11 resultados para Arte efímero-Madrid
em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina
Resumo:
En este trabajo nos ocupamos de pensar cómo es posible la conjunción vanguardia y archivo en la poética de Edgardo Antonio Vigo (1929 ? 1997). Una de las particularidades de la obra de este artista es que cuando realizaba acciones, hacía fotografiar o ?certificaba? por medio de documentos lo que allí ocurría. Esos registros se sumaron a una descripción detallada de cada una de sus actividades y formó con ellos un cúmulo de documentos con los que preparó su archivo personal. Desplegó una obsesión por resguardar y ordenar su producción artística, y transformó a su archivo una construcción de sentidos cruzados entre prácticas vanguardistas y registros administrativos
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En este trabajo nos ocupamos de pensar cómo es posible la conjunción vanguardia y archivo en la poética de Edgardo Antonio Vigo (1929 ? 1997). Una de las particularidades de la obra de este artista es que cuando realizaba acciones, hacía fotografiar o ?certificaba? por medio de documentos lo que allí ocurría. Esos registros se sumaron a una descripción detallada de cada una de sus actividades y formó con ellos un cúmulo de documentos con los que preparó su archivo personal. Desplegó una obsesión por resguardar y ordenar su producción artística, y transformó a su archivo una construcción de sentidos cruzados entre prácticas vanguardistas y registros administrativos
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En este trabajo nos ocupamos de pensar cómo es posible la conjunción vanguardia y archivo en la poética de Edgardo Antonio Vigo (1929 ? 1997). Una de las particularidades de la obra de este artista es que cuando realizaba acciones, hacía fotografiar o ?certificaba? por medio de documentos lo que allí ocurría. Esos registros se sumaron a una descripción detallada de cada una de sus actividades y formó con ellos un cúmulo de documentos con los que preparó su archivo personal. Desplegó una obsesión por resguardar y ordenar su producción artística, y transformó a su archivo una construcción de sentidos cruzados entre prácticas vanguardistas y registros administrativos
Resumo:
La revista La lectura (1901-1920) fue la tribuna principal elegida, en España, por el escritor argentino Manuel Ugarte para intervenir en los debates sobre la producción intelectual y literaria latinoamericana. Uno de dichos debates gira en torno a la estética modernista, que motiva su artículo "Las razones del arte social" (1907), en el que responde a una reseña de Angel Guerra (seud. de José Betancort Carrera) publicada en la revista. Allí aparecen sintetizadas las ideas que Ugarte venía elaborando desde 1900: su disputa con la poética modernista ya consagrada; la invención de un arte para el presente, definido a partir de un repertorio vitalista, con ciertos ribetes de higienismo y de evolucionismo; inscripción en la doctrina artístico-social del romanticismo francés, recortada en el ethos militante, con su ingrediente antiintelectualista. Por otra parte, en sus "Crónicas americanas" (1907/1908), el autor se propone dar difusión a las producciones hispanoamericanas. Las crónicas confluyen en la pregunta sobre la medida y la forma en que se podía o debía "utilizar los elementos americanos". En estas colaboraciones mensuales, aparecen los tópicos y principios que Ugarte venía elaborando, esta vez orientados a demostrar que el proceso de constitución de la literatura hispanoamericana moderna ya estaba en marcha. Así, selecciona en sus lecturas casos que le permitan ilustrar su idea de que el modernismo o bien tiene resabios que deben ser superados, o bien ya lo ha sido. Al mismo tiempo, irá exponiendo un programa alternativo: materiales locales, autóctonos; abandono de lo "artificioso"; fundamento último en la doctrina del arte social; en último lugar, estilo "universal", esto es no convencional y moderno -que está asociado a lo europeo. En otras palabras, afirma el valor legítimo dominante, de innovación antes que tradicionalista, pero restándole todo componente vanguardista.
Resumo:
Con el presente trabajo nos proponemos plantear la teoría dramática de Juan Mayorga (Madrid, 1965) a partir de algunas constantes textuales de sus obras como también de sus aportes críticos a través de ensayos, artículos y entrevistas. Una suerte de ética o moral sostiene todo este teatro, de contenido esencialmente intelectual, en el cual el eje discursivo (temas y motivos de la trama) se aborda desde lo filosófico en tanto el eje dramatúrgico (composición de la estructura dramática) se ordena desde el pensamiento científico. Ese contenido intelectual se expresa y manifiesta en un teatro histórico crítico, mediante ideas clave como la recuperación de la memoria histórica y una aguda reflexión sobre los autoritarismos y los comportamientos humanos que permita movilizar el pasado. En obras como Siete hombres buenos, El jardín quemado y la pieza breve El hombre de oro (Guerra civil), Cartas de amor a Stalin (stalinismo), El traductor de Blumemberg, y Himmelweg (Camino del Cielo) (nazismo), entre otras, Mayorga intenta fundir el teatro histórico con el teatro político como hizo Esquilo con Los persas, con el propósito de "mirar hacia atrás para ser útil hoy". Al representar formas de humillación del hombre por el hombre, dice, nos "fortalecemos en la vigilancia y en la resistencia ante formas de dominación actuales". Ideas, personajes, situaciones, proceden todos de la realidad, de su mirada sobre la realidad histórica, pasada o presente, y se plasman mediante una ilimitada operación de transtextualidad, hacia la "trascendencia textual del texto" (Genette), pocas veces vista en la dramaturgia española. Leer a Juan Mayorga en el drama o en la escena es internarse en un vasto espacio textual cuyas dimensiones asombran pero, a la vez, echan luz sobre una visión del mundo y una filosofía de la vida que se mantiene con notable coherencia formal e ideológica. Para él, el teatro, arte de la memoria, es también, y por eso mismo, "el lugar idóneo para examinar el mundo con ojo crítico y para imaginar utopías".
