9 resultados para Relaciones afectivas
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
Como parte de mi investigación ligada a prácticas y representaciones sobre sexualidad en jóvenes de clase media, tomo en este caso como objeto de análisis una serie de reflexiones surgidas en el contexto áulico (de un curso de primer año de Polimodal perteneciente a un colegio privado de Necochea) en relación a este tema. A partir de la observación participante, analizare las respuestas de los jóvenes a una serie de preguntas planteadas por el docente en la Clase de "Salud y Adolescencia", las que fueron contestadas individualmente por escrito y luego compartidas en un debate, en el marco de la unidad dedicada al abordaje de la "Sexualidad Adolescente". Se escogieron de entre las preguntas efectuadas aquellas ligadas al significado que adquiere la relación cuerpo/sexualidad/placer. Apuntando a lograr una "descripción integral de los usos culturales del cuerpo", -como ya lo sugería Margaret Mead en la década del 30-, el análisis se complementa con la información surgida de conversaciones informales(1) y observación participante en los distintos encuentros con el grupo. Se recurre a la Teoría de las Representaciones Sociales, enfoque que creemos muy fructífero para el abordaje de cuestiones centradas en el/los cuerpos, su experimentación, significados y vivencias. Rescatamos la noción de experiencia, concebida como un lugar donde la práctica y la representación se unen, adquiriendo un sentido particular, el cual es factible de narrar.
Resumo:
Como parte de mi investigación ligada a prácticas y representaciones sobre sexualidad en jóvenes de clase media, tomo en este caso como objeto de análisis una serie de reflexiones surgidas en el contexto áulico (de un curso de primer año de Polimodal perteneciente a un colegio privado de Necochea) en relación a este tema. A partir de la observación participante, analizare las respuestas de los jóvenes a una serie de preguntas planteadas por el docente en la Clase de "Salud y Adolescencia", las que fueron contestadas individualmente por escrito y luego compartidas en un debate, en el marco de la unidad dedicada al abordaje de la "Sexualidad Adolescente". Se escogieron de entre las preguntas efectuadas aquellas ligadas al significado que adquiere la relación cuerpo/sexualidad/placer. Apuntando a lograr una "descripción integral de los usos culturales del cuerpo", -como ya lo sugería Margaret Mead en la década del 30-, el análisis se complementa con la información surgida de conversaciones informales(1) y observación participante en los distintos encuentros con el grupo. Se recurre a la Teoría de las Representaciones Sociales, enfoque que creemos muy fructífero para el abordaje de cuestiones centradas en el/los cuerpos, su experimentación, significados y vivencias. Rescatamos la noción de experiencia, concebida como un lugar donde la práctica y la representación se unen, adquiriendo un sentido particular, el cual es factible de narrar.
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Como parte de mi investigación ligada a prácticas y representaciones sobre sexualidad en jóvenes de clase media, tomo en este caso como objeto de análisis una serie de reflexiones surgidas en el contexto áulico (de un curso de primer año de Polimodal perteneciente a un colegio privado de Necochea) en relación a este tema. A partir de la observación participante, analizare las respuestas de los jóvenes a una serie de preguntas planteadas por el docente en la Clase de "Salud y Adolescencia", las que fueron contestadas individualmente por escrito y luego compartidas en un debate, en el marco de la unidad dedicada al abordaje de la "Sexualidad Adolescente". Se escogieron de entre las preguntas efectuadas aquellas ligadas al significado que adquiere la relación cuerpo/sexualidad/placer. Apuntando a lograr una "descripción integral de los usos culturales del cuerpo", -como ya lo sugería Margaret Mead en la década del 30-, el análisis se complementa con la información surgida de conversaciones informales(1) y observación participante en los distintos encuentros con el grupo. Se recurre a la Teoría de las Representaciones Sociales, enfoque que creemos muy fructífero para el abordaje de cuestiones centradas en el/los cuerpos, su experimentación, significados y vivencias. Rescatamos la noción de experiencia, concebida como un lugar donde la práctica y la representación se unen, adquiriendo un sentido particular, el cual es factible de narrar.
