94 resultados para Deseo de Freud

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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La presente propuesta se propone interrogar la incidencia del deseo del analista en la construcción en psicoanálisis, entiendo la construcción en dos sentidos: -Como un medio para la transmisión clínica a través de la redacción de los casos, donde los mismos fueron adoptando diversas formas a la luz de una experiencia inicial enmarcada en un paradigma positivista que va adquiriendo paulatinamente, en ruptura con el modelo vigente, una respuesta concordante con una escucha particular y un edificio conceptual que atiende a la singularidad del malestar. -Como aquello que por no poder ser restituido vía desciframiento debe ser construido. La construcción suple la ausencia de un real -la verdad histórica que falta al discurso del sujeto por su carácter mítico o fantasmático- revelando una realidad recubierta por lo imaginario. Entonces, a la acción de recordar lo reprimido propia del analizante se le añade la operación del analista que construye conjeturas y las comunica a tiempo, siendo el efecto alcanzado en la cura lo que corrobora la veracidad o la inexactitud de lo supuesto. Es objetivo de este trabajo corroborar como en la construcción que un analista realiza del caso, en cualquiera de los dos sentidos expuestos, el deseo del analista es la clave, ya que es el que le permite sostener su posición. Deseo del analista no como un concepto teórico, objetivo u exterior al caso, sino deseo del analista que esta implicado en su acto. El deseo puede reflejarse en su decir del caso, en su inclusión, en la posición que adopta y, principalmente, en la lógica que organiza este encuentro con el analizante, ya que la lógica del caso es la lógica del deseo delanalista, resultando por lo tanto la construcción el efecto de un deseo que sostiene la apuesta. Para esto, y a la luz del deseo del analista, se realizara un recorrido por los casos paradigmáticos de Freud, procurando esclarecer cual fue el deseo que, en el mismo, motivo la construcción y publicación de los casos, entendiendo que si bien el deseo del analista constituye una noción posterior, se requirió del pasaje por otros deseos para que el deseo que sostiene la posición del analista opere como una función esencial para que el deseo alienado del paciente se haga presente. Concluyendo, dado que el deseo del analista se sostiene en una ética del deseo donde lo que lo causa se consolida como aquello que orienta la articulación significante, habitando la intención mas profunda de la acción, la construcción en psicoanálisis constituye un elemento simbólico que posibilita la tramitación de lo real a través de la posición del analista sostenida en el deseo del analista. Por un lado, permite hacer una lectura del caso que sitúe los puntos cruciales en la historia de un sujeto y el posicionamiento subjetivo adoptado por este, en conjunto con las permutaciones alcanzadas. Por otro, posibilita el desarrollo de la teoría a través de las inconsistencias que se verifiquen o la justificación de la misma. Además admite reconstruir una historia olvidada a partir de sus efectos en el presente del analizante. También se consolida como una herramienta de utilidad para la interrogación del posicionamiento del analista que dirige la cura y las coordenadas desde las cuales opera. Finalmente, constituye un medio eficaz para metabolizar lo escuchado y volverlo comunicable

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La presente propuesta se propone interrogar la incidencia del deseo del analista en la construcción en psicoanálisis, entiendo la construcción en dos sentidos: -Como un medio para la transmisión clínica a través de la redacción de los casos, donde los mismos fueron adoptando diversas formas a la luz de una experiencia inicial enmarcada en un paradigma positivista que va adquiriendo paulatinamente, en ruptura con el modelo vigente, una respuesta concordante con una escucha particular y un edificio conceptual que atiende a la singularidad del malestar. -Como aquello que por no poder ser restituido vía desciframiento debe ser construido. La construcción suple la ausencia de un real -la verdad histórica que falta al discurso del sujeto por su carácter mítico o fantasmático- revelando una realidad recubierta por lo imaginario. Entonces, a la acción de recordar lo reprimido propia del analizante se le añade la operación del analista que construye conjeturas y las comunica a tiempo, siendo el efecto alcanzado en la cura lo que corrobora la veracidad o la inexactitud de lo supuesto. Es objetivo de este trabajo corroborar como en la construcción que un analista realiza del caso, en cualquiera de los dos sentidos expuestos, el deseo del analista es la clave, ya que es el que le permite sostener su posición. Deseo del analista no como un concepto teórico, objetivo u exterior al caso, sino deseo del analista que esta implicado en su acto. El deseo puede reflejarse en su decir del caso, en su inclusión, en la posición que adopta y, principalmente, en la lógica que organiza este encuentro con el analizante, ya que la lógica del caso es la lógica del deseo delanalista, resultando por lo tanto la construcción el efecto de un deseo que sostiene la apuesta. Para esto, y a la luz del deseo del analista, se realizara un recorrido por los casos paradigmáticos de Freud, procurando esclarecer cual fue el