6 resultados para Fatal

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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En el texto Loco afán. Crónicas de Sidario, de Pedro Lemebel, abundan las escenas, imágenes y situaciones grotescas. En las crónicas del texto, el grotesco es utilizado para introducir el elemento sida: todos los personajes o hechos grotescos se relacionan con esta enfermedad y con su destino fatal, la muerte. La utilización del grotesco en Loco afán descomprime las situaciones trágicas y, mediante la combinación de diversos elementos, se narra el caos que el sida produce. Comunidad enferma. Sociedad enferma. Para Lemebel la América Latina actual es un continente enfermo que, grotescamente, se dirige con lentitud pero inexorablemente hacia un destino fatal. La penetración de la plaga es, entonces, inversión del mito de procedencia: el sida no vino, para Latinoamérica, desde Africa sino desde Estados Unidos. Es, además, una nueva forma de dictadura: produce tantos o más muertos/desaparecidos. Lemebel parece plantear que el sida es el arma más fatídica del gobierno militar, nueva irrupción neocolonial que empobrece aún más a los países más pobres. Esta errancia de la enfermedad que va de un cuerpo al otro se difunde como el sida: de cuerpo a cuerpo, hasta hacerlo desaparecer. De esta forma, Latinoamérica, colonia estadounidense por la dictadura y por la inclusión de la enfermedad, se ve condenada a la marginación eterna que, en el texto, está representada por el marginado más periférico: el travesti sidoso que se prostituye, embelesado con las luces del Norte pero conciente de lo que produjo en él. Lemebel asocia el sida con la dictadura, otra forma brutal de colonización yanqui

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En los primeros tres versos de Helena, Eurípides presenta las dos principales novedades argumentales respecto del tema: la esposa de Menelao se presenta ante los ojos de los espectadores en el ignoto Egipto y el personaje no es la mujer fatal de tantas obras, la princesa dominante y altanera orgullosa de su belleza y de la predilección de la que goza, sino que se ha convertido en una humilde suplicante, postrada ante una tumba para pedir la protección de los dioses, ya que quiere mantenerse intacta ante los reclamos matrimoniales de Teoclimeno, el nuevo rey egipcio. Geografía y escenografía jugarán un papel preponderante en la intencionalidad poética, y en este contraste de espacios y de tiempos cargados de sentido metafórico se terminará de dibujar el sentido de la tragedia: vida y muerte, juventud y vejez, verdad y apariencia, nombre y realidad; pero también la isla de Faros que está frente a Egipto, las islas en las que naufragaron tantos héroes griegos y la isla situada en frente de Atenas; también el pasado mítico de Helena y el futuro cultual de Atenas: todo se divide y contrasta armónicamente en Helena.

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En los primeros tres versos de Helena, Eurípides presenta las dos principales novedades argumentales respecto del tema: la esposa de Menelao se presenta ante los ojos de los espectadores en el ignoto Egipto y el personaje no es la mujer fatal de tantas obras, la princesa dominante y altanera orgullosa de su belleza y de la predilección de la que goza, sino que se ha convertido en una humilde suplicante, postrada ante una tumba para pedir la protección de los dioses, ya que quiere mantenerse intacta ante los reclamos matrimoniales de Teoclimeno, el nuevo rey egipcio. Geografía y escenografía jugarán un papel preponderante en la intencionalidad poética, y en este contraste de espacios y de tiempos cargados de sentido metafórico se terminará de dibujar el sentido de la tragedia: vida y muerte, juventud y vejez, verdad y apariencia, nombre y realidad; pero también la isla de Faros que está frente a Egipto, las islas en las que naufragaron tantos héroes griegos y la isla situada en frente de Atenas; también el pasado mítico de Helena y el futuro cultual de Atenas: todo se divide y contrasta armónicamente en Helena.