Resumo:
Este trabajo propone un acercamiento a la elaboración social de figuras simbólicas de la familia a partir de la exploración de las prácticas fotográficas que se desarrollan en el marco de los entramados de vínculos familiares. Para ello se concentra en el estudio de dos momentos de dichas prácticas: la realización y composición de fotografías y el armado de colecciones de fotografías a partir de su ordenamiento selectivo en forma de "álbum". ¿Qué lugar ocupan esas prácticas fotográficas, en tanto prácticas sociales, en la construcción de los entramados familiares? ¿Qué características asumen las prácticas fotográficas en el ámbito doméstico-familiar? ¿En el marco de qué formas sociales familiares se producen las imágenes de familia? ¿Qué papel juegan los afectos en la producción de imágenes de familia? ¿Cómo contribuyen a la reproducción de formas legítimas del vínculo familiar? Son las preguntas que guían esta indagación. Para comenzar, se tienen en cuenta dos cambios fundamentales que hicieron posible la práctica fotográfica al interior de las familias. Los cambios tecnológicos aplicados a la fotografía que economizan la práctica fotográfica y las transformaciones sufridas en el modelo patriarcal de familia, en las familias de clase media urbana desde mediados del siglo XX. Estas transformaciones se dan casi en simultáneo, posibilitando la introducción de la cámara fotográfica al interior de las familias y produciendo cambios en los cánones sociales sobre lo que se vuelve fotografiable y lo que no. Asimismo las fotografías, como elementos que colaboran en la creación de la memoria familiar, se construyen a través de negociaciones y silencios, produciendo a su vez, tensiones con el relato oral. Como la función de construcción de toda memoria, el sentido de ésta es generar cohesión y unión en la familia, crear un sentido de pertenencia y de identidad a ella en todos los miembros del grupo. Y en este caso particular, la construcción de la memoria familiar, se encuentra atravesada por una alta carga afectiva y emocional
Resumo:
Este trabajo propone un acercamiento a la elaboración social de figuras simbólicas de la familia a partir de la exploración de las prácticas fotográficas que se desarrollan en el marco de los entramados de vínculos familiares. Para ello se concentra en el estudio de dos momentos de dichas prácticas: la realización y composición de fotografías y el armado de colecciones de fotografías a partir de su ordenamiento selectivo en forma de "álbum". ¿Qué lugar ocupan esas prácticas fotográficas, en tanto prácticas sociales, en la construcción de los entramados familiares? ¿Qué características asumen las prácticas fotográficas en el ámbito doméstico-familiar? ¿En el marco de qué formas sociales familiares se producen las imágenes de familia? ¿Qué papel juegan los afectos en la producción de imágenes de familia? ¿Cómo contribuyen a la reproducción de formas legítimas del vínculo familiar? Son las preguntas que guían esta indagación. Para comenzar, se tienen en cuenta dos cambios fundamentales que hicieron posible la práctica fotográfica al interior de las familias. Los cambios tecnológicos aplicados a la fotografía que economizan la práctica fotográfica y las transformaciones sufridas en el modelo patriarcal de familia, en las familias de clase media urbana desde mediados del siglo XX. Estas transformaciones se dan casi en simultáneo, posibilitando la introducción de la cámara fotográfica al interior de las familias y produciendo cambios en los cánones sociales sobre lo que se vuelve fotografiable y lo que no. Asimismo las fotografías, como elementos que colaboran en la creación de la memoria familiar, se construyen a través de negociaciones y silencios, produciendo a su vez, tensiones con el relato oral. Como la función de construcción de toda memoria, el sentido de ésta es generar cohesión y unión en la familia, crear un sentido de pertenencia y de identidad a ella en todos los miembros del grupo. Y en este caso particular, la construcción de la memoria familiar, se encuentra atravesada por una alta carga afectiva y emocional
Resumo:
Este trabajo propone un acercamiento a la elaboración social de figuras simbólicas de la familia a partir de la exploración de las prácticas fotográficas que se desarrollan en el marco de los entramados de vínculos familiares. Para ello se concentra en el estudio de dos momentos de dichas prácticas: la realización y composición de fotografías y el armado de colecciones de fotografías a partir de su ordenamiento selectivo en forma de "álbum". ¿Qué lugar ocupan esas prácticas fotográficas, en tanto prácticas sociales, en la construcción de los entramados familiares? ¿Qué características asumen las prácticas fotográficas en el ámbito doméstico-familiar? ¿En el marco de qué formas sociales familiares se producen las imágenes de familia? ¿Qué papel juegan los afectos en la producción de imágenes de familia? ¿Cómo contribuyen a la reproducción de formas legítimas del vínculo familiar? Son las preguntas que guían esta indagación. Para comenzar, se tienen en cuenta dos cambios fundamentales que hicieron posible la práctica fotográfica al interior de las familias. Los cambios tecnológicos aplicados a la fotografía que economizan la práctica fotográfica y las transformaciones sufridas en el modelo patriarcal de familia, en las familias de clase media urbana desde mediados del siglo XX. Estas transformaciones se dan casi en simultáneo, posibilitando la introducción de la cámara fotográfica al interior de las familias y produciendo cambios en los cánones sociales sobre lo que se vuelve fotografiable y lo que no. Asimismo las fotografías, como elementos que colaboran en la creación de la memoria familiar, se construyen a través de negociaciones y silencios, produciendo a su vez, tensiones con el relato oral. Como la función de construcción de toda memoria, el sentido de ésta es generar cohesión y unión en la familia, crear un sentido de pertenencia y de identidad a ella en todos los miembros del grupo. Y en este caso particular, la construcción de la memoria familiar, se encuentra atravesada por una alta carga afectiva y emocional
Resumo:
El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal
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El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal
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El dilema de la política acerca del sujeto universal de la revolución y del cambio social se mantiene en la forma de una pregunta nunca resuelta satisfactoriamente por las diversas organizaciones y expresiones de la izquierda vernácula: ¿liberación de las mujeres y los hombres o liberación de la "humanidad"? Este interrogante no es nuevo ni responde solamente a la complejización de la categoría "sujeto" propia de las filosofías más actuales; fue planteado por algunas mujeres al interior del anarquismo local de fines del siglo XIX. Respondiendo a la convocatoria masculina comprometida con la emancipación de la mujer, las anarquistas sostienen un diálogo en el que se evidencia la construcción de un sujeto de la política ineludiblemente generizado. Los términos de ese debate continúan siendo inquietantemente actuales. A partir de las más recientes críticas al pensamiento de la filosofía política clásica se vuelve difícil pensar un sujeto esencial de la historia, anterior a su entrada a la cultura, y ni siquiera un cuerpo biológico en espera de su significación social. En este sentido, la identidad es una práctica significante en un campo cultural determinado a partir de ciertas reglas, en parte derivadas de una matriz jerárquica que asocia diferenciaciones de género y heterosexualidad obligatoria. Esta asociación explicaría la centralidad de las discusiones acerca de la procreación, las relaciones afectivas o el ejercicio de la sexualidad tanto en el viejo anarquismo como en las más recientes expresiones anticapitalistas. Sin sujeto anterior al campo de disputa que lo constituye, la política se expande por sobre la representación o la búsqueda de reconocimiento y de derechos. En este sentido, una actividad política posible sería identificar las estrategias de repetición subversiva válidas para un campo determinado que provoquen desestabilización y desplazamientos.A fines del siglo XIX el anarquismo se supone una expresión de cambio radical. Sin reformas ni atenuantes propone la destrucción general del capitalismo y todas sus expresiones, desde la economía a las formas de relación afectiva. Los teóricos y propagandistas piensan en las mujeres y su necesaria emancipación de los roles a los que la crueldad del sistema las ha condenado. A esos modelos le oponen la mujer anarquista y para eso la llaman a la lucha. Sostenemos que la escritura por parte de las mujeres anarquistas en la Argentina del siglo XIX XX constituye una estrategia política, un ejercicio propiciado por un campo cultural específico en el cual la prensa anarquista es el medio de difusión, concientización y llamado a la acción por excelencia. En ese contexto, el lenguaje escrito no es un instrumento más de la práctica constitutiva, sino el espacio privilegiado en el cual el ejercicio de la escritura por parte de las mujeres se revela como una práctica subversiva potenciada por el estilo revulsivo del discurso. Sin esa práctica, el debate sobre la construcción de un sujeto político ineludiblemente generizado se hubiera perdido, otra vez, en la falsa estabilidad de un sujeto universal