Resumo:
En este trabajo se analiza la relación entre arte y política a través de la poética del artista Edgardo Antonio Vigo en una época convulsionada en términos artísticos y políticos: las décadas de 1960 y 1970. Más que a un nexo en el que el contexto político determina y encuadra la politicidad del arte, se apela a una interpretación en la que esa vinculación es múltiple, compleja e inestable, lo que configura un entramado. Para ello se analizan tres zonas de su obra -la poesía visual, las acciones en el espacio público y la utilización del lenguaje judicial-administrativo en sus producciones-, pues se considera que es posible, a partir de allí, interpretar aspectos centrales de su poética política
Resumo:
En este trabajo se analiza la relación entre arte y política a través de la poética del artista Edgardo Antonio Vigo en una época convulsionada en términos artísticos y políticos: las décadas de 1960 y 1970. Más que a un nexo en el que el contexto político determina y encuadra la politicidad del arte, se apela a una interpretación en la que esa vinculación es múltiple, compleja e inestable, lo que configura un entramado. Para ello se analizan tres zonas de su obra -la poesía visual, las acciones en el espacio público y la utilización del lenguaje judicial-administrativo en sus producciones-, pues se considera que es posible, a partir de allí, interpretar aspectos centrales de su poética política
Resumo:
La revista La lectura (1901-1920) fue la tribuna principal elegida, en España, por el escritor argentino Manuel Ugarte para intervenir en los debates sobre la producción intelectual y literaria latinoamericana. Uno de dichos debates gira en torno a la estética modernista, que motiva su artículo "Las razones del arte social" (1907), en el que responde a una reseña de Angel Guerra (seud. de José Betancort Carrera) publicada en la revista. Allí aparecen sintetizadas las ideas que Ugarte venía elaborando desde 1900: su disputa con la poética modernista ya consagrada; la invención de un arte para el presente, definido a partir de un repertorio vitalista, con ciertos ribetes de higienismo y de evolucionismo; inscripción en la doctrina artístico-social del romanticismo francés, recortada en el ethos militante, con su ingrediente antiintelectualista. Por otra parte, en sus "Crónicas americanas" (1907/1908), el autor se propone dar difusión a las producciones hispanoamericanas. Las crónicas confluyen en la pregunta sobre la medida y la forma en que se podía o debía "utilizar los elementos americanos". En estas colaboraciones mensuales, aparecen los tópicos y principios que Ugarte venía elaborando, esta vez orientados a demostrar que el proceso de constitución de la literatura hispanoamericana moderna ya estaba en marcha. Así, selecciona en sus lecturas casos que le permitan ilustrar su idea de que el modernismo o bien tiene resabios que deben ser superados, o bien ya lo ha sido. Al mismo tiempo, irá exponiendo un programa alternativo: materiales locales, autóctonos; abandono de lo "artificioso"; fundamento último en la doctrina del arte social; en último lugar, estilo "universal", esto es no convencional y moderno -que está asociado a lo europeo. En otras palabras, afirma el valor legítimo dominante, de innovación antes que tradicionalista, pero restándole todo componente vanguardista.