deseo que, en el mismo, motivo la construcción y publicación de los casos, entendiendo que si bien el deseo del analista constituye una noción posterior, se requirió del pasaje por otros deseos para que el deseo que sostiene la posición del analista opere como una función esencial para que el deseo alienado del paciente se haga presente. Concluyendo, dado que el deseo del analista se sostiene en una ética del deseo donde lo que lo causa se consolida como aquello que orienta la articulación significante, habitando la intención mas profunda de la acción, la construcción en psicoanálisis constituye un elemento simbólico que posibilita la tramitación de lo real a través de la posición del analista sostenida en el deseo del analista. Por un lado, permite hacer una lectura del caso que sitúe los puntos cruciales en la historia de un sujeto y el posicionamiento subjetivo adoptado por este, en conjunto con las permutaciones alcanzadas. Por otro, posibilita el desarrollo de la teoría a través de las inconsistencias que se verifiquen o la justificación de la misma. Además admite reconstruir una historia olvidada a partir de sus efectos en el presente del analizante. También se consolida como una herramienta de utilidad para la interrogación del posicionamiento del analista que dirige la cura y las coordenadas desde las cuales opera. Finalmente, constituye un medio eficaz para metabolizar lo escuchado y volverlo comunicable

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La presente propuesta se propone interrogar la incidencia del deseo del analista en la construcción en psicoanálisis, entiendo la construcción en dos sentidos: -Como un medio para la transmisión clínica a través de la redacción de los casos, donde los mismos fueron adoptando diversas formas a la luz de una experiencia inicial enmarcada en un paradigma positivista que va adquiriendo paulatinamente, en ruptura con el modelo vigente, una respuesta concordante con una escucha particular y un edificio conceptual que atiende a la singularidad del malestar. -Como aquello que por no poder ser restituido vía desciframiento debe ser construido. La construcción suple la ausencia de un real -la verdad histórica que falta al discurso del sujeto por su carácter mítico o fantasmático- revelando una realidad recubierta por lo imaginario. Entonces, a la acción de recordar lo reprimido propia del analizante se le añade la operación del analista que construye conjeturas y las comunica a tiempo, siendo el efecto alcanzado en la cura lo que corrobora la veracidad o la inexactitud de lo supuesto. Es objetivo de este trabajo corroborar como en la construcción que un analista realiza del caso, en cualquiera de los dos sentidos expuestos, el deseo del analista es la clave, ya que es el que le permite sostener su posición. Deseo del analista no como un concepto teórico, objetivo u exterior al caso, sino deseo del analista que esta implicado en su acto. El deseo puede reflejarse en su decir del caso, en su inclusión, en la posición que adopta y, principalmente, en la lógica que organiza este encuentro con el analizante, ya que la lógica del caso es la lógica del deseo delanalista, resultando por lo tanto la construcción el efecto de un deseo que sostiene la apuesta. Para esto, y a la luz del deseo del analista, se realizara un recorrido por los casos paradigmáticos de Freud, procurando esclarecer cual fue el deseo que, en el mismo, motivo la construcción y publicación de los casos, entendiendo que si bien el deseo del analista constituye una noción posterior, se requirió del pasaje por otros deseos para que el deseo que sostiene la posición del analista opere como una función esencial para que el deseo alienado del paciente se haga presente. Concluyendo, dado que el deseo del analista se sostiene en una ética del deseo donde lo que lo causa se consolida como aquello que orienta la articulación significante, habitando la intención mas profunda de la acción, la construcción en psicoanálisis constituye un elemento simbólico que posibilita la tramitación de lo real a través de la posición del analista sostenida en el deseo del analista. Por un lado, permite hacer una lectura del caso que sitúe los puntos cruciales en la historia de un sujeto y el posicionamiento subjetivo adoptado por este, en conjunto con las permutaciones alcanzadas. Por otro, posibilita el desarrollo de la teoría a través de las inconsistencias que se verifiquen o la justificación de la misma. Además admite reconstruir una historia olvidada a partir de sus efectos en el presente del analizante. También se consolida como una herramienta de utilidad para la interrogación del posicionamiento del analista que dirige la cura y las coordenadas desde las cuales opera. Finalmente, constituye un medio eficaz para metabolizar lo escuchado y volverlo comunicable

