575 resultados para Memoria literaria
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
Rafael Cansinos Assens, figura determinante en el nacimiento del "ismo" español en épocas de vanguardias europeas, el ultraísmo, y Jorge Luis Borges, introductor de los principios del movimiento en la Argentina, traban amistad en el año 1920, cuando este último comienza a participar en las tertulias organizadas por el escritor sevillano en el Café Colonial de Madrid. Y dicha relación se intenta recuperar, en este trabajo, no como mención a los escritores en un plano eminentemente biográfico, sino como integrante de la producción escrita de Jorge Luis Borges en la década del 20 del siglo pasado. En este sentido se destacan, entre otros, algunos textos borgeanos como "Ultraísmo" de 1921, "La traducción de un incidente", "Definición de Cansinos Assens" y "A Rafael Cansinos Assens" de 1924, "Las luminarias de Hanukah" de 1926 y "R. Cansinos Assens" de 1927.
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Rafael Cansinos Assens, figura determinante en el nacimiento del "ismo" español en épocas de vanguardias europeas, el ultraísmo, y Jorge Luis Borges, introductor de los principios del movimiento en la Argentina, traban amistad en el año 1920, cuando este último comienza a participar en las tertulias organizadas por el escritor sevillano en el Café Colonial de Madrid. Y dicha relación se intenta recuperar, en este trabajo, no como mención a los escritores en un plano eminentemente biográfico, sino como integrante de la producción escrita de Jorge Luis Borges en la década del 20 del siglo pasado. En este sentido se destacan, entre otros, algunos textos borgeanos como "Ultraísmo" de 1921, "La traducción de un incidente", "Definición de Cansinos Assens" y "A Rafael Cansinos Assens" de 1924, "Las luminarias de Hanukah" de 1926 y "R. Cansinos Assens" de 1927.
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Rafael Cansinos Assens, figura determinante en el nacimiento del "ismo" español en épocas de vanguardias europeas, el ultraísmo, y Jorge Luis Borges, introductor de los principios del movimiento en la Argentina, traban amistad en el año 1920, cuando este último comienza a participar en las tertulias organizadas por el escritor sevillano en el Café Colonial de Madrid. Y dicha relación se intenta recuperar, en este trabajo, no como mención a los escritores en un plano eminentemente biográfico, sino como integrante de la producción escrita de Jorge Luis Borges en la década del 20 del siglo pasado. En este sentido se destacan, entre otros, algunos textos borgeanos como "Ultraísmo" de 1921, "La traducción de un incidente", "Definición de Cansinos Assens" y "A Rafael Cansinos Assens" de 1924, "Las luminarias de Hanukah" de 1926 y "R. Cansinos Assens" de 1927.
Resumo:
El espacio ficticio creado por Valle-Inclán en Tirano Banderas puede identificarse con cualquier ex colonia española en América Latina a fines del S. XIX o principios del S. XX, mientras que el personaje de Santos Banderas, como declara su propio autor, reúne en su figura rasgos de diferentes caudillos de dichos países. Por otra parte, la lengua en la que la novela está redactada es, verdaderamente, una lengua ficcional, construida con vocablos provenientes de distintos idiolectos de países de habla hispana, incluida España. De esta manera la novela se construye bajo los parámetros que surgen del "espacio de experiencia" del autor, con una intervención precisa respecto del "horizonte de espera" palpable en el final de la obra. Por ello en este trabajo nos proponemos analizar a través de qué procedimientos la novela interviene en la dialéctica de la "conciencia histórica" (Ricoeur. 1998), rearticulando elementos del "espacio de experiencia", rearmando el "horizonte de espera" y, finalmente, problematizando la concepción de Paul Ricoeur acerca de memoria y ficción como operaciones que es necesario separar ya que atribuye a la primera una especificidad temporal de la que la ficción, por definición, carece, y asume la labor de ser fiel y exacta, mientras la ficción se sitúa cómodamente en el plano de la imaginación.
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El espacio ficticio creado por Valle-Inclán en Tirano Banderas puede identificarse con cualquier ex colonia española en América Latina a fines del S. XIX o principios del S. XX, mientras que el personaje de Santos Banderas, como declara su propio autor, reúne en su figura rasgos de diferentes caudillos de dichos países. Por otra parte, la lengua en la que la novela está redactada es, verdaderamente, una lengua ficcional, construida con vocablos provenientes de distintos idiolectos de países de habla hispana, incluida España. De esta manera la novela se construye bajo los parámetros que surgen del "espacio de experiencia" del autor, con una intervención precisa respecto del "horizonte de espera" palpable en el final de la obra. Por ello en este trabajo nos proponemos analizar a través de qué procedimientos la novela interviene en la dialéctica de la "conciencia histórica" (Ricoeur. 1998), rearticulando elementos del "espacio de experiencia", rearmando el "horizonte de espera" y, finalmente, problematizando la concepción de Paul Ricoeur acerca de memoria y ficción como operaciones que es necesario separar ya que atribuye a la primera una especificidad temporal de la que la ficción, por definición, carece, y asume la labor de ser fiel y exacta, mientras la ficción se sitúa cómodamente en el plano de la imaginación.
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El espacio ficticio creado por Valle-Inclán en Tirano Banderas puede identificarse con cualquier ex colonia española en América Latina a fines del S. XIX o principios del S. XX, mientras que el personaje de Santos Banderas, como declara su propio autor, reúne en su figura rasgos de diferentes caudillos de dichos países. Por otra parte, la lengua en la que la novela está redactada es, verdaderamente, una lengua ficcional, construida con vocablos provenientes de distintos idiolectos de países de habla hispana, incluida España. De esta manera la novela se construye bajo los parámetros que surgen del "espacio de experiencia" del autor, con una intervención precisa respecto del "horizonte de espera" palpable en el final de la obra. Por ello en este trabajo nos proponemos analizar a través de qué procedimientos la novela interviene en la dialéctica de la "conciencia histórica" (Ricoeur. 1998), rearticulando elementos del "espacio de experiencia", rearmando el "horizonte de espera" y, finalmente, problematizando la concepción de Paul Ricoeur acerca de memoria y ficción como operaciones que es necesario separar ya que atribuye a la primera una especificidad temporal de la que la ficción, por definición, carece, y asume la labor de ser fiel y exacta, mientras la ficción se sitúa cómodamente en el plano de la imaginación.