 años; las muestras varían entre 9 y 36 individuos. El 69% son de larga duración. El GTE ha sido el sucedáneo más utilizado (38%). El 92% de los ensayos han obtenido algún tipo de mejora (en el 92% fue significativa). Conclusiones: se recomienda aumentar las investigaciones sobre la clasificación de los ejercicios. Las mejoras significativas en el estado nutricional de los sujetos por la ingesta del té verde o sucedáneos son: IMC, peso, IGC, MM, INM, OM y MR. El GTE ha sido el que mayores resultados satisfactorios ha proporcionado. No existe homogeneidad en los resultados significativos. Se necesitan realizar nuevos ensayos clínicos. Las diferencias entre los ensayos clínicos revisados reflejan que las mejoras encontradas en el estado nutricional de los sujetos que realizan actividad física deben ser avaladas con nuevas investigaciones. Esto ayudará a crear evidencia en este tipo de aspectos.

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Introducción. Los hábitos y estilos de vida caracterizan el perfil de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. Una forma costo-efectiva de prevenir este aumento es mediante la adopción de un estilo de vida saludable. Conocer los hábitos alimentarios y de actividad física de una población permite tomar decisiones y trazar políticas de promoción de salud, y también desarrollar programas educativos dirigidos a fomentar conductas activas y saludables. Material y método. Población 152 niños entre 6 y 9 años de edad. Encuesta sobre hábitos y estilos de vida respondida por padres, con énfasis en consumo de frutas y verduras, consumo de azúcar y aceites. Variables antropométricas: peso y talla. Se calculó índice de masa corporal y se estableció el estado nutricional. Se preguntó sobre actividad física extraescolar, frecuencia y tiempo semanal dedicado a la práctica. El tratamiento estadístico determinó medias y prueba de chi cuadrado. Resultados. Peso 27.8kg±5.8, talla 125.4cm±7.2, IMC 17.5±2.4. Sobrepeso 25.9 y obesidad 9.9. 73.8 realizan actividad física extraescolar, el 45.8 mira más de 90 minutos de TV diariamente. Conclusiones. El nivel de estudios de la madre se relacionó positivamente con los hábitos y estilos de vida saludables de los niños

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Introducción. Los hábitos y estilos de vida caracterizan el perfil de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. Una forma costo-efectiva de prevenir este aumento es mediante la adopción de un estilo de vida saludable. Conocer los hábitos alimentarios y de actividad física de una población permite tomar decisiones y trazar políticas de promoción de salud, y también desarrollar programas educativos dirigidos a fomentar conductas activas y saludables. Material y método. Población 152 niños entre 6 y 9 años de edad. Encuesta sobre hábitos y estilos de vida respondida por padres, con énfasis en consumo de frutas y verduras, consumo de azúcar y aceites. Variables antropométricas: peso y talla. Se calculó índice de masa corporal y se estableció el estado nutricional. Se preguntó sobre actividad física extraescolar, frecuencia y tiempo semanal dedicado a la práctica. El tratamiento estadístico determinó medias y prueba de chi cuadrado. Resultados. Peso 27.8kg±5.8, talla 125.4cm±7.2, IMC 17.5±2.4. Sobrepeso 25.9 y obesidad 9.9. 73.8 realizan actividad física extraescolar, el 45.8 mira más de 90 minutos de TV diariamente. Conclusiones. El nivel de estudios de la madre se relacionó positivamente con los hábitos y estilos de vida saludables de los niños

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Introducción. Los hábitos y estilos de vida caracterizan el perfil de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. Una forma costo-efectiva de prevenir este aumento es mediante la adopción de un estilo de vida saludable. Conocer los hábitos alimentarios y de actividad física de una población permite tomar decisiones y trazar políticas de promoción de salud, y también desarrollar programas educativos dirigidos a fomentar conductas activas y saludables. Material y método. Población 152 niños entre 6 y 9 años de edad. Encuesta sobre hábitos y estilos de vida respondida por padres, con énfasis en consumo de frutas y verduras, consumo de azúcar y aceites. Variables antropométricas: peso y talla. Se calculó índice de masa corporal y se estableció el estado nutricional. Se preguntó sobre actividad física extraescolar, frecuencia y tiempo semanal dedicado a la práctica. El tratamiento estadístico determinó medias y prueba de chi cuadrado. Resultados. Peso 27.8kg±5.8, talla 125.4cm±7.2, IMC 17.5±2.4. Sobrepeso 25.9 y obesidad 9.9. 73.8 realizan actividad física extraescolar, el 45.8 mira más de 90 minutos de TV diariamente. Conclusiones. El nivel de estudios de la madre se relacionó positivamente con los hábitos y estilos de vida saludables de los niños

