6 resultados para Plusvalía
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
Estamos en una sociedad en donde el sentido del capital es no tener sentido, en donde el fetichismo es una forma de la sociedad. Pero para hablar de fetichismo hay que hablar primero de subjetividad. Y ahí es donde nos encontramos con la cuestión de que la relación sujeto-objeto es ficticia en la medida en que las relaciones físicas se basen en la metafísica. Justamente por esto es que en la relación sujeto-objeto de la sociedad metafísica capitalista el pensamiento transforma la mercancía en un producto, en una cosa, constituyéndose como un fetichismo. El objetivo de este trabajo es aportar puntos de vistas para poder reflexionar sobre el papelque tiene el capitalismo en la formación de espacio y de conducta humana. Uno de los principales enfoques teóricos del presente es que la ideología del consumo, con la publicidad y el consumo de signos se convierte en la ideología de la sociedad; se consumen signos de poder, de felicidad, de satisfacción, de tecnología como si fueran objetos. El lenguaje se convierte en valor de cambio. Por ende, el hecho de concebir al espacio como un sistema de signos, es decir, concebirlo como un ente constituido por objetos consumibles, termina transformándolo en una mercancía. En la actualidad, la promesa de trabajo futuro es lo que mantiene el valor de las mercancías, con las empresas endeudadas. Esa generalización de las deudas es la forma de persistencia del capitalismo, el cual autorrevoluciona su historia en periodos cada vez más cortos. Estos cambios pueden ser los indicadores de que la conciencia fetichista es lo que permite la universalidad del capital, no la plusvalía
Resumo:
Asistimos a la ampliación de "...una lógica estrictamente capitalista en el desarrollo metropolitano, otorgando a la plusvalía urbana el rango de criterio urbanístico básico" (de Mattos, 2002:1). El gobierno del Estado se reemplaza por la gobernancia y el sector privado revaloriza su rol como constructor y decisor, el Estado se repliega y el capital encuentra nuevos nichos para valorizarse. La redefinición normativa y la gestión privada alteran la propiedad constitutiva de la ciudad como valor de uso complejo (Topalov, 1979). El capital aprende a valorizarse adquiriendo un control parcial sobre derechos, servicios y bienes públicos, y produciendo elementos urbanos que antes le resultaban irreproducibles. Así, la planificación de la ciudad y la comercialización de un nuevo estilo de vida para los sectores privilegiados deviene en una nueva forma de valorización del capital. ¿Pueden los agentes inmobiliarios por sí solos crear mundos de la vida (Habermas, 1987), en su doble concepción de espacios de sociabilidad y horizonte de apreciación, y asegurarse consumidores? El megaemprendimiento toma cuerpo en los estilos de vida de sus habitantes; una metamorfosis sufrida en sus disposiciones y competencias espaciales reorganiza el sentido de sus prácticas y representaciones territoriales. Los habitus (Bourdieu, 1997) se conforman junto a la nueva espacialidad como estructura estructurada por emprendimientos como Nordelta y como estructura estructurante de los nuevos objetos urbanos. Es decir, los habitus no resultan de la impresión mecánica de las estructuras sociales capitalistas sino que se constituyen en un complejo proceso irreducible a las dicotomías entre objetivismo-subjetivismo, acción-estructura, etc. Las disposiciones y competencias espaciales pueden pensarse como la articulación del par dialéctico que presenta Santos (1996) al referirse al espacio geográfico como un conjunto de sistemas de objetos y sistemas de acciones, considerados como el contexto único en el que se realiza la historia.
Resumo:
Asistimos a la ampliación de "...una lógica estrictamente capitalista en el desarrollo metropolitano, otorgando a la plusvalía urbana el rango de criterio urbanístico básico" (de Mattos, 2002:1). El gobierno del Estado se reemplaza por la gobernancia y el sector privado revaloriza su rol como constructor y decisor, el Estado se repliega y el capital encuentra nuevos nichos para valorizarse. La redefinición normativa y la gestión privada alteran la propiedad constitutiva de la ciudad como valor de uso complejo (Topalov, 1979). El capital aprende a valorizarse adquiriendo un control parcial sobre derechos, servicios y bienes públicos, y produciendo elementos urbanos que antes le resultaban irreproducibles. Así, la planificación de la ciudad y la comercialización de un nuevo estilo de vida para los sectores privilegiados deviene en una nueva forma de valorización del capital. ¿Pueden los agentes inmobiliarios por sí solos crear mundos de la vida (Habermas, 1987), en su doble concepción de espacios de sociabilidad y horizonte de apreciación, y asegurarse consumidores? El megaemprendimiento toma cuerpo en los estilos de vida de sus habitantes; una metamorfosis sufrida en sus disposiciones y competencias espaciales reorganiza el sentido de sus prácticas y representaciones territoriales. Los habitus (Bourdieu, 1997) se conforman junto a la nueva espacialidad como estructura estructurada por emprendimientos como Nordelta y como estructura estructurante de los nuevos objetos urbanos. Es decir, los habitus no resultan de la impresión mecánica de las estructuras sociales capitalistas sino que se constituyen en un complejo proceso irreducible a las dicotomías entre objetivismo-subjetivismo, acción-estructura, etc. Las disposiciones y competencias espaciales pueden pensarse como la articulación del par dialéctico que presenta Santos (1996) al referirse al espacio geográfico como un conjunto de sistemas de objetos y sistemas de acciones, considerados como el contexto único en el que se realiza la historia.
