238 resultados para Francia-Historia-Revolución, 1789-1793

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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El fracaso de los proyectos revolucionarios, la instauración de gobiernos militares a lo largo del continente y las discusiones sobre la validez de las grandes narrativas del siglo XIX, que introducen la denominada condición posmoderna, suscitan en América Latina a finales del siglo XX una reelectura desmitificadora del pasado (Pons, 2000). En esta dinámica participan novelas como La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, El siglo de las luces (1962) de Alejo Carpentier y Yo, el supremo (1974) de Augusto Roa Bastos. Tales novelas inauguran una serie signada por la revisión crítica del pasado en la que podemos inscribir las novelas La revolución es un sueño eterno (1987) de Andrés Rivera, La astucia de la razón (1990) de José Pablo Feinmann y La campaña (1990) de Carlos Fuentes. En el presente artículo observaremos filiaciones y oposiciones en el modo en que estas tres últimas novelas representan el objeto discursivo revolución

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El proceso de construcción de la Nación argentina tuvo entre sus basamentos dos proyectos fuertemente vinculados, uno historiográfico y otro educativo. Ambos conformaron una nueva memoria histórica que tuvo en los textos escolares un importante difusor. Estos libros actuaron como inventarios de lo que era necesario saber de la Argentina. Historia y memoria otorgaron a la Revolución de Mayo un valor nodal y los textos de historia de la enseñanza oficial contribuyeron a la construcción y transmisión de la Revolución de Mayo como mito fundacional integrado y funcional al modelo de ciudadanía implementado a partir de 1880.

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El fracaso de los proyectos revolucionarios, la instauración de gobiernos militares a lo largo del continente y las discusiones sobre la validez de las grandes narrativas del siglo XIX, que introducen la denominada condición posmoderna, suscitan en América Latina a finales del siglo XX una reelectura desmitificadora del pasado (Pons, 2000). En esta dinámica participan novelas como La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, El siglo de las luces (1962) de Alejo Carpentier y Yo, el supremo (1974) de Augusto Roa Bastos. Tales novelas inauguran una serie signada por la revisión crítica del pasado en la que podemos inscribir las novelas La revolución es un sueño eterno (1987) de Andrés Rivera, La astucia de la razón (1990) de José Pablo Feinmann y La campaña (1990) de Carlos Fuentes. En el presente artículo observaremos filiaciones y oposiciones en el modo en que estas tres últimas novelas representan el objeto discursivo revolución

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El proceso de construcción de la Nación argentina tuvo entre sus basamentos dos proyectos fuertemente vinculados, uno historiográfico y otro educativo. Ambos conformaron una nueva memoria histórica que tuvo en los textos escolares un importante difusor. Estos libros actuaron como inventarios de lo que era necesario saber de la Argentina. Historia y memoria otorgaron a la Revolución de Mayo un valor nodal y los textos de historia de la enseñanza oficial contribuyeron a la construcción y transmisión de la Revolución de Mayo como mito fundacional integrado y funcional al modelo de ciudadanía implementado a partir de 1880.

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El proceso de construcción de la Nación argentina tuvo entre sus basamentos dos proyectos fuertemente vinculados, uno historiográfico y otro educativo. Ambos conformaron una nueva memoria histórica que tuvo en los textos escolares un importante difusor. Estos libros actuaron como inventarios de lo que era necesario saber de la Argentina. Historia y memoria otorgaron a la Revolución de Mayo un valor nodal y los textos de historia de la enseñanza oficial contribuyeron a la construcción y transmisión de la Revolución de Mayo como mito fundacional integrado y funcional al modelo de ciudadanía implementado a partir de 1880.