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En la actualidad, son muchos los autores que se dedican a investigar las psicosis, tanto como la clínica psicoanalítica posible en este campo. La época de los alienistas supuestamente ya pasó. El psicoanálisis, desde Sigmund Freud, es uno de los discursos que sostiene el sujeto del síntoma, y, porque no decirlo, el sujeto de la locura. Tal discurso, en términos generales, da lugar al ser hablante, legitimando su palabra. La palabra del loco -subrayadas las diferencias entre locura y psicosis- se da a escuchar; y, nuevamente, interroga el lugar de aquél que en su escucha se propone a estar. Es a partir de este punto, que el presente escrito pretende avanzar. Para eso, hace falta retroceder y rescatar cierta intuición freudiana ante a las psicosis. Reconocemos que en el campo psicoanalítico aún persiste cierto modo de teorizar la psicosis que boicotea su propio avance: la psicosis muchas veces es leída desde el lugar de déficit. Pensamos que tal supuesto tiene como base la idea de que laestructura es una, y que es la de la neurosis. El contrapunto de la psicosis con la neurosis, por cierto tiempo, hizo consistir a las psicosis. Ciertamente cumplió una función, pero actualmente representa una suerte de traba al avance de la clínica de las psicosis. Necesitamos, cada vez más, profundizar en lo propio de la psicosis. Y, para eso, hace falta correrse del lugar de déficit. Freud, sostenido en su escucha clínica, interrogó los alienistas. Desde su postura investigativa y clínica, sostuvo el lugarde la psicosis, más allá de los límites impuestos por su propio desarrollo teórico. Entonces, nos interesa seguir la intuición clínica de Freud, dejarnos llevar por sus inquietudes. ¿Qué función cumple el 'no analizable' de la psicosis en la obra de Freud? Entendemos que analizar el lugar que ocupa las psicosis en la obra de Freud es interrogar las posibles funciones de lo 'no analizable' en su desarrollo teórico; remarcando, a partir de ahí, las huellas de su intuición clínica en este particular campo. Si la neurosis es el objeto freudiano de estudio, ¿por qué el autor escribe tanto sobre las psicosis al desarrollar la constitución psíquica del sujeto? ¿Qué busca Freud en las psicosis? Sostenemos que, por un lado, Freud le confiere a la psicosis el particular lugar de garante de la teoría psicoanalítica; y, por otro, denuncia, a partir de su escucha clínica, las huellas de cierta suposición de saber o posición subjetiva. Con relación al saber en la psicosis, a veces tal saber alcanza tamaña verdad que dialoga de igual a igual con el investigador. Buscaremos sostener tal lectura de la obra de Freud, en el campo de la psicosis, a partir del análisis de algunos textos freudianos, dedicados a la constitución psíquica del sujeto. Entendemos que es un desafío avanzar en el campo de la psicosis sin remitirse al déficit. Un desafío que nos convoca diariamente en la clínica con estos sujetos; y que, por su complejidad, sostiene de modo particular el deseo del analista

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El presente trabajo se inscribe en un trabajo interno en el marco de la cátedra Teoría Psicoanalítica de la universidad Nacional de La Plata. En él nos proponemos realizar un recorrido por lo que S. Freud designó como 'ombligo del sueño' y el anudamiento de este punto de indecible, límite a la interpretación, con los conceptos de deseo y pulsión, para lo cual nos vamos a servir de la respuesta que le da J. Lacan a una pregunta que le realiza Marcel Ritter. La propuesta será avanzar en primer lugar en una lectura del capítulo VII del texto La interpretación de los sueños que se orientará por la sugerencia freudiana de tratar a los sueños como una urdimbre, hacer entonces de este texto un tejido. 'La Psicología de los procesos oníricos' titula Freud a este capítulo; y en la introducción del mismo articula su 'proyecto' de trabajo: 'obtener o fundamentar, una inferencia acerca de la construcción y el modo de trabajo del instrumento anímico'. 'Proyecto' decimos porque al leer este capítulo encontramos las trazas de ese texto sofocado, con el que sin lugar a dudas conversa: El proyecto de Psicología para neurólogos, al que tal vez podamos referirnos para esclarecer algunos puntos. 'Aun en los sueños mejor interpretados es preciso a menudo dejar un lugar en sombras, porque en la interpretación se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan desenredar, pero que tampoco, han hecho otras contribuciones al contenido del sueño. Entonces ese es el ombligo del sueño, el lugar en que él se asienta en lo no conocido. Los pensamientos oníricos con que nos topamos a raíz de la interpretación tienen que permanecer sin clausura alguna y desbordar en todas las direcciones dentro de la enmarañada red de nuestro mundo de pensamientos. Y desde un lugar más espeso de ese tejido se eleva luego el deseo del sueño como el hongo de su micelio'. Avanzaremos tomando esta cita freudiana como punto de partida, para esclarecer este concepto oscuro y pocas veces referido por Freud, realizando un rodeo por los diferentes apartados del texto en el intento de situar el ombligo del sueño en este primer ordenamiento metapsicológico. En segundo lugar proponemos una lectura del concepto de ombligo del sueño a partir de la elaboración teórica de J. Lacan. En enero del año 1975 se lleva a cabo una jornada de trabajo en Estrasburgo, es en el marco de esa actividad que Marcel Ritter interviene realizando una aclaración sobre el término freudiano \'Das Unerkannte\', el cual es posible traducirlo como \'lo no-reconocido\', y que Freud lo articula al \'ombligo del sueño\'. Proponemos trabajar una pregunta que le hace M. Ritter a J. Lacan en el marco de esas jornadas. Proponemos descomponer esa pregunta y trabajarla en tres partes: 1 ? ¿en este no ? reconocido, podemos ver ahí lo real no simbolizado? 2 - ¿de qué real se trata, es lo real pulsional? 3- ¿qué relaciones hay entre éste real con el deseo, ya que Freud articula el ombligo del sueño con el deseo?

