5 resultados para Entropia topològica

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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El presente trabajo se propone examinar la noción del "espacio líquido" en la literatura argentina, y sobre todo en la obra de Juan José Saer. Se trata de demostrar que lo que caracteriza la obra saeriana es la oscilación entre dos concepciones de lo líquido: por un lado, una acepción metafórica, tal como ha sido utilizada por teorías sociales de la modernización y de la globalización - en la base de esta acepción de lo ?líquido" está una concepción topológica del espacio, destinada a describir mundos y percepciones en constante devenir y cambio. Por el otro lado, se hace presente, en Saer, una concepción más concreta, topográfica, de lo líquido como espacio aquático y, sobre todo, como espacio fluvial. Para Saer, la orilla del río, es decir la zona 'cosmogónica' entre agua y tierra como modelo de lo cultural, precede a la orilla de la ciudad con su oposición mítica entre civilización y barbárie, tan importante en la historia literaria argentina. Quisieramos mostrar al ejemplo de una lectura de Nadie, nada, nunca, como esas dos concepiones de lo líquido se superponen y cuales son las consecuencias de esa superposición para pensar los espacios de la literatura argentina entre topologías abstractas y topografías concretas

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El presente trabajo se propone examinar la noción del "espacio líquido" en la literatura argentina, y sobre todo en la obra de Juan José Saer. Se trata de demostrar que lo que caracteriza la obra saeriana es la oscilación entre dos concepciones de lo líquido: por un lado, una acepción metafórica, tal como ha sido utilizada por teorías sociales de la modernización y de la globalización - en la base de esta acepción de lo ?líquido" está una concepción topológica del espacio, destinada a describir mundos y percepciones en constante devenir y cambio. Por el otro lado, se hace presente, en Saer, una concepción más concreta, topográfica, de lo líquido como espacio aquático y, sobre todo, como espacio fluvial. Para Saer, la orilla del río, es decir la zona 'cosmogónica' entre agua y tierra como modelo de lo cultural, precede a la orilla de la ciudad con su oposición mítica entre civilización y barbárie, tan importante en la historia literaria argentina. Quisieramos mostrar al ejemplo de una lectura de Nadie, nada, nunca, como esas dos concepiones de lo líquido se superponen y cuales son las consecuencias de esa superposición para pensar los espacios de la literatura argentina entre topologías abstractas y topografías concretas

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En las últimas décadas el plural adoptado para nombrar las disciplinas que estudian los fenómenos educativos es muy significativo. El paso de la ciencia de la educación en singular al de Las Ciencias de la Educación en plural, ha producido entre otros efectos, una reagrupación de los conocimientos sobre la educación y de la educación y una confusión acerca de la posición de la Pedagogía y las otras disciplinas de las Ciencias de la Educación. En este sentido, ubicar y reposicionar con todo rigor la palabra y el significado de la Pedagogía resulta fundamental para avanzar en la especificidad de cada una de las disciplinas. El campo pedagógico es diferente del campo de la educación y del campo de las ciencias de la educación. Acotar y especificar el campo pedagógico, es necesario para seguir promoviendo la investigación sobre la acción educativa y su orientación. Siguiendo a Avanzini, tomamos los tres momentos que él distingue para proponer nosotros un cuarto momento que refiere a los nuevos desafíos: En un primer momento la filosofía domina a la pedagogía y esta parece estar subsumida por aquella. Un segundo momento lo caracteriza marcado por el enfoque positivista. El tercero refiere al paso en plural de Las Ciencias de la Educación. En este marco comienza lo que Ferry denomina la ?muerte de la pedagogía?. Se configura una ?despedagogización? de las instituciones y de las propias Ciencias de la Educación. El cuarto momento: En nuestra opinión hoy más que nunca es necesario una disciplina "Pedagogía", que articule el conjunto de los conocimientos de y sobre la educación. Saberes globalizados, capaces de aportar al estudio de los fenómenos de la educación en situaciones concretas, en especial las instituciones educativas. En este momento, caracterizado por la crítica de la crítica, interesa pasar de una clasificación tipológica de la educación a una topológica en donde lo fundamental sean los lugares como espacios simbólicos (topos). En este sentido proponemos la dimensión pedagógica de las instituciones como el lugar de articulación de los saberes educativos y a la escuela como sede de lucha por el capital cultural simbólico. El desarrollo de esta dimensión como lugar simbólico puede contribuir a la construcción de una nueva especificidad pedagógica. ¿Es inútil querer restituirla?