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Con el presente trabajo nos proponemos plantear la teoría dramática de Juan Mayorga (Madrid, 1965) a partir de algunas constantes textuales de sus obras como también de sus aportes críticos a través de ensayos, artículos y entrevistas. Una suerte de ética o moral sostiene todo este teatro, de contenido esencialmente intelectual, en el cual el eje discursivo (temas y motivos de la trama) se aborda desde lo filosófico en tanto el eje dramatúrgico (composición de la estructura dramática) se ordena desde el pensamiento científico. Ese contenido intelectual se expresa y manifiesta en un teatro histórico crítico, mediante ideas clave como la recuperación de la memoria histórica y una aguda reflexión sobre los autoritarismos y los comportamientos humanos que permita movilizar el pasado. En obras como Siete hombres buenos, El jardín quemado y la pieza breve El hombre de oro (Guerra civil), Cartas de amor a Stalin (stalinismo), El traductor de Blumemberg, y Himmelweg (Camino del Cielo) (nazismo), entre otras, Mayorga intenta fundir el teatro histórico con el teatro político como hizo Esquilo con Los persas, con el propósito de "mirar hacia atrás para ser útil hoy". Al representar formas de humillación del hombre por el hombre, dice, nos "fortalecemos en la vigilancia y en la resistencia ante formas de dominación actuales". Ideas, personajes, situaciones, proceden todos de la realidad, de su mirada sobre la realidad histórica, pasada o presente, y se plasman mediante una ilimitada operación de transtextualidad, hacia la "trascendencia textual del texto" (Genette), pocas veces vista en la dramaturgia española. Leer a Juan Mayorga en el drama o en la escena es internarse en un vasto espacio textual cuyas dimensiones asombran pero, a la vez, echan luz sobre una visión del mundo y una filosofía de la vida que se mantiene con notable coherencia formal e ideológica. Para él, el teatro, arte de la memoria, es también, y por eso mismo, "el lugar idóneo para examinar el mundo con ojo crítico y para imaginar utopías".
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La revista La lectura (1901-1920) fue la tribuna principal elegida, en España, por el escritor argentino Manuel Ugarte para intervenir en los debates sobre la producción intelectual y literaria latinoamericana. Uno de dichos debates gira en torno a la estética modernista, que motiva su artículo "Las razones del arte social" (1907), en el que responde a una reseña de Angel Guerra (seud. de José Betancort Carrera) publicada en la revista. Allí aparecen sintetizadas las ideas que Ugarte venía elaborando desde 1900: su disputa con la poética modernista ya consagrada; la invención de un arte para el presente, definido a partir de un repertorio vitalista, con ciertos ribetes de higienismo y de evolucionismo; inscripción en la doctrina artístico-social del romanticismo francés, recortada en el ethos militante, con su ingrediente antiintelectualista. Por otra parte, en sus "Crónicas americanas" (1907/1908), el autor se propone dar difusión a las producciones hispanoamericanas. Las crónicas confluyen en la pregunta sobre la medida y la forma en que se podía o debía "utilizar los elementos americanos". En estas colaboraciones mensuales, aparecen los tópicos y principios que Ugarte venía elaborando, esta vez orientados a demostrar que el proceso de constitución de la literatura hispanoamericana moderna ya estaba en marcha. Así, selecciona en sus lecturas casos que le permitan ilustrar su idea de que el modernismo o bien tiene resabios que deben ser superados, o bien ya lo ha sido. Al mismo tiempo, irá exponiendo un programa alternativo: materiales locales, autóctonos; abandono de lo "artificioso"; fundamento último en la doctrina del arte social; en último lugar, estilo "universal", esto es no convencional y moderno -que está asociado a lo europeo. En otras palabras, afirma el valor legítimo dominante, de innovación antes que tradicionalista, pero restándole todo componente vanguardista.
Resumo:
Con el presente trabajo nos proponemos plantear la teoría dramática de Juan Mayorga (Madrid, 1965) a partir de algunas constantes textuales de sus obras como también de sus aportes críticos a través de ensayos, artículos y entrevistas. Una suerte de ética o moral sostiene todo este teatro, de contenido esencialmente intelectual, en el cual el eje discursivo (temas y motivos de la trama) se aborda desde lo filosófico en tanto el eje dramatúrgico (composición de la estructura dramática) se ordena desde el pensamiento científico. Ese contenido intelectual se expresa y manifiesta en un teatro histórico crítico, mediante ideas clave como la recuperación de la memoria histórica y una aguda reflexión sobre los autoritarismos y los comportamientos humanos que permita movilizar el pasado. En obras como Siete hombres buenos, El jardín quemado y la pieza breve El hombre de oro (Guerra civil), Cartas de amor a Stalin (stalinismo), El traductor de Blumemberg, y Himmelweg (Camino del Cielo) (nazismo), entre otras, Mayorga intenta fundir el teatro histórico con el teatro político como hizo Esquilo con Los persas, con el propósito de "mirar hacia atrás para ser útil hoy". Al representar formas de humillación del hombre por el hombre, dice, nos "fortalecemos en la vigilancia y en la resistencia ante formas de dominación actuales". Ideas, personajes, situaciones, proceden todos de la realidad, de su mirada sobre la realidad histórica, pasada o presente, y se plasman mediante una ilimitada operación de transtextualidad, hacia la "trascendencia textual del texto" (Genette), pocas veces vista en la dramaturgia española. Leer a Juan Mayorga en el drama o en la escena es internarse en un vasto espacio textual cuyas dimensiones asombran pero, a la vez, echan luz sobre una visión del mundo y una filosofía de la vida que se mantiene con notable coherencia formal e ideológica. Para él, el teatro, arte de la memoria, es también, y por eso mismo, "el lugar idóneo para examinar el mundo con ojo crítico y para imaginar utopías".