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En la actualidad, son muchos los autores que se dedican a investigar las psicosis, tanto como la clínica psicoanalítica posible en este campo. La época de los alienistas supuestamente ya pasó. El psicoanálisis, desde Sigmund Freud, es uno de los discursos que sostiene el sujeto del síntoma, y, porque no decirlo, el sujeto de la locura. Tal discurso, en términos generales, da lugar al ser hablante, legitimando su palabra. La palabra del loco -subrayadas las diferencias entre locura y psicosis- se da a escuchar; y, nuevamente, interroga el lugar de aquél que en su escucha se propone a estar. Es a partir de este punto, que el presente escrito pretende avanzar. Para eso, hace falta retroceder y rescatar cierta intuición freudiana ante a las psicosis. Reconocemos que en el campo psicoanalítico aún persiste cierto modo de teorizar la psicosis que boicotea su propio avance: la psicosis muchas veces es leída desde el lugar de déficit. Pensamos que tal supuesto tiene como base la idea de que laestructura es una, y que es la de la neurosis. El contrapunto de la psicosis con la neurosis, por cierto tiempo, hizo consistir a las psicosis. Ciertamente cumplió una función, pero actualmente representa una suerte de traba al avance de la clínica de las psicosis. Necesitamos, cada vez más, profundizar en lo propio de la psicosis. Y, para eso, hace falta correrse del lugar de déficit. Freud, sostenido en su escucha clínica, interrogó los alienistas. Desde su postura investigativa y clínica, sostuvo el lugarde la psicosis, más allá de los límites impuestos por su propio desarrollo teórico. Entonces, nos interesa seguir la intuición clínica de Freud, dejarnos llevar por sus inquietudes. ¿Qué función cumple el 'no analizable' de la psicosis en la obra de Freud? Entendemos que analizar el lugar que ocupa las psicosis en la obra de Freud es interrogar las posibles funciones de lo 'no analizable' en su desarrollo teórico; remarcando, a partir de ahí, las huellas de su intuición clínica en este particular campo. Si la neurosis es el objeto freudiano de estudio, ¿por qué el autor escribe tanto sobre las psicosis al desarrollar la constitución psíquica del sujeto? ¿Qué busca Freud en las psicosis? Sostenemos que, por un lado, Freud le confiere a la psicosis el particular lugar de garante de la teoría psicoanalítica; y, por otro, denuncia, a partir de su escucha clínica, las huellas de cierta suposición de saber o posición subjetiva. Con relación al saber en la psicosis, a veces tal saber alcanza tamaña verdad que dialoga de igual a igual con el investigador. Buscaremos sostener tal lectura de la obra de Freud, en el campo de la psicosis, a partir del análisis de algunos textos freudianos, dedicados a la constitución psíquica del sujeto. Entendemos que es un desafío avanzar en el campo de la psicosis sin remitirse al déficit. Un desafío que nos convoca diariamente en la clínica con estos sujetos; y que, por su complejidad, sostiene de modo particular el deseo del analista

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El presente trabajo se inscribe en un trabajo interno en el marco de la cátedra Teoría Psicoanalítica de la universidad Nacional de La Plata. En él nos proponemos realizar un recorrido por lo que S. Freud designó como 'ombligo del sueño' y el anudamiento de este punto de indecible, límite a la interpretación, con los conceptos de deseo y pulsión, para lo cual nos vamos a servir de la respuesta que le da J. Lacan a una pregunta que le realiza Marcel Ritter. La propuesta será avanzar en primer lugar en una lectura del capítulo VII del texto La interpretación de los sueños que se orientará por la sugerencia freudiana de tratar a los sueños como una urdimbre, hacer entonces de este texto un tejido. 'La Psicología de los procesos oníricos' titula Freud a este capítulo; y en la introducción del mismo articula su 'proyecto' de trabajo: 'obtener o fundamentar, una inferencia acerca de la construcción y el modo de trabajo del instrumento anímico'. 'Proyecto' decimos porque al leer este capítulo encontramos las trazas de ese texto sofocado, con el que sin lugar a dudas conversa: El proyecto de Psicología para neurólogos, al que tal vez podamos referirnos para esclarecer algunos puntos. 