Resumo:
Estamos en una sociedad en donde el sentido del capital es no tener sentido, en donde el fetichismo es una forma de la sociedad. Pero para hablar de fetichismo hay que hablar primero de subjetividad. Y ahí es donde nos encontramos con la cuestión de que la relación sujeto-objeto es ficticia en la medida en que las relaciones físicas se basen en la metafísica. Justamente por esto es que en la relación sujeto-objeto de la sociedad metafísica capitalista el pensamiento transforma la mercancía en un producto, en una cosa, constituyéndose como un fetichismo. El objetivo de este trabajo es aportar puntos de vistas para poder reflexionar sobre el papelque tiene el capitalismo en la formación de espacio y de conducta humana. Uno de los principales enfoques teóricos del presente es que la ideología del consumo, con la publicidad y el consumo de signos se convierte en la ideología de la sociedad; se consumen signos de poder, de felicidad, de satisfacción, de tecnología como si fueran objetos. El lenguaje se convierte en valor de cambio. Por ende, el hecho de concebir al espacio como un sistema de signos, es decir, concebirlo como un ente constituido por objetos consumibles, termina transformándolo en una mercancía. En la actualidad, la promesa de trabajo futuro es lo que mantiene el valor de las mercancías, con las empresas endeudadas. Esa generalización de las deudas es la forma de persistencia del capitalismo, el cual autorrevoluciona su historia en periodos cada vez más cortos. Estos cambios pueden ser los indicadores de que la conciencia fetichista es lo que permite la universalidad del capital, no la plusvalía
Resumo:
Estamos en una sociedad en donde el sentido del capital es no tener sentido, en donde el fetichismo es una forma de la sociedad. Pero para hablar de fetichismo hay que hablar primero de subjetividad. Y ahí es donde nos encontramos con la cuestión de que la relación sujeto-objeto es ficticia en la medida en que las relaciones físicas se basen en la metafísica. Justamente por esto es que en la relación sujeto-objeto de la sociedad metafísica capitalista el pensamiento transforma la mercancía en un producto, en una cosa, constituyéndose como un fetichismo. El objetivo de este trabajo es aportar puntos de vistas para poder reflexionar sobre el papelque tiene el capitalismo en la formación de espacio y de conducta humana. Uno de los principales enfoques teóricos del presente es que la ideología del consumo, con la publicidad y el consumo de signos se convierte en la ideología de la sociedad; se consumen signos de poder, de felicidad, de satisfacción, de tecnología como si fueran objetos. El lenguaje se convierte en valor de cambio. Por ende, el hecho de concebir al espacio como un sistema de signos, es decir, concebirlo como un ente constituido por objetos consumibles, termina transformándolo en una mercancía. En la actualidad, la promesa de trabajo futuro es lo que mantiene el valor de las mercancías, con las empresas endeudadas. Esa generalización de las deudas es la forma de persistencia del capitalismo, el cual autorrevoluciona su historia en periodos cada vez más cortos. Estos cambios pueden ser los indicadores de que la conciencia fetichista es lo que permite la universalidad del capital, no la plusvalía
Resumo:
Asistimos a la ampliación de "...una lógica estrictamente capitalista en el desarrollo metropolitano, otorgando a la plusvalía urbana el rango de criterio urbanístico básico" (de Mattos, 2002:1). El gobierno del Estado se reemplaza por la gobernancia y el sector privado revaloriza su rol como constructor y decisor, el Estado se repliega y el capital encuentra nuevos nichos para valorizarse. La redefinición normativa y la gestión privada alteran la propiedad constitutiva de la ciudad como valor de uso complejo (Topalov, 1979). El capital aprende a valorizarse adquiriendo un control parcial sobre derechos, servicios y bienes públicos, y produciendo elementos urbanos que antes le resultaban irreproducibles. Así, la planificación de la ciudad y la comercialización de un nuevo estilo de vida para los sectores privilegiados deviene en una nueva forma de valorización del capital. ¿Pueden los agentes inmobiliarios por sí solos crear mundos de la vida (Habermas, 1987), en su doble concepción de espacios de sociabilidad y horizonte de apreciación, y asegurarse consumidores? El megaemprendimiento toma cuerpo en los estilos de vida de sus habitantes; una metamorfosis sufrida en sus disposiciones y competencias espaciales reorganiza el sentido de sus prácticas y representaciones territoriales. Los habitus (Bourdieu, 1997) se conforman junto a la nueva espacialidad como estructura estructurada por emprendimientos como Nordelta y como estructura estructurante de los nuevos objetos urbanos. Es decir, los habitus no resultan de la impresión mecánica de las estructuras sociales capitalistas sino que se constituyen en un complejo proceso irreducible a las dicotomías entre objetivismo-subjetivismo, acción-estructura, etc. Las disposiciones y competencias espaciales pueden pensarse como la articulación del par dialéctico que presenta Santos (1996) al referirse al espacio geográfico como un conjunto de sistemas de objetos y sistemas de acciones, considerados como el contexto único en el que se realiza la historia.