9 resultados para Acusativo

em Memoria Académica - FaHCE, UNLP - Argentina


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¿Qué ontología es más conveniente al psicoanálisis lacaniano? La razón de mi pregunta tiene que ver con un diagnóstico compartido entre varios colegas sobre la situación actual del psicoanálisis lacaniano. Para decirlo sencillamente, ese diagnóstico establece que los desarrollos formales de Lacan en torno al concepto de sujeto se han ido perdiendo en el lacanismo a consecuencia de haberse plegado a los términos clásicos de la metafísica. O, para decirlo aún más sencillamente, el concepto de sujeto de Lacan terminó por confundirse con la idea de individuo. ¿Por qué sucede esta cesura si, precisamente, Lacan se ocupó todo el tiempo de diferenciarlos? Conforme con ciertos desarrollos de la ciencia contemporánea, diremos que existe en Occidente una orientación hacia la substancialización de toda idea o concepto, a suponer para todo ente la presencia de una substancia material que da cuenta de su existencia en el mundo. La hipótesis que sostendré, entonces, y que intentará explicar dicha orientación reza de la siguiente manera: la ontología clásica (desde Aristóteles hasta avanzado el siglo XX) ha sidopensada y conceptualizada de tal forma que, en general, la ciencia devino con una fuerte orientación hacia el pensamiento substancial. ¿Por qué plantear el problema de la ontología? Porque considero que el psicoanálisis lacaniano, si pretende ser fiel a la novedad fundada por Lacan en torno al concepto de sujeto, hoy más que nunca debe repensar la ontología sobre la cual funcionan sus conceptos fundamentales. Por ejemplo, toda la potencialidad de lasubversión llevada a cabo por Lacan en torno al concepto de sujeto se vería reducida si su formalización se efectuara a partir de la ontología clásica. Porque la ontología clásica supone, entre otras consecuencias formales, las ideas de identidad y de profundidad (tridimensionalidad). Una orientación de pensamiento contraria a la que Lacan propuso para pensar su concepto de sujeto. Koyré sostuvo que nuestro sentido común es medieval, yo agregaría que nuestro sentido común supone formalmente una ontología clásica, es decir, euclidiana, aristotélica y substancialista. En lo relativo a la configuración de esta ontología clásica, euclidiana, que hace sentido común, no sólo juega un papel la consolidación del verbo ser como cópula en la estructura de las lenguas indoeuropeas sino que también incide el sistema nominativo acusativo. La estructura gramatical de las lenguas indoeuropeas establece a través de los universales cierta relación, quizá de semejanza, entre los verbos ser y estar. Serna Arango (2007) dice que este paso también es clave en la consolidación de la ontología euclidiana, y que podríamos remontar ese paso a través del estudio de tres maniobras acontecidas en la historia de Occidente. La primera fue a través del enunciado atributivo que tuvo lugar con la función sintáctica del verbo ser como cópula. La segunda, cuando Aristóteles postuló la relación del ser con la substancia, cuando en su metafísica preguntaba qué era el ente. Y esa pregunta equivalía a qué es la substancia. No ha sido una casualidad que el concepto de ousía derivara hacia el concepto de ser hasta homologarse. Benveniste, en Categorías del pensamiento y categorías de la lengua (1999), hace mención a que, sin duda, fue desde una reflexión filosófica sobre el ser de donde surgió el sustantivo abstracto derivado del ser. Ello es lo que hemos visto crearse en el curso de la historia, sostiene Benveniste, primero en el pitagorismo dorio y en Platón y después con Aristóteles. La tercera maniobra también alude a Aristóteles, a cuando este definió ousía como hipokeimenon, es decir, ousía como sujeto, como substrato último de toda cualidad y como género. En la Metafísica, Aristóteles expone que la 'substancia se dice en dos sentidos: el sujeto último, que ya no se predica de otro y lo que, siendo algo determinado, también es separable' (Aristóteles, 2007:248)