'Aun en los sueños mejor interpretados es preciso a menudo dejar un lugar en sombras, porque en la interpretación se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan desenredar, pero que tampoco, han hecho otras contribuciones al contenido del sueño. Entonces ese es el ombligo del sueño, el lugar en que él se asienta en lo no conocido. Los pensamientos oníricos con que nos topamos a raíz de la interpretación tienen que permanecer sin clausura alguna y desbordar en todas las direcciones dentro de la enmarañada red de nuestro mundo de pensamientos. Y desde un lugar más espeso de ese tejido se eleva luego el deseo del sueño como el hongo de su micelio'. Avanzaremos tomando esta cita freudiana como punto de partida, para esclarecer este concepto oscuro y pocas veces referido por Freud, realizando un rodeo por los diferentes apartados del texto en el intento de situar el ombligo del sueño en este primer ordenamiento metapsicológico. En segundo lugar proponemos una lectura del concepto de ombligo del sueño a partir de la elaboración teórica de J. Lacan. En enero del año 1975 se lleva a cabo una jornada de trabajo en Estrasburgo, es en el marco de esa actividad que Marcel Ritter interviene realizando una aclaración sobre el término freudiano \'Das Unerkannte\', el cual es posible traducirlo como \'lo no-reconocido\', y que Freud lo articula al \'ombligo del sueño\'. Proponemos trabajar una pregunta que le hace M. Ritter a J. Lacan en el marco de esas jornadas. Proponemos descomponer esa pregunta y trabajarla en tres partes: 1 ? ¿en este no ? reconocido, podemos ver ahí lo real no simbolizado? 2 - ¿de qué real se trata, es lo real pulsional? 3- ¿qué relaciones hay entre éste real con el deseo, ya que Freud articula el ombligo del sueño con el deseo?

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En la actualidad, son muchos los autores que se dedican a investigar las psicosis, tanto como la clínica psicoanalítica posible en este campo. La época de los alienistas supuestamente ya pasó. El psicoanálisis, desde Sigmund Freud, es uno de los discursos que sostiene el sujeto del síntoma, y, porque no decirlo, el sujeto de la locura. Tal discurso, en términos generales, da lugar al ser hablante, legitimando su palabra. La palabra del loco -subrayadas las diferencias entre locura y psicosis- se da a escuchar; y, nuevamente, interroga el lugar de aquél que en su escucha se propone a estar. Es a partir de este punto, que el presente escrito pretende avanzar. Para eso, hace falta retroceder y rescatar cierta intuición freudiana ante a las psicosis. Reconocemos que en el campo psicoanalítico aún persiste cierto modo de teorizar la psicosis que boicotea su propio avance: la psicosis muchas veces es leída desde el lugar de déficit. Pensamos que tal supuesto tiene como base la idea de que laestructura es una, y que es la de la neurosis. El contrapunto de la psicosis con la neurosis, por cierto tiempo, hizo consistir a las psicosis. Ciertamente cumplió una función, pero actualmente representa una suerte de traba al avance de la clínica de las psicosis. Necesitamos, cada vez más, profundizar en lo propio de la psicosis. Y, para eso, hace falta correrse del lugar de déficit. Freud, sostenido en su escucha clínica, interrogó los alienistas. Desde su postura investigativa y clínica, sostuvo el lugarde la psicosis, más allá de los límites impuestos por su propio desarrollo teórico. Entonces, nos interesa seguir la intuición clínica de Freud, dejarnos llevar por sus inquietudes. ¿Qué función cumple el 'no analizable' de la psicosis en la obra de Freud? Entendemos que analizar el lugar que ocupa las psicosis en la obra de Freud es interrogar las posibles funciones de lo 'no analizable' en su desarrollo teórico; remarcando, a partir de ahí, las huellas de su intuición clínica en este particular campo. Si la neurosis es el objeto freudiano de estudio, ¿por qué el autor escribe tanto sobre las psicosis al desarrollar la constitución psíquica del sujeto? ¿Qué busca Freud en las psicosis? Sostenemos que, por un lado, Freud le confiere a la psicosis el particular lugar de garante de la teoría psicoanalítica; y, por otro, denuncia, a partir de su escucha clínica, las huellas de cierta suposición de saber o posición subjetiva. Con relación al saber en la psicosis, a veces tal saber alcanza tamaña verdad que dialoga de igual a igual con el investigador. Buscaremos sostener tal lectura de la obra de Freud, en el campo de la psicosis, a partir del análisis de algunos textos freudianos, dedicados a la constitución psíquica del sujeto. Entendemos que es un desafío avanzar en el campo de la psicosis sin remitirse al déficit. Un desafío que nos convoca diariamente en la clínica con estos sujetos; y que, por su complejidad, sostiene de modo particular el deseo del analista