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El fracaso de los proyectos revolucionarios, la instauración de gobiernos militares a lo largo del continente y las discusiones sobre la validez de las grandes narrativas del siglo XIX, que introducen la denominada condición posmoderna, suscitan en América Latina a finales del siglo XX una reelectura desmitificadora del pasado (Pons, 2000). En esta dinámica participan novelas como La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, El siglo de las luces (1962) de Alejo Carpentier y Yo, el supremo (1974) de Augusto Roa Bastos. Tales novelas inauguran una serie signada por la revisión crítica del pasado en la que podemos inscribir las novelas La revolución es un sueño eterno (1987) de Andrés Rivera, La astucia de la razón (1990) de José Pablo Feinmann y La campaña (1990) de Carlos Fuentes. En el presente artículo observaremos filiaciones y oposiciones en el modo en que estas tres últimas novelas representan el objeto discursivo revolución

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En este trabajo me propongo analizar la influencia de la revolución de Haití en las independencias de Venezuela y Colombia durante los años 1804-1825. Miintención es demostrar que las repercusiones del proceso haitiano fueron vastas, complejas y sufrieron importantes cambios durante el transcurso de los años. En líneas generales, la revolución generó pánico entre las elites criollas y peninsulares y esperanzas entre grupos de esclavos y pardos. Inicialmente los sectores criollos revolucionarios buscaron evitar todo contacto con la isla y eludir el modelo insurgente haitiano por considerar que produciría en la Tierra Firme una "guerra de razas" y una hecatombe similar a la que, en su opinión, allí había acontecido. Sin embargo, a partir de 1812-1813 debido a las dificultades de la guerra de independencia una fracción de la elite criolla comenzó a estrechar vínculos con la República del Sur de Haití a través de contactos diplomáticos y corsarios. Estas primeras relaciones, más bien tímidas, fueron la condición de posibilidad de un cambio importante que sobrevino en 1816. En dicho año, debido a la reconquista de la expedición realista, la mayoría de los líderes independentistas huyeron de Tierra Firme y tuvieron que exiliarse en Haití, uno de los pocos lugares donde encontraron refugio y apoyo. En aquel contexto, se dio el pacto entre Alexandre Petión y Simón Bolívar, por el cual el primero se comprometió a aportar armas, barcos y hombres a la causa patriota a cambio de la emancipación de los esclavos hispanoamericanos. Este acuerdo fue fundamental ya que no sólo posibilitó la exitosa contraofensiva independentista, sino que además le dio un cariz social al proceso revolucionario de Venezuela y Colombia. Así, a partir de 1816 y hasta 1821, se dieron numerosos contactos e incluso el gobierno de Jean Pierre Boyer (sucesor de Alexandre Petión) colaboró con otras dos expediciones a cargo de Gregor Mac Gregor para liberar Panamá y Río Hacha. Sin embargo, el cambio no fue total y aún durante estos años, los líderes criollos continuaron teniendo reparos frente al peligro de la explosión de un nuevo Haití en la Tierra Firme hispana. Por último, el fin de la guerra de independencia abrió un nuevo contexto en el cual aquellos miedos se intensificaron debido a la movilización social interna. Esto derivó en nuevo alejamiento y el gobierno de Colombia no sólo se negó a mantener relaciones con Haití, sino que incluso lo excluyó del Congreso de Panamá.

