9 resultados para Menace symbolique

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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El punto de partida de la presente investigación sobre el significado y la función que la mimesis tiene en el pensamiento de Aristóteles está dado por la adopción de una perspectiva de estudio 'amplia', i.e. no restringida a la esfera de las artes miméticas y que atienda al vasto y diverso registro de usos del vocabulario mimético atestiguado en el Corpus Aristotelicum. La exégesis contemporánea -paradigmáticamente representada por Halliwell (2002)- acuerda en recortar la superficie textual de investigación al dominio de la Poética (especialmente, al de sus tres primeros capítulos) y en menor medida, al libro VIII de la Política. Aún cuando es innegable el valor que la Poética tiene en la reconstrucción de la significación aristotélica de mimesis, la consideración de otras obras y otros pasajes en los que el filósofo recurre al empleo de este vocabulario, v.gr. H.A., Mete., Phys., Met., permite comprender el lugar destacado que Aristóteles le otorga a la habilidad y a las artes miméticas en el marco general de su pensamiento. La reevaluación general del significado de esta familia de palabras en el Corpus se organiza en dos partes principales. La primera está dedicada al análisis de la habilidad y de las artes miméticas como formas de aprendizaje a partir de los empleos atestiguados en Poética y en Política VII-VIII. A pesar de no ofrecer en la Poética ni en ninguna otra parte del Corpus una definición del término, el análisis realizado en el primer capítulo de la tesis sobre los principales usos del vocabulario mimético en dicha obra, i.e. capítulos 1-3, 4, 9, 24 y 25, revela que la habilidad y las artes miméticas, en cuanto que derivan de ella, constituyen para Aristóteles formas más o menos complejas de aprendizaje por medio de la identificación de semejanzas. En el segundo capítulo se examina el valor pedagógico que en los dos últimos libros de la Política Aristóteles le reconoce a la mimesis, y la singularidad que le atribuye a la mimesis musical entre las artes miméticas. El carácter antropológico de la mimesis como habilidad primaria de adquisición de conocimientos, ligada al deseo humano de conocer, permite explicar la función ético-política que le otorga a la música y de manera plausible, a las restantes artes miméticas en el programa educativo utópico del Estado ideal. La segunda parte está consagrada a investigar el empleo del vocabulario mimético en el resto del Corpus, i.e. aquellos usos no referidos a las artes miméticas y que permiten esclarecer la significación general de este concepto, y comprender mejor su empleo en relación a ese grupo de artes. En el tercer capítulo se consideran diversos pasajes que revelan el valor didáctico y heurístico que dicho vocabulario tiene en el ámbito de la investigación natural. El cuarto capítulo responde a la exigencia metodológica según la cual, es preciso comprender la mimesis aristotélica a la luz de su historia efectual. El principio conforme al cual las artes imitan a la naturaleza ha sido el eje de la recepción de la mimesis aristotélica hasta el siglo XIX. Completamente ajeno al interés primariamente estético de la exégesis actual, el principio es visto como una amenaza que atenta contra la singularidad del arte. A pesar de esta actitud generalizada por parte de los estudios histórico-sistemáticos contemporáneos se rescata el valor de este principio pues, si bien es cierto que fue formulado por Aristóteles en relación a todas las artes (miméticas y no-miméticas), su aplicación al primer grupo permite elucidar cuál es la función de ellas respecto al fin que la naturaleza ha establecido para el hombre. Finalmente, el apéndice está dedicado a la consideración de la innegable actualidad que la mimesis aristotélica tiene en la reflexión filosófica sistemática sobre el arte.

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Este trabajo pretende echar cierta luz sobre el papel del miedo en el pensamiento político de Hobbes. Sabido es que esta pasión subyace al contrato social, en el sentido de que impulsa al hombre a abandonar el estado de naturaleza a fin de encontrar seguridad y de deshacerse de la amenaza de la muerte violenta. Teniendo en cuenta que el miedo y la muerte son inseparables en la filosofía de Hobbes, surge una pregunta fundamental: ¿hasta qué punto podemos decir que el miedo desaparece completamente después del contrato social? En Hobbes, el miedo parecería ser una característica intrínseca del hombre.