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El objetivo de este trabajo es comenzar una indagación en la variación de pronombres clíticos acusativos átonos que se hallan vaciados de distinción genérica. En el uso del español de la Argentina, observamos las siguientes expresiones con clíticos acusativos átonos en un mismo hablante: 1.Mi juego es pasarla bien: ir ensayar y bailar. 2.Estoy re enfocada en pasarlo bien. Nos interesa comenzar a indagar en qué casos el hablante elige la forma masculina y en qué casos la femenina. Y, ya que el referente en el discurso queda descartado, ¿cuál es el significado básico de las formas lo y la?, ¿en qué contextos se usa una y otra?, ¿qué quiere comunicar el hablante cuando usa una y cuando usa otra? Con respecto al corpus, las formas en variación que aquí estudiamos pertenecen al registro coloquial. Por este motivo, hemos seleccionado un corpus compuesto por blogs, artículos periodísticos de interés general, entrevistas y foros de discusión de la Argentina.

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¿Qué ontología es más conveniente al psicoanálisis lacaniano? La razón de mi pregunta tiene que ver con un diagnóstico compartido entre varios colegas sobre la situación actual del psicoanálisis lacaniano. Para decirlo sencillamente, ese diagnóstico establece que los desarrollos formales de Lacan en torno al concepto de sujeto se han ido perdiendo en el lacanismo a consecuencia de haberse plegado a los términos clásicos de la metafísica. O, para decirlo aún más sencillamente, el concepto de sujeto de Lacan terminó por confundirse con la idea de individuo. ¿Por qué sucede esta cesura si, precisamente, Lacan se ocupó todo el tiempo de diferenciarlos? Conforme con ciertos desarrollos de la ciencia contemporánea, diremos que existe en Occidente una orientación hacia la substancialización de toda idea o concepto, a suponer para todo ente la presencia de una substancia material que da cuenta de su existencia en el mundo. La hipótesis que sostendré, entonces, y que intentará explicar dicha orientación reza de la siguiente manera: la ontología clásica (desde Aristóteles hasta avanzado el siglo XX) ha sidopensada y conceptualizada de tal forma que, en general, la ciencia devino con una fuerte orientación hacia el pensamiento substancial. ¿Por qué plantear el problema de la ontología? Porque considero que el psicoanálisis lacaniano, si pretende ser fiel a la novedad fundada por Lacan en torno al concepto de sujeto, hoy más que nunca debe repensar la ontología sobre la cual funcionan sus conceptos fundamentales. Por ejemplo, toda la potencialidad de lasubversión llevada a cabo por Lacan en torno al concepto de sujeto se vería reducida si su formalización se efectuara a partir de la ontología clásica. Porque la ontología clásica supone, entre otras consecuencias formales, las ideas de identidad y de profundidad (tridimensionalidad). Una orientación de pensamiento contraria a la que Lacan propuso para pensar su concepto de sujeto. Koyré sostuvo que nuestro sentido común es medieval, yo agregaría que nuestro sentido común supone formalmente una ontología clásica, es decir, euclidiana, aristotélica y substancialista. En lo relativo a la configuración de esta ontología clásica, euclidiana, que hace sentido común, no sólo juega un papel la consolidación del verbo ser como cópula en la estructura de las lenguas indoeuropeas sino que también incide el sistema nominativo acusativo. La estructura gramatical de las lenguas indoeuropeas establece a través de los universales cierta relación, quizá de semejanza, entre los verbos ser y estar. Serna Arango (2007) dice que este paso también es clave en la consolidación de la ontología euclidiana, y que podríamos remontar ese paso a través del estudio de tres maniobras acontecidas en la historia de Occidente. La primera fue a través del enunciado atributivo que tuvo lugar con la función sintáctica del verbo ser como cópula. La segunda, cuando Aristóteles postuló la relación del ser con la substancia, cuando en su metafísica preguntaba qué era el ente. Y esa pregunta equivalía a qué es la substancia. No ha sido una casualidad que el concepto de ousía derivara hacia el concepto de ser hasta homologarse. Benveniste, en Categorías del pensamiento y categorías de la lengua (1999), hace mención a que, sin duda, fue desde una reflexión filosófica sobre el ser de donde surgió el sustantivo abstracto derivado del ser. Ello es lo que hemos visto crearse en el curso de la historia, sostiene Benveniste, primero en el pitagorismo dorio y en Platón y después con Aristóteles. La tercera maniobra también alude a Aristóteles, a cuando este definió ousía como hipokeimenon, es decir, ousía como sujeto, como substrato último de toda cualidad y como género. En la Metafísica, Aristóteles expone que la 'substancia se dice en dos sentidos: el sujeto último, que ya no se predica de otro y lo que, siendo algo determinado, también es separable' (Aristóteles, 2007:248)