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En este trabajo me propongo analizar la influencia de la revolución de Haití en las independencias de Venezuela y Colombia durante los años 1804-1825. Miintención es demostrar que las repercusiones del proceso haitiano fueron vastas, complejas y sufrieron importantes cambios durante el transcurso de los años. En líneas generales, la revolución generó pánico entre las elites criollas y peninsulares y esperanzas entre grupos de esclavos y pardos. Inicialmente los sectores criollos revolucionarios buscaron evitar todo contacto con la isla y eludir el modelo insurgente haitiano por considerar que produciría en la Tierra Firme una "guerra de razas" y una hecatombe similar a la que, en su opinión, allí había acontecido. Sin embargo, a partir de 1812-1813 debido a las dificultades de la guerra de independencia una fracción de la elite criolla comenzó a estrechar vínculos con la República del Sur de Haití a través de contactos diplomáticos y corsarios. Estas primeras relaciones, más bien tímidas, fueron la condición de posibilidad de un cambio importante que sobrevino en 1816. En dicho año, debido a la reconquista de la expedición realista, la mayoría de los líderes independentistas huyeron de Tierra Firme y tuvieron que exiliarse en Haití, uno de los pocos lugares donde encontraron refugio y apoyo. En aquel contexto, se dio el pacto entre Alexandre Petión y Simón Bolívar, por el cual el primero se comprometió a aportar armas, barcos y hombres a la causa patriota a cambio de la emancipación de los esclavos hispanoamericanos. Este acuerdo fue fundamental ya que no sólo posibilitó la exitosa contraofensiva independentista, sino que además le dio un cariz social al proceso revolucionario de Venezuela y Colombia. Así, a partir de 1816 y hasta 1821, se dieron numerosos contactos e incluso el gobierno de Jean Pierre Boyer (sucesor de Alexandre Petión) colaboró con otras dos expediciones a cargo de Gregor Mac Gregor para liberar Panamá y Río Hacha. Sin embargo, el cambio no fue total y aún durante estos años, los líderes criollos continuaron teniendo reparos frente al peligro de la explosión de un nuevo Haití en la Tierra Firme hispana. Por último, el fin de la guerra de independencia abrió un nuevo contexto en el cual aquellos miedos se intensificaron debido a la movilización social interna. Esto derivó en nuevo alejamiento y el gobierno de Colombia no sólo se negó a mantener relaciones con Haití, sino que incluso lo excluyó del Congreso de Panamá.

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En este trabajo me propongo analizar la influencia de la revolución de Haití en las independencias de Venezuela y Colombia durante los años 1804-1825. Miintención es demostrar que las repercusiones del proceso haitiano fueron vastas, complejas y sufrieron importantes cambios durante el transcurso de los años. En líneas generales, la revolución generó pánico entre las elites criollas y peninsulares y esperanzas entre grupos de esclavos y pardos. Inicialmente los sectores criollos revolucionarios buscaron evitar todo contacto con la isla y eludir el modelo insurgente haitiano por considerar que produciría en la Tierra Firme una "guerra de razas" y una hecatombe similar a la que, en su opinión, allí había acontecido. Sin embargo, a partir de 1812-1813 debido a las dificultades de la guerra de independencia una fracción de la elite criolla comenzó a estrechar vínculos con la República del Sur de Haití a través de contactos diplomáticos y corsarios. Estas primeras relaciones, más bien tímidas, fueron la condición de posibilidad de un cambio importante que sobrevino en 1816. En dicho año, debido a la reconquista de la expedición realista, la mayoría de los líderes independentistas huyeron de Tierra Firme y tuvieron que exiliarse en Haití, uno de los pocos lugares donde encontraron refugio y apoyo. En aquel contexto, se dio el pacto entre Alexandre Petión y Simón Bolívar, por el cual el primero se comprometió a aportar armas, barcos y hombres a la causa patriota a cambio de la emancipación de los esclavos hispanoamericanos. Este acuerdo fue fundamental ya que no sólo posibilitó la exitosa contraofensiva independentista, sino que además le dio un cariz social al proceso revolucionario de Venezuela y Colombia. Así, a partir de 1816 y hasta 1821, se dieron numerosos contactos e incluso el gobierno de Jean Pierre Boyer (sucesor de Alexandre Petión) colaboró con otras dos expediciones a cargo de Gregor Mac Gregor para liberar Panamá y Río Hacha. Sin embargo, el cambio no fue total y aún durante estos años, los líderes criollos continuaron teniendo reparos frente al peligro de la explosión de un nuevo Haití en la Tierra Firme hispana. Por último, el fin de la guerra de independencia abrió un nuevo contexto en el cual aquellos miedos se intensificaron debido a la movilización social interna. Esto derivó en nuevo alejamiento y el gobierno de Colombia no sólo se negó a mantener relaciones con Haití, sino que incluso lo excluyó del Congreso de Panamá.

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Fil: Sorgentini, Hernán Antonio. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; Argentina.