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El presente trabajo plantea una línea de lectura en torno a uno de los aspectos más remarcables en la obra maestra de Juan Ruiz: las referencias a la cocina medieval española. Se analizarán las apariciones de los alimentos en el texto en cuanto a su contexto histórico y la narración, haciendo uso bibliográfico de obras pertenecientes a Lida de Malkiel, A. D. Deyermond y J. Le Goff, etc. La importancia de las referencias culinarias se aprecia por medio de tres factores: primero, los alimentos juegan un rol indispensable para la configuración del relato. Segundo, la imaginería y simbología culinaria significan un aporte sensorial y estético. Finalmente, las descripciones poseen valor histórico: el Arcipreste, mientras expone una amplia galería de oficios, nos ofrece un menú de España, ilustrando las representaciones culturales de la época.

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El presente trabajo se abocara a estudiar la trasnferencia como fenómeno y la operación del analista en esta, ya que la dirección de la cura se hace en transferencia. Freud se fue encontrando en su experiencia clínica con la transferencia como una herramienta de la cura para determinar desde donde es demandado y escuchado el analista, desde donde es incluido en el conflicto neurótico. Al principio, se le atribuye a Freud operar desde un lugar de amo que paulatinamente revela el surgimiento del deseo del analista, noción que tendra que esperar a Lacan para su conceptualización. Así, Freud concibo a la transferencia como repetición, resistencia y motor de la cura, ontraindicando se intervenga por la vertiente sugestiva que también esta presente en la transferencia.Posteriormente, se necesitara del retorno de Lacan a la obra freudiana para que esta orientación sea nuevamente interrogada y el concepto de transferencia recupere su estatuto original. Lacan sitúa la transferencia al nivel de la estrategia ya que todo acto del analista tiene efecto por la posición que éste ocupa como lugar simbólico, es decir, en dependencia con el fantasma del analizante. Entonces, el analista dirige la cura, operando desde el lugar que ocupa, pero no al paciente. Dirigir la cura supone aplicar la regla fundamental de libre asociación, aunque ésta no lo es tanto ya que esta sujeta al deseo del analista. Así, el lugar que ocupe el analista como soporte de la transferencia esta fundado en el deseo del analista, es decir, en su ética. Es objetivo de esta propuesta determinar cual es la ética y, por ende, el deseo desde el cual opera el analista en la cura, en tanto nos permitira delimitar la dirección que tomara ésta y los posibles destinos de un sujeto intervenido, en un dispositivo donde la transferencia y el uso que de ella se hace, constituye una pieza clave. Para esto se establecera una distinción entre dos tipos de respuesta posibles a la demanda de análisis de un sujeto: - Algunos posfreudianos que afirmaron que el yo se encuentra debilitado por el conflicto y el analista debe acudir en auxilio de este yo, por lo tanto la acción debe orientarse hacia la realización de una reeducación emocional, lo que implicaría atribuirse, el propio terapeuta, un saber sobre lo que es mejor para el otro. El terapeuta resultaría funcional con la ética que rige el malestar en la cultura, conduciendo al malestar del deseo a través de su renuncia. - Por otro lado, Lacan que articulando la vertiente simbólica de la cadena significante con el goce del objeto a través del amor de transferencia posibilitara al analista operar sobre lo real a través de lo simbólico.De este modo, el analista opera desde el lugar que le da la transferencia del analizante, estando sostenida su presencia por el Otro simbólico del paciente. Como agalma puede captar el deseo del sujeto prestándose para cumplir esta función, sabiendo que enmascara el objeto que esta en causa para el analizante. Si esta operando el deseo del analista, el analizante podra localizar su deseo a partir de la falta de su signo en el Otro. En este caso, la ética en juego es una ética del deseo: el psicoanálisis se orienta del malestar al saber hacer con el síntoma, pasando por el deseo. Concluyendo, estas dos respuestas conducen hacia destinos con efectoscontrapuestos en la vida de un sujeto. Ambas derivaron de la lectura de la obra freudiana: una que perdió el sentido de su descubrimiento, otra que lo retomo. Entonces, la distinción radical que realiza el psicoanálisis entre el Otro del significante y el objeto a, obstaculiza toda posibilidad de asentar el dispositivo analítico en unacomunicación interpersonal. La identificación que favorece toda comunicación interpersonal es desalentada por el deseo del analista como función que empuja a la posición deseante, al más allá del amor de transferencia, donde el analista ofrece su presencia para que el objeto a adquiera su posición de semblante y reconduzca a la pulsión, posibilitando que el analizante pueda encontrarse con sus puntos de goce y hacer de ellos otra cosa que le implique menos sufrimiento. Que el analizante pueda encontrarse con que la falta es estructural e inherente a todo sujeto del lenguaje