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Introducción: la categorización del estado nutricional a través del índice de masa corporal (IMC) es uno de los recursos de valoración clínica más utilizados en el síndrome metabólico (SM). Sin embargo, es desconocida su capacidad para identificar las diferencias en la composición corporal. Objetivo: determinar si las variaciones en el estado nutricional se reflejan en la composición corporal en mujeres con SM e identificar la concordancia de clasificación del riesgo cardiometabólico entre el estado nutricional e índices antropométricos. Material y métodos: la muestra incluyó 136 mujeres (edad 42 ± 3,5 años) con SM. Se evaluó el estado nutricional, masa muscular, masa adiposa, perímetro de cintura (PC), índice cintura-cadera (ICC) e índice cintura-estatura (ICE). Se compararon los valores de composición corporal e índices antropométricos; adicionalmente se determinó la concordancia clasificatoria del riesgo cardiometabólico entre los índices y el IMC. Resultados: solo la edad (p = 0,358), estatura (p = 0,209) y porcentaje de adiposidad (p = 0,234) no mostraron diferencias significativas entre los grupos. La mejor concordancia clasificatoria del riesgo cardiometabólico se observó en el PC > 88 cm (94,9%) e ICE ≥ 0,5 (94,1%) al categorizar el IMC en normopeso vs. exceso de peso; mientras que el PC > 88 cm obtuvo mejor concordancia separando al grupo en normopeso-sobrepeso vs. obesidad (85,3%), aunque la sensibilidad y especificidad fueron más homogéneas con el ICC ≥ 0,85. Conclusión: el IMC no logra identificar las variaciones de la adiposidad corporal en mujeres con SM agrupadas según su estado nutricional. El IMC presenta mejor sensibilidad que especificidad respecto a los índices considerados para determinar riesgo cardiometabólico en mujeres con SM.

