15 resultados para Ruinas
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
En este trabajo, me propongo analizar la relación que Fernando Vallejo mantiene, en su narrativa, con Colombia y Medellín, luego del exilio voluntario. Colombia aparece en su literatura constantemente: desde el pasado remoto de una infancia a la que intenta volver; y desde el presente desencantado de un país en ruinas que le quitó todo. Me interesa indagar esta tensión en algunos momentos de El desbarrancadero para demostrar que la voz de Vallejo es la de un melancólico ya hastiado del mundo, que con su prosa violenta y corrosiva, arremete contra todos los fundamentos morales y políticos del lector. Un melancólico, que obsesionado con la muerte, destruye todo a su paso -desde la propia madre hasta la Colombia natal-, y en ese movimiento, se destruye. Quisiera detenerme en la relación que el autor-narrador-personaje mantiene con la madre, el hermano Darío y el padre para analizar la ambigüedad y la tensión inherentes en ciertos personajes melancólicos. Porque Vallejo, en su ambivalencia temperamental, no conoce de medios, sólo de extremos que no pueden conectarse, pero que inciden unos sobre otros. Del amor al odio, del horror a la seducción, de la alteridad a la mismidad, del tedio al arrebato, de la vida a la muerte, de la realidad a la ficción
Resumo:
Debido a su carácter en cierta medida descentrado con respecto al canon del XIX hispánico, las novelas de Rosalía de Castro permiten problematizar categorías críticas fundacionales de la historiografía decimonónica tales como "romanticismo", "realismo", "costumbrismo" o, en el plano de los géneros literarios, "novela sentimental" y "folletín". Más conocida como poeta, la dedicación de la autora a la narrativa no fue un empeño marginal. Así lo demuestran obras como La hija del mar (1859), Flavio (1861), Ruinas (1866), El caballero de las botas azules (1867) y El primer loco (1880), estampas costumbristas como El cadiceño (1866), relatos breves como Conto gallego (1903) y otras incursiones prosísticas, a veces no ajenas al marco ficcional del relato epistolar como Las literatas (1865). Resulta innegable que la narrativa de Castro participa de algunas de las principales convenciones de la literatura decimonónica. Se acogió claramente al molde genérico del folletín en sus novelas Flavio y Ruinas, y trató en su obra el modo en que las nuevas condiciones de producción editorial transformaron la circulación de los libros de ficción en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, el tratamiento que la autora confiere a las emociones en su novelística difiere notablemente del canon sentimental propio de la novela por entregas. No es de extrañar, a esta luz, que a menudo en sus novelas se establezca una correlación explícita entre quienes sienten y quienes escriben. Esta correlación entre sentimiento y creación verbal permite establecer una compleja teoría literaria del sentir de la que, a su vez, surgen nuevas implicaciones políticas. El vínculo entre historia de las emociones y teoría de la ficción, como fundamento de una nueva "comunidad del sentir", podría arrojar nuevas perspectivas en el estudio de la novelística de Rosalía de Castro.
Resumo:
En After the End. Representations of Post-Apocalypse, James Berger (1999) estudia el posapocalipsis en Estados Unidos. Explica que cada tentativa de representar lo irrepresentable es incompleta por definición porque siempre deja residuos. Otra paradoja que plantea es que cuesta menos recordar un evento traumático en sí que captar aquello que ocurre después, sus efectos posteriores sobre un individuo o una colectividad, la presencia dolorosa de lo fantasmático. En su narrativa, Sergio Chejfec evoca este mundo en ruinas de la memoria heredada (postmemory según Marianne Hirsch), tanto en cuanto a su configuración espacial como en cuanto a sus pautas de sociabilidad. El proyecto poético formulado por Chejfec supone un desplazamiento en la novelística argentina posterior a la fase posdictatorial "alegórica" (Idelber Avelar en Alegorías de la derrota, 2000). En Mis dos mundos (2008), Chejfec relata una excursión por un parque urbano del sur de Brasil. La caminata emprendida por el protagonista, a punto de convertirse en cincuentón, le permite reflexionar acerca del legado de algunos antecesores, evocado a través de intertextos como los Cumpleaños de Fuentes y de Aira, y acerca de las aporías de la tradición literaria en general. A pesar de las afinidades adornianas que se perciben en Chejfec, se observa en este texto una impugnación a la categoría de obra de arte como forma autónoma y distanciada de lo real. El análisis de Mis dos mundos que nos proponemos llevar a cabo constituirá el punto de partida para una tentativa de definición de los "atributos" de esta literatura
Resumo:
El presente trabajo hace un recorrido por las imágenes de ruina, derro-ta y destrucción en la poesía de Garcilaso, la recepción del modelo italiano y las proyecciones en la percepción renacentista del Siglo de Oro español.
