7 resultados para Langostinos Rojos
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
Los rojos de Ultramar (2004) del mexicano Jordi Soler es una novela que sondea la memoria de la guerra civil española y la dictadura franquista, indagando en sus consecuencias a nivel individual y colectivo a partir de la experiencia de los exiliados. El narrador de la novela, trasunto del propio autor, es nieto de un republicano exiliado que se propone investigar a fondo la accidentada biografía de su abuelo. La obra comparte muchos rasgos formales y temáticos con varias novelas de la memoria recientes de autores españoles, tales como Soldados de Salamina de Javier Cercas y Mala gente que camina de Benjamín Prado, en las que la investigación histórica de un narrador-personaje funciona como motor narrativo. Sin embargo, la obra aporta al debate español en torno a la memoria histórica una novedosa visión desde fuera de las fronteras nacionales. Por medio de la voz del narrador, portador de dos culturas (la mexicana y la catalana) y dos lenguas (el castellano y el catalán), la novela de Soler proporciona una perspectiva transnacional y multicultural, que se aproxima a lo que Michael Rothberg ha denominado memoria multidireccional. El objetivo de este artículo es, por un lado, identificar y discutir las características narrativas que Los rojos de ultramar comparte con las novelas-investigación de autores españoles y, por otro lado, profundizar en la aportación particular de esta obra, que reivindica la hibridez cultural y utiliza la memoria de una comunidad cultural específica (la de los republicanos exiliados) de modo ejemplar para crear solidaridad entre diferentes grupos culturales.
Resumo:
Los rojos de Ultramar (2004) del mexicano Jordi Soler es una novela que sondea la memoria de la guerra civil española y la dictadura franquista, indagando en sus consecuencias a nivel individual y colectivo a partir de la experiencia de los exiliados. El narrador de la novela, trasunto del propio autor, es nieto de un republicano exiliado que se propone investigar a fondo la accidentada biografía de su abuelo. La obra comparte muchos rasgos formales y temáticos con varias novelas de la memoria recientes de autores españoles, tales como Soldados de Salamina de Javier Cercas y Mala gente que camina de Benjamín Prado, en las que la investigación histórica de un narrador-personaje funciona como motor narrativo. Sin embargo, la obra aporta al debate español en torno a la memoria histórica una novedosa visión desde fuera de las fronteras nacionales. Por medio de la voz del narrador, portador de dos culturas (la mexicana y la catalana) y dos lenguas (el castellano y el catalán), la novela de Soler proporciona una perspectiva transnacional y multicultural, que se aproxima a lo que Michael Rothberg ha denominado memoria multidireccional. El objetivo de este artículo es, por un lado, identificar y discutir las características narrativas que Los rojos de ultramar comparte con las novelas-investigación de autores españoles y, por otro lado, profundizar en la aportación particular de esta obra, que reivindica la hibridez cultural y utiliza la memoria de una comunidad cultural específica (la de los republicanos exiliados) de modo ejemplar para crear solidaridad entre diferentes grupos culturales.
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Los rojos de Ultramar (2004) del mexicano Jordi Soler es una novela que sondea la memoria de la guerra civil española y la dictadura franquista, indagando en sus consecuencias a nivel individual y colectivo a partir de la experiencia de los exiliados. El narrador de la novela, trasunto del propio autor, es nieto de un republicano exiliado que se propone investigar a fondo la accidentada biografía de su abuelo. La obra comparte muchos rasgos formales y temáticos con varias novelas de la memoria recientes de autores españoles, tales como Soldados de Salamina de Javier Cercas y Mala gente que camina de Benjamín Prado, en las que la investigación histórica de un narrador-personaje funciona como motor narrativo. Sin embargo, la obra aporta al debate español en torno a la memoria histórica una novedosa visión desde fuera de las fronteras nacionales. Por medio de la voz del narrador, portador de dos culturas (la mexicana y la catalana) y dos lenguas (el castellano y el catalán), la novela de Soler proporciona una perspectiva transnacional y multicultural, que se aproxima a lo que Michael Rothberg ha denominado memoria multidireccional. El objetivo de este artículo es, por un lado, identificar y discutir las características narrativas que Los rojos de ultramar comparte con las novelas-investigación de autores españoles y, por otro lado, profundizar en la aportación particular de esta obra, que reivindica la hibridez cultural y utiliza la memoria de una comunidad cultural específica (la de los republicanos exiliados) de modo ejemplar para crear solidaridad entre diferentes grupos culturales.