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El punto de partida de la presente investigación sobre el significado y la función que la mimesis tiene en el pensamiento de Aristóteles está dado por la adopción de una perspectiva de estudio 'amplia', i.e. no restringida a la esfera de las artes miméticas y que atienda al vasto y diverso registro de usos del vocabulario mimético atestiguado en el Corpus Aristotelicum. La exégesis contemporánea -paradigmáticamente representada por Halliwell (2002)- acuerda en recortar la superficie textual de investigación al dominio de la Poética (especialmente, al de sus tres primeros capítulos) y en menor medida, al libro VIII de la Política. Aún cuando es innegable el valor que la Poética tiene en la reconstrucción de la significación aristotélica de mimesis, la consideración de otras obras y otros pasajes en los que el filósofo recurre al empleo de este vocabulario, v.gr. H.A., Mete., Phys., Met., permite comprender el lugar destacado que Aristóteles le otorga a la habilidad y a las artes miméticas en el marco general de su pensamiento. La reevaluación general del significado de esta familia de palabras en el Corpus se organiza en dos partes principales. La primera está dedicada al análisis de la habilidad y de las artes miméticas como formas de aprendizaje a partir de los empleos atestiguados en Poética y en Política VII-VIII. A pesar de no ofrecer en la Poética ni en ninguna otra parte del Corpus una definición del término, el análisis realizado en el primer capítulo de la tesis sobre los principales usos del vocabulario mimético en dicha obra, i.e. capítulos 1-3, 4, 9, 24 y 25, revela que la habilidad y las artes miméticas, en cuanto que derivan de ella, constituyen para Aristóteles formas más o menos complejas de aprendizaje por medio de la identificación de semejanzas. En el segundo capítulo se examina el valor pedagógico que en los dos últimos libros de la Política Aristóteles le reconoce a la mimesis, y la singularidad que le atribuye a la mimesis musical entre las artes miméticas. El carácter antropológico de la mimesis como habilidad primaria de adquisición de conocimientos, ligada al deseo humano de conocer, permite explicar la función ético-política que le otorga a la música y de manera plausible, a las restantes artes miméticas en el programa educativo utópico del Estado ideal. La segunda parte está consagrada a investigar el empleo del vocabulario mimético en el resto del Corpus, i.e. aquellos usos no referidos a las artes miméticas y que permiten esclarecer la significación general de este concepto, y comprender mejor su empleo en relación a ese grupo de artes. En el tercer capítulo se consideran diversos pasajes que revelan el valor didáctico y heurístico que dicho vocabulario tiene en el ámbito de la investigación natural. El cuarto capítulo responde a la exigencia metodológica según la cual, es preciso comprender la mimesis aristotélica a la luz de su historia efectual. El principio conforme al cual las artes imitan a la naturaleza ha sido el eje de la recepción de la mimesis aristotélica hasta el siglo XIX. Completamente ajeno al interés primariamente estético de la exégesis actual, el principio es visto como una amenaza que atenta contra la singularidad del arte. A pesar de esta actitud generalizada por parte de los estudios histórico-sistemáticos contemporáneos se rescata el valor de este principio pues, si bien es cierto que fue formulado por Aristóteles en relación a todas las artes (miméticas y no-miméticas), su aplicación al primer grupo permite elucidar cuál es la función de ellas respecto al fin que la naturaleza ha establecido para el hombre. Finalmente, el apéndice está dedicado a la consideración de la innegable actualidad que la mimesis aristotélica tiene en la reflexión filosófica sistemática sobre el arte.

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Este trabajo pretende echar cierta luz sobre el papel del miedo en el pensamiento político de Hobbes. Sabido es que esta pasión subyace al contrato social, en el sentido de que impulsa al hombre a abandonar el estado de naturaleza a fin de encontrar seguridad y de deshacerse de la amenaza de la muerte violenta. Teniendo en cuenta que el miedo y la muerte son inseparables en la filosofía de Hobbes, surge una pregunta fundamental: ¿hasta qué punto podemos decir que el miedo desaparece completamente después del contrato social? En Hobbes, el miedo parecería ser una característica intrínseca del hombre.