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Aportación de la bioimpedancia espectroscópica en la valoración del estado de nutrición e hidratación del paciente en hemodiálisis. Impacto en la morbimortalidad. Los pacientes con enfermedad renal crónica tienen una mortalidad muy superior a la población general, siendo la principal causa la cardiovascular (Foley et al. 2005; Locatelli et al. 2004). Como consecuencia del gran impacto que tienen el estado nutricional ( Pifer et al. 2002; Gracia Iguacel et al. 2013) y la sobrehidratación (Kalantar Zadeh et al. 2009; Wizemann et al. 2009; Agarwal et al. 2010; Chazot et al. 2012) en la mortalidad, en los ultimos años se han desarrollado distintos métodos de análisis de la composición corporal, entre los cuales se encuentra la Bioimpedancia Espectroscópica (BIS). Esta herramienta permite cuantificar los diversos compartimentos del cuerpo (fundamentalmente masa magra, masa grasa y agua corporal) proporcionando al clínico información útil para la toma de decisiones, fundamentalmente en lo que respecta a la sobrecarga de volumen, aspecto fundamental en el manejo del paciente en hemodiálisis (López Gómez et al. 2011). La justificación de esta investigación se basa en existen pocos estudios longitudinales que analicen la evolución en el tiempo de marcadores nutricionales bioquímicos clásicos así como parámetros de bioimpedancia y su asociación con la morbimortalidad; no existiendo aún consenso sobre si los distintos marcadores pronósticos son mas predictivos con medidas basales o con medidas de seguimiento en el tiempo, por lo que nuestro trabajo puede contribuir a clarificar este aspecto. Además, existe un desconocimiento sobre el estado inflamatorio, la prevalencia de DPE y de sobrehidratación en la población en hemodiálisis de nuestro entorno por lo que consideramos importante analizarla para saber dónde estamos y en qué podemos mejorar. Objetivos: 1.- Impacto de la composición corporal así como de marcadores nutricionales bioquímicos e inflamatorios seguidos en el tiempo, sobre la morbimortalidad (evento compuesto muerte-hospitalización). 2.- Prevalencia del Síndrome de Desgaste Proteico Energético en función de distintas herramientas utilizadas para su valoración (criterios ISRNM, score MIS, y bioimpedancia).3.-Correlación entre los parámetros de bioimpedancia y parámetros bioquímicos nutricionales e inflamatorios. 4.- Análisis de la evolución en el tiempo de los parámetros bioquímicos, antropométricos y de bioimpedancia en el global de la muestra y en distintos grupos atendiendo al sexo, presencia de diabetes y grado de inflamación.. Diseño: Estudio observacional prospectivo de 15 meses de duración (Octubre/2013-Dic/2014) en pacientes prevalentes en hemodiálisis. Se ha realizado un corte transversal con los datos del primer mes de inclusión del paciente en el estudio (basal), a partir del cual se ha iniciado el seguimiento en el tiempo cada 2 meses. La mediana de seguimiento del estudio ha sido de 12 meses (RI 10-13 m). Pacientes y métodos: el nº de pacientes incluidos en el estudio fue de 169. Se incluyeron los pacientes estables, con mas de 3 meses en HD, excluyendose pacientes con ingreso reciente, proceso infeccioso o inflamatorio en 3 meses previos, neoplasia activa, marcapasos unipolar o con umbral de sensibilidad desconocido. Todos los pacientes firmaron el consentimiento informado. La prevalencia de DPE se analizó en el momento inicial y final del estudio. Para el análisis de la morbimortalidad se consideraron todos los ingresos de causa no programada, así como los éxitus por cualquier causa. Las funciones de supervivencia se calcularon mediante el análisis de Kaplan-Meier Para la identificación de las variables predictoras independientes del evento compuesto (muerte y / u hospitalización) se realizó un modelo de Cox univariante con las variables analíticas ( basal, media, mediana, máximo y mínimo) y demográficas y un modelo de Cox ajustado por edad,sexo e IMC con los parámetros de bioimpedancia . Las variables que dieron significativas en estos modelos (P < 0,05) se introdujeron en un modelo de Cox multivariante. Resultados. La prevalencia de DPE según criterios del ISRNM fue del 9.3 % en el momento basal, y del 4,3% en el momento de finalización del estudio. La prevalencia de sobrehidratación medida como AvROH fue del 20,1%. Durante el periodo de seguimiento se produjeron cambios significativos fundamentalmente en el índice de tejido graso (ITG) y en la sobrehidratación en los meses de verano (AvROH y TAFO). El 26% de la población de estudio tuvo al menos un ingreso hospitalario. 21 pacientes fallecieron durante el seguimiento (12,4% de la población). La principal causa de ingreso y éxitus fue la cardiovascular; consituyendo el 35% de los ingresos y el 57% de los éxitus. Los parámetros que presentaron asociación con el evento compuesto fueron: TAFO mínimo (HR 1.319: IC 95% 1.029-1.691; p= 0.029), PCR mediana (HR 1.032; IC 95% 1.014-1.050; p=0.001), albúmina máxima (HR 0.286; IC95% 0.085-0.966), colesterol total (HR 1.011; IC 95% 1.003-1.019; p=0.007) y nivel de 25 OH vit D (HR 0.947; IC 95% 0.915-0.981); p= 0.002). Conclusiones: El principal resultado de nuestro trabajo fue que la sobrehidratación, (medida como TAFO) se asoció de forma independiente con la morbimortalidad, y que las medidas seguidas en el tiempo (TAFO mínimo) tuvieron un mayor poder predictivo que las medidas basales. Adicionalmente; el estado nutricional e inflamatorio, medido mediante parámetros individuales, supuso un mayor impacto en la morbimortalidad que parámetros agrupados, como el score MIS o el síndrome DPE según criterios ISRNM. En nuestro estudio hemos encontrado importantes diferencias en la prevalencia de DPE en función de la herramienta utilizada (criterios ISRNM, MIS y parámetros de bioimpedancia). Finalmente, la periodicidad de la medición de las diferentes variables a lo largo del seguimiento nos ha permitido apreciar los cambios estacionales en los parámetros de bioimpedancia, los cuales se han acompañado de cambios en sentido inverso de algunos de los parámetros bioquímicos nutricionales.