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En nuestro dialecto se registra un fenómeno con algunos verbos; consiste en que un verbo ditransitivo pasa a comportarse como transitivo, más precisamente, el primer objeto (OD) se elide y el segundo (OI) se expresa en acusativo: 1) Le robaron dinero a Juan; 2) Lo robaron a Juan. La hipótesis que formulamos para intentar explicar este cambio tiene varios aspectos: Se trata de un fenómeno que se presenta en nuestro dialecto debido a que admite doblado de clíticos acusativos. Se produciría un cambio en la estructura argumental del verbo, dando lugar a dos elementos léxicos distintos. Desde el punto de vista de Jaume Mateu i Fontanals (2002)1 tendríamos dos constructos semánticos con diferencias sintácticas y semánticas. Cambia el grado de afectación de los argumentos, si consideramos que el evento expresado por los verbos ditransitivos relaciona tres entidades, una entidad Causante, una afectada directamente y una tercera afectada en forma indirecta. Este cambio se origina en el hecho de que en español solo la 3ra. persona tiene marca de caso para acusativo (lo/la) distinta del dativo (le), mientras que en 1ra. y 2da. persona la misma forma expresa ambos casos, me y te, respectivamente. 3) Me/te robaron dinero; 4) Me/te robaron

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En nuestro dialecto se registra un fenómeno con algunos verbos; consiste en que un verbo ditransitivo pasa a comportarse como transitivo, más precisamente, el primer objeto (OD) se elide y el segundo (OI) se expresa en acusativo: 1) Le robaron dinero a Juan; 2) Lo robaron a Juan. La hipótesis que formulamos para intentar explicar este cambio tiene varios aspectos: Se trata de un fenómeno que se presenta en nuestro dialecto debido a que admite doblado de clíticos acusativos. Se produciría un cambio en la estructura argumental del verbo, dando lugar a dos elementos léxicos distintos. Desde el punto de vista de Jaume Mateu i Fontanals (2002)1 tendríamos dos constructos semánticos con diferencias sintácticas y semánticas. Cambia el grado de afectación de los argumentos, si consideramos que el evento expresado por los verbos ditransitivos relaciona tres entidades, una entidad Causante, una afectada directamente y una tercera afectada en forma indirecta. Este cambio se origina en el hecho de que en español solo la 3ra. persona tiene marca de caso para acusativo (lo/la) distinta del dativo (le), mientras que en 1ra. y 2da. persona la misma forma expresa ambos casos, me y te, respectivamente. 3) Me/te robaron dinero; 4) Me/te robaron

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En nuestro dialecto se registra un fenómeno con algunos verbos; consiste en que un verbo ditransitivo pasa a comportarse como transitivo, más precisamente, el primer objeto (OD) se elide y el segundo (OI) se expresa en acusativo: 1) Le robaron dinero a Juan; 2) Lo robaron a Juan. La hipótesis que formulamos para intentar explicar este cambio tiene varios aspectos: Se trata de un fenómeno que se presenta en nuestro dialecto debido a que admite doblado de clíticos acusativos. Se produciría un cambio en la estructura argumental del verbo, dando lugar a dos elementos léxicos distintos. Desde el punto de vista de Jaume Mateu i Fontanals (2002)1 tendríamos dos constructos semánticos con diferencias sintácticas y semánticas. Cambia el grado de afectación de los argumentos, si consideramos que el evento expresado por los verbos ditransitivos relaciona tres entidades, una entidad Causante, una afectada directamente y una tercera afectada en forma indirecta. Este cambio se origina en el hecho de que en español solo la 3ra. persona tiene marca de caso para acusativo (lo/la) distinta del dativo (le), mientras que en 1ra. y 2da. persona la misma forma expresa ambos casos, me y te, respectivamente. 3) Me/te robaron dinero; 4) Me/te robaron