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El presente trabajo se propone examinar la noción del "espacio líquido" en la literatura argentina, y sobre todo en la obra de Juan José Saer. Se trata de demostrar que lo que caracteriza la obra saeriana es la oscilación entre dos concepciones de lo líquido: por un lado, una acepción metafórica, tal como ha sido utilizada por teorías sociales de la modernización y de la globalización - en la base de esta acepción de lo ?líquido" está una concepción topológica del espacio, destinada a describir mundos y percepciones en constante devenir y cambio. Por el otro lado, se hace presente, en Saer, una concepción más concreta, topográfica, de lo líquido como espacio aquático y, sobre todo, como espacio fluvial. Para Saer, la orilla del río, es decir la zona 'cosmogónica' entre agua y tierra como modelo de lo cultural, precede a la orilla de la ciudad con su oposición mítica entre civilización y barbárie, tan importante en la historia literaria argentina. Quisieramos mostrar al ejemplo de una lectura de Nadie, nada, nunca, como esas dos concepiones de lo líquido se superponen y cuales son las consecuencias de esa superposición para pensar los espacios de la literatura argentina entre topologías abstractas y topografías concretas

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En las últimas décadas el plural adoptado para nombrar las disciplinas que estudian los fenómenos educativos es muy significativo. El paso de la ciencia de la educación en singular al de Las Ciencias de la Educación en plural, ha producido entre otros efectos, una reagrupación de los conocimientos sobre la educación y de la educación y una confusión acerca de la posición de la Pedagogía y las otras disciplinas de las Ciencias de la Educación. En este sentido, ubicar y reposicionar con todo rigor la palabra y el significado de la Pedagogía resulta fundamental para avanzar en la especificidad de cada una de las disciplinas. El campo pedagógico es diferente del campo de la educación y del campo de las ciencias de la educación. Acotar y especificar el campo pedagógico, es necesario para seguir promoviendo la investigación sobre la acción educativa y su orientación. Siguiendo a Avanzini, tomamos los tres momentos que él distingue para proponer nosotros un cuarto momento que refiere a los nuevos desafíos: En un primer momento la filosofía domina a la pedagogía y esta parece estar subsumida por aquella. Un segundo momento lo caracteriza marcado por el enfoque positivista. El tercero refiere al paso en plural de Las Ciencias de la Educación. En este marco comienza lo que Ferry denomina la ?muerte de la pedagogía?. Se configura una ?despedagogización? de las instituciones y de las propias Ciencias de la Educación. El cuarto momento: En nuestra opinión hoy más que nunca es necesario una disciplina "Pedagogía", que articule el conjunto de los conocimientos de y sobre la educación. Saberes globalizados, capaces de aportar al estudio de los fenómenos de la educación en situaciones concretas, en especial las instituciones educativas. En este momento, caracterizado por la crítica de la crítica, interesa pasar de una clasificación tipológica de la educación a una topológica en donde lo fundamental sean los lugares como espacios simbólicos (topos). En este sentido proponemos la dimensión pedagógica de las instituciones como el lugar de articulación de los saberes educativos y a la escuela como sede de lucha por el capital cultural simbólico. El desarrollo de esta dimensión como lugar simbólico puede contribuir a la construcción de una nueva especificidad pedagógica. ¿Es inútil querer restituirla?