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El presente trabajo es producto de una serie de entrevistas y estudio bibliográfico realizado en el marco del Proyecto de Investigación Historias de la Psicología y el Psicoanálisis en La Plata (1946 - 1990), de la Cátedra Corrientes Actuales en Psicología. El objetivo es indagar el modo en que la teoría psicoanalítica de Jacques Lacan se implanta y comienza a desarrollarse en nuestra ciudad. La metodología utilizada ha sido la realización de entrevistas, estudio de textos y relevamiento de archivos. En este trabajo se sostiene como hipótesis el establecimiento de dos niveles de análisis para una historia de la implantación del psicoanálisis francés en la ciudad de La Plata. El primer nivel es teórico - clínico y el otro nivel, institucional, refiere a la creación de Instituciones Psicoanalíticas y su incidencia en el movimiento psicoanalítico local. En términos teórico - clínicos las primeras lecturas de Lacan se ubican en una dimensión que es necesariamente dialógica con otras disciplinas, como la antropología estructural (Lèvi - Strauss, C.1958), los desarrollos en lingüística (Saussure, F. 1916; Jakobson, R. 1963) y la epistemología francesa (Bachelard, G., 1938) pero no sólo hay un nivel teórico, sino que éste está necesariamente articulado con la clínica. En este nivel, hay un pasaje del kleinismo al lacanismo, pasaje que se opera a partir de los obstáculos que la clínica kleiniana ofrecía, el problema en los marcos teórico - clínicos de ese momento era el de la traslación de la clínica kleiniana a la clínica de adultos y de la relación imaginaria del analista con el analizante, uno de los problemas de esta clínica es el desplazamiento del concepto de castración al de frustración. En 1979, en el marco de las insuficiencias de la clínica kleiniana, el impacto del estructuralismo y del movimiento antipsiquiátrico se crea la primer institución psicoanalítica lacaniana de La Plata: La Escuela Sigmund Freud. Entre sus fundadores e integrantes estaban: Alberto Franco, July Meroff, José Matusevich, Gustavo Carranza. Las conferencias que se dictaron ese año fueron: El deseo inconciente, cuestión esencial del psicoanálisis a cargo de Raúl Sciarretta; Por qué Lacan? de Juan Carlos Indart; Retorno a Freud Rolando Karothy; La reconstrucción y el chamán Roberto Harari. A lo largo de 1979 se desarrollaron las conferencias, en 1980 comenzaron los cursos. Esta Escuela estaba estructurada en un plan de estudio de tres años, asistía un invitado por mes: Franco, A.; Sciarretta, R.; Indart, J. C. estaba en el eje de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Es de destacar que la lectura tanto de Freud, como de Lacan nunca es pura, sino tamizada en función de otros autores y referencias. El Psicoanálisis francés en La Plata es interpretado desde diferentes vías de recepción. El Psicoanálisis francés comienza a leerse en un ámbito no académico y esto está enmarcado por coordenadas históricas, hay lecturas alternativas, comienza la época de los grupos de estudio, la creación de instituciones, nuevos autores y editoriales. Comienza un Psicoanálisis no ortodoxo, no inglés sino francés: el Psicoanálisis de Jacques Lacan, lecturas de gran repercusión tanto en la Historia del Psicoanálisis local como en sus aplicaciones clínicas

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De lo que se trata es de reflexionar sobre zonas de la práctica corporal que no se reflexiona, correrse del centro, romper con la tendencia centrípeta y trasladarse al límite. En lo que respecta al cuerpo, el reflexionar sobre su práctica, sobre sus formas de percibir, de hacer y de decir, no puede hacerse de otra forma que involucrando el mismo en lo concreto y reflexionando sobre lo invisible de lo visible, lo oculto, lo no dicho, sobre lo sujetado y todo aquello que fue corrido del centro y se encuentra en los límites subyaciendo la práctica. Este desplazamiento al límite de la práctica permite cuestionar lo central (normas, códigos, hábitos), aquellas configuraciones de movimientos establecidas, aquello de lo que no podemos dar cuenta porque no sentimos que haya algo de lo cual dar cuenta. Así el límite se constituye como el espacio donde la naturalización de ciertas formas de acción pierde su consistencia, y parece hacerse tangible la transformación. Este posible cambio, producto de la lucha en los límites, lo pensamos enmarcado en una práctica corporal concreta como el contac improvisación mediante un hacer disciplinado y una práctica caracterizada por cierta ascesis

