6 resultados para Herejías.
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
La crisis intelectual y religiosa de la primera Modernidad, auspiciada entre otras causas por la sistemática reflexión que el Renacimiento y la expansión de herejías institucionales produjo sobre los fenómenos religioso y político, contribuyó a minar las pretensiones de sacralidad de las monarquías europeas. En respuesta, el discurso demonológico de ciertos intelectuales católicos del siglo XVII buscó dotar a los reyes españoles de un lazo evidente con la Divinidad a través del providencialismo militante y el celo confesional. En particular, y en un movimiento que podría catalogarse como rutinización del carisma, el sacerdote rural Francisco de Blasco Lanuza intentó basar este lazo en el poder del rito exorcístico. Esta hiper-espiritualización de la monarquía española formó parte, a su vez, de las reacciones simbólicas a la decadencia material y militar de la Península a mediados del Seiscientos
Resumo:
Entre los siglos XII y XVII el diablo fue uno de los protagonistas de la cultura europea, incrementándose, a la vista de las personas de dichos siglos, su intervención en el mundo. Su participación era asociada a múltiples sucesos, como las catástrofes naturales, la creación de las herejías o la dirección de una secta de brujos y brujas que pretendía destruir a la cristiandad. Luego de considerar la figura del diablo como rebelde en la tradición cristiana, este artículo se ocupa de la intrusión del demonio en la revuelta de los comuneros de Castilla (1520-1521): muchos de los contemporáneos vincularon a los rebeldes con los estereotipos normalmente relacionados con la actividad diabólica, desde presencia de demonios entre los mismos a la utilización de la magia demoníaca por algunos de los líderes comuneros. De esta manera, se analiza lo que podrían llamarse los usos políticos de la demonología. Frente a la incredulidad de las autoridades inquisitoriales españolas respecto del estereotipo del sabbat, se percibe aquí otro diablo amenazante: el organizador de revueltas contra la monarquía. Finalmente, se incorpora al rebelde entre la galería de "otros" demonizadas por la cultura europea medieval y renacentista
Resumo:
La crisis intelectual y religiosa de la primera Modernidad, auspiciada entre otras causas por la sistemática reflexión que el Renacimiento y la expansión de herejías institucionales produjo sobre los fenómenos religioso y político, contribuyó a minar las pretensiones de sacralidad de las monarquías europeas. En respuesta, el discurso demonológico de ciertos intelectuales católicos del siglo XVII buscó dotar a los reyes españoles de un lazo evidente con la Divinidad a través del providencialismo militante y el celo confesional. En particular, y en un movimiento que podría catalogarse como rutinización del carisma, el sacerdote rural Francisco de Blasco Lanuza intentó basar este lazo en el poder del rito exorcístico. Esta hiper-espiritualización de la monarquía española formó parte, a su vez, de las reacciones simbólicas a la decadencia material y militar de la Península a mediados del Seiscientos
Resumo:
Entre los siglos XII y XVII el diablo fue uno de los protagonistas de la cultura europea, incrementándose, a la vista de las personas de dichos siglos, su intervención en el mundo. Su participación era asociada a múltiples sucesos, como las catástrofes naturales, la creación de las herejías o la dirección de una secta de brujos y brujas que pretendía destruir a la cristiandad. Luego de considerar la figura del diablo como rebelde en la tradición cristiana, este artículo se ocupa de la intrusión del demonio en la revuelta de los comuneros de Castilla (1520-1521): muchos de los contemporáneos vincularon a los rebeldes con los estereotipos normalmente relacionados con la actividad diabólica, desde presencia de demonios entre los mismos a la utilización de la magia demoníaca por algunos de los líderes comuneros. De esta manera, se analiza lo que podrían llamarse los usos políticos de la demonología. Frente a la incredulidad de las autoridades inquisitoriales españolas respecto del estereotipo del sabbat, se percibe aquí otro diablo amenazante: el organizador de revueltas contra la monarquía. Finalmente, se incorpora al rebelde entre la galería de "otros" demonizadas por la cultura europea medieval y renacentista
Resumo:
La crisis intelectual y religiosa de la primera Modernidad, auspiciada entre otras causas por la sistemática reflexión que el Renacimiento y la expansión de herejías institucionales produjo sobre los fenómenos religioso y político, contribuyó a minar las pretensiones de sacralidad de las monarquías europeas. En respuesta, el discurso demonológico de ciertos intelectuales católicos del siglo XVII buscó dotar a los reyes españoles de un lazo evidente con la Divinidad a través del providencialismo militante y el celo confesional. En particular, y en un movimiento que podría catalogarse como rutinización del carisma, el sacerdote rural Francisco de Blasco Lanuza intentó basar este lazo en el poder del rito exorcístico. Esta hiper-espiritualización de la monarquía española formó parte, a su vez, de las reacciones simbólicas a la decadencia material y militar de la Península a mediados del Seiscientos
Resumo:
Entre los siglos XII y XVII el diablo fue uno de los protagonistas de la cultura europea, incrementándose, a la vista de las personas de dichos siglos, su intervención en el mundo. Su participación era asociada a múltiples sucesos, como las catástrofes naturales, la creación de las herejías o la dirección de una secta de brujos y brujas que pretendía destruir a la cristiandad. Luego de considerar la figura del diablo como rebelde en la tradición cristiana, este artículo se ocupa de la intrusión del demonio en la revuelta de los comuneros de Castilla (1520-1521): muchos de los contemporáneos vincularon a los rebeldes con los estereotipos normalmente relacionados con la actividad diabólica, desde presencia de demonios entre los mismos a la utilización de la magia demoníaca por algunos de los líderes comuneros. De esta manera, se analiza lo que podrían llamarse los usos políticos de la demonología. Frente a la incredulidad de las autoridades inquisitoriales españolas respecto del estereotipo del sabbat, se percibe aquí otro diablo amenazante: el organizador de revueltas contra la monarquía. Finalmente, se incorpora al rebelde entre la galería de "otros" demonizadas por la cultura europea medieval y renacentista