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En el texto Loco afán. Crónicas de Sidario, de Pedro Lemebel, abundan las escenas, imágenes y situaciones grotescas. En las crónicas del texto, el grotesco es utilizado para introducir el elemento sida: todos los personajes o hechos grotescos se relacionan con esta enfermedad y con su destino fatal, la muerte. La utilización del grotesco en Loco afán descomprime las situaciones trágicas y, mediante la combinación de diversos elementos, se narra el caos que el sida produce. Comunidad enferma. Sociedad enferma. Para Lemebel la América Latina actual es un continente enfermo que, grotescamente, se dirige con lentitud pero inexorablemente hacia un destino fatal. La penetración de la plaga es, entonces, inversión del mito de procedencia: el sida no vino, para Latinoamérica, desde Africa sino desde Estados Unidos. Es, además, una nueva forma de dictadura: produce tantos o más muertos/desaparecidos. Lemebel parece plantear que el sida es el arma más fatídica del gobierno militar, nueva irrupción neocolonial que empobrece aún más a los países más pobres. Esta errancia de la enfermedad que va de un cuerpo al otro se difunde como el sida: de cuerpo a cuerpo, hasta hacerlo desaparecer. De esta forma, Latinoamérica, colonia estadounidense por la dictadura y por la inclusión de la enfermedad, se ve condenada a la marginación eterna que, en el texto, está representada por el marginado más periférico: el travesti sidoso que se prostituye, embelesado con las luces del Norte pero conciente de lo que produjo en él. Lemebel asocia el sida con la dictadura, otra forma brutal de colonización yanqui

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En los primeros tres versos de Helena, Eurípides presenta las dos principales novedades argumentales respecto del tema: la esposa de Menelao se presenta ante los ojos de los espectadores en el ignoto Egipto y el personaje no es la mujer fatal de tantas obras, la princesa dominante y altanera orgullosa de su belleza y de la predilección de la que goza, sino que se ha convertido en una humilde suplicante, postrada ante una tumba para pedir la protección de los dioses, ya que quiere mantenerse intacta ante los reclamos matrimoniales de Teoclimeno, el nuevo rey egipcio. Geografía y escenografía jugarán un papel preponderante en la intencionalidad poética, y en este contraste de espacios y de tiempos cargados de sentido metafórico se terminará de dibujar el sentido de la tragedia: vida y muerte, juventud y vejez, verdad y apariencia, nombre y realidad; pero también la isla de Faros que está frente a Egipto, las islas en las que naufragaron tantos héroes griegos y la isla situada en frente de Atenas; también el pasado mítico de Helena y el futuro cultual de Atenas: todo se divide y contrasta armónicamente en Helena.

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En el texto Loco afán. Crónicas de Sidario, de Pedro Lemebel, abundan las escenas, imágenes y situaciones grotescas. En las crónicas del texto, el grotesco es utilizado para introducir el elemento sida: todos los personajes o hechos grotescos se relacionan con esta enfermedad y con su destino fatal, la muerte. La utilización del grotesco en Loco afán descomprime las situaciones trágicas y, mediante la combinación de diversos elementos, se narra el caos que el sida produce. Comunidad enferma. Sociedad enferma. Para Lemebel la América Latina actual es un continente enfermo que, grotescamente, se dirige con lentitud pero inexorablemente hacia un destino fatal. La penetración de la plaga es, entonces, inversión del mito de procedencia: el sida no vino, para Latinoamérica, desde Africa sino desde Estados Unidos. Es, además, una nueva forma de dictadura: produce tantos o más muertos/desaparecidos. Lemebel parece plantear que el sida es el arma más fatídica del gobierno militar, nueva irrupción neocolonial que empobrece aún más a los países más pobres. Esta errancia de la enfermedad que va de un cuerpo al otro se difunde como el sida: de cuerpo a cuerpo, hasta hacerlo desaparecer. De esta forma, Latinoamérica, colonia estadounidense por la dictadura y por la inclusión de la enfermedad, se ve condenada a la marginación eterna que, en el texto, está representada por el marginado más periférico: el travesti sidoso que se prostituye, embelesado con las luces del Norte pero conciente de lo que produjo en él. Lemebel asocia el sida con la dictadura, otra forma brutal de colonización yanqui