6 resultados para William II, German Emperor, 1859-1941.
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
La literatura y la cultura españolas de los últimos setenta años no pueden comprenderse de manera completa si no se consideran las consecuencias derivadas de la Guerra Civil de 1936, entre las cuales el exilio de miles de republicanos opuestos al régimen franquista ocupa un espacio de gran relevancia. Pero ese exilio presenta una geografía disímil y heterogénea en todos los niveles, por lo que todavía queda mucho por profundizar. Esta propuesta penetra en uno de sus capítulos más angustiantes: la experiencia de los campos de concentración habilitados en el sur de Francia a principios de 1939 para la reclusión de los españoles, del cual ha surgido desde entonces y hasta la actualidad una densa cantidad de textos testimoniales que la relatan. Uno de ellos es Alambradas. Mis nueve meses por los campos de concentración de Francia, publicado en 1941 por Manuel García Gerpe, quien se estableció en Buenos Aires luego de pasar por los campos. En esta oportunidad, la comunicación se hace eco de uno de los objetivos pendientes: recuperar para el análisis interpretativo los discursos de aquellos sujetos que se han mantenido en la periferia del canon y de los criterios específicos con que se ha abordado el corpus de la literatura exiliada
Resumo:
La carta que presentamos traducida al español fue escrita en el año 1008 por el obispo misionero Bruno de Querfurt. El destinatario era el rey sajón Enrique II (1002-1024), emperador desde el año 1014. El contexto de la epístola está marcado por los vínculos cambiantes entre diversos actores políticos. La dinastía polaca piasta había cooperado con el Imperio desde mediados del siglo x. Por otra parte, los liutizos, una confederación de pueblos eslavos paganos, se habían levantado contra las estructuras eclesiásticas e imperiales en la región del Elba en 983, en el marco de un floreciente paganismo. Sin embargo, al iniciarse el nuevo milenio, el piasta Boleslao el Bravo se había convertido en una amenaza más atemorizadora para el Imperio, debido particularmente a la expansión territorial que encabezaba. Así, el rey Enrique II pactó en el año 1003 en Quedlinburg con los liutizos frente al piasta: se sellaba una alianza entre un rey cristiano y una confederación pagana para hacer frente a otro gobernante cristiano. Bruno de Querfurt, que había dedicado su vida a la misión y recibía apoyo de Boleslao, escribió esta misiva, con el objeto de señalar las contradicciones de la alianza citada arriba
Resumo:
La carta que presentamos traducida al español fue escrita en el año 1008 por el obispo misionero Bruno de Querfurt. El destinatario era el rey sajón Enrique II (1002-1024), emperador desde el año 1014. El contexto de la epístola está marcado por los vínculos cambiantes entre diversos actores políticos. La dinastía polaca piasta había cooperado con el Imperio desde mediados del siglo x. Por otra parte, los liutizos, una confederación de pueblos eslavos paganos, se habían levantado contra las estructuras eclesiásticas e imperiales en la región del Elba en 983, en el marco de un floreciente paganismo. Sin embargo, al iniciarse el nuevo milenio, el piasta Boleslao el Bravo se había convertido en una amenaza más atemorizadora para el Imperio, debido particularmente a la expansión territorial que encabezaba. Así, el rey Enrique II pactó en el año 1003 en Quedlinburg con los liutizos frente al piasta: se sellaba una alianza entre un rey cristiano y una confederación pagana para hacer frente a otro gobernante cristiano. Bruno de Querfurt, que había dedicado su vida a la misión y recibía apoyo de Boleslao, escribió esta misiva, con el objeto de señalar las contradicciones de la alianza citada arriba
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La literatura y la cultura españolas de los últimos setenta años no pueden comprenderse de manera completa si no se consideran las consecuencias derivadas de la Guerra Civil de 1936, entre las cuales el exilio de miles de republicanos opuestos al régimen franquista ocupa un espacio de gran relevancia. Pero ese exilio presenta una geografía disímil y heterogénea en todos los niveles, por lo que todavía queda mucho por profundizar. Esta propuesta penetra en uno de sus capítulos más angustiantes: la experiencia de los campos de concentración habilitados en el sur de Francia a principios de 1939 para la reclusión de los españoles, del cual ha surgido desde entonces y hasta la actualidad una densa cantidad de textos testimoniales que la relatan. Uno de ellos es Alambradas. Mis nueve meses por los campos de concentración de Francia, publicado en 1941 por Manuel García Gerpe, quien se estableció en Buenos Aires luego de pasar por los campos. En esta oportunidad, la comunicación se hace eco de uno de los objetivos pendientes: recuperar para el análisis interpretativo los discursos de aquellos sujetos que se han mantenido en la periferia del canon y de los criterios específicos con que se ha abordado el corpus de la literatura exiliada
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La literatura y la cultura españolas de los últimos setenta años no pueden comprenderse de manera completa si no se consideran las consecuencias derivadas de la Guerra Civil de 1936, entre las cuales el exilio de miles de republicanos opuestos al régimen franquista ocupa un espacio de gran relevancia. Pero ese exilio presenta una geografía disímil y heterogénea en todos los niveles, por lo que todavía queda mucho por profundizar. Esta propuesta penetra en uno de sus capítulos más angustiantes: la experiencia de los campos de concentración habilitados en el sur de Francia a principios de 1939 para la reclusión de los españoles, del cual ha surgido desde entonces y hasta la actualidad una densa cantidad de textos testimoniales que la relatan. Uno de ellos es Alambradas. Mis nueve meses por los campos de concentración de Francia, publicado en 1941 por Manuel García Gerpe, quien se estableció en Buenos Aires luego de pasar por los campos. En esta oportunidad, la comunicación se hace eco de uno de los objetivos pendientes: recuperar para el análisis interpretativo los discursos de aquellos sujetos que se han mantenido en la periferia del canon y de los criterios específicos con que se ha abordado el corpus de la literatura exiliada
Resumo:
La carta que presentamos traducida al español fue escrita en el año 1008 por el obispo misionero Bruno de Querfurt. El destinatario era el rey sajón Enrique II (1002-1024), emperador desde el año 1014. El contexto de la epístola está marcado por los vínculos cambiantes entre diversos actores políticos. La dinastía polaca piasta había cooperado con el Imperio desde mediados del siglo x. Por otra parte, los liutizos, una confederación de pueblos eslavos paganos, se habían levantado contra las estructuras eclesiásticas e imperiales en la región del Elba en 983, en el marco de un floreciente paganismo. Sin embargo, al iniciarse el nuevo milenio, el piasta Boleslao el Bravo se había convertido en una amenaza más atemorizadora para el Imperio, debido particularmente a la expansión territorial que encabezaba. Así, el rey Enrique II pactó en el año 1003 en Quedlinburg con los liutizos frente al piasta: se sellaba una alianza entre un rey cristiano y una confederación pagana para hacer frente a otro gobernante cristiano. Bruno de Querfurt, que había dedicado su vida a la misión y recibía apoyo de Boleslao, escribió esta misiva, con el objeto de señalar las contradicciones de la alianza citada arriba