Resumo:
El presente trabajo hace un recorrido por las imágenes de ruina, derro-ta y destrucción en la poesía de Garcilaso, la recepción del modelo italiano y las proyecciones en la percepción renacentista del Siglo de Oro español.
Resumo:
En este trabajo, me propongo analizar la relación que Fernando Vallejo mantiene, en su narrativa, con Colombia y Medellín, luego del exilio voluntario. Colombia aparece en su literatura constantemente: desde el pasado remoto de una infancia a la que intenta volver; y desde el presente desencantado de un país en ruinas que le quitó todo. Me interesa indagar esta tensión en algunos momentos de El desbarrancadero para demostrar que la voz de Vallejo es la de un melancólico ya hastiado del mundo, que con su prosa violenta y corrosiva, arremete contra todos los fundamentos morales y políticos del lector. Un melancólico, que obsesionado con la muerte, destruye todo a su paso -desde la propia madre hasta la Colombia natal-, y en ese movimiento, se destruye. Quisiera detenerme en la relación que el autor-narrador-personaje mantiene con la madre, el hermano Darío y el padre para analizar la ambigüedad y la tensión inherentes en ciertos personajes melancólicos. Porque Vallejo, en su ambivalencia temperamental, no conoce de medios, sólo de extremos que no pueden conectarse, pero que inciden unos sobre otros. Del amor al odio, del horror a la seducción, de la alteridad a la mismidad, del tedio al arrebato, de la vida a la muerte, de la realidad a la ficción
Resumo:
Debido a su carácter en cierta medida descentrado con respecto al canon del XIX hispánico, las novelas de Rosalía de Castro permiten problematizar categorías críticas fundacionales de la historiografía decimonónica tales como "romanticismo", "realismo", "costumbrismo" o, en el plano de los géneros literarios, "novela sentimental" y "folletín". Más conocida como poeta, la dedicación de la autora a la narrativa no fue un empeño marginal. Así lo demuestran obras como La hija del mar (1859), Flavio (1861), Ruinas (1866), El caballero de las botas azules (1867) y El primer loco (1880), estampas costumbristas como El cadiceño (1866), relatos breves como Conto gallego (1903) y otras incursiones prosísticas, a veces no ajenas al marco ficcional del relato epistolar como Las literatas (1865). Resulta innegable que la narrativa de Castro participa de algunas de las principales convenciones de la literatura decimonónica. Se acogió claramente al molde genérico del folletín en sus novelas Flavio y Ruinas, y trató en su obra el modo en que las nuevas condiciones de producción editorial transformaron la circulación de los libros de ficción en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, el tratamiento que la autora confiere a las emociones en su novelística difiere notablemente del canon sentimental propio de la novela por entregas. No es de extrañar, a esta luz, que a menudo en sus novelas se establezca una correlación explícita entre quienes sienten y quienes escriben. Esta correlación entre sentimiento y creación verbal permite establecer una compleja teoría literaria del sentir de la que, a su vez, surgen nuevas implicaciones políticas. El vínculo entre historia de las emociones y teoría de la ficción, como fundamento de una nueva "comunidad del sentir", podría arrojar nuevas perspectivas en el estudio de la novelística de Rosalía de Castro.
Resumo:
En After the End. Representations of Post-Apocalypse, James Berger (1999) estudia el posapocalipsis en Estados Unidos. Explica que cada tentativa de representar lo irrepresentable es incompleta por definición porque siempre deja residuos. Otra paradoja que plantea es que cuesta menos recordar un evento traumático en sí que captar aquello que ocurre después, sus efectos posteriores sobre un individuo o una colectividad, la presencia dolorosa de lo fantasmático. En su narrativa, Sergio Chejfec evoca este mundo en ruinas de la memoria heredada (postmemory según Marianne Hirsch), tanto en cuanto a su configuración espacial como en cuanto a sus pautas de sociabilidad. El proyecto poético formulado por Chejfec supone un desplazamiento en la novelística argentina posterior a la fase posdictatorial "alegórica" (Idelber Avelar en Alegorías de la derrota, 2000). En Mis dos mundos (2008), Chejfec relata una excursión por un parque urbano del sur de Brasil. La caminata emprendida por el protagonista, a punto de convertirse en cincuentón, le permite reflexionar acerca del legado de algunos antecesores, evocado a través de intertextos como los Cumpleaños de Fuentes y de Aira, y acerca de las aporías de la tradición literaria en general. A pesar de las afinidades adornianas que se perciben en Chejfec, se observa en este texto una impugnación a la categoría de obra de arte como forma autónoma y distanciada de lo real. El análisis de Mis dos mundos que nos proponemos llevar a cabo constituirá el punto de partida para una tentativa de definición de los "atributos" de esta literatura
Resumo:
El presente trabajo hace un recorrido por las imágenes de ruina, derro-ta y destrucción en la poesía de Garcilaso, la recepción del modelo italiano y las proyecciones en la percepción renacentista del Siglo de Oro español.
