8 resultados para cogito
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
El trabajo se propone descubrir el ángulo exacto que permite una clara visión del pensamiento de Karl Jaspers. Seguimos en esto la consigna del propio filósofo que considera a la "situación" como un existenciario irrenunciable. En oposición al cogito cartesiano - despojado de mundo y de historia, como decía Ortega- se trata de poner al descubierto las raíces vivientes que nutren el nuevo pensamiento. Mi indagación encontró que los tres tomos de la principal obra de Jaspers, la Philosophie, se iluminan viéndolos como versiones actualizadas de las tres "ideas" de la metafísica clásica, cuyo "conocimiento" Kant demostró imposible. Dios, la libertad, el mundo- son Ideas "regulativas", que guían la marcha del pensamiento y de la acción, pero no constituyen objetos de conocimiento. Jaspers hablará de "Cifras", saberes simbólicos no reductibles a la ciencia-. Hay primero una aprehensión general de los resultados de las ciencias (Tomo 1º: "Orientación en el mundo", de la idea kantiana de mundo) . Esta reflexión conduce a la experiencia del límite, y lleva a la "Aclaración de la existencia" (Tomo 2º) que transpone en nuevo lenguaje existencial la idea kantiana del alma o de la libertad. -Por último (tomo 3º), la "Metafísica", analiza los modos en que la libertad se refiere a la Trascendencia y muestra el lenguaje cifrado de esa misma Trascendencia. Desde este centro en que nuestra tesis sitúa a Jaspers, pasamos luego a exponer su peculiar interpretación del mundo entorno, das Umgreifende, lo abarcador o englobante; así como el lenguaje indirecto; la relación con la teología, etc. En el curso de la exposición, Jaspers es confrontado con la fenomenología de Husserl y con las mal llamadas "filosofías de la existencia" de su colega alemán Heidegger y de su colega francés Gabriel Marcel.
Resumo:
El artículo analiza el problema de la "identidad narrativa" como el punto nodal a partir del cual se erige la filosofía de Paul Ricoeur. En abierta oposición a las "filosofías del cogito" en las cuales el yo se define como "yo empírico" o como "yo trascendental", el filósofo francés propone el concepto de sí mismo como otro aunando las nociones de mismidad e ipseidad en un mismo centro al que sólo accede el sujeto por medio de un rodeo narrativo dado en llamar "hermenéutica del sí". Se intentará comprender la noción de sujeto que esta filosofía delinea.
Resumo:
El trabajo se propone descubrir el ángulo exacto que permite una clara visión del pensamiento de Karl Jaspers. Seguimos en esto la consigna del propio filósofo que considera a la "situación" como un existenciario irrenunciable. En oposición al cogito cartesiano - despojado de mundo y de historia, como decía Ortega- se trata de poner al descubierto las raíces vivientes que nutren el nuevo pensamiento. Mi indagación encontró que los tres tomos de la principal obra de Jaspers, la Philosophie, se iluminan viéndolos como versiones actualizadas de las tres "ideas" de la metafísica clásica, cuyo "conocimiento" Kant demostró imposible. Dios, la libertad, el mundo- son Ideas "regulativas", que guían la marcha del pensamiento y de la acción, pero no constituyen objetos de conocimiento. Jaspers hablará de "Cifras", saberes simbólicos no reductibles a la ciencia-. Hay primero una aprehensión general de los resultados de las ciencias (Tomo 1º: "Orientación en el mundo", de la idea kantiana de mundo) . Esta reflexión conduce a la experiencia del límite, y lleva a la "Aclaración de la existencia" (Tomo 2º) que transpone en nuevo lenguaje existencial la idea kantiana del alma o de la libertad. -Por último (tomo 3º), la "Metafísica", analiza los modos en que la libertad se refiere a la Trascendencia y muestra el lenguaje cifrado de esa misma Trascendencia. Desde este centro en que nuestra tesis sitúa a Jaspers, pasamos luego a exponer su peculiar interpretación del mundo entorno, das Umgreifende, lo abarcador o englobante; así como el lenguaje indirecto; la relación con la teología, etc. En el curso de la exposición, Jaspers es confrontado con la fenomenología de Husserl y con las mal llamadas "filosofías de la existencia" de su colega alemán Heidegger y de su colega francés Gabriel Marcel.
Resumo:
El artículo analiza el problema de la "identidad narrativa" como el punto nodal a partir del cual se erige la filosofía de Paul Ricoeur. En abierta oposición a las "filosofías del cogito" en las cuales el yo se define como "yo empírico" o como "yo trascendental", el filósofo francés propone el concepto de sí mismo como otro aunando las nociones de mismidad e ipseidad en un mismo centro al que sólo accede el sujeto por medio de un rodeo narrativo dado en llamar "hermenéutica del sí". Se intentará comprender la noción de sujeto que esta filosofía delinea.
Resumo:
El artículo analiza el problema de la "identidad narrativa" como el punto nodal a partir del cual se erige la filosofía de Paul Ricoeur. En abierta oposición a las "filosofías del cogito" en las cuales el yo se define como "yo empírico" o como "yo trascendental", el filósofo francés propone el concepto de sí mismo como otro aunando las nociones de mismidad e ipseidad en un mismo centro al que sólo accede el sujeto por medio de un rodeo narrativo dado en llamar "hermenéutica del sí". Se intentará comprender la noción de sujeto que esta filosofía delinea.