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Objetivo: El propósito del estudio fue relacionar la etapa en el cambio en el comportamiento frente a la actividad física y el estado nutricional en escolares entre 9 y 17 años de Bogotá- Colombia, pertenecientes al estudio FUPRECOL. Método: Se trata de un estudio transversal, en 6.606 niños y adolescentes entre 9 y 17 años, pertenecientes a 24 instituciones educativas, de Bogotá-Colombia. Se aplicó de manera auto-diligenciada el cuestionario de cambio de comportamiento en función a la intensión de realizar actividad física (CCC-Fuprecol) y se midió el peso y la estatura para determinar el estado nutricional con el índice de masa corporal (IMC). Resultados: El porcentaje de respuesta fue 94% y se consideraron válidos 6,606 registros, siendo 58.3 % (n=3.850) niñas con un promedio de edad de 12,7±2,3 años. En la población general, el 5,3 % de los escolares se encontraban en etapa de pre-contemplación, 31,8 % en contemplación, el 26,7 % en acción y el 36,2 % en etapa de mantenimiento. Al comparar la etapa de cambio con el estado nutricional por IMC, los escolares clasificados en obesidad mostraron mayor frecuencia de respuesta en la etapa de pre-contemplación, mientras que los escolares con peso saludable acusaron mayores porcentajes en la etapa de mantenimiento. Conclusión: En escolares de Bogotá, Colombia, se encontró una relación estadísticamente significativa entre a la intensión de realizar actividad con el estado nutricional medido con el IMC. Fomentar la promoción de la actividad física y monitorear el estado nutricional, deberá ser una prioridad en las agendas y políticas públicas dentro del ámbito escolar.

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[ES] El objetivo del presente estudio fue evaluar el estado nutricional y la calidad de la dieta en un grupo de bailarinas en edad escolar (8-12 años). La prevalencia de bajo-peso fue del 9,1%, no registrándose ningún caso de sobrepeso u obesidad. El estado nutricional fue adecuado, aunque los resultados de IMC se encontraban por debajo de la media para su edad y su dieta “necesita mejorar”.

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Valora el nivel de salud nutricional en una población escolar, de edades comprendidas entre los 3 y los 12 años, pertenecientes al Distrito de Fuencarral de la zona norte de Madrid, con la finalidad de comprobar si los patrones de consumo son adecuados o no para que les permitan tener una nutrición equilibrada de acuerdo a sus necesidades. Para ello, primero se ha valorado el estado físico del individuo, así como una serie de medidas antropométricas que serán decisivas para poder evaluar la ingesta diaria de alimentos, que cubre las necesidades energéticas y de otros nutrientes que se requieren para una correcta nutrición. Asimismo, también se han estudiado sus hábitos alimentarios, estableciendo sus patrones de consumo, así como sus preferencias y aversiones alimentarias, actitudes que, en parte, se forman durante este período de la infancia y que generalmente se mantienen a lo largo de la vida. Este análisis se ha llevado a cabo con el fin de detectar los posibles errores dietéticos y sus repercusiones sobre la salud, para llevar a cabo las correcciones pertinentes en sus hábitos. En segundo lugar, se ha llevado a cabo un estudio sobre los alimentos que componen los menús básicos establecidos en los distintos Centros Escolares seleccionados en este estudio, con la finalidad de analizar el aporte nutricional que ofrecen. Por último, y dado que la responsabilidad de los padres y de los que trabajan con niños va más allá de asegurar la ingesta de niveles específicos de nutrientes, es necesario realizar una educación nutricional a esta población, por lo que se ha planteado y realizado en los Centros Escolares distintos talleres prácticos sobre Educación Nutricional, con el fin de responsabilizar a los padres y a los escolares sobre su estado nutricional y su repercusión en la salud.