Resumo:
En este trabajo, me propongo analizar la relación que Fernando Vallejo mantiene, en su narrativa, con Colombia y Medellín, luego del exilio voluntario. Colombia aparece en su literatura constantemente: desde el pasado remoto de una infancia a la que intenta volver; y desde el presente desencantado de un país en ruinas que le quitó todo. Me interesa indagar esta tensión en algunos momentos de El desbarrancadero para demostrar que la voz de Vallejo es la de un melancólico ya hastiado del mundo, que con su prosa violenta y corrosiva, arremete contra todos los fundamentos morales y políticos del lector. Un melancólico, que obsesionado con la muerte, destruye todo a su paso -desde la propia madre hasta la Colombia natal-, y en ese movimiento, se destruye. Quisiera detenerme en la relación que el autor-narrador-personaje mantiene con la madre, el hermano Darío y el padre para analizar la ambigüedad y la tensión inherentes en ciertos personajes melancólicos. Porque Vallejo, en su ambivalencia temperamental, no conoce de medios, sólo de extremos que no pueden conectarse, pero que inciden unos sobre otros. Del amor al odio, del horror a la seducción, de la alteridad a la mismidad, del tedio al arrebato, de la vida a la muerte, de la realidad a la ficción
Resumo:
Debido a su carácter en cierta medida descentrado con respecto al canon del XIX hispánico, las novelas de Rosalía de Castro permiten problematizar categorías críticas fundacionales de la historiografía decimonónica tales como "romanticismo", "realismo", "costumbrismo" o, en el plano de los géneros literarios, "novela sentimental" y "folletín". Más conocida como poeta, la dedicación de la autora a la narrativa no fue un empeño marginal. Así lo demuestran obras como La hija del mar (1859), Flavio (1861), Ruinas (1866), El caballero de las botas azules (1867) y El primer loco (1880), estampas costumbristas como El cadiceño (1866), relatos breves como Conto gallego (1903) y otras incursiones prosísticas, a veces no ajenas al marco ficcional del relato epistolar como Las literatas (1865). Resulta innegable que la narrativa de Castro participa de algunas de las principales convenciones de la literatura decimonónica. Se acogió claramente al molde genérico del folletín en sus novelas Flavio y Ruinas, y trató en su obra el modo en que las nuevas condiciones de producción editorial transformaron la circulación de los libros de ficción en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, el tratamiento que la autora confiere a las emociones en su novelística difiere notablemente del canon sentimental propio de la novela por entregas. No es de extrañar, a esta luz, que a menudo en sus novelas se establezca una correlación explícita entre quienes sienten y quienes escriben. Esta correlación entre sentimiento y creación verbal permite establecer una compleja teoría literaria del sentir de la que, a su vez, surgen nuevas implicaciones políticas. El vínculo entre historia de las emociones y teoría de la ficción, como fundamento de una nueva "comunidad del sentir", podría arrojar nuevas perspectivas en el estudio de la novelística de Rosalía de Castro.
Resumo:
En After the End. Representations of Post-Apocalypse, James Berger (1999) estudia el posapocalipsis en Estados Unidos. Explica que cada tentativa de representar lo irrepresentable es incompleta por definición porque siempre deja residuos. Otra paradoja que plantea es que cuesta menos recordar un evento traumático en sí que captar aquello que ocurre después, sus efectos posteriores sobre un individuo o una colectividad, la presencia dolorosa de lo fantasmático. En su narrativa, Sergio Chejfec evoca este mundo en ruinas de la memoria heredada (postmemory según Marianne Hirsch), tanto en cuanto a su configuración espacial como en cuanto a sus pautas de sociabilidad. El proyecto poético formulado por Chejfec supone un desplazamiento en la novelística argentina posterior a la fase posdictatorial "alegórica" (Idelber Avelar en Alegorías de la derrota, 2000). En Mis dos mundos (2008), Chejfec relata una excursión por un parque urbano del sur de Brasil. La caminata emprendida por el protagonista, a punto de convertirse en cincuentón, le permite reflexionar acerca del legado de algunos antecesores, evocado a través de intertextos como los Cumpleaños de Fuentes y de Aira, y acerca de las aporías de la tradición literaria en general. A pesar de las afinidades adornianas que se perciben en Chejfec, se observa en este texto una impugnación a la categoría de obra de arte como forma autónoma y distanciada de lo real. El análisis de Mis dos mundos que nos proponemos llevar a cabo constituirá el punto de partida para una tentativa de definición de los "atributos" de esta literatura