Resumo:
La historia de la Actividad Física en general y de la Educación Física en particular son sin duda herederas de un cuerpo escindido, biologizado. La modernidad, montada sobre ese discurso dicotómico erige la razón como el nuevo Dios, y el cuerpo, siempre lo otro de sí, pasa a ser una maquinaria al servicio del cogito cartesiano. Considerar al cuerpo una construcción de la cultura, alejándose por completo del cuerpo físico que otrora fuera el centro de las preocupaciones, constituye un quiebre epistemológico radical que es preciso valorar. Efectivamente, limitar el análisis de la actividad física y las prácticas corporales de los hombres a una simple consideración orgánica, es reducirla a un nivel muy pobre de argumentación. Pero también, un enfoque culturalista que pretende deslindar toda consideración de la condición de animalidad del ser humano, su condición de ser vivo, constituye otra cara del reduccionismo. Como tampoco esencializar la cultura y no considerar las condiciones macroestructurales que la explican parece lo más plausible. En ese sentido, nos parece oportuno advertir que alentamos una postura antiesencialista que sostiene la no existencia de un sustrato primario, una esencia de lo social, sino que por el contrario asume el carácter contingente de toda identidad. De igual modo rechaza todo determinismo puesto que no concibe que exista una primacía de ninguna esfera, ya sea económica, cultural, o social, en la formación de las identidades; sino más bien entiende que todas ellas se interrelacionan e influencian mutuamente. Somos ese cuerpo que está, no solo atravesado por la razón, sino también por el poder y el deseo. Esa carne que somos es ese límite, ese punto ciego, esa piel que antecede toda reflexión y nos conecta con el mundo. En esta posibilidad de aunar la dimensión animal, humana y cósmica en una entidad indisoluble e integral, están quizás las huellas de nuevas (o viejas) sendas a ser transitadas
Resumo:
La historia de la Actividad Física en general y de la Educación Física en particular son sin duda herederas de un cuerpo escindido, biologizado. La modernidad, montada sobre ese discurso dicotómico erige la razón como el nuevo Dios, y el cuerpo, siempre lo otro de sí, pasa a ser una maquinaria al servicio del cogito cartesiano. Considerar al cuerpo una construcción de la cultura, alejándose por completo del cuerpo físico que otrora fuera el centro de las preocupaciones, constituye un quiebre epistemológico radical que es preciso valorar. Efectivamente, limitar el análisis de la actividad física y las prácticas corporales de los hombres a una simple consideración orgánica, es reducirla a un nivel muy pobre de argumentación. Pero también, un enfoque culturalista que pretende deslindar toda consideración de la condición de animalidad del ser humano, su condición de ser vivo, constituye otra cara del reduccionismo. Como tampoco esencializar la cultura y no considerar las condiciones macroestructurales que la explican parece lo más plausible. En ese sentido, nos parece oportuno advertir que alentamos una postura antiesencialista que sostiene la no existencia de un sustrato primario, una esencia de lo social, sino que por el contrario asume el carácter contingente de toda identidad. De igual modo rechaza todo determinismo puesto que no concibe que exista una primacía de ninguna esfera, ya sea económica, cultural, o social, en la formación de las identidades; sino más bien entiende que todas ellas se interrelacionan e influencian mutuamente. Somos ese cuerpo que está, no solo atravesado por la razón, sino también por el poder y el deseo. Esa carne que somos es ese límite, ese punto ciego, esa piel que antecede toda reflexión y nos conecta con el mundo. En esta posibilidad de aunar la dimensión animal, humana y cósmica en una entidad indisoluble e integral, están quizás las huellas de nuevas (o viejas) sendas a ser transitadas
Resumo:
La historia de la Actividad Física en general y de la Educación Física en particular son sin duda herederas de un cuerpo escindido, biologizado. La modernidad, montada sobre ese discurso dicotómico erige la razón como el nuevo Dios, y el cuerpo, siempre lo otro de sí, pasa a ser una maquinaria al servicio del cogito cartesiano. Considerar al cuerpo una construcción de la cultura, alejándose por completo del cuerpo físico que otrora fuera el centro de las preocupaciones, constituye un quiebre epistemológico radical que es preciso valorar. Efectivamente, limitar el análisis de la actividad física y las prácticas corporales de los hombres a una simple consideración orgánica, es reducirla a un nivel muy pobre de argumentación. Pero también, un enfoque culturalista que pretende deslindar toda consideración de la condición de animalidad del ser humano, su condición de ser vivo, constituye otra cara del reduccionismo. Como tampoco esencializar la cultura y no considerar las condiciones macroestructurales que la explican parece lo más plausible. En ese sentido, nos parece oportuno advertir que alentamos una postura antiesencialista que sostiene la no existencia de un sustrato primario, una esencia de lo social, sino que por el contrario asume el carácter contingente de toda identidad. De igual modo rechaza todo determinismo puesto que no concibe que exista una primacía de ninguna esfera, ya sea económica, cultural, o social, en la formación de las identidades; sino más bien entiende que todas ellas se interrelacionan e influencian mutuamente. Somos ese cuerpo que está, no solo atravesado por la razón, sino también por el poder y el deseo. Esa carne que somos es ese límite, ese punto ciego, esa piel que antecede toda reflexión y nos conecta con el mundo. En esta posibilidad de aunar la dimensión animal, humana y cósmica en una entidad indisoluble e integral, están quizás las huellas de nuevas (o viejas) sendas a ser transitadas