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El actual procesamiento de la información produjo cambios revolucionarios a nivel mundial creando lugares virtuales que borran las fronteras y las distancias operando con simultaneidad en la gran aldea mundial con incidencias en todos los aspectos de la vida humana. Las variables de comercialización que manejan las empresas sufrieron transformaciones irreversibles torneando e incluso creando la demanda de mercado mediante la oferta impuesta 'compré ya', 'no lo deje pasar', 'no se lo pierda' o 'no le puede faltar'-. En este orden la oferta ya no es una convocatoria sino un empuje al consumo al exhibir los objetos en lugares de elevada consideración y a la vez muy cerca de la mano para que nada falte. Sin embargo la multiplicidad de alternativas obtura toda elección, el deseo se embota y después del primer perfume todos quedan confundidos, por lo que no se adquiere ninguno o tal vez cualquiera. En el escenario mundializado no hay traza que simbolice la falta sino que sin demora y sin deseo comanda un imperativo de máxima satisfacción. El lugar del ideal ahora está ocupado por la exigencia superyoica al goce. Es la era de extravío de la subjetividad moderna en la que el Ideal del yo declinó de su función organizadora y el Otro al perder su consistencia, ya no lidera. Con esta caída se eleva en la cúspide social el Yo Ideal ostentando la perfección, belleza y eficiencia de los objetos de consumo, ante una masa ávida de satisfacción extrema y atenta a las promesas publicitarias. Todo simula estar al alcance, sin esfuerzos ni connotaciones de tiempo y espacio, por fuera de la castración y más allá del deseo. Apuntando, no ya a una introyección identificatoria simbólica sino, a la corta vía de la incorporación en la ilusión del consumo. El registro simbólico fue impactado por Freud al develar el malestar en la cultura introduciendo la renuncia pulsional como condición de su existencia misma, en tanto toca al lazo social. Con Lacan ya no leemos una renuncia y prohibición de goce sino una exigencia de gozar que traduce el malestar en la cultura en un impasse que se extiende en la civilización, como aporía que produce impotencia. La época incide en el dispositivo analítico en tanto afecta los semblantes y el analista al funcionar desde ese lugar, enfrenta obstáculos ya desde el inicio, con la instauración de la transferencia. Este lazo social inéd. ito es posible porque en tanto no hay relación, hay lazo a partir del discurso. Lo cual indica que se hace preciso pasar por el Otro del discurso para acceder a la sexualidad, a las cosas del amor. El amor de transferencia es el inicio o portal de toda la experiencia analítica que en la actualidad aparece ligado a una marcada renuencia. Desde su posición, el analista mantiene un vacío, no identificado al semblante de a sino funcionando como tal. Hacer de, sin serlo, le permite sostener la transferencia desde el deseo del analista a partir de un discurso. Las coordenadas de la época determinan un modo peculiar de entrada en análisis, dando características muy particulares al establecimiento de la transferencia, lo que exige estar al nivel de la subjetividad contemporánea para dar una respuesta posible en cada caso singular. Objetivos: - Situar el malestar en la cultura como estructural y las características coyunturales de la época. - Investigar sus incidencias en los estilos de vida y en la clínica psicoanalítica. - Trazado de respuestas posibles desde la perspectiva psicoanalítica a la problemática actual. Metodología: Análisis teórico, descriptivo, expositivo y argumental de la temática planteada dirigido hacia la consecución de los objetivos. Resultados: Arribo a interrogaciones y corolarios para la ubicación de las variables en juego: contexto actual, patologías de la época y su incidencia en los estilos de vida o modos de goce. Conclusiones: En un análisis el sujeto surge como efecto de la deriva significante en tanto se apunta a su deseo singular no subsumido en la demanda del Otro y liberado de un sometimiento productor