Resumo:
Los rojos de Ultramar (2004) del mexicano Jordi Soler es una novela que sondea la memoria de la guerra civil española y la dictadura franquista, indagando en sus consecuencias a nivel individual y colectivo a partir de la experiencia de los exiliados. El narrador de la novela, trasunto del propio autor, es nieto de un republicano exiliado que se propone investigar a fondo la accidentada biografía de su abuelo. La obra comparte muchos rasgos formales y temáticos con varias novelas de la memoria recientes de autores españoles, tales como Soldados de Salamina de Javier Cercas y Mala gente que camina de Benjamín Prado, en las que la investigación histórica de un narrador-personaje funciona como motor narrativo. Sin embargo, la obra aporta al debate español en torno a la memoria histórica una novedosa visión desde fuera de las fronteras nacionales. Por medio de la voz del narrador, portador de dos culturas (la mexicana y la catalana) y dos lenguas (el castellano y el catalán), la novela de Soler proporciona una perspectiva transnacional y multicultural, que se aproxima a lo que Michael Rothberg ha denominado memoria multidireccional. El objetivo de este artículo es, por un lado, identificar y discutir las características narrativas que Los rojos de ultramar comparte con las novelas-investigación de autores españoles y, por otro lado, profundizar en la aportación particular de esta obra, que reivindica la hibridez cultural y utiliza la memoria de una comunidad cultural específica (la de los republicanos exiliados) de modo ejemplar para crear solidaridad entre diferentes grupos culturales.
Resumo:
Desde el final de la dictadura franquista muy notable es el número de novelas cuya temática ha seguido circunscribiéndose a la Guerra Civil y sus consecuencias. La continuidad del tema -que arranca en pleno conflicto- no sólo obedece a que aún vivan muchos de quienes padecieron los años de la posguerra, sino también a que es un tema axial de nuestro devenir y, por extensión, del siglo XX. En nuestra literatura, ocuparse de la guerra continúa siendo más compromiso que evasión y, sobre todo, es sentido de la responsabilidad de los escritores hacia nuestra sociedad. En el caso de la novela histórica, ésta ha recuperado pasajes ausentes en el discurso historiográfico hegemónico que nos ha sido transmitido, como demuestra, a modo de paradigma, una excelente novela de la que nos ocupamos aquí: Mala gente que camina (2006), de Benjamín Prado, que aborda y desvela, entre otros, el asunto de los niños rojos robados por el franquismo.
Resumo:
Desde el final de la dictadura franquista muy notable es el número de novelas cuya temática ha seguido circunscribiéndose a la Guerra Civil y sus consecuencias. La continuidad del tema -que arranca en pleno conflicto- no sólo obedece a que aún vivan muchos de quienes padecieron los años de la posguerra, sino también a que es un tema axial de nuestro devenir y, por extensión, del siglo XX. En nuestra literatura, ocuparse de la guerra continúa siendo más compromiso que evasión y, sobre todo, es sentido de la responsabilidad de los escritores hacia nuestra sociedad. En el caso de la novela histórica, ésta ha recuperado pasajes ausentes en el discurso historiográfico hegemónico que nos ha sido transmitido, como demuestra, a modo de paradigma, una excelente novela de la que nos ocupamos aquí: Mala gente que camina (2006), de Benjamín Prado, que aborda y desvela, entre otros, el asunto de los niños rojos robados por el franquismo.
Resumo:
Desde el final de la dictadura franquista muy notable es el número de novelas cuya temática ha seguido circunscribiéndose a la Guerra Civil y sus consecuencias. La continuidad del tema -que arranca en pleno conflicto- no sólo obedece a que aún vivan muchos de quienes padecieron los años de la posguerra, sino también a que es un tema axial de nuestro devenir y, por extensión, del siglo XX. En nuestra literatura, ocuparse de la guerra continúa siendo más compromiso que evasión y, sobre todo, es sentido de la responsabilidad de los escritores hacia nuestra sociedad. En el caso de la novela histórica, ésta ha recuperado pasajes ausentes en el discurso historiográfico hegemónico que nos ha sido transmitido, como demuestra, a modo de paradigma, una excelente novela de la que nos ocupamos aquí: Mala gente que camina (2006), de Benjamín Prado, que aborda y desvela, entre otros, el asunto de los niños rojos robados por el franquismo.