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Este trabajo pretende echar cierta luz sobre el papel del miedo en el pensamiento político de Hobbes. Sabido es que esta pasión subyace al contrato social, en el sentido de que impulsa al hombre a abandonar el estado de naturaleza a fin de encontrar seguridad y de deshacerse de la amenaza de la muerte violenta. Teniendo en cuenta que el miedo y la muerte son inseparables en la filosofía de Hobbes, surge una pregunta fundamental: ¿hasta qué punto podemos decir que el miedo desaparece completamente después del contrato social? En Hobbes, el miedo parecería ser una característica intrínseca del hombre.

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En este trabajo me propongo analizar la influencia de la revolución de Haití en las independencias de Venezuela y Colombia durante los años 1804-1825. Miintención es demostrar que las repercusiones del proceso haitiano fueron vastas, complejas y sufrieron importantes cambios durante el transcurso de los años. En líneas generales, la revolución generó pánico entre las elites criollas y peninsulares y esperanzas entre grupos de esclavos y pardos. Inicialmente los sectores criollos revolucionarios buscaron evitar todo contacto con la isla y eludir el modelo insurgente haitiano por considerar que produciría en la Tierra Firme una "guerra de razas" y una hecatombe similar a la que, en su opinión, allí había acontecido. Sin embargo, a partir de 1812-1813 debido a las dificultades de la guerra de independencia una fracción de la elite criolla comenzó a estrechar vínculos con la República del Sur de Haití a través de contactos diplomáticos y corsarios. Estas primeras relaciones, más bien tímidas, fueron la condición de posibilidad de un cambio importante que sobrevino en 1816. En dicho año, debido a la reconquista de la expedición realista, la mayoría de los líderes independentistas huyeron de Tierra Firme y tuvieron que exiliarse en Haití, uno de los pocos lugares donde encontraron refugio y apoyo. En aquel contexto, se dio el pacto entre Alexandre Petión y Simón Bolívar, por el cual el primero se comprometió a aportar armas, barcos y hombres a la causa patriota a cambio de la emancipación de los esclavos hispanoamericanos. Este acuerdo fue fundamental ya que no sólo posibilitó la exitosa contraofensiva independentista, sino que además le dio un cariz social al proceso revolucionario de Venezuela y Colombia. Así, a partir de 1816 y hasta 1821, se dieron numerosos contactos e incluso el gobierno de Jean Pierre Boyer (sucesor de Alexandre Petión) colaboró con otras dos expediciones a cargo de Gregor Mac Gregor para liberar Panamá y Río Hacha. Sin embargo, el cambio no fue total y aún durante estos años, los líderes criollos continuaron teniendo reparos frente al peligro de la explosión de un nuevo Haití en la Tierra Firme hispana. Por último, el fin de la guerra de independencia abrió un nuevo contexto en el cual aquellos miedos se intensificaron debido a la movilización social interna. Esto derivó en nuevo alejamiento y el gobierno de Colombia no sólo se negó a mantener relaciones con Haití, sino que incluso lo excluyó del Congreso de Panamá.

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En este trabajo me propongo analizar la influencia de la revolución de Haití en las independencias de Venezuela y Colombia durante los años 1804-1825. Miintención es demostrar que las repercusiones del proceso haitiano fueron vastas, complejas y sufrieron importantes cambios durante el transcurso de los años. En líneas generales, la revolución generó pánico entre las elites criollas y peninsulares y esperanzas entre grupos de esclavos y pardos. Inicialmente los sectores criollos revolucionarios buscaron evitar todo contacto con la isla y eludir el modelo insurgente haitiano por considerar que produciría en la Tierra Firme una "guerra de razas" y una hecatombe similar a la que, en su opinión, allí había acontecido. Sin embargo, a partir de 1812-1813 debido a las dificultades de la guerra de independencia una fracción de la elite criolla comenzó a estrechar vínculos con la República del Sur de Haití a través de contactos diplomáticos y corsarios. Estas primeras relaciones, más bien tímidas, fueron la condición de posibilidad de un cambio importante que sobrevino en 1816. En dicho año, debido a la reconquista de la expedición realista, la mayoría de los líderes independentistas huyeron de Tierra Firme y tuvieron que exiliarse en Haití, uno de los pocos lugares donde encontraron refugio y apoyo. En aquel contexto, se dio el pacto entre Alexandre Petión y Simón Bolívar, por el cual el primero se comprometió a aportar armas, barcos y hombres a la causa patriota a cambio de la emancipación de los esclavos hispanoamericanos. Este acuerdo fue fundamental ya que no sólo posibilitó la exitosa contraofensiva independentista, sino que además le dio un cariz social al proceso revolucionario de Venezuela y Colombia. Así, a partir de 1816 y hasta 1821, se dieron numerosos contactos e incluso el gobierno de Jean Pierre Boyer (sucesor de Alexandre Petión) colaboró con otras dos expediciones a cargo de Gregor Mac Gregor para liberar Panamá y Río Hacha. Sin embargo, el cambio no fue total y aún durante estos años, los líderes criollos continuaron teniendo reparos frente al peligro de la explosión de un nuevo Haití en la Tierra Firme hispana. Por último, el fin de la guerra de independencia abrió un nuevo contexto en el cual aquellos miedos se intensificaron debido a la movilización social interna. Esto derivó en nuevo alejamiento y el gobierno de Colombia no sólo se negó a mantener relaciones con Haití, sino que incluso lo excluyó del Congreso de Panamá.

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En este trabajo me propongo analizar la influencia de la revolución de Haití en las independencias de Venezuela y Colombia durante los años 1804-1825. Miintención es demostrar que las repercusiones del proceso haitiano fueron vastas, complejas y sufrieron importantes cambios durante el transcurso de los años. En líneas generales, la revolución generó pánico entre las elites criollas y peninsulares y esperanzas entre grupos de esclavos y pardos. Inicialmente los sectores criollos revolucionarios buscaron evitar todo contacto con la isla y eludir el modelo insurgente haitiano por considerar que produciría en la Tierra Firme una "guerra de razas" y una hecatombe similar a la que, en su opinión, allí había acontecido. Sin embargo, a partir de 1812-1813 debido a las dificultades de la guerra de independencia una fracción de la elite criolla comenzó a estrechar vínculos con la República del Sur de Haití a través de contactos diplomáticos y corsarios. Estas primeras relaciones, más bien tímidas, fueron la condición de posibilidad de un cambio importante que sobrevino en 1816. En dicho año, debido a la reconquista de la expedición realista, la mayoría de los líderes independentistas huyeron de Tierra Firme y tuvieron que exiliarse en Haití, uno de los pocos lugares donde encontraron refugio y apoyo. En aquel contexto, se dio el pacto entre Alexandre Petión y Simón Bolívar, por el cual el primero se comprometió a aportar armas, barcos y hombres a la causa patriota a cambio de la emancipación de los esclavos hispanoamericanos. Este acuerdo fue fundamental ya que no sólo posibilitó la exitosa contraofensiva independentista, sino que además le dio un cariz social al proceso revolucionario de Venezuela y Colombia. Así, a partir de 1816 y hasta 1821, se dieron numerosos contactos e incluso el gobierno de Jean Pierre Boyer (sucesor de Alexandre Petión) colaboró con otras dos expediciones a cargo de Gregor Mac Gregor para liberar Panamá y Río Hacha. Sin embargo, el cambio no fue total y aún durante estos años, los líderes criollos continuaron teniendo reparos frente al peligro de la explosión de un nuevo Haití en la Tierra Firme hispana. Por último, el fin de la guerra de independencia abrió un nuevo contexto en el cual aquellos miedos se intensificaron debido a la movilización social interna. Esto derivó en nuevo alejamiento y el gobierno de Colombia no sólo se negó a mantener relaciones con Haití, sino que incluso lo excluyó del Congreso de Panamá.